Informe Semanal Opus Dei

Qué mal ha envejecido nuestro modo de vida "ordinario", exactamente como se muestra en este documental era el centro o los centros en los que viví, todo lo mismo pero en chica.

Solo hace 30 años y se ve "viejuno". Dábamos la impresión de haber nacido en Mongolia. La abducción mental es lo que tiene, se te para el pensamiento y no razonas, repites consignas oídas a tus mayores sin relación con tu experiencia y realidad. Si eres nume del montón el día a día es una pena de experiencia, pero como viene de Dios y El lo quiere se acepta sin rechistar.

Me impresiona ver a Agustina con 30 años menos. Agustina ya criticaba mientras yo era una nume ejemplar, o eso me parecía a mí. no lo era, no era de fiar cien por cien para las altas jerarquías como se demostró en tantas ocasiones en las que prescindieron de mi persona para según que cargos y encargos.

Agustina ya era consciente en este 1992 que el pecado opus es el pecado de idolatría, se endiosa al founder, porque así lo exigió, y a partir de ahí, a sus representantes en la persona de los directores. Todo lo que salía de sus bocas era la Biblia, indiscutible. En cosas graves y fundamentales de la existencia, como en cosas absolutamente banales y estúpidas. Dios les daba la gracia. Farsantes totales.

 

¡Qué lejos estaba en 1992 de pensar que un día acabaría fuera! desconocía el mundo de los ex y las miserias que hacen pasar al que pone en solfa una coma de la ley. No tenía tiempo para pensar ni valorar que aquella directora de aquel tiempo no valía un céntimo como charlista, un auténtico caballo, como me dijeron una vez y me impresionó porque la describe tal cual. Hacía sufrir, era una gran orgullosa, yo no entiendo qué le veían para ponerla a mandar. A mi pobre madre la crucificó en un trabajo que tuvo que desempeñar junto a ella. A las dos nos machacó, después de ella la vida me machacaría más, pero como directora de todos los centros en los que he estado fue la peor.

Hoy veo estas escenas y me parecen como de otro planeta. Lamento profundamente los casi 20 años perdidos en ese submundo, engañada hasta las trancas. Creyendo la misión divina, la elección divina...qué duro y difícil salir de ahí, enfrentando a todo lo que se me puso por delante. Empezando  por los de "mi sangre", fue bárbaro. 

Enfilando la vejez, me alegro de los 20 años que llevo fuera, y espero disfrutar lo que me quede de vida sin trampas ni cadenas ideológicas.