ALGODONES EN CONSERVA

 A instancias del P. Escrivá nos obligaban a ser muy minuciosas en este trabajo fundamentalmente doméstico. Me acuerdo que una vez avisaron que el Padre venía de Roma para algo muy importante, ¡qué nervios! Nos reunieron a todas las directoras de España en la Pililla y entró el P. Escrivá y cual no sería mi asombro cuando lo que venía a decirnos era que en las casas de la sección masculina no se comía bien,

que había que poner más riqueza en las comidas, que había gente mayor en la Obra que no podían comer como muchachos, por tanto, la carne había que servirla con guarniciones diferentes. Ahí acabó todo lo que nos tenía que decir, ni siquiera una oración en común. Salió por la puerta y cada directora en avión a su casa a cumplir órdenes.

Todos los pertenecientes sabíamos que la obra no era una finalidad en sí misma. Nunca oí hablar en términos universales de la Iglesia ni de servicio a los pobres ni de los problemas de la humanidad. La obra al ser perfecta no tenía necesidad de mejorar en nada ni se tenía que reformar jamás. (Para los reformistas que surgen como champiñones: la no reforma es fundacional "tan de Dios como todo lo demás". Imprudentes palabras la de este founder porque la vida humana es puro cambio, evolución y desarrollo...salvo él y sus cosas.)

Aquí estaba todo atado y bien atado.

El trabajo en las residencias de estudiantes o en las las de la sección masculina era agotador. Había que hacer un homenaje a las numerarias y sirvientas que se han dedicado a estos menesteres, porque eso es una pura aniquilación con un desprecio total por parte de los numes que nunca valoraron este trabajo. Nos comunicábamos por un telefonillo con los directores de las casas a los cuales no se podía contradecir, A mí me solían decir: "la comida mal, el aperitivo mal, la ropa mal, en fin, todo mal". Supongo que los tiempos habrán cambiado algo y no tratarán así a las numes, aunque yo pienso que siguen viviendo como duques.

Por parte de las superioras había un fanatismo hacia la figura del founder rayaba en la idolatría y el ridículo. Estando yo una vez en Roma comentaron delante de mí en el planchero que se guardaban los algodones que se usaban para ponerle las inyecciones por si algún día podían ser una reliquia. Ya se estaba viviendo su beatificación.

El periodista Emilio Romero comentó un día que el P. Escrivá le parecía un cura de pueblo. Pues bien, presenciando un programa de tv salió Romero y a mí me gustó y así lo comenté: la directora se puso a llorar diciéndome cómo era posible que me gustara un señor que había hablado mal del Padre.

Yo creo que la pobreza que se vivía en la o era mentira y engañosa. Un aristócrata español me decía con mucha gracia: "Me gusta mucho el od, porque se bebe el whisky con espíritu de agua": Y creo que estaba muy bien explicado porque esa pobreza de espíritu adaptado a la categoría humanad e la O ni era pobreza ni era nada. No dudo de que habría personas que querrán vivir la virtud de la pobreza pero hay otras, que visten de modisto, llevan unos trajes carísimos porque así representan mejor al Opus, y desde luego no han sentido nunca la carencia de muchas cosas que tienen los verdaderos pobres.

Cuando el p Escrivá venía a España el derroche era increíble porque cuando se trataba de él no se miraba el dinero para nada "porque Padre solo hay uno" se decía. Conozco a una persona que estuvo a punto de marcharse de la obra, porque en uno de esos viajes la habían tenido 3 días buscando merluza de pincho para su comida. Una vez el p. Escrivá dijo "si fuerais listas y pillas me daríais  vino de marca en una jarra de agua, para que yo no lo note". Para mandarle a Roma he comprado las cosas más caras de Madrid, frutas fuera de época, almendras dulces que solo había en un sitio determinado, (por cierto, un día fui a comprar unos caramelos y me dijo "yo a ud le conozco, compraba grandes cantidades de aquello tan carísimo"). Todo esto se enviaba a Roma para que el p. Escrivá lo diera en las tertulias.

Otra vez hicieron su primera comunión los sobrinos del founder en Molinoviejo. Aquello se convirtió en una floristería, tales eran los centros de flores que allí había, y que además no se traían de Segovia que está al lado, sino de Burguinón que era la tienda más cara de Madrid. Y en la despensa se hicieron toda clase de pequeños dulces para que los sobrinos pudieran tomar todo aquello que les apeteciera.

(Lo llaman desprendimiento de la familia de sangre.)

A mí me salvó el poder hablar con otras personas, lo que estaba terminantemente prohibido y el contrastar pareceres. Yo veía que esa pobreza no era cristiana y me angustiaba mucho, yo soy de clase media y desde luego no había vivido nunca a ese nivel.

Yo no he convivido nunca con el p Escrivá, le ví bastantes veces y he oído las cosas que decía, pero he visto el reflejo de su forma de ser en su Obra. Me llamó siempre la atención su falta de humildad, me parecía una persona dura, fría, distante y con una exigencia dictatorial. Un cristiano muy jansenista, como antes de Trento, sin ninguna ternura. Y como mujer me repelía.

Tengo la certeza de que no era un santo, si por santidad se entiende una identificación con el evangelio de Jesús. No lo es, no lo es aunque se beatifique. Ni lo que ha dicho, ni lo que ha hecho vivir son motivos de ejemplo a otros cristianos y siento muchísimo que la Iglesia lo beatifique porque está perdiendo mucha credibilidad. Siempre pensé que si a este hombre lo beatificaban yo me iría de la Iglesia, pero no me voy a ir por nada porque creo que la Iglesia es de los pobres y de los que sufren y de los que conservan la fe en Cristo. Pero la Iglesia va a perder mucha credibilidad y puede ser un escándalo, ya lo es, y esto recordando las palabras del Evangelio que dicen "si escandalizáis a uno de estos pequeños..."

Las personas que se van del Opus normalmente no hablan porque se les tiene mucho miedo. Porque aparte de que te dejan en la calle te pueden calumniar y quitar la honra y la fama. Porque así lo han hecho varias veces.

Blanca Ortiz de las Heras



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