SOMOS CONSTANTINIANOS

 Sigue Comín en 1965 a propósito del tema: 

Espíritu de penitencia: lo que me sorprende es que Juan Gomis no distinga en este punto, al hacer su crítica comparativa. De acuerdo que muchas órdenes religiosas y organizaciones católicas han caído en la tentación constantiniana. 

Emperador Constantino, "legalizó" la Iglesia y la hizo sucesora del Imperio Romano.

Pero creo que para ellas fue una desviación, una caída que en muchos casos se ha podido revisar y enderezar al menos en parte. Pero en el caso del Opus no ha sido desviación, peligro de haber llegado con frecuencia a los terrenos del poder y del dinero, sino elección de esos medios, voluntad decidida de conquista de los medios sociales que les permitiera imponer sus criterios apostólicos. Nadie va a dudar de la excelencia de la vida personal de sus miembros y del espíritu de sacrificio que aceptan de puertas para adentro. Pero la organización como tal, en lo que podemos conocerla, su voluntario pseudo-secreto hace difícil la verificación de muchos problemas que sería conveniente debatir con mayor claridad, aparece como una organización decidida a apoderarse de resortes significativos en el campo político, financiero y cultural.

Por otra parte, los miembros del od han agudizado su espíritu de pertenencia a la "Obra". Esto resulta expresivo a las pocas horas de tratarlos o de leerles. Y ya que Juan Gomis establece comparaciones, recuerdo ahora una anécdota significativa. A raíz de ciertos acontecimientos ocurridos en la Universidad de Barcelona, en los que cientos de estudiantes del od reaccionaron con cierta violencia contra lo que consideraban ofensas intolerables contra su organización, uno de ellos tuvo una conversa con un monje cisterciense. 

Este monje nos contaba más tarde: "Pregunté al muchacho  por  qué habían reaccionado tan violentamente y me contestó: "¿Si ofenden a su madre, no la defendería? pues eso es lo que ha pasado. Para nosotros la "Obra" es nuestra madre." A lo que el monje añadió: "la verdad es que no lo entendía, para mí la madre es la Iglesia y el Císter, en todo caso, es una tía muy lejana, muy lejana..."

Este monje llevaba en aquellos momentos más de 18 años en el monasterio. Pienso que no es casual el que un monje del Císter vea su orden como una tía muy lejana y uno del Opus vea la Obra com su madre. Se halla también inscrito en la visión voluntariosa de la organización. 

A grito abierto. Finalmente, existen razones históricas que han favorecido el florecimiento del OD. Se ha desarrollado y crecido en una situación concreta de la historia española, al calor de unas tendencias integristas arraigadas en diversos ambientes españoles. Que el Opus haya podido florecer gracias a muchos de nuestros defectos, y virtudes naturalmente, domésticos, no quita parra que ofrezca peculiaridades de raíz. No es casual que la Universidad del Opus se haya instalado en Pamplona, donde la tradición integrista, secular en los ambientes carlistas, tiene mayor vigor y fuerza que en ninguna otra región de España.

 

Pero observado en el contexto de la Iglesia universal, es grave que cuando precisamente se iniciaba la liquidación de la era constantiniana, como hemos señalado y los teólogos y gran parte del laicado y tantos obispos ponían bases del examen de conciencia eclesial que ha llevado al Concilio y a proclamar la Iglesia  como la Iglesia de los pobres surja precisamente una nueva organización que trata precisamente de desempolvar todos loso vicios del constantinismo: poder, riqueza, confusiones entre lo temporal y lo espiritual. 

De acuerdo Juan Gomis, una vez más, con las desviaciones de todos. Pero ciertas desviaciones pueden comprenderse mejor a la luz de la historia de otros tiempos, -edad media o contrarreforma, por ejemplo- y se hacen difícilmente comprensibles en plena mitad del s. XX, cuando la conciencia histórica de los errores eclesiales se proclama a grito abierto y cuando Juan XXIII, Pablo VI y el Concilio insisten e la necesidad de reformarse. ¿No es necesario matizar de esta manera? Por otra parte pienso que es muy posible que los jesuitas o los franciscanos o los hermanos de Focauld se desvíen en su acción apostólica, individual o colectivamente, pisando  aquellos terrenos peligrosos del poder y del dinero. Pero siempre en sus orígenes encontraremos una espiritualidad manifiesta y diversa de la del Opus ¿No hay acaso una distancia considerable a la luz evangélica, de los escritos de san Benito, de san Ignacio o del padre Foucauld a las consideraciones espirituales de Camino? ¿por qué no señalarlo? 

Diálogos de familia. Comprendo que con el Opus hay que convivir como con cualquier otra expresión de religiosidad que nos parece incompleta o con lagunas o con desviaciones importantes. No somos quién para juzgar ni para prescindir de otros. Pero hay que convivir en un plano de igualdad. Y el problema surge cuando comprobamos que el Opus procura a sus miembros una superioridad de hecho, una superioridad financiera, profesional, etc... que hace el diálogo desigual y, a veces, injusto. Por otra parte, ¿cómo conciliar esa superioridad de hecho, extendida casi masivamente entre sus miembros, con la elección del último lugar que señala Cristo en el Evangelio?

Quedan estas notas como testimonio de mi afecto por unos hermanos que temo no comprendan las dificultades que los que no somos del opus tenemos para comprender su trayectoria (....) 

Alfonso Comín en la revista El Ciervo, 1965. 

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