MISERICORDIA

 Corrupción en la justicia, corrupción a niveles desmesurados en la droga nacional Barçagate. Solo alegrías. Todo encaja en este escenario, el que no corre vuela en el deporte de la estafa, el engaño y el apaño entre "amigos". España,  el país de los "amigos". Se me erizan todos los pelos del cuerpo cuando oigo una vez más el uso prostituido y prostituyente de la palabra "amigo". No sois amigos, si acaso colegas, compinches, colaboradores en el mal. 

Pero ya decía C.S Lewis, autor altamente estimado allá dentro, que los amigos son los que buscan el bien juntos. No se miran uno a otro como los enamorados, sino al frente, persiguiendo un buen fin. Etica a Nicómaco constituye la gran referencia clásica de la amistad.

No me alegro de los males que aquejan a mi país, solo respiro con cierto alivio porque comprendo en este plan que llevamos, lo habitual es caer en una u otra estafa que beneficia a unos pocos. 

Cui prodest?

La pregunta que hay que hacerse y que tiene fácil respuesta si uno mira particularmente a mi tierra natal. Yo no sé cómo se puede vivir así por un plato de lentejas, un puestecito universitario no merece una conciencia, en serio, no lo merece. Dejo las consideraciones ético-morales.

Aplaudo esta publicación que nos los pone en su sitio, las cuentas claras. Nunca estuvieron. La contabilidad transparente no es santificada.

Se pronunció sobre el tema Alfonso Comín, que si no me equivoco era un "cristiano comunista", se funden los plomos de cualquier opusino de pro al juntar estas dos palabras. Hoy a mí no se me funden porque veo las conexiones básicas, de base, siempre y cuando se entienda que una dimensión esencial del cristianismo es la preocupación por los desfavorecidos, cosa que entonces nos irritaba sobremanera. Los desfavorecidos servían  momentáneamente para hacer visitas de pobres, no para preocuparse por la justicia y la igualdad sociales. Si acaso para "usar" la visión de su desgracia que moviera la generosidad del futuro aspirante a "hacer algo" por "mejorar el mundo", como por ejemplo pedir la admisión como nume. Gran contradicción porque en cuanto que nume los pobres, en nuestro caso pamplonés las viejecitas de la Santa Casa de Misericordia allí alojadas,  iban a desaparecer del radar.

Qué artificiales aquellas visitas. Sin vergüenza ninguna, Carmen, estudiante entonces de periodismo, a la que apodaban "la pulga", nos llevaba después o antes de la meditación del sábado a la Misericordia.  Actividad intergeneracionalSiguen con las mismas tácticas, increíble pero cierto

 

Mis planes sabatinos adolescentes eran la milk...Podía haber ido al monte, al esquí, a una sociedad protectora de animales o naturaleza,...o cualquier actividad formativa y entretenida. No a la disco, no lo lamento, sí lamento no haber hecho más deporte por perder el tiempo en aquellos enredaderos pseudoapostólicos y pseudoespirituales. El destino es terrible. No tenía escapatoria.

Dice Alfonso Comín: pasé del asombro a la indignación, esta situación nos había llevado a muchos de nosotros a leer el libro-raíz que inspiraba tanto ardor proselitista en los compañeros insistentes. La verdad es que yo deseaba penetrar el origen de tal poder de persuasión. La lectura de Camino fue para mí una experiencia inolvidable. Pasé del asombro a la santa indignación, para utilizar una frase querida al recio lenguaje de EdB y de otros espiritualistas de la época.

Inevitablemente me pregunté (y conmigo otros amigos que estaban también tratando de entender cómo podía escribirse una obra así en el s. XX): ¿Quién será el personaje capaz de haber redactado semejante itinerario de consejas religiosas? ¿Cómo habrá logrado esta zona de influencia en nuestra sociedad en base a semejante carrera de tales 999 exclamaciones espirituales?....

En este libro se hallan muchas respuestas a la cuestión ¿pero qué es el "opus dei"? qué tantos nativos y extranjeros han venido haciendo hasta hoy. No todas las respuestas, por supuesto. Pero confieso que, al menos yo, que desde que leí Camino no había dejado de preguntarme por la ardorosa personalidad y por el poder de persuasión del autor del nuevo Kempis, traducidos a decenas de idiomas y difundido más allá de los dos millones y medio de ejemplares, he podido entender no pocas de sus fisonomías hasta ahora solo entrevistas en la sombra de los grandes edificios que lo arropan. 

(Escrito aparecido en El Ciervo, enero de 1965)

Juan tiene razón al solicitar caridad en las críticas al Opus. Debe haber caridad aquí, como en toda crítica. Pero es indudable que esta confusión plantea problemas complejos y difíciles de discernir en nuestro país, donde la pasión puede ir más allá que el amor a la verdad. ¿Quìén va a dudar de que el Opus cuenta en su haber con múltiples aciertos? Antes de pasar a las críticas que deseo hacer podría empezar exponiendo un balance de sus éxitos. Pero como sus miembros hace tiempo que tienen ocasión de exponerlos en sus diversas explicaciones y en otras ajenas, recientemente lo han hecho en Signo, lo hicieron hace algunos años en La Vanguardia, etc, cuento con que el lector los conocerá.

¿Puedo señalar ahora, simplemente, mi admiración por Raimundo Paniker, por su labor en la editorial Patmos, cuando nada apenas se conocía en España sobre la espiritualidad europea, él inició el camino, la aventura de dar a conocer ciertos pensamientos, el respeto íntimo que me provoca su avance solitario, animoso, que abre hacia la India la filosofía occidental y la teología de la Iglesia y que en medio de lo hindú enraíza existencialmente lo cristiano" como ha señalado von Balthasar?

Pero el espacio periodístico nos limita y debo plantear ahora los problemas que me preocupan esencialmente. Que nadie vea animosidad particular, sino deseo de profundizar en un diálogo duro, en ocasiones difícil.

Diálogo sobre el Opus dei: ¿puedo manifestar mi disconformidad con la nota de Juan Gomis "Sobre el Opus y las organizaciones católicas", publicada en su diario de octubre pasado? Hay un tono en ella que me disgusta personalmente; tan pretendidamente equilibrada y justa que me resulta artificiosa. Pero, sobre todo, la encuentro incompleta y parcial en cuanto al fondo y plena de confusiones.

El problema del Opus nos atañe a todos, por supuesto. Quiero advertir en seguida que me duelen los errores del Opus. No sólo me duelen porque los miembros del Opus son católicos sino simplemente porque son hombres y todo lo humano nos atañe. Y por las implicaciones religiosas que conllevan. Todos los católicos vamos en la misma barca de Pedro...

Juan dice que "todas las organizaciones, también las religiosas, que alcanzan algún éxito y arraigo" llegan "con frecuencia a los terrenos del poder y del dinero". "También le llegó este día a la Iglesia naciente; también a la mayoría de las grandes órdenes", añade. ¿Por qué escandalizarse? Sería farisaico, nos dice. Después habla de la inflación de organizaciones católicas y señala el peligro de que "un benedictino o un jesuita se consideraran antes benedictinos o jesuitas que cristianos; o que un jocista, una mujer de Acción Católica o un miembro del Opus Dei subrayaran más, consciente o inconscientemente, el ser de la JOC de A.C o del Opus que el ser cristiano". Y Juan parece reclamar más caridad en las críticas que se hacen del OPus a la par que señala matizadamente los fallos o debilidades que le parece ver en esta Asociación.

¿Concomitancias integristas? Pero hay aspectos del fenómeno Opus que deben considerarse, y Juan no lo hace: unos son de índole teológica, otros pastorales y espirituales; otros, simplemente históricos. Creo que el Opus plantea serios problemas teológicos desde su obra fundamental, Camino, hasta los textos de sus más conocidos difusores espirituales, como el padre Urteaga, por ejemplo. Para no dar más que una referencia en este sentido señalaré los dos artículos escritos recientemente por Urs von Balthasar, donde el teólogo suizo señala algunas concomitancias de los fundamentos espirituales y teológicos del Opus Dei con la desviación integrista. Siguiendo las consideraciones de Blondel señala von Balthasar que "el integrismo domina en todas partes allí donde la revelación se presenta primariamente como un sistema de proposiciones verdaderas propuestas a las creyentes desde arriba y donde consiguientemente la forma predomina sobre el contenido la forma predomina sobre el contenido, el poder sobre la cruz. 

El integrista se esfuerza por todos los medios, visibles y ocultos, públicos y secretos, en lograr primeramente una posición de poder, político y social, para la Iglesia, con vistas a predicar el Sermón de la Montaña y el Gólgota desde esa fortaleza y desde ese púlpito, ganados a puño. Este primeramente, que a primera vista parece solamente táctico, encierra en sí por fuerza un juicio de valor"

¿No hay inherente en la espiritualidad y en la táctica pastoral del Opus elementos que, cuando menos, rozan las proposiciones que acabamos de reproducir? ¿No es doloroso que en un libro de espiritualidad para seglares se lea, como en Camino, junto a parágrafos acertados, su triste y famosa frase: "El matrimonio es para la clase de tropa y no para el estado mayor de Cristo. Así, mientras comer es una exigencia del individuo, engendrar es exigencia sólo para la especie, pudiendo desentenderse las personas singulares ¿ansia de hijos? Hijos, muchos hijos, y un rastro imborrable de luz dejaremos si sacrificamos el egoísmo de la carne."

¿Y esa respiración militarista, a golpe de tambor, que se desprende de muchas de las páginas de la obra citada? No voy a entrar en detalles, remito al lector a los artículos citados de von Balthasar, y no soy quien para elaborar un análisis; pero sí podemos señalar, al menos, que existe una dificultad teológica en la base del Opus que habría que discutir con mayor libertad de espíritu.

Comentarios

Ricardo Pérez ha dicho que…
En el Opus Dei y en movimientos e Instituciones Integristas dentro de la Iglesia Católica. Movimientos e Instituciones que podemos llamar sectarios, que son muy parecidos a las sectas. La caridad para con el prójimo no existe. Ellos pretenden hacer creer a todos los cristianos feligreses y feligresía que ser educados, mentirosos e hipócritas es tener Caridad cristiana. Pero en mi opinión eso no es caridad cristiana, es mas diría que entendida así la Caridad Cristiana no existe.

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