LOS MEDIOS Y LOS FINES
Puedo decir hablando de Camino, y para matizar mi sentido de la caridad y de la tristeza, que tan sólo dos veces he llegado a llorar de pena por motivos de esta índole, es decir, leyendo un libro que me aparecía incomprensible a la luz del Evangelio?Una de ellas fue leyendo Camino. Tenía 18 ó 19 años. No recuerdo con exactitud. Sabía aún menos cosas de espiritualidad seglar de las pocas que después he podido conocer, pero lo tuve que dejar y preguntarme, entristecido y lloroso:
Por supuesto que esto nada prueba, se trata de una experiencia personal que puede estar motivada por mi incapacidad de penetrar una espiritualidad vigorosa y firme, llena de espíritu militante y triunfalista. La otra vez que lloré de pena fue leyendo El canto del gallo, de Giménez Arnau. Pero no viene al caso.
Elección de medios. Los aspectos pastorales, que se hallan íntimamente ligados con su espiritualidad, por supuesto, se refieren a los medios utilizados por el Opus para el progreso de su labor apostólica. Creo que no será vano afirmar que existe una elección de medios en la tarea apostólica de esta fundación, una elección de medios ricos: poder, riqueza, influencia, conquista de los puestos claves de la sociedad para desde allí cristianizarla, universidades, finanzas, prensa, etc.
Al menos esta elección parece predominar en la experiencia histórica que hasta ahora conocemos del Opus en nuestro país. No queremos decir que sea una elección consciente y única, ni siquiera que ese predominio visible de los medios ricos excluya los otros medios. ¿Cómo vamos a dudar del espíritu de sacrificio y de oración de sus miembros? He podido conocer testimonios ejemplares de ese espíritu, en condiciones nada propicias, vivida con delicadeza y sencillez Pero, por un cúmulo de razones históricas, creo que en el conjunto de la Obra ha habido un deslizamiento insensible a apoyar a medios ricos.
Es posible que el contexto general de nuestro catolicismo les haya empujado a ese deslizamiento. (Pura ignorancia la tuya). Y que con el examen de conciencia conciliar, venga también el del Opus en ese punto. Al fin y al cabo si la Iglesia se ha proclamado la Iglesia de los pobres, el "Opus Dei", como cualquier otra asociación católica, deberá ser la Obra de los pobres.
Muchos de los miembros se han caracterizado por su militancia irrespetuosa para las posiciones ajenas, por su proselitismo inconsiderado y avallasador, y de esto tenemos largas experiencias que contar los que pasamos por las universidades españolas durante los años 50. Es posible que en este terreno haya una revisión: no lo sé. Pero la convicción de que todo lo que no fuera la "Obra" era construir sobre arena, como me dijo un amigo de la organización, era convicción muy extendida entre sus aliados.
De acuerdo que muchas organizaciones religiosas han caído en los terrenos del poder y del dinero. A la misma Iglesia naciente, como señala Juan, le llegó su hora y a la mayoría de las grandes órdenes. Hace años que oímos hablar de la necesidad de liquidar la era constantiniana de la Iglesia y los mejores teólogos de nuestros días se esfuerzan en contribuir a esta liquidación. Precisamente una de las características de la era constantiniana es esta inadecuación de medios y fines, es decir, la confusión creada por el excesivo enfeudamiento de la Iglesia visible en las estructuras del poder y del dinero, y por descuidar lo que es esencial en el mandato evangélico: los medios pobres de la oración, de la vida oculta, del testimonio puro y simple, de ser semilla que muere, de aceptar la cruz en esta tierra...
San Charles de Foucauld, (1858-1916) místico contemplativo
En este punto ha escrito Foucauld unas líneas cristalinas en una carta sobre el apostolado seglar, de 1912: "Ser apóstol, ¿por qué medio? Por los que Dios pone a su disposición (...) por la bondad, la ternura, el afecto fraternal, el ejemplo de la virtud, por la humildad y la mansedumbre siempre atrayentes y tan cristianas (...) Ser caritativo, dulce, humilde, con todos los hombres: esto es lo que hemos aprendido de Jesús: "No ser militante con nadie: Jesús nos enseña a ir como corderos entre lobos, no a hablar con acritud, con rudeza, a injuriar, a tomar las armas.
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