Puesta a punto teológica

Hice un pequeño trabajo en el que salían los fractales, como este de Mandelbrot. Y es que el reciclaje y puesta a punto de mis conocimientos después de salir de la secta me está llevando bastante esfuerzo...

leyendo a Juan Antonio Estrada, he caído en la cuenta de que en mis años universitarios estudié la teodicea del siglo XIX. En los años 1990 a 92 nos explicaban en Pamplona cuestiones obsoletas hasta para el catolicismo. En cuarto de carrera nos dió clase Juan José Rodríguez Rosado, supernumerario, al que no sé que desajuste existencial llevó al suicidio unos pocos años después. Estuve en su funeral celebrado en su parroquia en Pamplona. En mi cuarto de carrera, Rosado tuvo que ser sustituido por Enrique Alarcón, otro profesor más joven, pero la enseñanza iba en la misma línea pasada de moda. En 5º fue Angel Luis González el que nos dió la asignatura.

Ahora leyendo a Estrada, "La pregunta por Dios" me doy cuenta de que todos los que pasamos por el studium del opus necesitamos una puesta al día en teología católica. La teología católica ha abandonado esas propuestas de "solución total" que yo estudié en Navarra no hace tanto tiempo. Eramos un reducto ideológico dentro del mismo catolicismo, se nos enseñaba una teodicea que no hablaba de las grandes catástrofes de la humanidad en el siglo XX (Auschwitz, Hiroshima), situaciones que han cambiado muchas cosas en el pensamiento filosófico. Concretamente en el sector de la teodicea.

La teodicea se plantea la cuestión del mal, como hacer compatible la existencia de un Dios bueno y sabio con el mal en el mundo. Pues bien, las respuestas que se nos daban eran las mismas que se consideraban válidas en la edad media o en la época de Leibniz, como si la historia no hubiera pasado, con planteamientos al margen de la realidad, sin mirar al sufrimiento de millones de seres humanos. Cuando hoy en día no se puede pensar al margen de las catástrofes humanitarias que el hombre mismo ha organizado, es inesquivable.

Y ¡las célebres pruebas de santo Tomás! he tenido que esperar hasta este libro para leer a un teólogo católico que las pruebas no prueban... como dijo san Agustín: "si lo conoces no es Dios".

Me han impresionado muchas cosas de ese libro, por ejemplo, ante esa especie de "Dios proveerá" que lleva a no hacer nada ante las injusticias, me ha gustado leer: "hay que luchar contra el mal en el mundo como si nada dependiera de Dios pero también esperar en él". No hace falta hablar de los dones preternaturales perdidos... ¡cuántas veces en los cursos anuales del opus se habla de la "caída"! de que el hombre perdió los famosos dones... La creencia en Dios no elimina el mal en la vida humana, desvincula a Dios de los males como si fueran designios divinos. No se justifica el dolor ni se achaca a permisividad divina ni se asigna a la resignación o el sin sentido. La experiencia del mal genera deshumanización o ternura, evasión o compromiso, resignación o esperanza.

Resulta que puede haber un cristianismo sin teodicea, con preguntas sin respuesta. En el opus hay respuestas para todo. Me ha encantado la cita de Bloch: "donde hay esperanza hay religión, aunque no siempre donde hubo religión se generó esperanza". Exactamente, opus un mundo religioso sin esperanza, mucha religión, mucha práctica religiosa pero ningún horizonte abierto.

Y el remate de Estrada, es que reconoce que la filosofía no se va a meter a dilucidar si este o aquel dogma son voluntad de Dios. Pero lo que sí éstá capacitada es para dilucidar si una creencia genera crecimiento, hondura y vida en el que asume esa creencia. Leo:

"El cristianismo ofrece una respuesta al sin sentido, no porque te Dios te recogerá al final sino desde una teología de la alianza Dios-hombre contra el mal luchando por no caer en la desesperanza. Hay que generar eternidad en la historia, es decir, implantar el reinado de Dios desde las relaciones personales que hacen que merezca la pena vivirla, comenzando por generar vida para el que sufre."