EL TERROR NO ES EL MIEDO

 A propósito del "Atraco", película en original "Hold up"

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"La primera vez que ví la película  no me llamó la atención. La censura que se ha abatido sobre ella, me ha llamado la atención.

Después los debates estériles pudieron conmigo. Conspiración o no, ¿es ese realmente el problema? Cuando el totalitarismo se viste con el atuendo de la ley ("Seguridad Global"), ya no se puede engañar: hemos pasado al otro lado: A la peor parte de la historia. 

 

Cruzo la frontera italiana.  Mis compañeros me cuentan de la última manifestación en París y Berlín. Pasamos por un cuarto control de pasaportes. La policía me pregunta a voces: “¿Por qué vas a Italia? ¿Qué hacías en París? ¿Por qué París? ¿Qué vas a hacer? ¿Tienes dinero en efectivo? ¿cuánto? ". 

Mis amigos hablan de la alegría de juntarse todos en la manifestación. Alegria que se desintegró de inmediato por "la violencia desinhibida de la policía". Los jóvenes vomitan  envueltos en nubes de gas, las sentadas se barren a golpes, los periodistas son detenidos  manu militare, en las pantallas desfilan las figuras falsas de los medios de propaganda.

 

 Seamos serios: ¿un complot al aire libre sigue siendo una complot? La película "Hold up" tiene el mérito de provocar la reflexión y una apariencia de diálogo al margen del pensamiento único y bien armado. El debate se ha ido evitando dado el arsenal siempre cambiante de preguntas falsas. Seguimos esquivando lo que, en mi opinión, es fundamental: la instrumentalización sistémica del Capital. Esto significa que para comprender la crisis es necesario tener un punto de vista global sobre la dinámica totalizadora de la plusvalía. En otras palabras, objetivo del sistema: obtener ganancias, medios: todos. 

La mecánica está bien establecida. 1) Todo sirve para privatizar, desviar los flujos económicos, desestructurar los tejidos sociales, destruir las identidades, explotar a las clases populares, imponer formas de consumo, militarizar las relaciones sociales, desviar la atención. 

2) Aprovechar todo lo que esté a mano en beneficio propio: Islam, terrorismo, antisemitismo, competencia china, inmigración, populismo, elecciones, un virus, un documental, la lluvia, el buen tiempo, un pedo de rana.

 

 Que el Capital sea un mecanismo de poder que concierne a todos - y no a unos cuantos multimillonarios - no significa que no podamos identificar a quienes apoyan el mesianismo liberal, quienes se resisten a la profecía y quienes no saben muy bien a qué santo encomendarse. Incluso si la vida de cada cual hace que la imagen se mueva y los giros del destino sacuden nuestras creencias, la cuenta bancaria, en general, decide la ideología adoptada. 

 

Pero no solo. El sistema de mercado ha colonizado tanto nuestro estilo de vida que es difícil dar un paso atrás para ver, oler y pensar de manera diferente. Sin embargo, esta comprensión de la realidad es esencial para librarse de las garras de la mercancía. Más que avivar el debate, sugiero retomar ciertos temas del documental y mostrar sus vínculos. Espero poner en evidencia la coherencia inflexible del Capital que, tendiendo a desmaterializarse, realiza nuestra civilización.

 

1. Política sanitaria:

 

 Entre monólogo y declaración oficial, el ministro deja caer en  la Asamblea Nacional que no tiene las cosas claras. En su defensa: a fuerza de sofisticación, se vuelve difícil no desorientarse: "Está comprobado que la mascarilla no protege de la gripe" dijo en febrero. Pero, oh milagro científico, funciona protege del Covid 19. ¡En forma! ¡Qué dominio del ... marketing! Cualquier coincidencia entre la realidad y el marketing es recibida con estruendosos aplausos, que suenan rítmicos, en un ritmo casi perfecto.  ¿Están los diputados  controlados a distancia? Las máscaras son solo la parte "visible" de una política de salud implementada desde 1945.

 

 Al revés de lo que el gobierno quiere hacernos creer, Covid no es la causa del problema: solo revela y amplifica un problema antiguo. ¿Qué pasa con la política hospitalaria que a pesar de  acumular muertes, no deja de eliminar camas, retrasar operaciones urgentes, diagnosticar tarde? ¿Qué pensar de la corrupción en las facturas hospitalarias, las consultas médicas,  los contratos opacos entre clínicas privadas y hospitales públicos? ¿Qué pasa con el abuso de la clasificación Covid y la prohibición de las autopsias? ¿Qué pasa con esta inflación de pruebas poco fiables cuya interpretación de los ciclos varía según  los países (25 en Alemania, hasta 40 ciclos en Francia, en España? ¿Qué con la prohibición de la cloroquina que se ha utilizado durante años y es barata en favor de un costoso Remdesivir recién inventado y lleno de inconvenientes? ¿Por qué se cuestiona la libertad de prescripción? ¿Qué hay de  las vacunas de ARN mensajero fabricadas apresuradamente contra un virus mutante cuyos mecanismos apenas comienzan a comprenderse? Este tsunami político traspasa el marco sanitario. Invade la epistemología y la historia. 

 

La contabilidad y las estadísticas se manipulan para aumentar el número de muertos. Se juega insidiosamente con los matices entre letalidad y mortalidad. Se configuran "casos de contacto" para aumentar el potencial de contaminación. Las instituciones producen cifras más allá de toda probabilidad: debería de haber habido 500.000 muertos en Inglaterra, 10 millones en África y hasta 400.000 en Francia en noviembre. 

 

No dudamos en comparar lo incomparable: la peste negra que diezmó a casi la mitad de la población europea o la gripe española que mató al 10% de la población en 1918, la gripe de 1968/69 que se saldó con más de 30.000 muertos en Francia, sin que por ello hubiera confinamiento global. En 2020 ignoramos la letalidad de la tuberculosis, la malaria, el cáncer, las enfermedades cardiovasculares y respiratorias, las enfermedades debidas a la contaminación. La gripe y las enfermedades estacionales han desaparecido repentinamente. Mientras tanto un número  debería de preocuparnos: la creciente tasa de suicidios. 

 

Bajo el disfraz de la protección de la salud, descubrimos las 4 caras de la censura política real: 

1) censura directa en redes sociales, agencias de prensa, periodistas, denunciantes,

 2) censura indirecta por compresor ideológico sobre pensamiento y lenguaje a través de los medios de comunicación, administraciones nacionales, internet,

 3) censura de distracción con la instrumentalización de todos los temas difíciles, desde el islam al terrorismo pasando por la inmigración, el género y el clima, 

4) censura represiva destinada a sofocar cualquier espíritu crítico, disputas y controles y equilibrios con el encierro, verbalizaciones, violencia policial / judicial, leyes totalitarias. 

 Ante tantos hechos reiterados, ya no es posible hablar de mera "mala gestión" o de ministros egoístas y testarudos que no admiten sus errores. Por otro lado, reconocemos plenamente la aplicación del programa liberal. Ciertamente, pero  no basta. El liberalismo evoluciona por etapas. 

Hay que estudiar sus contornos precisos  especialmente hoy en día, ya que ha alcanzado la perfección en sus efectos. Siguiendo la evolución de los hechos, descubrimos que este modelo no favorece ni la curación, ni la prevención, ni la comunidad, ni el individuo. También descubrimos que, a pesar de que el estado de emergencia se pronunció en voz alta, no existe una política de emergencia. Solo un sinfín de limitaciones paradójicas recaen sobre el ciudadano. La obsesión del modelo liberal por la política sanitaria se centra en un solo factor: el vector de la contaminación. Nos preocupa más el contaminado que la mortalidad, el contaminado que la salud, el contaminado que la continuidad terapéutica. ¿Por qué seguir el hilo de la contaminación? La contaminación, que proviene de un patrón elaborado en Estados Unidos, es el concepto de salud más apropiado para el modelo liberal autoritario. Permite primero que el poder se desresponsabilice de la quiebra organizada desde 1945. Y segundo permite hacer responsables a los ciudadanos para justificar las 4 caras de la censura.

 

en lugar de responsabilizarse por la quiebra organizada desde el 45, y responsabilizar a la ciudadanía para justificar la intensificación de las 4 caras de la censura.

 

 Pero este concepto también permite la entrada deslumbrante y totalitaria de la Inteligencia Artificial a través de estadísticas y en particular pronósticos estadísticos. La IA, que tiene un poder computacional incomparable, sería predictiva. Necesitamos seguir este cálculo trascendente desde un cerebro superior. ¿Y si por un extraño defecto las predicciones fueran inusuales? Nos aseguraremos de que la realidad se metamorfosee según las predicciones. Se invertirá aún más para mejorar el programa. En ningún momento se cuestiona el modelo básico. Esta "performance" que consiste en hacer existir lo que predicen los números es la etiqueta del totalitarismo digital. Impuesto con fuerza y ​​violencia, no necesitamos este paradigma. 500.000 muertes cada 6 meses, un planeta completamente contaminado, un virus casi eterno, ¡los humanos siguen haciendo un esfuerzo por demostrar que la profecía es correcta! A través de la gestión de la salud digital, se afirma la voluntad de hacer del algoritmo una nueva cadencia planetaria, la ciencia dura se convierte en una religión de la verdad, los tecnócratas son una nueva generación de sacerdotes y el puritanismo el comportamiento que se impone. 

 

2. Transhumanismo: 

 

 El transhumanismo que parecía surgir de Grendizer, del cyber-punk y de la ciencia ficción, o de la eugenesia nazi más pesimista, se ha convertido en el nuevo hábito ideológico del poder liberal. Un poder que se ha apoderado de las instituciones paso a paso. Instituciones preparadas durante mucho tiempo para hacerse con el poder absoluto. Pero, ¿por qué los ciudadanos no nos tomamos en serio el proyecto de modificar al hombre y la naturaleza por la ciencia, del dominio de los cuerpos y de las mentes, de la exclusión sin precedentes de inmensas masas humanas? Porque las clases medias necesitan una buena conciencia: el sistema por el que votamos no puede tener deseos tan morbosos. Somos inteligentes, somos relativamente agradables, estamos en una democracia. Es difícil imaginar que los 30 “años gloriosos” 1945-75 sirvieron para aturdirnos con el consumo, para someternos a los valores del trabajo, el crecimiento, la meritocracia, para que los empresarios y las grandes empresas privaticen sin control ayudados por el estado y los sindicatos. Sorpresa, indignación. Demasiado tarde o muy tarde. 

 

En adelante, el sistema liberal distinguirá lo normal de lo patológico de la siguiente manera: por un lado, los inútiles, los viejos, los pobres, los ignorantes. Por otro lado, los útiles que dominan la IA, los jóvenes que generan plusvalía, los ricos que desvían los flujos de dinero, los expertos que deciden sobre dogmas. ¿Es esto realmente una novedad "negacionista"? Lo nuevo, sin embargo, es que las reestructuraciones ideadas por el FMI en detrimento del Tercer Mundo se aplican ahora a las democracias intocables. La novedad es que la muerte se ha convertido en el centro de una puesta en escena aterradora. Lo nuevo es que desde sus búnkeres verdes, las clases ricas derraman la teología científica de la inmortalidad al alcance de la mano. La ideología del vector de contaminación, una forma saludable de secuenciación de IA digital, continúa atomizándose, analizando y aislando. Separamos al hombre de la naturaleza, el espíritu del cuerpo, los grupos humanos entre sí, los individuos entre sí y, finalmente, el individuo dentro de sí mismo. Confinamiento a todos los niveles. 

Simultáneamente, reagregamos las mil piezas según el estándar digital: Trabajo online, yoga online, Navidad online, consulta online, sexo online, flujo financiero online, etc. Por la noche el espacio público se convierte en el espectáculo silencioso de los pasajes de entrega uber, durante el día, ciudadanos con máscara anónima, demacrados y provistos de un certificado para salir de la ciudad o por la ciudad, circulan bajo idas y venidas de controles arbitrarios. 

3. Ciencia y tecnocracia: 

 

la ciencia se ha convertido en una promesa de verdad. Se puede decir cualquier cosa y lo contrario siempre que sea "científico". Hemos olvidado que la ciencia es un punto de vista sobre el mundo. Un punto de vista racional que separa un sujeto medible de un objeto medible. Pero la mayor parte del mundo no se mide, y cuando mides el mundo, una gran parte se te escapa. El objeto medible "mundo" no es el mundo. Este es el gran descubrimiento de la física cuántica llamado "reducción de paquetes de ondas": solo mides lo que puedes medir, es decir, poco. Muchas espiritualidades antiguas lo  entendieron: la presencia espiritual se encuentra en la unidad del mundo más allá del entendimiento racional. 

 

Pero hoy, incluso las espiritualidades pretenden ser ciencia; es decir el peso del dogma. Lo más perjudicial de esta religión científica es que hace que los humanos ya no confíen unos en otros; ni en los signos de su cuerpo, ni en los signos de su tiempo. La ciencia nos dice si estamos enfermos o no, qué creer y no creer, qué hacer y no hacer, aunque signifique aislarnos de lo que nos hace vivir, aunque signifique volvernos locos y morir bajo la miseria y el terror. Por nuestro bien. 

 

El nuevo artefacto de la religión en boga: ¡la 5G! Permite el desarrollo, circulación y monopolización de sus datos. Como todo el mundo sabe, somos un paquete de datos que pasa entre administraciones digitales. Los bancos, ministerios y empresas deciden nuestros movimientos, nuestras asignaciones monetarias, la validez de nuestras opiniones, nuestra vida o muerte económica. Esta interconexión corre dentro del cuerpo. Las nanotecnologías nos permiten transformarnos en cyborg: invertimos el "material biológico" con "material técnico". Estamos pasando de la "inteligencia natural" a la "inteligencia artificial". Supuesto básico: la naturaleza es más tonta que el robot. Merece la pena la violar de modo regular de nuestro cuerpo y mente. La secuenciación tecnocrática establece un control de BIOS que completa la BIOS. Experimentamos este dominio disociativo en los colapsos psíquicos y somáticos, en las fragilidades emocionales, en la angustia colectiva. Los impactos técnicos sobre el medio ambiente hacen que la naturaleza sea cada vez más hostil. Junto a los campos de inmigrantes, comienzan a aparecer nuevas formas de campos: campo de trabajo, educación, recuperación, salud para todos. O simplemente en tu casa. 

 

4. Higienismo: 

 

así es como la tecnociencia de la salud actualiza automáticamente el comportamiento moral de las religiones por su propia cuenta. Todas las religiones han tenido como principal obsesión gestionar el contacto humano. Quien gestiona los contactos gestiona las relaciones. Quien gestiona las relaciones gestiona las personas. Quien gestiona a los individuos gestiona la civilización. No es casualidad que el transhumanismo se apodere del puritanismo estadounidense encargado de la purificación de la carne. Nada nuevo bajo el cielo avergonzado de la unión de cuerpos. Tótems, religiones, inquisiciones, caza de brujas, puritanismo, maccartismo, higienismo. Estados Unidos, y ahora China, dictan los próximos pasos en la disociación iniciada desde el Neolítico. ¡Nuevo! Tenemos pruebas científicas de que el contacto es peligroso: contamina. Pasa la vida, luego la muerte. Mejor no tocar más, o si no con múltiples barreras. Masturbarse frente a una pantalla usando un juguete sexual protegido por un condón y cerca de un gel hidroalcohólico se convierte en lo último en sexualidad. Si por desgracia no se puede evitar el "contacto", se recomienda la máscara y el estilo perrito. Los bancos de esperma explotan. Los úteros artificiales están en progreso. Pronto nos haremos un niño. Los géneros están condenados a desaparecer en favor de las razas cibernéticas híbridas. Desde el momento en que los humanos decidieron controlar el sentido del contacto, el tacto y la sexualidad, solo pudieron terminar con la secuenciación y reconstrucción de cuerpos y órganos. Esta guerra del contacto, que se celebra a veces bajo el signo del libre albedrío y el disfrute, a veces bajo el signo del miedo y la fobia, tiene un solo objetivo mítico: el dominio de la materia para acabar con la muerte. Negación de lo inevitable que nos revela los peldaños de una escalera infinita, hasta el día en que el movimiento real nos caiga encima.

5.  Capitalismo

 

¿Todavía puede sorprendernos que esta elección del "vector de contaminación" y del "sin contacto" vaya en dirección al Capital? Especulaciones bursátiles sobre las próximas quiebras, desaparición de liquidez, ampliación del sistema bancario, concentración de riqueza, fusiones de grandes grupos: laboratorios, armamento, empresas digitales, sector agroalimentario, recursos multinacionales, medicamentos, etc. El champán fluye libremente entre el Estado y el sector privado que juntos y no revueltos ordenan la renovación de la explotación hacia un aumento de la dominación, el aislamiento y la desmaterialización. Pasamos del petróleo al litio. Pasamos del capital industrial al capital digital. Estamos pasando de una clase media masiva a una pauperización masiva. Como expresa con tanta delicadeza la carta de Sanofi del 30/10/20 al Ministro de Salud: “Este debate (sobre la hidroxicloroquina) que no entra en nuestro ámbito como empresa que opera esta especialidad, me gustaría dejarlo a la sabiduría de los gobiernos ”. A la impostura del estado de derecho sigue la aberrante realidad imposición del confinamiento en casa. Controlar las reuniones es frenar cualquier oposición al poder. ¿Quién puede dudar todavía de que los grandes grupos desean requisar, dirigir y controlar todos los recursos humanos, económicos y energéticos? El famoso “reset” es el nombre digital de moda para ocultar el nombre económico de la secuenciación continua: plusvalía. Disfrutando del hombre y la naturaleza hasta los huesos, hasta el último recurso, hasta que llegue la muerte. "Hermana Anne, ¿quién llega? Nada más que la privatización de las pensiones, de los servicios públicos, de los recursos y todo lo que existe. No veo nada más que el desmantelamiento de las leyes laborales y los despidos masivos. No veo nada más que el colapso de las pymes, los artesanos y los pequeños comerciantes. No veo nada más que la noche y la miseria extendiéndose. No veo nada más que hombres amargados y hambrientos que se vuelven contra sus hermanos. No veo nada más que una civilización contra la pared. Veo la dictadura entrando en la ciudad ”.

¿Qué queda de nuestras emociones?

 

El terror no es miedo. El miedo es un instinto animal, el terror es un comportamiento inducido por maniobras basadas en la contradicción, la saturación, el asombro, la represión. El miedo puede hacer que la gente huya, piense e incluso a veces salve. Es un sistema de alarma. El terror inmoviliza, desarma y rompe. Es la emoción que rompe la cadena emocional. Afectado por la secuenciación y luego la manipulación, se vacía y se congela. Secuenciados somos manipulables. Pero si el terror se apoderó de nosotros fue porque ya habíamos perdido el contacto con nuestras emociones. Desconectados del cuerpo íntimo y colectivo, estamos bajo anestesia o dramatizamos nuestras sensaciones. Hemos perdido la brújula. La vida se ha convertido en una amenaza. Tememos tanto nuestras emociones, la muerte, la vida y el contacto que seguimos la famosa "distanciación social" que desata nuestras fobias alimentando el terror. 

 

El dogma de la no violencia y el amor universal no nos va a ayudar a aceptar "la distancia social". La compulsión de amar sigue siendo una compulsión; toda educación emocional es violenta y disociativa. Más bien, comencemos por admitir que la violencia formar parte del mundo de las emociones y del mundo entero. La distancia es violenta. La expropiación es violenta. La miseria es violenta. La guerra es violenta. Abrir los ojos es violento. Quizás amar violento. La pregunta ya no es "violencia o no violencia". Después de reconectarnos a la realidad con porras, gas, registros e imposiciones que afectan todos a los aspectos de la vida, la pregunta es: ¿qué vamos a hacer con nuestra violencia? ¿Qué vamos a hacer con nuestro enfado y nuestra rabia? Pero también ¿qué vamos a hacer con nuestra empatía, nuestros lazos sociales y nuestros lazos  amorosos? ¿Qué somos capaces de hacer para salir del estado de terror? Malditos los que nos dan respuestas prefabricadas, generales o sesgadas, porque por ahora sólo el encuentro se ha convertido en disensión; empecemos por dar este paso ...

 Tristán Edelman

https://www.agoravox.fr/auteur/tristan-117399 

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