CATALINAS
En el día de santa Catalina de Alejandría, patrona de los filósofos. Ignoro si este patronazgo se hizo frente a la famosa Hipatia de Alejandría, matemática y filósofa, de la que nos habló la película Agora, tan estupenda y controvertida en su momento. En todo caso, celebrábamos en la facultad a Catalina con los "postres filosóficos". Y en este 2020 de las n. ha pasado desapercibido el día dedicado a la lucha contra la violencia realizada a las mujeres.
Ellos nos dicen en sus webs que Catalina de Alejandría es patrona de solteras y estudiantes. La tradición francesa se llama las Catherinettes, el 25 de noviembre las jóvenes de 25 años que todavía no habían encontrado marido se ponían un sombrero verde, amarillo, estrafalario para llamar la atención y de esa guisa desfilaban por las calles y acudían a la imagen de la santa para llenarla de lazos, sombreros, adornos. En París iban al baile de esa guisa extravagante. El amarillo daba suerte y el verde esperanza de hallar marido.
El founder era más forofo de la otra, la de Siena, y Catalinas llamaba a algunos de sus escritos solo para iniciados.
Día para recordar que los abusos eclesiáticos no solo se han producido contra niños, también contra mujeres adultas.
https://www.domradio.de/themen/sexueller-missbrauch/2020-11-25/erwachsene-frauen-denken-die-wenigsten-buch-schildert-missbrauch-frauen-der-katholischen-kirche
Tengo una pena grande de no haber podido difundir en español la entrevista televisada de Doris Wagner con el cardenal de Viena Christoph Schönborn. No se ha mencionado en ningún lugar y fue impacto mundial. https://youtu.be/PfF_ArkQzFY
Entrevista subtitulada, aunque no es lo mismo que frente al cardenal
https://youtu.be/JrZd8df3dRs
https://www.domradio.de/themen/sexueller-missbrauch/2020-11-25/erwachsene-frauen-denken-die-wenigsten-buch-schildert-missbrauch-frauen-der-katholischen-kirche
Un nuevo libro describe el abuso de mujeres en la Iglesia Católica.
Cuando se trata de lidiar con el abuso en la Iglesia Católica, la atención se centra a menudo en las víctimas menores de edad, en su mayoría niños. Pero las mujeres adultas también se ven afectadas por ataques sexuales y espirituales.
Ellen Adler, seudónimo, quería ser monja. Pero cuando estaba a punto de entrar en el convento fue objeto de abuso por parte de un seminarista. La superiora del convento rechazó su candidatura porque ya no era virgen. Es el relato del libro "Narrar como resistencia", publicado hoy miércoles día internacional contra la violencia contra la mujer. En él 23 mujeres describen el abuso espiritual o sexual que experimentaron como adultas en entornos de la Iglesia Católica.
El libro es un proyecto de la Asociación de Mujeres Católicas Alemanas (KDFB). "Pocos piensan en mujeres adultas cuando escuchan las palabras abuso en la Iglesia Católica", explica la coeditora y directiva de KDFB, Regina Heyder. Sin embargo, la asociación sabe que hay casos. A menudo una mezcla de abuso sexual y espiritual, 16 historias tratan el abuso sexual y 17 el abuso espiritual. Todas las mujeres usan seudónimos. Tampoco se mencionan los perpetradores, las diócesis y las órdenes religiosas donde ocurrieron.
Heyder subraya que el libro puede servir para descubrir los mecanismos que se ponen en marcha tras los actos de abuso. El libro quiere dar publicidad a las experiencias de los afectados. Cada historia refuerza la historia de las demás mujeres.
También el de la ciudadana de la antigua RDA Ellen Adler. Tras la caída del muro de Berlín en 1989 Adler viajó a Austria para entrar en un monasterio. En el sur de Alemania, a través de la mediación de su obispo local, inicialmente encontró acomodo en un convento de hombres, mientras esperaba los trámites del pasaporte para poder entrar en Austria.
"Pensé que estaba a salvo entre personas cuyo anhelo estaba dirigido solo a Dios", explica Adler, "pero estaba completamente equivocada". El maestro de novicios, responsable de la formación de los nuevos frailes, le pide a Adler que confiese. A petición suya, uno de los candidatos al claustro estuvo presente en la entrevista para ganar experiencia como futuro sacerdote. Esa persona presionó a Adler con información de la confesión. Y: "Él usó mi aislamiento: no tenía dinero, ni teléfono, ni contacto con familiares, amigos, compañeros". Así que finalmente llegó al abuso sexual, con el conocimiento del maestro de novicios.
En casi la mitad de los relatos del libro, los perpetradores son sacerdotes; sin embargo, también hay agresiones y hasta rozar la violación en las que participan otras mujeres. En 14 de los 23 casos, el abuso ocurrió durante un acompañamiento espiritual o ejercicio espiritual y cinco veces en confesión. Las mujeres confiaban en los perpetradores porque los veían como pastores, dice la coeditora Ute Leimgruber.
"Si el abuso ocurre en el marco de una relación pastoral, la persona se ve es en una situación de gran fragilidad". En cuanto existen relaciones de dependencia y estructuras de poder ocultas, incluso a los adultos es muy difícil defenderse de los ataques.
Adler logró llegar al monasterio en Austria. Después de un tiempo, la superiora se enteró de lo que le había pasado. "Me dijo que ya no era virgen y, por lo tanto, no era apta para hacer los votos. Al día siguiente me ví en la calle en un país que no era el mío". El KDFB estima que hay un gran número de mujeres que no han denunciado los abusos sufridos en la iglesia. El libro debería hacer visible el problema, dice Heyder. Algunos obispos ya han mostrado interés en él.
Adler volvió a viajar al sur de Alemania unas semanas después de haber sido expulsada del convento. Quería encontrar una explicación de "lo que Dios me había hecho". En cambio, se encontró con el rechazo. El maestro de novicios afirmó que ella fue culpable por haber seducido al futuro sacerdote, y el hombre supo pasar la "prueba". Adeler se quejó varias veces en el arzobispado sin éxito. "Nadie se sintió responsable de lo que había pasado". El libro también pretende cambiar estas actitudes de falta de responsabilidad.
Anita Hirschbeck (KNA)
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