GENERACIÓN JUAN PABLO

Testimonio de la periodista Céline Hoyeau que trabajó 4 años en radio Vaticano y ha escrito el libro sobre los Fundadores abusadores.

Le suelen reprochar que investigando abusos espirituales, sexuales, comunidades católicas abusivas "hace daño a la Iglesia", "proporciona munición a los enemigos de Cristo".....cosas de esas, "deja el tema", le dicen. Se pregunta: "¿quiero destruir lo bello que queda en la Iglesia en tiempos de descristianización?

¿Tengo cuentas pendientes con estas figuras espirituales que salen en el libro?"

Céline Hoyeau periodista en el departamento Religión del periódico La Croix. Lleva 10 años investigando los abusos sexuales en la Iglesia católica. Siguió las revelaciones sobre Jean Vanier, fundador de la Comunidad del Arca.

Céline Hoyeau explica cómo trabaja sobre temas delicados y porqué la búsqueda de la verdad a pesar de las presiones le parece tan necesaria.

El reverso del relato, cómo Céline llegó al tema, por qué y hacia donde va.

"Me llamo Céline H, trabajo en el diario La Croix desde 2006 y llevo 10 años en el departamento "Religión". Les cuento a partir de las revelaciones recientes sobre Jean Vanier, fundador del Arca por qué y cómo llegué a investigar la cara oscura de unos cuantos maestros espirituales en la Iglesia católica que se ha descubierto fueron abusadores. ¿Por qué y cómo me ocupo de estos temas tan difíciles que me vale ser criticada y que sin embargo son necesarios por la verdad?

A principios de febrero 2020 me llama Stephan Posner presidente de l'Arche International

Adivino de qué quiere hablar, unos meses antes l'Arche ha encargado a una comisión independiente una investigación sobre su fundador Jean Vanier y estaban a la espera de los resultados, por teléfono no me cuenta más, pero me quedo temblando porque hasta hace poco cuando se ha descubierto que otros fundadores de comunidades en la Iglesia eran abusadores, siempre se recurría a "al menos Jean Vanier..." como diciendo que fue el sabio, lleno de fuerza interior, dedicado en cuerpo y alma a las personas minusválidas....Pienso en lo que representa para miles de católicos y más allá...

Ya en vida algunos lo canonizaron y consideraban santo, así que él no era un embaucador.

Pero unos días más tarde la Asociación l'Arche tiene que reconocer que su fundador, fallecido en mayo de 2019, abusó de la confianza de mujeres jóvenes durante el acompañamiento espiritual y las llevó a relaciones sexuales justificadas por razones místicas. Así que un abuso sexual asentado sobre abuso espiritual, lo mismo que con el padre Marie Dominique y su hermano Thomas Philippe y el consiguiente inolvidable estropicio para las víctimas .

Después de una conversación en la central de l'Arche nos preguntan a nosotros periodistas que trabajamos en medios de comunicación católicos, cómo nos sentimos después de haber oído todo el relato. Mi compañera no puede más con la tristeza y para mí es más bien una especie de decepción. También enfado porque 5 años antes visité en Trosly Breuil a Jean Vanier y estuvimos hablando sobre lo que se había descubierto del Padre Thomas Philippe, su maestro espiritual con quien había fundado el Arca y le pregunté  si él sabía algo de los abusos sexuales cometidos por este cura con mujeres. No parecía estar muy tranquilo pero le creí y pensé que hablaba de buena fe, cuando me dijo que no tenía ni idea, y así es como en 2020 me doy cuenta de que me había mentido.

Quand Jean Vanier humanise l'enfer de Valls - Le Point

Jean Vanier sabía desde el principio, desde los años 50, fue un duro golpe porque yo lo admiraba. Estuve en Matignon en diciembre de 2016 cuando Manuel Valls le otorgó la Legión de Honor, me impresionó ver su sencillez y humildad en el palacio del gobierno republicano y rodeado de sus amigos con trisomía 21.

Es el último de los destapes, el más duro y me impresiona porque llevo 10 años con el tema de los abusos en el diario La croix, y muchas veces en este tiempo me he preguntado por qué hago esto, y pocos días después de la publicación sobre Vanier me llegó un correo de un lector cercano a las nuevas comunidades, que me echa en cara haberme especializado en el asunto....¿por qué tratar estos temas que dan flanco a sospechas y críticas a la Iglesia? ¿es cierto que como reprocha este lector busco ensuciar lo único bello que queda en la Iglesia en tiempos de secularización? ¿tengo cuentas pendientes con estas figuras espirituales, con la Iglesia? lo oigo a menudo a mi alrededor "estás haciendo daño a la Iglesia", "tendrías que dejar el tema".

¿Me gustan los escándalos por voyeurismo como me dicen otros? También por parte de la institución me dicen: "ya estamos haciendo lo que debemos", "déjanos trabajar".

Y tengo que decir que me siento muy extrañada por reacciones de curas, obispos, laicos....lo difícil que les resulta mirar la realidad de frente,  cuestionarse....No es fácil confrontarse a personalidades o a comunidades en las que hay derivas del tipo que sea. A veces me angustio, pienso que no lo hago bien, o que hiero a la gente porque el tema es muy delicado...

Y por otra parte las asociaciones de víctimas me suelen reprochar dar la palabra a la institución, que sigo el juego de l'omertá, también tienen reacciones duras. Pero en el fondo hoy entiendo la cólera, la sideración de católicos, que les lleva a la denegación, también comprensible. Lo viví desde dentro. Si logro mantenerme serena en medio de todo, es porque he tenido que recorrer un camino para no dejarme dominar por mis propias pasiones frente a estos temas tan pasionales.

Céline Hoyeau: "Non, on ne fait pas de mal à l'Église en l'aidant à faire  la vérité" - Il est vivant! 

Céline Hoyeau, periodista en la Croix

Mi camino empezó hace 20 años.

En 2002 me contrataron en Radio Vaticano, a mis 25 años, pertenezco a la generación Juan Pablo II. Tuve la experiencia de una conversión personal en el Camino Nuevo, asisto a retiros en otras comunidades que llevan la impronta de sus fundadores, fundadores que desfilan por Roma a la cabeza de sus comunidades, que en aquella época encarnaban la renovación de la Iglesia, la primavera de la Iglesia.

En aquellos años descubrí rápidamente el doble discurso y la cara oculta y oscura de la institución. Fue en la curia. Descubrí la doble vida de ciertos curas, en todos los niveles de la jerarquía que era un secreto a voces. Siento el clericalismo famoso del que habla hoy el papa Francisco, y unas relaciones que me choca y hiere. Después de 4 años a Roma siento una amargura profunda y persistente, además de un sentimiento de haber sido traicionada, de sospecha permanente con respecto a los curas.

Antes de irme de Roma, un cardenal me dice mientras mira por la ventana la Plaza de San Pedro: 

-¿Sabe por qué hay mucha fe aquí?

-Porque mucha gente se la deja cuando se va.

Vuelvo a Francia sin haber perdido la fe pero profundamente conmovida y magullada por dentro. No casa la belleza del ideal cristiano y la realidad que he descubierto.

La amargura me dura hasta 2007, hago un retiro animado por curas, laicos, hombres y mujeres muy diversos que comparten un mismo espíritu de servicio. Así redescubrí la belleza sencilla de esta Iglesia que tiene un canal frágil pero que deja pasar la misericordia y algo más grande.

Empiezo también estudios de teología en el Instituto Catholique de París que me ayudarán a madurar en la fe y me dan un apoyo para hacer frente a las revelaciones y no perder el norte.

En 2013 trabajo en el departamento Religión de la Croix y no decidí escribir sobre el tema. Me he especializado en protestantismo y el mundo anglosajón, pero se encadenan una serie de circunstancias que me llevan a tratar en pocas semanas la vida de varios fundadores: Thierry de Roucy fundador de Point Coeur, condenado por el Vaticano, de Marie Dominique Philippe, fundador de San Juan, la comunidad anuncia que abusó de mujeres jóvenes, Mansour Labaky héroe de los huérfanos del Líbano condenado por Roma por abuso de menores, y en cuanto tiras del hilo, empiezan a aparecer víctimas, personas que advierten en la Iglesia, me llegan informaciones sobre casos en los tribunales, y la precisión y justicia de tanto testimonio sin odio me confortan en la convicción de que es necesario nombrar el mal que aflige a la Iglesia.

Hubo una época en la que estos temas ni se mencionaban,o se hacía de modo poco libre, pero en el periódico La Croix poco a poco crece el movimiento hacia la verdad, la dirección me apoya, el jefe de mi sección me dice que es un honor para la Croix decir la verdad "a nuestro estilo", respetando a las personas y dando la palabra a las víctimas y a la institución, mostrando delicadeza y escogiendo las palabras para tratar de estos temas del modo más justo.

Cuando lees un artículo no te das cuenta de todo el trabajo que ha supuesto, hay que cruzar informaciones, me pregunto por las razones por las que tal o cual me viene con su historia, no puedo dejarme engañar, tengo que pensar cada palabra, valorarla, escuchar a las partes. No somos jueces pero hay que hablar lo más justo posible, para no traicionar la verdad de las personas. Una verdad que tiene en cuenta el bien de las personas, de la Iglesia.

No pierdo el norte porque estoy convencida de que no hago ningún mal a la Iglesia diciendo la verdad sobre ella misma, al contrario, estamos viviendo un período doloroso para la Iglesia católica pero es también una ocasión única en la que se abre un nuevo futuro, sin defender lo indefendible ni justificar lo injustificable ni caer en el victimismo.

Estos fenómenos de gurús, manipulación y abusos de los que hablo, no se limitan por supuesto a la Iglesia. Se ven en las relaciones profesionales, en el ámbito del desarrollo personal, en la vida de pareja en algunas familias....todas estas cuestiones aparecen en todos los lugares de la sociedad. O mejor, toda la humanidad se ve confrontada a la cuestión fundamental de la libertad interior y de la voluntad, y la Iglesia católica más que ninguna otra institución tendría que ser una escuela de libertad. Ahora bien, ya se ve en estos casos que no lo es.

Pienso que se puede respetar a los curas, acoger y recibir mucho de su parte, pueden ejercer una bonita paternidad espiritual pero no nos podemos considerar exentos de estar en pie, como adultos en la Iglesia. Pienso que las mujeres tienen un carisma propio que pueden ejercer por su intuición, pueden darse cuenta de comportamientos que pasan desapercibidos.

El papa Francisco nos invita a hacernos cargo de nuestra responsabilidad de bautizados allí donde estamos y es lo que intento hacer a mi manera con mi trabajo en La Croix.

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