ACOMODATICIOS

 Momento del chantaje y oscurantismo el actual, no salimos de él. Pero bien, así explica Eslava Galán la mediocre transacción en "La España de las libertades" aludiendo al año 1975, año clave para Spain y para od, por la muerte de ambos hermanos gemelos:

El cambio de Era se anunciaba en los primeros relojes de cuarzo líquido y en los primeros ordenadores, el corpulento Nixdorf Computer. También fue indicio que Braun añadiera a su gama de pequeños electrodomésticos el secador de pelo Man Styler, negro, de línea severa, masculino. Diseñado especialmente para el hombre.

¿Después de Franco, qué?

Después de la larga noche de la dictadura, España amaneció al claro sol de la monarquía constitucional. Aquellas izquierdas que habían aguardado pacientemente a ver pasar el cadáver de su enemigo (Carrillo, Tierno Galván, Felipe González y todas sus crispadas cohortes), llevaban 40 años prometiendo que en cuanto Franco cayera iban a proclamar la República, lo cual parecía fácil en un país donde prácticamente no había monárquicos. Los menos radicales eran partidarios de un referéndum para que el pueblo decidiese república o monarquía. Unos  y otros pregonaban, con gran miopía política, que la monarquía es una institución arcaica incompatible con el verdadero espíritu democrático puesto que presupone la existencia de una familia cuyos miembros, sin más mérito que su nacimiento, ocupan la máxima magistratura y viven como príncipes a costa de los presupuestos del Estado.

Por lo tanto exigían que a la muerte de Franco se constituyera un gobierno provisional capaz de garantizar elecciones libres y de dirigir con luz y taquígrafos, el proceso constituyente democrático. No hubo tal, sino un gobierno continuista, prolongación de los sucesivos gobiernos de Franco cuya legitimidad emanaba de la clara fuente del histórico Alzamiento (18 de julio del 36).

Franco había asegurado que lo dejaba todo atado y bien atado. Lo dejó. El era monárquico y dejó un Rey en el poder. Lo que Franco ató no lo ha desatado la democracia. El, en vida había maquillado su régimen, una dictadura militar, llamándola "democracia orgánica". El régimen que lo sucedió, fruto de unas instituciones que no podían otorgar una legitimidad  de la que ellas mismas carecían, es continuación de aquél, aunque equiparado a las democracias occidentales en lo que a libertades se refiere.

A los clientes de las multinacionales (Depar. de Estado USA, monseñores Vaticano, Trilateral, II Internacional) les interesaba que España se mantuviera en su órbita de influencia. Para ello la transición de la dictadura a democracia debía ser pacífica y sin sobresaltos. En este sentido está probado que las monarquías resultaban más estables y manejables que las repúblicas. En los días que siguieron a la proclamación de Juan Carlos, los presidentes y vicepresidentes del llamado mundo libre respaldaron con su presencia la monarquía restaurada del sucesor de Franco.

No se produjo vuelta de tortilla ni ajuste de cuentas temido por unos esperado por otros. Tampoco hubo necesidad de un referéndum para que el pueblo decidiera M o R. Ya se lo dieron escogido personas preparadas que sabían mejor lo que le convenía. Hubo transición y retorno al juego democrático de la mano de unos políticos que querían labrarse un porvenir en este bonito y sacrificado oficio. 

No sé si será coincidencia pero por aquellas fechas Bruguera publicó la novela de W.J Lederer "Una nación de borregos". Franco ha muerto pero el espectáculo continúa."

Otro pasaje memorable:

"Ahora se va notando menos pero una vez hubo 2 Españas. Los extremistas residuales de izquierdas soñaban en barricadas, los de derechas en borricadas. Pero esta vez la sangre no llegó al río porque entre ellos había crecido como propicia tierra de nadie, una clase media mastodóntica, amorfa y plural completamente apolitizada. La componían  funcionarios, pequeños industriales y asalariados más o menos fijos, con pisito propio, lavadora, frigo, tv, cochecito utilitario aparcado en la calle, gente de medio pelo, gente callada y pacífica, gente a lo suyo, cafelito y quiniela, a la que no faltaban 100 duros en la cartera.

Una clase cuyo principal remanente político era ser numerosa. Suficiente, por su sola inercia acomodaticia, por su sola ausencia de ideales, para conjurar de una vez por todas el fantasma de una posible guerra civil. Es lo que otros autores consignan como la madurez política demostrada por el pueblo español que posibilitó, para pasmo del mundo, la transición pacífica de la dictadura a la democracia. 

Olvidan que la España del hambre, causa directa de la Guerra civil, era ya historia. La economía había dado un salto de gigante en los últimos lustros..."

Luego se extiende sobre la juventud de los 70 que recién había abandonado al director espiritual, menos los órbita opusina, fracción nada despreciable de la población, que trocaban cristianismo por maoísmo. En el extremo opuesto los jóvenes cristianos sin emancipar seguidores de la música monjil de María Ostiz, navarra tenía que ser y de las novelas con mensaje del ex jesuita y exitoso JL Martín Vigil.

Y a lo largo del libro le corta un traje a Felipe, el del PSOE:

"11 de octubre de 1974. ...en un destartalado teatro municipal de Suresnes se celebró el congreso del Partido socialista. Allá peregrinaron las 2 tribus del partido, la de los viejos o históricos, los que hicieron la guerra, capitaneados por Rodolfo Llopis, 80 años a la sazón , y los jóvenes o renovadores más numerosos pero divididos en 4 clanes: andaluces, vascos, madrileños y franceses. El líder de la fracción vasca Nicolás Redondo era un hombre sin estudios que dudaba de su capacitación para dirigir y desvió los votos de sus seguidores al candidato que proponían los sevillanos, un tal Felipe G, abogado de 32 años, la viva imagen de la honradez.

En la cuadrilla del sevillano destacaba por su capacidad muñidora un tal Alfonso Guerra, risita sardónica, director de escena, Fouché, perito industrial y director de grupos de teatro aficionado. Los franceses se sumaron con entusiasmo a la iniciativa de NR. Los madrileños, Castellano, Gómez Llorente, Boyer quedaron fuera de juego arrastrados por los acontecimientos.

Llopis noqueado quiso tirar la toalla pero no la halló, que ya se la habían guindado: el secretario de adm de su ejecutiva se había pasado al enemigo con armas y bagajes y entregado a los vencedores los fondos del partido. Hasta habían cambiado la cerradura de las sedes del PSOE en Toulouse y París dejando a los históricos en la calle. Felipe regresó a España victorioso, con las 2 llaves en el bolsillo.


Ya en 1975: Felipe se había instalado en Madrid a pie de obra, en un modesto pisito de la pza de Callao, para comenzar el asalto al poder. Tuvo suerte desde el principio. A poco un hermano de Enrique Múgica le presentó al empresario y broker vasco Enrique Sarasola, un multimillonario con jet privado y Mercedes con chófer filipino. Felipe cayó simpático y el vasco lo adoptó y se preocupó de quitarle el pelo de la dehesa introduciéndolo en los ambientes de la alta finanza. De su mano Felipe conoció a los March y los Botín. También lo introdujo en las oligarquías sudamericanas donde Sarasola disponía de excelentes contactos.

Al gobierno de la dictadura le interesaba que el PSOE restara fuerza al Partido Comunista, un mito que ellos mismos habían creado. "A Felipe González no lo toquéis" se oía por las emisoras de la policía cuando había redada.

En julio de aquel año Felipe pactó con el Servicio Central de documentación de Presidencia del gobierno (Cesed), servicio de Carrero, "romper con la Platajunta y desprestigiar a sus líderes", la Plataforma y la Junta Democráticas donde se habían juntado todos los opositores al régimen en espera del fallecimiento.

Un millón de votos, segundo clasificado tras los 6 millones que sacó UCD, obtuvo el PSOE en las primeras elecciones al Congreso de 1977.

Fotos: Cuatro décadas de publicidad electoral: los carteles de los partidos  de 1977 a 2016 | España | EL PAÍS

"El gran adelanto del PSOE, preludio del triunfo arrasador de 1982, radicó en su inteligente campaña, con asesoramiento europeo, imagen idílica, cartel estilo naïf....Felipe aparecía descorbatado y juvenil, en el centro de una fila, hombro con hombro, un obrero de casco y mono, un marinero vasco de boina, un empleado de oficina y una labradora manchega...Los socialistas vendieron el eslogan "la libertad está en tus manos" como un electrodoméstico y se alzaron con el santo, aunque todavía no con la limosna."

En las siguientes elecciones cambió de imagen: fotos en blanco y negro, bien rasurado, con menos melena, bien peinado, las sienes ligeramente nevadas. Se deshizo de las camisas de cuadros y de las chaquetas de pana, empezó a usar corbata. Aventajado alumno que había asimilado la retórica y telegenia de Olof Palme y el caudillismo y populismo de Omar Torrijos. También copió la querencia por los helicópteros y los grandes medios. Prometía un gobierno firme para un país seguro: "Tu voto es nuestra fuerza".

Si en 1976 el PSOE se definió como partido de clase y por tanto de masas, marxista y democrático, en el siguiente congreso, Felipe se encargó de tirar por la borda el marxismo y "hacer como que" dimitía, para volver. Así el partido se homologaba a Europa, bendiciones de USA, Banca Internacional, Vaticano. En el 28 congreso los delegados eran jóvenes inexpertos, adictos a la pana, a la trenca, al ajoarriero y al tinto peleón. No estaba informados, se aferraban al marxismo como antaño al catecismo. De pronto su ídolo les explicaba que había que tirar por la borda el marxismo. Y así se hizo.

4 meses después en el Congreso Extraordinario, con menos delegados locales, se consumó el holocausto. Los críticos que seguían con la tabarra marxista fueron barridos de los centros decisorios. Desde entonces el poder se repartió entre los fieles seguidores del líder constituidos en un núcleo direccional o "aparato".

Y en octubre de 1982  llegaron los 10 millones de votos. El 1 de diciembre abandonó su modesto piso socialista, calle Pez Volador y se trasladó a Moncloa.

Comenzaron los cambios, ni a España ni a los socialistas los conocería ni su madre ni Pablo Iglesias resucitado. La prepotencia de los 10 millones de votos impulsaron al PSOE a implantar un caudillismo a la sudamericana, el felipismo similar al PRI mejicano. Aquellos jóvenes entusiastas quizás habían tenido que recurrir a marrullerías y zancadillas para alcanzar el poder pero una vez instalados querían hacerlo bien, mejorar España, adecentarla...

Ya en los inicios Alfonso Guerra daba a entender que la modernización de España requería que el gobierno monopolizara los 3 poderes de Montesquieu, lo que sugiere una práctica no tan diferente de la democracia orgánica de Franco. Por ahí se disipó la utopía socialista dando paso al felipismo, un socialcapitalismo desvergonzado, con trincones y cloacas donde hubo flores y carteles naïfs con gente feliz, paseando, jugando, conversando en jardines y parques.

El antiguo partido obrero de Pablo Iglesias desembocó en una bien engrasada máquina electoralista, un partido presidencialista, abnegado gestor del capitalismo, en el que los disidentes fueron arrojados a las tinieblas exteriores.

Los jóvenes idealistas con pantalones de pana, camisa de franela, trenca y barba marxista adquirieron trajes italianos y camisas de seda a la medida. Cuando aprendieron a hacerse el nudo, las corbatas de diseño sucedieron al sincorbatismo obreril (excepto en mitines para pobres) y los gemelos de oros suplantaron a los botones de plástico imitación nácar. 

De esta guisa, mucho más presentables, se instalaron en las oficinas del Estado, no hubo oficinas para todos, pero crearon muchas más para albergar a la burocracia más numerosa de Europa. Estrenaron logotipos, renovaron mobiliario...políticos increíblemente incultos pusieron en circulación un caudal de muletillas, circunloquios vanos y frases hechas (posicionarse, apostar, pienso de que, de cara a....)

Antiguos parroquianos de vino peleón y mollejas en menesterosas tascas obreras se reciclaron en neogastrónomos que portaban en el bolsillo superior de la americana la lista con las mejores añadas de Rioja, Penedés, Ribera de Duero. No sabían ni francés ni ningún otro idioma pero aprendieron a descifrar las cartas de los restaurantes de lujo, cuyos reservados copaban en almuerzos de trabajo pagados con tarjeta Oro con cargo al Presupuesto del Estado.

El escritor Juan Eslava Galán, en su biblioteca particularJuan Eslava Galán


Fue la culminación del medio pelo, el frenesí medio burgués por el consumo y el diseño. Sobre las ilusiones podridas de los 10 millones de votos que creyeron en la sensatez, autoridad moral de la alternativa socialista, fermentó la oligarquía monclovita con su flora de enchufismo, despilfarro, malversaciones, terrorismo estatal, canonjías Expo 92, comisiones AVE, Filesa....El resultado es que los ricos se enriquecieron, la clase media trabaja medio año (en 1997) para pagar los créditos y el otro medio para el consumo desaforado, los pobres se mantienen trampeando con PER y subsidios, gana la banca. Todo lo demás vino por añadidura: desmantelamiento de la industria, crecimiento del desempleo, endeudamiento interno y externo, 27 muertos de los GAL, crecimiento de la banca, despilfarro en fastos internacionales...corruptelas sin nombre.

 



Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Me encanta Eslava,tiene libros como "el catecismo explicado a las ovejas" que es estupendo y este lo leeré . En estos momento esta este pais llamado España echa unos zorros vacia solo cuenta el turismo, esta desmantelada de industria, esta tarde lo han dicho que España perdio toda su industria en favor de Europa. Es la leche los gobiernos que tenemos son unos M,

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