ANTIGUOS SEMINARIOS

 Si tan interesado estás en la verdad, empieza por investigar la verdad de tu "familia espiritual", quizás descubres no familia, no espiritual.

A partir de ahí, vaya embrollo, novela y lio: "peloterismo" al Papa.

Si les conviene te echan por la puerta y te acogen por la ventana. En constante lavado de cara: en la "com" o public relations. Como juzgo por la transcrita tertulia con d. Mariano que salió el miércoles. Afán de recoger hasta el parpadeo de los "inmortales" que se mueven en el entorno "jefe supremo". Endiosamiento malo.

En la civilización en la que nos movemos del triunfo de lo verosímil, son ases en la mano. Pero el paso del tiempo y la observación detenida y constante de sus movidas espero que acabe poniendo las cosas claras. Aunque no viva para verlo. Mi chinita está puesta en el camino.

La política es el reino de la mentira y la zancadilla, asesinos refugiados en política hubo mil en la historia. La política eclesiástica aumenta y la política escrivariana no vuelve al punto de partida inocente.

La que se traen los eclesiásticos con el tema homosex. Es una temática de la agenda globalista sin duda. En la que actualmente nos duchamos, mientras nos cuelan enormes falsedades que afectan al grueso de la población. 

Ahora todos nos hemos vuelto "super hiper tolerantes", es la moda. Que ha llegado hasta el Vaticano, pero bien, bueno, ya si eso, sí. Habrá que créerselo.

Descripción que hace Oriana Fallaci de un seminario hacia 1860. Está en su obra póstuma"Un sombrero lleno de cerezas" (2009), libro en el que novela-reconstruye las biografías de sus antepasados. Entre otras las de su abuelo Antonio.

Oriana, periodista osada, capaz de entrevistar al Ayatollah Jomeini en sus primeros esplendores, y de quitarse el velo en plena interview y tirarlo al suelo. Velo sobre el que tuvo que pasar el ayatollah enfadado. Oriana que hizo las siguientes declaraciones respecto a España, conoció a los entonces príncipes herederos de la corona, de quienes comenta en una carta fechada el 8 de enero de 1967 en Nueva York: “Sí, almorzar con Juan Carlos y Sofía es lo peor. Conozco a esos dos idiotas. Los entrevisté en Atenas antes de su estúpido matrimonio, y están hechos del mismo molde que Franco…”.7No es sorprendente que Juan Carlos y Sofía se conviertan en rey y reina de España cuando muera el Asesino, sigue explicando Oriana en su carta, refiriéndose al dictador español, “Son sus protegidos. Desde pequeño, Juan Carlos vivió bajo la sombra de Franco y es su robot obediente”. A Sofía, la describe así: “Es simplemente la hija de aquella reina de Grecia que […] estaba en la Juventud Hitleriana y que hizo encarcelar a 50.000 ciudadanos griegos socialistas.”

 Traigo el párrafo de Oriana Fallaci por aquello de lo modernos, laicos y ejemplo de santos y vida laical que éramos para el mundo católico actual  y futuro, por los siglos de los siglos. Pioneros de la santidad en medio del mundo, que nos habíamos sacudido el olor rancio a sacristía, vanguardia secular, adelantados de la doctrina proclamada por Vaticano II. 

Y también por la mala conciencia sistémica del clero con el tema homosex. La historia es la que es y difícil sacudirla de un manotazo o declaración twitera:

"El Reglamento...Que el seminario no era el país de Jauja, pese a los sirvientes y el éxito de la sotana y la compañía de chicos de su edad, lo había entendido cuando se aprendió de memoria el Reglamento, al que a la llegada le había echado un vistazo distraído. Prohibiciones absurdas, ordenanzas extrañas, pretensiones inexplicables.

P.e: "Los seminaristas deberán dormir con los brazos fuera de la manta. Bajo ningún motivo podrán tenerlos debajo, junto al cuerpo, y serán vigilados mientras duermen para que dicha norma sea respetada". ¿Qué hay de malo en tener los brazos junto al cuerpo? A pesar del brasero, con los brazos fuera de la manta en noviembre te helabas. Una noche desobedeció la norma y: "¡Despierte, despierte! ¿qué está pasando aquí? ¿qué está haciendo?". O: "Al ir a lavarse o hacer una necesidad natural, los seminaristas deben prestar mucha atención en no entrar cuando haya alguien y en no olvidar poner en la puerta una señal que indique que el lugar está ocupado".

¿Qué hay de malo en lavarse o en orinar con 2 ò 3 más? ¡Los chicos no tienen pechos y caderas como las náyades y las sabinas de la pza de la Señoría de Florencia! O: "La ablución completa se hace en la tina y con la camisa puesta". ¿Qué hay de malo en bañarse desnudos? ¿Y cómo consigue uno enjabonarse o aclararse con la camisa puesta? ¡Santo Dios! la palabra más repetida en el Reglamento era "prohibido". "Prohibido" usar el tú y el Vosotros. Incluso al hablar entre ellos los seminaristas lo harán de Usted. Prohibido asomarse a la ventana, curiosear que pasa en la calle, prohibido cruzar el portón si no se va acompañado. Prohibido detenerse en los pasillos o en la puerta de las habitaciones, que, por otra parte, permanecerán siempre cerradas. Prohibido intercambiar gestos de entendimiento o notas o sonrisas con alumnos de la propia clase como con los demás. Prohibido tomarse confianzas, tocarse, poner la mano sobre la espalda de un compañero.

Prohibido apartarse con alguien o estrechar amistades íntimas: algo que, en principio, puede parecer inocente pero que, a la larga, puede dar lugar a desviaciones. Prohibido conseguir del exterior libros o periódicos y, tanto en el aula como en la biblioteca como en la habitación, leer volúmenes no aprobados in scriptis por el ilmo y excmo sr. Rector. Prohibido escribir o recibir cartas, incluidas las de los ayos o padres, que el ilmo y excmo Rector no haya inspeccionado y censurado previamente. Y el golpe de gracia: las infracciones serán castigadas con severidad.

La lista de los castigos incluye permanecer a pan y agua, estar en ayunas y arrodillado sobre el suelo del refectorio mientras los otros comen, el silencio total. Y, en los casos en que sea reinicidente, el reo será expulsado ad aeternum. Su nombre se borrará de los registros y todo papel que pueda recordarlo será quemado. Las redacciones escolares incluidas".

¿Os acordáis de los números de publicaciones internas "retirados" y devueltos con fotos retocadas o retiradas por los "idos"?

"Los prefectos y viceprefectos. Eran seminaristas escogidos entre los mejores alumnos de 4º y 5º año. Modelos de conducta ejemplar, de indiscutible pureza y fe inquebrantable. Ejemplos de celo, disciplina, obediencia absoluta. Junto a la tarea de vigilar, tenían también la de reprender, examinar, referir, castigar y ¡Jesús! ¡qué cancerberos! ¡qué buitres, qué fieras! No te perdían de vista ni un solo instante. Te seguían a todas partes, te espiaban en todo momento. Con tal pertinacia que te preguntabas de dónde sacaban tiempo para estudiar, rezar, ir al lavabo, descansar, se daban cuenta de todo. Lo oían todo, nada se les escapaba. Si por un casual no descifraban un gesto, un susurro, caían sobre tí: "¿qué está ud hablando? ¿Qué ha dicho? ¿A quién le estaba hablando, a quién señalaba?". Rebuscaban entre tu ropa y durante el recreo te prohibían correr, saltar, gritar, reírte. Durante el paseo de los  domingos te ponían en fila como a los soldados. Cada línea de la fila estaba formada por una pareja de chavales que se resultasen antipáticos el uno al otro. "Así no se hablan".

Cada pareja mantenía una distancia de 2 m con la de delante y de la de detrás. "Así no se familiarizan entre ustedes". 

Con estos antecedentes, normal que hayan sido de los más fervientes adherentes a la nueva normal.

"y te obligaban a caminar con la cabeza agachada. Pobre de tí si la levantabas para mirar hacia el cielo, las casas, la gente, el tráfico. Pobre de tí se mirabas de reojo a una mujer o si estirabas el cuello para oír el parloteo femenino. "¿¡qué mira de reojo, qué mira!? ¿¡qué escucha, qué está escuchando!?". Porque lo que al principio le había gustado tanto, estar rodeado de niños y no de niñas, empezó a gustarle bastante menos. El alivio se convirtió en el descubrimiento de que en el seminario los chicos son como las chicas: falsos, malvados, aburridos."

La descripción del rector, despreciaba los lujos, vivía en el seminario, rechazaba los honores, predicaba la abstinencia. "Pero era él quien elegía a los prefectos y viceprefectos, él quien a través de ellos perseguía y torturaba con el Reglamento. Era él quien hacía todavía más duras las normas y por ej ordenaba dormir con los brazos fuera, caminar por las calles sin alzar la mirada..."

"Quien sabe debido a qué desviaciones o vejaciones desde los 7 años en el convento de los agustinos disfrutaba sufriendo y haciendo sufrir, y daba igual que detrás de su celo religioso se ocultasen montañas de hipocresía. Esa comunidad de menores de edad le servía para ejercer sobre ellos su sadismo y masoquismo. Se acoplaba perfectamente a su talento de déspota y tocapelotas. Con la excusa de educarte, enseñarte disciplina, no te dejaba en paz ni siquiera durante la comida y la cena...

Desde su mesa dominaba el refectorio y si descubría a algún seminarista saboreando la comida o comiendo con apetito, le señalaba con el índice: ¡avergüénzate! se come para vivir, no se vive para comer! cada vez que uno se llena el estómago se deja en ayunas el espíritu...."

 


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