QUITARSE LA VIDA

Fabio es fuente de inspiración. Don Quijote medio contesta a mis recurrentes preguntas sobre las estrechas relaciones JPII en los años 1970, pero sería interesante saber sobre encuentros con el cardenal de Cracovia antes de 1978. Que si quieres arroz....

Fabio es fuente de inspiración. Como ningún ex od se decide a salir en las entrevistas de Pascal, habrá que conformarse con la copia. Las historias que cuenta Fabio las podrían suscribir otros hermanos hispanos en general y dar versión escrivariana, que es el original. 

Para que veáis cómo hay que proceder cuando no se quiere dar publicidad a hechos luctuosos. Y esta comunidad a la que goza de protección social y estima, es minúscula comparada con...quien tú sabes.

EL SUICIDIO DE SOR MYRIAH

 

Los hechos ocurrieron en junio de 1998, en el monasterio de Camporeggiano, Italia.

En un campo dentro del monasterio, la hermana Miryah, una joven polaca de 27 años, se hizo con una lata de combustible diesel de tractor, se lo echó entero por encima, encendió una cerilla y bastó un segundo para que ardiera,  porque su abrigo era de nailon. Un hermano monje (el capellán del monasterio de las hermanas) descubrió el cadáver calcinado. No había nada que hacer, estaba carbonizada. Corrió a buscar un extintor, una manta, avisar a la priora, pero todo había terminado.

Ocurrió durante las Vísperas. El hermano fue a llamar a la priora, y la priora y otras tres hermanas lo ayudaron a envolver el cuerpo completamente carbonizado de la hermana Miryah en una manta y llevarlo de regreso al monasterio. Lo colocaron sobre una sábana, sobre una mesa, en la planta baja de la celda de la Hermana Marie, presente en la comunidad en esos días, pero ausente cuando se desarrollaron los hechos.

Un gran amigo de la comunidad, abogado del pueblo vecino y que todos conocíamos, contactado por el monasterio, se puso en contacto con la gendarmería. Se encargó de actuar con la mayor discreción posible. Los gendarmes llegaron al monasterio en un coche sin distintivos,  en completo anonimato. Luego llegó el médico forense. Los vecinos no se enteraron de nada. 

El cuerpo de la Hermana Myriah estaba negro, carbonizado, doblado, expresando con su misma actitud dolor y sufrimiento extremos, los extremos de brazos y piernas se habían consumido, el pelo  quemado, la boca abierta en un grito inaudible.

El médico forense tomó su tiempo para dictar un informe extenso y detallado que anotó uno de los gendarmes. El policía interrogó al prior general de los hermanos, al que sor María hizo venir, y a la priora del monasterio de Camporeggiano, quienes se declararon como los dos principales responsables frente a las fuerzas del orden. (Sor Marie nada que ver con lo que había pasado....)

Los "cocinaron" la mayor parte de la noche. De hecho, la intención de los gendarmes era "buena": querían que su informe fuera irrefutable y de hecho obtuvieron el permiso de entierro.

Los directores de la funeraria de Gubbio, la ciudad más cercana, trajeron un ataúd. El cuerpo de Myriah  estaba tan doblado sobre sí y tan carbonizado, con los ligamentos tan  rígidos que un hermano y una hermana tuvieron que "romperlo" para meter a la fuerza su cuerpo en el ataúd, articulación por articulación, hasta que lograron colocarlo en el féretro, poner la tapa y atornillarla casi a la fuerza.

Llamaron enseguida a la madre de Miryah. Dijo que no quería que enterraran a su hija sin verla. Quería viajar a Italia antes del cierre del ataúd, aunque ya estaba cerrado cuando se habló con ella, quería estar presente en el funeral.


Dijo que enviaría un abogado a través de la embajada de Polonia ... Era su más estricto derecho. Al final, por lo que yo sé, ni vino, ni envió un abogado y la embajada de Polonia no hizo pregunta alguna.
 

Pasó un tiempo antes de que viniera al monasterio, lo hizo acompañada de dos amigos, uno de los cuales hablaba perfectamente francés y hacía traductor. La madre no podía creer que su hija pequeña que nunca antes había mostrado signos de enfermedad, hubiera muerto así, inesperadamente. Las hermanas "que hacían cabeza" le mintieron.

Hubo que hacer frente a las hermanas del monasterio. Algunas hermanas se olieron lo que había sucedido y no admitieron que se les quisiera engañar. Pero no pasó nada. No lograron que se dijera la verdad. El principal elemento de sospecha era que nunca había sucedido que una hermana fallecida fuera metida en el ataúd a todo correr.

La costumbre es poner a la hermana que acaba de morir  en un tabla en el centro de la Iglesia. Se celebran los oficios de cuerpo presente y se rezan los Salmos ininterrumpidamente hasta la ceremonia del entierro. El cadáver se entierra en la misma tabla, sin ataúd.

La verdad de estos sucesos siempre se ocultó celosamente e incluso hasta hoy los miembros de Belén desconocen lo que realmente sucedió.

Fabio Barbero

Comentarios

Ricardo Pérez ha dicho que…

"Una cosa es que se vean representantes del Opus Dei en las empresas y en la política, y otra que haya una mano unida de todos en favor de todos." Alberto Moncada. El poder del Opus y su influencia en la sociedad. No se podia decir tanto y tan bien, con tan pocas palabras.

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