NO TRABAJABA

 Ni en el corazón del imperio lo tienen claro: la gente de orden no se traga el nuevo desorden mundial. Hay una auténtica lucha entre la izquierda del partido demócrata y la derecha del partido republicano a cuenta de estos temas. Nosotros los primericos de la clase en legislar en beneficio de las necesidades generales de la gran mayoría de la población. Recuperando el tiempo perdido, los últimos en abolir la Inquisición, los primeros en aprobar leyes cuando menos estrafalarias, decadentes. 

Ilustrarse sobre el tema, raro de por sí pero actual.

 Extraño que  no se hayan hecho oír ante las leyes recientemente aprobadas, y que los obispos hayan reaccionado después del evento.

Vamos perdiendo fuelle, diferencia con lo que pasaba en tiempos de ZP y las manifas en la Castellana por el matrimonio de homo a las que acudían de todos sus coles de España. Ya no importa, se dedican a salvar los muebles ante el naufragio,  faltan nuevos efectivos jóvenes, no hay fuerzas para oponerse en la calle.

Profunda contradicción con el carisma

Se levantaba todos los días a la misma hora y cuando yo escuché su misa, la decían con devoción, muy bien. Después desayunaba y desaparecía. No sé lo que hacía. Si hacía buen tiempo lo veíamos pasear por el jardín con algún chico o solo.

Comía siempre solo con d Alvaro. Era sobrio en la comida pero muy exquisito. Cuando terminaba de comer, yo daba un suspiro de alivio porque nunca se sabía si algo no le iba a gustar.  Una vez le dijo a la doncella que le servía que me preguntase "si había puesto veneno en la comida como tenía costumbre de hacer". Se refería a que el día anterior se había puesto enfermo d. Alvaro y le echaba la culpa a la comida.

Le servía siempre la misma doncella (Rosalía) con cofia y delantal y uniforme negro.

Por las tardes solía salir a la calle con d. Alvaro y compraban objetos en los anticuarios para la casa palacio que estaba edificando. Me da la sensación de que no daba golpe y que cuando no estaba d. Alvaro se aburría mucho porque alguna vez venía a la administración y no tenía nada que hacer.

Luego no aguantaba las molestias que le proporcionaban las obras. Cuando el polvo era mucho, se iba a una casa de los chicos de la región de Italia. O cuando llegaba el verano, en Roma hace mucho calor, se marchaba por las tardes a Castelgandolfo que es más fresco a la casa de las chicas. Esta casa se la quitaron también de mala manera  a una señora mayor, con esos sistemas que ellos tienen que no son nada claros, y si no, se iba un mes a Londres, o al lago de Como. Me han dicho que cuando viajaba se hospedaba en los mejores hoteles y comía en los mejores restaurantes. Iba en su coche y  uno de los chicos del Opus era su chófer. Todo se lo tenían preparado y programado. No tenía dificultad ninguna para nada.

Era depresivo. Enseguida nos dábamos cuenta de su estado de ánimo. Yo creo sinceramente que era un psicópata. Por muchas cosas, su carácter desigual, lo que un día le gustaba, otro día le enfadaba, la manía del orden que era exagerada, sus fobias.

SOLO LA OBRA Y NADA MÁS, FANATISMO Y CONTROL

Debo insistir entre el divorcio existente entre lo que se decía y la realidad de nuestra vida.

-Hijos míos sois libérrimos, libérrimos.

Nada más lejos de la realidad. Todo estaba sujeto a normas rígidas. Teníamos la llamada praxis y en ella se regulaba todo nuestro comportamiento: si teníamos que lleva o no medias, si la manga debía llegar a cierta parte o no, que no se podía llevar pantalones, que los ojos no se podían pintar, no se podía cenar fuera de casa, etc, etc. Recuerdo que a una nume que tenía una enfermedad mental le trajo su madre un ajedrez para su distracción. Estaba jugando un día con ella, y se nos dijo que nunca se podía jugar a juegos de salón. Y a pesar de su enfermedad no se pudo jugar más.

¿Libres? de nada. Una vez estando en Roma cayó en mis manos un libro sobre un cartujo llamado Rafael. A mí la vida monástica siempre me había interesado. Estaba leyendo el libro, pasó el padre E. y me dijo: ¿Qué estás leyendo? ¿qué es esto? Pero quién te ha dado permiso para leer este libro?

-He visto que era un cartujo y...

-¿Qué tienes que ver tú con un cartujo? para tí es mal espíritu ¡fuera!

Me lo cogió violentamente y lo rompió. Esta era nuestra libertad. Un ambiente opresivo, sobre todo en Roma, donde el ambiente era verdaderamente denso por la cercanía de su presencia. 

Una vez me hicieron una corrección fraterna porque en las tertulias había que hablar del Padre y consideraban que los temas de conversación que se tenían "no eran del espíritu de la Obra".

Otra cosa que decía mucho es que éramos cristianos corrientes, y como en tantas cosas esta frase no tenía nada que ver con nuestra realidad. Los cristianos corrientes tienen toda clase de opciones en apostolados, liturgias y su propia vida. Son muchas las opciones que la Iglesia aprueba que a los socios del Opus les están vedadas.

EL PROSE

El founder estaba urgiendo frecuentemente a que no se paralizara el proselitismo de vocaciones para el Opus. "El que no trae gente a la Obra está muerto ¡y yo no quiero andar con muertos!". A mi me encogía el alma este proselitismo salvaje en donde a la gente, se le seguía, se le acosaba, se le forzaba. Después se comentaba que solo los débiles mentales aceptaban ingresar si no querían pero yo he conocido muchas de esas débiles mentales que se vieron dentro del fervor de unos ejercicios.

Por ejemplo, recuerdo que una nume me dijo una vez en una confidencia que ella no tenía vocación porque su vocación la tenía Guadalupe que era la que le había metido. Sé que ahora este proselitismo feroz lo están haciendo en los colegios del Opus con gente muy joven, sin madurez para una elección de este tipo, sin conocer lo que aceptan y lo que dejan. Debería de estar prohibido, porque además suelen dejarlos marcados mucho tiempo si se marchan y se lo pasan muy mal. La opción para escoger estado pertenece a la más estricta libertad personal y nada ni nadie debería influir en esta elección.

Tengo que decir en honor a la verdad que la gente que ingresa en el Opus, lo hace con muy buena voluntad. Después se suele fanatizar porque es la única manera de permanecer y es muy duro marcharse. Yo he visto allí gente estupenda: lo mejor del Opus son algunos de sus asociados y asociadas.

Rosario Badules López


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