REPRESALIAS. DITIRAMBOS CARDENALICIOS

Aquí represaliados del sistema judicial español que marcha como una seda para quien está en el poder, aplastando a su paso a gentes honradas que ni roban ni mienten ni desvían capitales al extranjero. Todo lo que cuentan me lo sé, lo que estáis pasando, darse contra la pared, lo conozco bien. 

En un país en el que desde el poder estamos con los 40 géneros y otras infumables zarandajas varias venidas del centro del imperio, seguimos con un sistema político y judicial que es una juerga, para el que está en el poder. 

Si eres pueblo y careces de padrinos ya sabes lo que te toca. pagar, pagar y pagar el pato.   Miguel Rix prepara documental en el que aparecerá el santificador hoy en el Banco Europeo, que se preocupó de que el dinero llegado de Europa para rescatar a los que nos ahogan fuera a los bancos españoles directamente, no al Estado español. Me hago eco por ser actividad santificada y santificadora, me gustaría más detalles, pero muchas otras diversiones ocupan los espíritus. 

Más detención de los youtubers disidentes: Revelión, Trotapoker, Arconte  Why? Warum? Pourquoi? otros que serán como sean, delincuentes no parecen, en su momento los seguí por disidencia al plandemio hasta que cada uno me decepcionó por motivos diferentes.

Demasiados españoles viviendo del cuento, por lo   que nada se mueve. Amen a todo, como siempre fue y ha sido. Si te sales del carril señalado en los tiempos del gobierno "más progresista de la historia de España", en cualquier momento vienen a por tí. 

En todas partes cuecen habas, también en Francia el poder político está corrompido, pero de vez en cuando hay sentencias favorables a los débiles, no es machacarte siempre con el cascanueces hasta que te hundas. Lo sé por seguir a Juan Branco, joven abogado descendiente  de española y portugués, defensor que fue de Assange y hoy de todos los humillados y ofendidos por ser pueblo y no casta. Y gana juicios, también cuando es él el acusado por meterse con quien no se debe, sale a flote.

LA SANTIDAD NO SE FABRICA

La beatificación del p. Escrivá ha producido lo que, seguramente no esperaban los del opus: que quienes lo han conocido de cerca haya podido levantarse contra el mito a que han querido encumbrarlo. Como es natural nadie daría un pelo por la cuestión de saber si la vida del p. E. es de esta o de la otra manera. Pero la cosa cambia cuando se pretende que esa vida sea presentada a la Iglesia como modélica, y además, en grado sumo por haber poseído las virtudes en grado heroico.

No se trata de ir o no contra una persona, porque esa persona no es mucho más que cualquier otra.

Lo que se trata es de impedir que, con ocasión de una persona humana se monte un espectáculo de influciencias y presiones, de amenazas y promesas, de exaltación y mitificación. Habría que preguntarse que es lo que se busca a través de la beatificación del padre E.

Es muy probable que lo que se busque con ella sea cubrir la abrumadora herida de nuestra soledad amenazada que quiere legitimarse con avales externos. En lugar de reconvertir lo torcido de nuestra existencia, queremos justificarla poniendo sobre ella la barroca, feudal y aristocrática gloria de Bernini representada por el Padre y su Obra.

Ya en vida del P. E existió el empeño y el plan bien organizado de ir preparando su beatificación. Jamás antes, en la historia de la Iglesia, ocurrió esto. No hay ningún santo con respecto al cual, tan al poco tiempo de morir, se haya podido decir y hacer lo que se ha dicho y hecho con el p. Escrivá: han pedido su beatificación, lo escriben ellos, 69 cardenales, 241 arzobispos, 987 obispos, etc. Pero esta petición no ha nacido espontáneamente en el interior de la Iglesia, como un clamor ante la heroicidad manifiesta de sus virtudes, sino como un resultado hábilmente preparado y tenazmente perseguido por sus hijos.

Claro que el factor tiempo ha sido aquí precioso: la cercanía del p.E. ha posibilitado que los testigos directos de su vida, todavía entre nosotros, puedan desmentir sin mayor esfuerzo los ditirambos que, con irresponsabilidad, han dicho sobre él ciertos personajes eclesiásticos: el cardenal Parente lo ha parangonado con s. Benito o con S. Francisco de Asís, el cardenal Otunga lo ha declarado "uno de los más grandes santos de todos los tiempos", el cardenal Baggio considera "su mensaje como un capítulo nuevo y original en la historia de la espiritualidad", el cardenal Rossi lo define como "testigo excepcional de la universal misión salvífica de la Iglesia". 

Todo ello mucho antes de las 43.

Habría que haber visto cómo han reaccionado antes estas declaraciones quienes lo han conocido día a día en el transcurrir gris de su vida. POdemos imaginar el asombro, la rabia y hasta quien sabe si el infarto.

Pero hay quien cree que la autoridad de lo que una persona es o ha dejado de ser depende no de lo que en realidad ha sido, sino de lo que sobre ella se puede llegar a decir, con recurso abusivo al sentir casi sagrado de la jerarquía.

Pero hoy ha corren otros tiempos y nadie puede dar lo que nunca tuvo, por más títulos y disfraces que se le pongan encima. La santidad es cosa que se palpa y se aclama desde abajo, desde el pueblo con masiva espontaneidad. Es el Caso del Papa Juan XXIII, de mons. Romero. Pero, para ellos, santos ya por aclamación del pueblo, no se ha abierto todavía el proceso oficial de beatificación en 1992. ¿Por qué? ¿Por qué para el p. Escrivá tanta prisa y para ellos tanta despreocupación?

El escándalo será enorme

Un eminente jurista eclesiástico ponderado decía hace poco: "Si pudiera evitar esta beatificación, aunque fuera teniendo que salirme de la Iglesia, lo haría". Y una mujer, cristiana comprometida y escritora conocida, anunciaba ya antes de salir la noticia de la beatificación: "Si un día se llega a beatificar al p. Escrivá, hago promesa de no pisar un templo de la cristiandad en el resto de mi vida".

Un cristiano que llega a poseer y demostrar manifiestamente el heroísmo de las virtudes cristianas no provoca la indignación de este caso.

Si  a pesar de todo, la beatificación se produce, una cosa quedará bien clara: hoy 1992, en la Iglesia manda el od y no hay nada que le detenga en lograr lo que quiere.

El opus principalmente es la gran fuerza neoconservadora que está dando al traste con la inmensa renovación suscitada por el Vaticano II. Son para meditar y no olvidar, las palabras de un testigo directo que las oyó de E.: "este Concilio, hijas mías, es el concilio del diablo". Y estas dichas por un sacerdote, miembro de la o: "menos mal, que el Señor se lo llevó antes de tiempo (antes de  la fecha, 1982, que él mismo había fijado para su muerte) si no, esto hubiera acabado peor que lo de Lefèbvre."

Los que pertenecen a la Iglesia, los más ilustrados seguramente, piensan que ante este hecho mejor es callar. El hecho mismo es tan fuerte y significativo que no necesita comentarios.

Esto puede ser cierto. Pero, no lo es menos que una gran parte de eclesiásticos (teólogos, profesores, párrocos, muchísimos obispos) están claramente en contra y así lo expresan en sus círculos más inmediatos. Pero, de cara al público, nadie osa decir lo que piensa, la resignación dolorida es la nota imperante. Una suerte de fatalismo paraliza la responsabilidad. Hay miedo.

El miedo es, ahora, el arma que esteriliza y mata. Miedo impresionante en los que han pertenecido al Opus y miedo en los que, sin haber pertenecido, lo sienten como una amenaza terrible. Y así, por el miedo, unos y otros, dominados. Y la apisonadora del o siegue adelante arruinando sueños, logros y esperanzas y quebrando la credibilidad que la Iglesia había comenzado a recuperar después del concilio.

Está por demostrar si el cacareado miedo ante el opus, no se vendría abajo si, en lugar de temblar y someterse, se le plantase cara firme y colectivamente. El miedo y la oscuridad no resisten la transparencia y la publicidad, pero para ello hay que salir de la complicidad y lanzarse a defender coherentemente lo que es hoy un servicio urgente de amor a la Iglesia y de su rescate frente al nuevo neoconservadurismo

Xabier Goriz


Comentarios

Magí Ribas Alegret ha dicho que…
Cierto, en todas partes cuecen habas, y al caso de Juan Branco debo añadir al también Maître Bernard Mery. En una ocasión, buscando uno de sus libros por las librerías de Quartier Latin, vi la expresión de los dependientes al oír el título seguido de negativa, salvo en FNAC. Pero incluso contra la Fraternelle salió a flote, y me expresó apoyó cuando el Opus Dei judicial saltó sobre mí en papel de oficio.

Nada que ver con este lugar. Diagnóstico lapidario de lo que hay: “El sistema es tan corrupto que expulsa a los decentes”, Comisario Jaime Barrado en el documental “Las cloacas de interior”. El sistema judicial (del Opus) en el centro.

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