LAS PINTAS y LAS GRACIAS

Lorena Contreras, experta chilena en abusos en la Iglesia, como yo, estima que Francisco no cambió gran cosa en el tratamiento de los mismos. 

Todo es cuestión de perspectiva que diría Ortega y Gasset, el filósofo español de más renombre por ahora. Probablemente desde el punto de vista de lo "mejor" y "más justo", las cosas se movieron poco. Desde el punto de vista de la observadora escaldada que soy sobre lo que hubo antes de Francisco y lo que parece que se viene después, fue un gran cambio. Pasaron muy buenas cosas, Sodalicio incluido. Me malicio que no se va a repetir, no sé si me dará tiempo a conocer otro de su calibre. Ojalá me equivoque.

Francisco se atrevió a desacralizar la figura papal. De ello habla el jesuita Jorge Costadoat en la segunda parte del programa. Hemos visto a Francisco frente a frente un periodista, frente a Evolé, frente a Valentina Alazraki y algunos otros argentinos como Nelson Castro, al que concedió entrevista para que se difundiera tras su fallecimiento.

Jamás de los jamases "el santo de los santos" y promulgador de lo mismo se puso en semejante tesitura de tener que responder cara a cara en una entrevista a un periodista. Nunca. Prohibido. Lo único bueno que le podía suceder es que metiera la pata. Es muy expuesto. Por eso mejor hablar por comunicados oficiales de oficinas de información, alejar de uno mismo la cámara y solo pronunciarse en la intimidad de los fanáticos incondicionales zombificados e institucionalizados.

Tampoco sus sucesores se dejaron entrevistar a "la pata la llana", prohibidísimo. Del santo founder circuló "Conversaciones", recogido de "entrevistas" publicadas por Le Figaro o Times o  Corriere della Sera o tal vez ABC. Pero no eran ni habían sido conversaciones ni habían sido entrevistas. Fueron respuestas por escrito a preguntas por escrito en las que todo está pesado y medido, cada palabra, cada punto, cada punto y coma. 

Se descubre la estrategema comparando su forma de expresarse en las famosas tertulias del teatro Coliseo (Buenos Aires) o de Tabancura (colegio en Santiago de Chile) o de Altoclaro (casa de retiros cerca de Caracas) o en Miraflores (centro en Lima). Hay algunas otras tertulias en un gimnasio de Barcelona, y en Madrid. Pero las primeras nombradas son las que ví con más frecuencia. 

Tenía un estilo muy peculiar de comunicación y expresión, aragonés desarraigado y arraigado en Roma, de cura decimonónico. Ya he dicho mil veces que hay especímenes muy semejantes a él tanto en las páginas de Pérez Galdós como en las de Leopoldo Alas.

Su estilo, su habla, su gesticulación, nada tiene que ver con las edulcoradas y anestesiadas respuestas del librito Conversaciones. Hoy es fácil apreciarlo, tanto tiempo después, curados de espanto y sabiendo cómo cuidan no quemarse los "empingorotados". Quemarse dando la cara es de plebeyos. Si das la cara te la cruzan. Si sales en las redes das pie a malas interpretaciones. Mejor recluirse en un casoplón del Parioli protegido por varias capas de "otros" y "otras" intercambiables, que si meten la pata o si no la meten, pero se les cambia con frecuencia de manera que no haya rostros muy identificables con lo que viene siendo el "opus Dei" oficial.

En estas condiciones cuando alguien reconoce abiertamente "soy del Opus Dei", aprecias que tenga dos brazos, dos piernas, una cara...lo normal, y "anda, no pareces  un fantasma ni me hablas desde una nave espacial ni tienes antenas en la cabeza"...

Y entonces decimos tonterías, como si la deformación moral, la hipocresía sistemática e institucional tuviera que tener manifestaciones físicas desagradables en las personas que "pertenecen". 

Para nada y antes bien al contrario, al cura este sólo le falta el aroma Varón Dandy que por ahora no se transmite por Internet, lástima. Pero está calcado, el mismo estilismo que los curas jóvenes y deportistas, ensotanados, buena pinta y bien peinados de los que gustaba rodearse "su santidad"

Lo que más me ha gustado es su displicente parrafada final dirigida a algún ex legionario que ha dado testimonio en Internet y al que le cuesta creer: 

¿A quién se le ocurre contar una experiencia desgraciada en esta congregación con nuestras maravillosas aportaciones a la Iglesia universal? ¿cómo cuestionar que los sufrimientos de José Barba o Juan José Vaca sirvieron para que se cumpliera tan gran obra? ¿por qué centrar la propia vida en "perseguir" a la Legión y en la mala y subjetiva experiencia?

Es cierto Padre Fernando, "la lleva" como dice la juventud. He de estar agradecida de que empezaran a sorberme el cerebro con 10 años, gracias al santo y a su organización por descubrirme una vocación inexistente con 14, había que darse prisa que luego nos maleamos, gracias también por separarme de mis padres y hermano, gracias por hacerme descubrir la familia sobrenatural con lazos más fuertes que los de la sangre, gracias a esa familia sobrenatural por hacerme perder el tiempo realizando tareas que yo pensaba eran beneficiosas para mí, para las almas y para la Iglesia sin serlo, gracias al supernume y a los numes o ex numes, a los amigos que dieron ideas a mi acosador laboral y se pusieron de su parte para empujar en los procedimientos, como si sus enchufes en la Junta no bastaran, gracias por ayudarme a contraer deudas impagables cuando me fui, gracias por todos los jucios que se acumularon sobre mi cabeza, gracias a la institución por las calumnias, gracias por aquel año en que poco me faltó para irme a pedir a Cáritas.

Gracias por las sufrideras para entrar y gracias por las sufrideras para salir. Más todos los desprendimientos afectivos de en medio.

 Gracias por haberos quedado con los millones de mi madre y con los míos. Una vez me dijeron que si no hubiera sido por nuestra común vocación y lo caro que sale, habría podido vivir sin trabajar...no sé si es real, pero no, no habría podido porque es de lo poco que sé hacer. Gracias por hacer de mí una apestada social, gracias por hacerme sentir como un trapo de polvo o una "sarpillera", la bayeta de fregar. Gracias por hacerme pensar en aquellos tiempos que seguramente "olía mal". 

Gracias de parte de aquella compi de fatigas numerariles, de ilustre family opusina, todos forrados, a la que por "abandonar" tras casi 40 años dejastéis en la indigencia. Sin sueldo, sin ahorros, sin haber cotizado, sin formación. Gracias por sus años de "directora de centros", era todo lo que tenía. Gracias por disponer de su vida de manera que le fuera materialmente imposible sobrevivir fuera de ahí. Gracias de corazón, del suyo y del mío. Gracias a su opusina familia por quedarse con la "legítima" de su hermana, gracias por humillarla y despreciarla de esa manera.

Sin eso ¿cómo podía pensar ni siquiera en "ser santa"? 

Sí Señor, tiene ud razón d. Fernando: lo suyo es hacer como el 99,9 % de los ex numes españoles, sobrevivir muerta de miedo en un rincón. Usando seudónimo para contar verdades dulcificadas, vaya que me reconozcan, vaya que vengan a por mí, vaya que me "apisonen". Y eso aunque esté más cerca de la tumba que de cualquier otro lugar. 

Mejor si me dedico a recoger perros y gatos, me encantaría, mi sueño. Y me olvido de esto. Para lo que voy a conseguir....

 A lo mejor es tiempo. Pero no me llena. Si hubiera 50 Anas A, pues sí, lo haría, el sitio estaría ocupado. Pero no, mis compis de numerariez callan y fallecen y se llevan el secreto a la tumba.  Un día llegará en que dejen de existir y los españoles ni se habrán enterado de esta negra y  determinante página de nuestra historia, los testigos callaron, los que debían levantar alfombras no las levantaron, el tiempo acabará con todos nosotros y aquí no ha pasado nada.

Qué disparate y qué barbaridad. Por lo menos lo escribo, ya que no me han matado.