BARRIDOS ECLESIALES

Aquí unos que van a ser investigados a fondo. Figari, el founder, también gozó de favores y amores juanpableños. Y no se queda Francisco en antiguos amores del predecesor ya nombrado santo, la gente se queja y algo se consigue. La santidad proclamada de su protector no va a servir para tapar a los abusadores, en Chile Karadima, en Méjico Maciel, en Perú Figari. ¿Y en España? nada, nacemos y somos santos. ¿O será porque formamos parte de la OTAN y la UE? no como esos países de América...allá perdidos, en un extremo del mundo...
Hay que ver lo desagradecida que es la gente, pidió consejo, se le ha dado y nunca más se supo. A veces pienso si no es tomadura de pelo. En mi perorata se me olvidó la cuestión de la familia de su amado. Se puede ser un ex nume con la mentalidad de nume pero si además la familia sigue dentro, razón suplementaria para soltar amarras esta misma noche cambiándose el número de móvil, ya que cambiar de ciudad será difícil.


No puedo dejar de contestar a mi admirada Fortunata, por ella descubrí Galdós, en el último vídeo que he visto de su canal. No creo que Galdós estuviera de acuerdo con Fortunata. 

Habla de la fecha clave que lo cambió todo, el 18 de julio, y cita a un antiguo terrorista reconvertido en historiador de cabecera de la extrema


En el blog he tratado ya esta fecha, sobre todo mis descubrimientos sobre lo que en ella pasó en Pamplona, descubrimientos recientes, porque lo de Paracuellos lo sabía desde que hice la primera comunión. Como todos los españoles de mi generación.

Esta vez es un exiliado español, Arturo Barea, autor de "La forja de un rebelde", novela autobiográfica en tres tomos en la que de modo muy ameno, directo y vivo, nuestros escolares, adolescentes y adultos de hoy y de mañana pueden acceder a "lo que fue aquello". Aquello se refiere a la España de los pobres, humillados y ofendidos desde 1900 a la guerra civil incluida.

Es muy ridículo que quienes tenían la fuerza de un ejército organizado, el Ejército de Africa, y el apoyo militar, dinerario y armamentístico tuvieran miedo a la "extinción". Eran los fuertes de la historia, y efectivamente, en frente tenían un guirigay de grupos que ni entre ellos se entendían (anarquistas, comunistas, socialistas, republicanos burgueses, separatistas vascos y catalanes). 

Por ser pobre no se es mejor persona ni se lleva siempre la razón. Pero en principio los de abajo son los necesitados de justicia, y en el caso español había pocas dudas. 



La novela de Barea refleja también la guerra de Africa, qué corrupción, lugar para enriquecimiento a base de corrupción por parte de los mandos militares y administrativos. Lugar de muerte en el desierto para campesinos, jornaleros españoles que no podían pagar el "rescate" y librarse de ir a la guerra como si podían hacer las clases altas. Ese fue también el fondo de lo que pasó en 1936. Eran miserables, se comían los mocos los destripaterrones en su pueblo, no tenían más que hambre, pero sacarlos de allí y mandarlos a esa guerra loca por capricho geopolítico de Alfonso XIII y su camarilla de aristócratas aficionados a los coches  de carreras y la buena vida....indigna al máximo. Y de esas cosas no se habla. Ni ayer ni hoy a los españoles.

Dice Barea en el tomo 3 de su novela autobiográfica:

"No podía desprenderme de la visión de la guerra que había surgido de mi estupor. Nuestra guerra había sido provocada por un grupo de generales que, a su vez, estaban manejados por los sectores de las derechas españolas más fanáticamente determinados a luchar contra cualquier desarrollo del país que fuera una amenaza para su casta. Pero los rebeldes habían cometido el error de recurrir a ayudas exteriores y convertir una guerra civil en una escaramuza internacional. España, su pueblo y su gobierno no existían más en una forma definida; eran el objeto de un experimento en el cual los países partidarios de socialismo o comunismo tomaban parte activa, mientras los demás países nos contemplaban como espectadores vitalmente interesados. Lo que estaba ocurriendo era un claro preludio del rumbo futuro de España y posiblemente del mundo.

Los espectadores favorecían a uno  u otro de los dos combatientes; sus clases directoras se inclinaban del lado del fascismo internacional; parte de los trabajadores y de sus intelectuales se inclinaban más o menos hacia un socialismo internacional. Una guerrilla ideológica de ambos bandos combatía en Europa y América. Reclutas para las Brigadas Internacionales venían de todos los países, y todos los países se negaban a vender a la República Española las armas que necesitaba. La razón que se daba era que se quería evitar una guerra internacional. 
Sin embargo algunos grupos tenían la esperanza de que España provocaría la guerra entre Alemania y Rusia, y muchos tenían curiosidad por ver enfrentarse la fuerza de las dos ideologías políticas no en el campo de la teoría, sino en el de batalla".

La clave en el siguiente párrafo:
"Me parecía sin duda alguna, que las clases directoras de Europa esperaban mantenerse como dueñas de la situación después de una derrota del comunismo y una debilitación del fascismo, que podía entonces ser explotado y usado ventajosamente para ellas. Así, su papel era proteger el fascismo contra el peligro de perder su guerra definitivamente en España, porque el fascismo era para ellos un mal menor o, mejor aún, un beneficio en potencia. Esto se traducía en la no intervención, en la capitulación del gobierno de la República en manos de la Rusia soviética y en la de los rebeldes en las manos de Alemania e Italia.
No podíamos ganar la guerra.

Los hombres de Estado de la Rusia soviética no iban  a ser tan estúpidos como para llevar su intervención a un punto en que constituyera peligro de guerra contra Alemania, en una situación en la que Rusia se encontraría abandonada por todos y Alemania disfrutaría el apoyo de las clases directoras y la ayuda de la industria pesada de todos los países. Muy pronto los rusos nos dirían: lo sentimos mucho, no podemos hacer más por vosotros, arreglároslas como podáis."
Estábamos condenados de antemano. Y sin embargo, continuábamos nuestra lucha feroz ¿por qué?

No teníamos otra solución. Ante España no había más que dos caminos: la terrible esperanza, peor aún que desesperación de que estallara una guerra europea y obligara a algunos de los otros países a intervenir contra la Alemania de Hitler, y la desesperada solución de sacrificarnos nosotros mismos para que otros pudieran ganar tiempo y hacer sus preparativos, y así cuando un día llegara el final del fascismo, tener el derecho de pedir nuestra compensación. En cualquiera de los dos casos teníamos que pagar con la moneda de nuestra propia sangre y la destrucción bárbara de nuestro suelo. Era por esto que muchos miles, que se enfrentaban en el frente con la muerte, luchaban con un credo y una convicción política, con fe y con esperanza de victoria."

El campesino español y los españoles de a pie en general, se vieron pillados en los engranajes de una situación internacional que estaba totalmente fuera de su alcance controlar. Un desastre. Como fue, y que ni siquiera el paso del tiempo borra, porque ignorar todo esto no lo hace menos real.



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