LA PRIMERA NORMA

La primera regla es no irse. no es la regla de la caridad, aunque luego lo arreglaron, con la historieta del cuadro con el Mandatum novum que fue perdido y hallado. Tema de la charla semanal, si uno tiene tentaciones de "vocaciones". Manipulados para entrar, manipulados para quedarse.

San Juan María Vianney
Lo nombraron intercesor y tiene derecho a hornacina en el ayer santuario hoy oratorio. Personaje que en vida no podía haber estado más lejos del "catolicismo elitista", hombre piadosísimo y entregadísimo al sacramento de la confesión y la eucaristía. Pero dejado de lado por ignorante y poco ducho en latín. Recuerdo la lectura de su vida durante las comidas de un "curso de retiro" o ejercicios espirituales de cinco días. Muy impactantes hechos extraordinarios en su vida, ignoro si todo lo que se cuenta de él es cierto o inventado, pero su presencia en la humilde parroquia cambió el pueblo, como el founder, que huyó del campo. Como nos gusta adornarnos con las virtudes de otros.

Cocina del Cura de Ars




Se comprende que el santo founder se inspirara en él por el amor a las confesiones, pero su cocina no encajaba tanto. Entresaco de la wiki algo de una de sus biografías, tuvieron que hacer alojamientos en el pueblo para acoger la masa de peregrinos. Era un "curandero de almas":

La iglesia estaba repleta durante todo el día, a partir de las primeras horas de la mañana. La gente formaba cola para recibir los sacramentos [...] La gente se arrodillaba en las capillas laterales,Nota 4​ detrás del altar mayor, en el santuario, o permanecía de pie en la escalinata de la iglesia. Los penitentes debían pagar suplentes para que les guardaran el lugar mientras iban a almorzar. Los obispos aguardaban su turno como todo el mundo. Solo a los enfermos y a los impedidos se les concedía el privilegio de no formar cola, y el padre Vianney parecía intuir su presencia, pues abría la puerta del confesonario y los hacía salir de entre el gentío. Fue necesario abrir nuevos hoteles para dar alojamiento nocturno a los peregrinos, aunque en verano muchos de ellos dormían a campo abierto.
El cura dedicaba la mayor parte del día a los peregrinos. Comenzaba a escuchar confesiones a la una de la mañana y a veces a medianoche. Seguía confesando hasta las seis o siete, hora en que celebraba misa. En cuanto acababa su acción de gracias entraba (hasta 1834 sin romper el ayuno) en el confesonario nuevamente y permanecía allí hasta las diez y media, hora en que recitaba prima, tercia, sexta y nona, de rodillas frente al altar mayor. A las once prestaba instrucción catequística, después de lo cual escuchaba más confesiones. A mediodía almorzaba de pie, un tazón de sopa o de leche y unos gramos de pan seco. Después de visitar a los enfermos, regresaba a la iglesia, recitaba vísperas y completas y confesaba hasta las siete u ocho de la noche, hora en que rezaba el rosario desde el púlpito. Cinco horas más tarde estaba de vuelta en la iglesia para comenzar otra jornada de trabajo. Y esto continuó así, día tras día, durante más de treinta años.1



Comentarios

Entradas populares de este blog

SEXO EN EL OPUS DEI, TEORÍA Y PRÁCTICA

Otra consulta memorable de Enrique Rojas, supernumerario del Opus Dei y psiquiatra de postín

LISTAS ATRASADAS DE MIEMBROS Y SIMPATIZANTES DEL OPUS Dei