STELLA MATUTINA

como dice el compañero de numerariez que solo estuvo 8 años, si, "éramos libres", mientras no cuestionaras una coma, eras libre. Pobre de ti el día que pusieras en cuestión   una coma de la ley, sacaban y sacaron las garras convenientemente. Pero el engaño inicial anulaba la libertad, era un secuestro mental.

No fuimos únicos, fueron tendencia estos juegos de palabras. España, refugio y protectora además de iniciadora de falsos iluminismos restauradores.


Ofrecemos un recordatorio cronológico de la tumultuosa historia de la rama contemplativa y del grupo disidente que surgió durante la crisis de 2009 (las “Hermanas de María Stella Matutina”), basado en el testimonio de una ex hermana, Marie Laure Jansens.

1.3.1 La edad de oro

1975: Los primeros estudiantes se reúnen en torno al Padre M-D Philippe en Friburgo, hay también mujeres jóvenes, algunas aspirantes a la vida religiosa, como Alix Parmentier, ex carmelita que se convirtió en ayudante del Padre Philippe. Fue el núcleo que pronto se convertiría en las “Hermanas de San Juan”. Enseguida reina un desorden moral y sexual en esta embrionaria familia religiosa. Los jóvenes caen en la trampa del padre Philippe y de su “amor de amistad”, desempeñando también Alix el papel de iniciadora en este tema.

1982: Alix y las dos primeras hermanas reciben el hábito de manos del padre Philippe, en Châteauneuf de Galaure, en la habitación de la mística Marthe Robin. (La que lió esta Marthe Robin, dando patente de corso desde su habitación de enferma a unos cuantos abusadores espirituales y sexuales. Ya hay investigación independiente). 

La hermana Alix, que había vivido durante varios años en el Carmelo, inmediatamente hizo los votos perpetuos y se le confió el liderazgo de la emergente comunidad femenina. La primera generación de hermanas ya esconde sus profundos malestares (anoréxicas, intentos de suicidio, etc.) todo ello como trasfondo de un escaparate de sonrisas deslumbrantes y hermosas liturgias.

1994: la comunidad es reconocida como congregación según el derecho diocesano, bajo el control del entonces arzobispo de Lyon, monseñor Decourtray. Sin duda, empieza la época dorada de las Hermanas de San Juan. Louise Hubac, alias Sor Marthe, llevaba varios años de maestra de novicias. Pronto comenzó a enseñar “a las hermanas” las lecciones de “padre”.  Marthe deja su huella en la comunidad, con su innegable carisma, para bien… y para mal. En cualquier caso, el efecto escaparate sigue funcionando perfectamente: las reclutas, que inicialmente llegan poco a poco, son cada vez más numerosas y acuden por decenas, procedentes de todos los continentes.

En 2003 empieza a “oler a chamuscado”. Poco después de su instalación en Lyon, el cardenal Barbarin decidió “acompañar” a la comunidad. Nombró “asistente” de las Hermanas al obispo emérito de Périgueux, Mons. Poulain, mientras que Mons. Joseph Madec (obispo emérito de Fréjus-Toulon) heredó una misión paralela con los hermanos. Su mandato oficial (al menos tal como se presenta internamente) consiste en ayudar a las personas religiosas a crecer, en un período de extraordinaria expansión numérica y geográfica. De hecho, el nombramiento del asistente está motivado por serias preocupaciones sobre las disfunciones de la comunidad, tanto entre los hermanos como entre las hermanas.

Sin embargo, el asistente no realiza su misión. Como prueba, en un comunicado de prensa del 11 de octubre de 2004, Mons. Poulain y su acólito respondieron a los ataques mediáticos contra los religiosos y los defendieron ferozmente:

Monseñor Madec y monseñor Poulain, responsables del seguimiento de las comunidades de hermanos y hermanas de Saint-Jean, reaccionan. Ante las acusaciones lanzadas por la AVREF (Asociación de Vïctimas y familias de comunidades católicas), dan fe de lo que viven estas comunidades y rechazan cualquier caracterización de ellas como secta y abusos sectarios. Hay que recordar que estas comunidades están en más 20 diócesis franceses, en algunos casos desde hace más de 20 años. (…) Viven según las reglas establecidas por la iglesia y de ninguna manera pueden ser acusados ​​de ser sectas. No podemos aceptar que se les considere sospechosos y que se manche así la imagen de los jóvenes religiosos y religiosas que, con sus riquezas y sus fragilidades, dan generosamente su vida por amor a Cristo y a los hombres.




Mons. Barbarin, sin embargo, no está muy convencido de este angelismo. Y tiene razones. Reúne pruebas de graves abusos dentro de la comunidad, no sólo porque los superiores le desobedecen frontalmente desde hace años (en particular, siguiendo con la expansión de la comunidad), sino también porque varios testimonios documentan cada vez más las acusaciones. Por tanto, decide continuar la investigación y nombra dos nuevas asistentes, las abadesas benedictinas (madre Luc Congar y madre Marie-Joseph Roduit). Y aumenta la presión: visita canónica al noviciado, "carta pastoral" dirigida a todas las profesas perpetuas para cuestionar la evolución de la comunidad... Este proceso de acompañamiento, sin embargo, se produce sin que la gran mayoría de las hermanas puedan sospechar lo que sucede detrás de escena. El lenguaje tan mesurado del cardenal no puede alertarles sobre la gravedad de los problemas. Y además domina la omertá.

6 de junio de 2009: En un giro dramático de los acontecimientos, el obispo Barbarin llega a la casa madre, “despide” a sor Alix, a sor Marthe y a todos los miembros del gobierno, al tiempo que impone una nueva priora general en la persona de sor Johanna. Las hermanas viven esto como un verdadero tsunami. Y, sin embargo, ya habían pasado seis años desde que el arzobispo de Lyon se preparaba para recuperar el control de la comunidad con miras a un saneamiento radical.

¿Qué reprocha exactamente el obispo Barbarin a esta comunidad?



1.3.2 Derivas comunitarias y vaguedad institucional

Pues bien, no es la Iglesia la que lo dirá, porque "el cardenal Barbarin, como sus sucesores, ha optado por permanecer muy discreto sobre los motivos del cambio de gobierno", y lo hace, "por respeto al pueblo" (La Croix, artículo de 27 de mayo de 2013). “Respeto y misericordia”, ésta es ya la respuesta que dieron las hermanas cuando, en medio de la crisis del verano de 2009, totalmente bajo la influencia y por tanto confundidas por las sanciones, pidieron explicaciones al cardenal. Simplemente se negó a hablar, alegando un pretexto altamente espiritual. Claramente, la misericordia con los culpables parecía tener que prevalecer sobre la necesidad de iluminar a las víctimas. La autoridad eclesial, al permanecer en silencio, hundiría a las hermanas en un sentimiento de arbitrariedad e injusticia, y contribuiría así al cisma de la comunidad.

De hecho, el manejo de este caso siempre iba a estar rodeado de silencio o eufemismos. Con Mons. Bonfils, luego Mons. Brincard, designados sucesivamente por el Santo Padre para gobernar la comunidad, fue necesario contentarse una y otra vez con fórmulas diluidas, suaves publicadas en el boletín de los Amigos de Saint-Jean y en cartas internas: “ sistema cerrado de pensamiento", "apego desordenado a uno u otro", "seducción afectiva", "comportamiento antirreligioso de ciertas hermanas" , donde, llamando a las cosas por su nombre, y volviendo a las raíces del mal, tendrían que haber hablado de acoso, despersonalización, esclavización de la inteligencia, infantilización, suicidios, práctica ilegal de la medicina, recurso escandaloso a exorcismos, rebelión contra la institución, de influencia afectiva y sensual, de abuso sexual.

Además de esta todo esto, podemos dirigir tres críticas a la institución:



Primero, ¿por qué esperaron años (¡27 años!) para reaccionar ante las disfunciones de esta comunidad? Las desviaciones fueron numerosas e identificables, al menos en parte; también fueron descritas en informes detallados, presentados a Roma por ex hermanas, ya en la década de 1990:

Una concentración de poderes, inconcebible incluso desde un punto de vista canónico, en manos de la muy carismática hermana Marthe;
Formación exclusiva, con lecciones escuchadas una y otra vez hasta la obsesión, formateando las mentes, satanizando las objeciones, pisoteando toda “experiencia” personal en nombre del “pseudorrealismo”;
Signos repetidos de malestar físico y psicológico en un cierto número de hermanas (anorexia, depresión, insomnio, suicidios o intentos “fallidos”);
Abuso sexual cometido por el padre fundador, y por la hermana Alix contra hermanos, y por hermanos contra hermanas.

Pero nada de esto parecía merecer una atención especial por parte de los arzobispos de Lyon, a pesar de haber sido alertados especialmente por la AVREF. Descuido culpable. Mientras tanto, cientos de mujeres jóvenes iban quedando atrapadas en la comunidad, sin haber sido advertidas del peligro que les esperaba.

En segundo lugar, cuando la institución tomó medidas,   comunicó muy poco, o muy mal, sobre los motivos de las sanciones. Lo que no se dijo alimentó una teoría de la conspiración que cundió entre las hermanas, los oblatos y familiares, una pura negación de la realidad, de la que la mayoría aún no ha salido.

En tercer lugar, después de tomar medidas, la institución dio marcha atrás varias veces. Recordamos   las etapas del disenso....(CONTINUARÁ)

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Creo que la raíz del pus no es España no sé desde, cuándo no sé si desde antes que el fundador tuviera aquella presunta visión en esos ejercicios en La milagrosa o desde poco después pero desde hace mucho.

Muy curioso que una familia que se quedó con una mano delante y otra detrás de pronto tuviera una casa entera de residencia que regentar en la calle Ferraz. Dizque herencia de un tío.

Hay crecimientos que no son orgánicos son artificiales, producto de pastillas como las que toman los culturistas de gimnasio. Y detrás de esos crecimientos antinaturales se puede adivinar detectar el uso de pastillas, la intervención de corporaciones que buscan tapaderas con las que controlar personas que usar para su batalla por el dominio mental del mundo.

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