La libertad de leer

Me impresiona de verdad eso que me cuenta alguien de que alguna directora se metía con su físico.

¡Qué acostumbrados estábamos a las humillaciones! ¡a no ser nadie! es un aprendizaje duro pero necesario: el reencuentro con la dignidad personal tras el paso por la secta. Aunque en mi caso creo que ha sido encuentro. Siempre dependiendo de las opiniones ajenas, hasta el punto de no saber hacer nada por cuenta propia, ni siquiera coger un tren o un autobús.

He puesto esta muchacha leyendo de una biblioteca que visité hace poco. Creo que es una de las grandes paradojas opusianas, un punto en el que la imagen que tienen de sí mismos y su realidad no pueden estar más distantes. ¡Cuándo pienso que hice toda una licenciatura de filosofía sin leer directamente Marx o Rousseau! autores clásicos e indispensables para conocer la evolución del pensamiento. Digo esto porque se dan mucho pisto de intelectuales, de que van a ganar las mejores cabezas, y lo alucinante del caso es que efectivamente muchas de esas grandes cabezas que adquieren dejan de serlo justo por la cuestión de que pierden su libertad.

En mi caso, y no sé si alguien más puede compartir esto, cuando estaba impregnada de la doctrina opuslandia casi todos los autores, tanto filósofos como escritores, me parecía que estaban echados a perder, ciegos. Que no me podía aportar nada leer a García Márquez por ejemplo, o los filósofos del siglo XX, es que ni se me ocurría abrir un libro de filosofía que no estuviera editado por EUNSA o Rialp. Todo lo que no tenia que ver con la supuesta "santificación del trabajo" y los supuestos horizontes espirituales "descubiertos" por el grupo en el que estaba no me decía nada.

Recuerdo por ejemplo la asignatura de filosofía española en quinto de carrera, que la dimos por alguien que no manifestaba absolutamente ningún entusiasmo por nuestros pensadores: Ortega, Unamuno... de la Zambrano ni mención por supuesto, exiliada republicana, estaría supongo en el infierno de muchos tomistas opus. Y de Ortega en especial a mí me quedó una sensación malísima, de superficial, nada cristiano, un hombre completamente "perdido". Hicimos un trabajo otra numeraria y yo sobre él, con la crítica opusina correspondiente. Y luego cuantas penalidades existenciales para salir de esa madriguera y descubrir "nuestro pensamiento". Que no será Hegel ni Kant ni falta que hace, pero son la gente que de verdad aplicó su inteligencia a pensar, a reflexionar desde nuestra propia realidad social... ¡qué ignorancia más grande en el opus! ¡cuánto desprecio hacia lo que verdaderamente vale!

Se cumple a la letra lo que dijo el poeta de Castilla, "desprecia cuanto ignora". Así te formatean.
Todavía me acuerdo recién salida de ahí mirando libros que hablaban sobre la "renovación de la iglesia católica" en el siglo XX y comprobando con estupor que el opus dei no figuraba para nada en esa renovación. Es increíble lo que puede hacer el poder sobre las mentes de las personas, atontarnos para los restos.

Y lo peor del caso es que ignorándolo sobre literatura contemporánea tuvo que pasar mucho tiempo hasta que mi paladar lector se normalizó. Me pasó concretamente con Cien Años de soledad que no pude digerir y disfrutar convenientemente hasta 5 años despúes de haber abandonado.
Hoy sigue habiendo lecturas que no son de mi agrado y ni las toco, pero he descubierto muchas otras cuyo único defecto es que no tienen nada que ver con el horizonte estrecho en que se movió mi "imaginario" personal durante casi dos décadas. Allí donde hay algo humano auténtico, una vida, una lucha por algo que merece la pena, sea el apartheid de Sudáfrica, la libertad del Tibet, la conquista del espacio, del Himalaya o la psicología animal y humana, pueblos, culturas, religiones, la ciencia... ¡qué variedad de cuestiones hay sobre el planeta por las que interesarse y de las que aprender! Sobre todo, cuántas formas distintas de ver la vida, esto es lo que más me gusta descubrir, la variedad de sensibilidades en los seres humanos ante la riqueza de la vida.


Ana Azanza
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Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Ana: es la primera vez que visito tu blog y me llamó la atención que tratas tantos temas importantes que son parte de la vida en el Opus Dei y detallan lo que significa formar parte de esta secta. Muchas personas no comprenden lo que pasamos porque desconocen estos "detalles" de la vida en el Opus, que reflejan con claridad lo equivocado de este pseudo camino a Dios.
Sobre las lecturas te diré que curiosamente uno de los anzuelos para picar y pitar que funcionaron conmigo fueron todos esos autores tomistas pues nunca los había leído. Sin embargo, estando ya dentro, es un autoformato que te impide conocer el mundo de otra manera, es como si tu cabeza funcionara con un sistema operativo único y que es incapaz de leer otro lenguaje. Ahora que estoy fuera me doy cuenta de lo vacío que me suenan todos esos autores, que carecen muchos de la experiencia de la vida, de la verdadera vida, en donde no hay solo blanco ni solo negro.
En fin, solo para agradecerte lo que escribes...
Anónimo ha dicho que…
ana, soy aquel conserje de pamplona,que te escribio algun email cuando lei tu libro, y te salude un dia en bayona. aunque yo no he sido miembro del opus (a mi el opus me importa ante todo por la presencia y el peso que tiene en mi entorno) leo tu blog con continuidad. eres para mi un ejemplo de libertad, de lucha por la libertad y la lucidez.
Ana A ha dicho que…
Acabo de descubrir una publicación de hace dos años de la universidad de Navarra sobre la Zambrano...¡los que no cambian ni evolucionan! Zambrano murió en mi cuarto año de carrera en Pamplona, puedo certificar que en la facultad de filosofía de Pamplona ni nos enteramos.
¿Imagináis lo que pensaría Escrivá de Zambrano, exiliada republicana, filósofa y poeta...? yo sé el adjetivo que le hubiera puesto a esta gran mujer.

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