CORDOBA 1949, testimonio de un limpiabotas

Perdona Libertad pero no he visto la película que me recomendaste, no me acuerdo del título, recuérdamela y a ver si puedo hacerme con ella.

 

Estas son las impresiones de Gerald Brenan sobre la ciudad en general en el invierno de 1949:

“No se puede andar por las calles de Córdoba sin horrorizarse por la pobreza. El nivel de vida de los trabajadores agrícolas de esta parte de España siempre fue bajo. Pero esto es peor, mucho peor que ninguna otra situación conocida desde que tengo memoria. Se ven hombres y mujeres con las caras llenas de suciedad porque están demasiado débiles o demasiado hundidos en la desesperación para lavarse. Se ven niños con caras arrugadas, mujeres de treinta vestidas de andrajos, mostrando el rostro de la ansiedad que da el hambre perpetua y la falta de certeza sobre el futuro. Nunca he visto tanta miseria, ni siquiera en Marrakech o Taroudant, porque además de que allí están mejor alimentados, están resignados con su destino. Todo esto es un problema personal: ¿con qué derecho puedo comer bien, beber café y comprar pasteles cuando toda la gente de alrededor está muriéndose de hambre?...

“Más terrible son los que se arrastran por las calles sin piernas o sin brazos. El gobierno proporciona una pequeña pensión a los que perdieron sus miembros en su bando, pero los mutilados que lucharon con los Rojos, incluso si son mujeres o niños no reciben nada. ¡Qué hubieran vivido en otro sitio cuando estalló la guerra! Los seguros sólo funcionan para los empleados que tienen un trabajo fijo. Los trabajadores agrícolas, los pequeños tenderos, los vendedores callejeros, los limpiabotas no tienen nada. Si se ponen enfermos no pueden ir al hospital si no pagan"

Un limpiabotas le dijo:

“Cuando estalló la guerra había ahorrado algo de dinero. Pero después de la victoria de los nacionales la moneda de la zona roja fue anulada y lo perdí todo. Ahora me estoy haciendo viejo. No tengo hijos, si enfermo no me queda más que morir de hambre. Por eso me estoy pensando irme a Francia donde tratan a la gente con más humanidad.”

 

La clase media cordobesa pretende que la mayor parte de los miserables vienen de otras provincias. Pero esto no es más que su orgullo local, la verdad es que muchos son jornaleros en paro de los latifundios de la campiña. El sistema consiste en estas grandes propiedades en tener un puñado de hombre en nómina todo el año, y el resto son contratados temporeros. Por cada diez que están contratados hay cien al albur del trabajo temporal.  Esto significa que incluso en un buen año de cosecha, un jornalero tiene que mantener doce meses a una familia cuando trabaja sólo seis u ocho.  Antes de la guerra se podía salir adelante con este sistema cuando la cosecha no era mala. Pero ahora debido a la inflación el valor de los salarios ha descendido considerablemente. Para empeorar las cosas este ha sido un año excepcionalmente malo.

La campaña de la aceituna en la última navidad fue muy pobre, una familia vive gracias al dinero de la aceituna. La sequía ha hecho que la primavera no sea mejor. La consecuencia es la hambruna, una hambruna que no puede mencionarse en la prensa y que las clases altas no quieren ve.

¿Un mal récord para el régimen de Franco? Sí, sin duda. Pero hay que recordar que cualquier otro régimen incluido el republicano no luchó contra este problema. Hace falta una completa reorganización del sistema de cultivo de la tierra acompañada de una severa presión sobre los propietarios de la tierra. Y esto es lo que el gobierno actual, débil y desacreditado como está y temeroso de hacer nuevos enemigos no puede hacer.”

¿En qué estaban pensando las abundantes personas de iglesia que había en España? me pregunto. Desde entonces vienen nuestros problemas, gente con una altísima moralidad que sólo piensa en predicar a los pobres descarriados, es decir, a todos los demás que no tienen tantas exigencias. Cuando llegan al poder lo único que piensan es en autofavorecerse.