ODIOSAS COMPARACIONES

Gracias Isabel por todas las aportaciones que enriquecen. Estoy haciendo grandes progresos en el conocimiento de la historia de España a través de diferentes autores, y coinciden en dos cosas:

1. El egoísmo de las clases pudientes españolas que no han querido hacer ningún pequeño sacrificio que redundara en el bien de los más, me refiero concretamente a la necesidad de reformas en la propiedad de la tierra que se planteaban desde la época de Fernando VII.
2. La iglesia española que tuvo momentos de gloria y un papel en la cimentación de la sociedad española hace siglos, a partir del XIX y no digamos en el XX está con los poderosos y no lo puede remediar. Hay historias de sindicatos agrarios católicos que no han salido adelante, porque la iglesia se decantaba por los "que tienen". Descorazonador espectáculo.



Resumiendo, que el Opus, como dirían algunos "es más viejo que el sol". En muchos de sus prejuicios fundacionales, es un concentrado de los peores prejuicios y tendencias sociales más egoístas que ha podido dar a luz esta España de mis entretelas.

Lástima no poder verlo y contarlo desde fuera y ser una "afectada".

Hoy traigo una entrevista al teólogo Hans Küng aparecida en diciembre de 2011 a raíz de su último libro sobre la iglesia católica y sus posibilidades de salvar algunos muebles tras los escándalos e inquisiciones actuales.

http://www.spiegel.de/panorama/gesellschaft/interview-mit-hans-kueng-jeder-reformer-muss-angst-vor-rom-haben-a-801075.html

Decenas de miles de católicos vuelven la espalda a la iglesia, apenas hay jóvenes que quieran ser sacerdotes. ¿A qué se debe esta situación? En un nuevo libro Hans Küng, el crítico del Papa, habla sobre la camarilla romana, su ideal de iglesia y su relación con Benedicto XVI.

SPIEGEL ONLINE: ¿Cuando le ha escrito Benedicto XVI por última vez?

Küng: A través de su secretario privado Gänswein me agradece el envío de mi último libro y me saluda cordialmente.

SPIEGEL ONLINE: Publica este libro que es un escrito en el que critica duramente al Papa por su política eclesial enemiga de la reforma.

Küng: Estoy satisfecho de que a pesar de ello no haya roto la relación personal conmigo.

SPIEGEL ONLINE: Usted no está solo en la crítica. Muchos católicos opinan que la iglesia se encuentra en un estado deplorable. El encubrimiento de la pederastia clerical ha arrastrado e masa a muchos creyentes fuera de la iglesia. ¿Qué es lo que no funciona?

Küng: Ya que usted hace preguntas fáciles, contestaré de manera simple. Juan Pablo II, el predecesor de Ratzinger, llevó a cabo una restauración política en contra del concilio Vaticano II. Quería una recristianización de Europa. Y su colaborador más estrecho fue desde muy temprana hora  Joseph Ratzinger. Podemos hablar de un período de restauración, de vuelta al tiempo del sistema de poder que había antes del concilio.

SPIEGEL ONLINE: ¿Cómo puede haber este rechazo al concilio en la iglesia 50 años después?

Küng: Ya estaba cociéndose desde hacía mucho. El ejemplo más claro es el encubrimiento durante décadas de los abusos del clero a los niños. En cierto momento esto ya no se puede ocultar. Pero la negación de la pederastia no es la única acción encubridora de la jerarquía católica. Igual de perjudicial es el encubrimiento del estado de urgencia de la iglesia.

SPIEGEL ONLINE: ¿A qué se refiere?

Küng: A que la iglesia en muchos países a nivel de comunidad también está colapsando. En Alemania en 2010 por primera vez se han producido más salidas de la iglesia (alrededor de  181.000) que Bautismos (alrededor de 170.000). Desde el concilio hemos perdido decenas de miles de sacerdotes, cientos de parroquias no tienen párroco, las órdenes religiosas se extinguen, no encuentran vocaciones. La asistencia a los oficios religiosos se hunde constantemente. Y sin embargo la jerarquía eclesiástica no tiene el valor de reconocer honrada y abiertamente como está la situación. Me pregunto  ¿debemos seguir así?

SPIEGEL ONLINE: Sus palabras suenan muy pesimistas. ¿Hay que salvar la iglesia?

Küng: En mi opinión la iglesia católica como comunidad de creyentes se mantendrá, pero sólo si se libera del poder romano. Durante mil años la iglesia salió adelante sin ese sistema absolutista. El desastre empezó en siglo XI. Desde entonces los Papas extendieron su poder sobre toda la iglesia, a través de un clericalismo que no reconocía ningún poder a los laicos. También la ley del celibato de los sacerdotes viene de esa época.

SPIEGEL ONLINE: En una entrevista en "Zeit" reprochó al Papa Benedicto que ni Luis XIV se había comportado de manera tan autócrata como él, que está ejerciendo un poder absoluto sobre la iglesia católica. ¿Podría Benedicto XVI si quisiera cambiar el sistema romano?

Küng: Sí, el absolutismo es un elemento esencial del sistema romano. Pero no es un elemento esencial de la iglesia católica. El concilio Vaticano II hizo todo para desprenderse de él, pero desgraciadamente no ha sido suficiente. No se osó criticar directamente al Papa, sino que se subrayó la colegialidad del Papa con los obispos, para integrarlo en la comunidad.

SPIEGEL ONLINE: ¿Con éxito?

Küng: No se puede decir que con éxito. La desvergüenza con la que desde entonces la colegialidad de los obispos se ha visto despreciada no tiene comparación.  Hoy domina un culto a la personalidad extraordinario que está en contradicción con lo que se lee en el nuevo testamento. A este respecto hay que decir que Benedicto se ha dejado obsequiar con una tiara, una corona papal, símbolo medieval de poder absoluto del papa, a la que su predecesor Pablo VI felizmente había renunciado. Me parece escandaloso, Si quisiera podría cambiar esto de un día para otro.

SPIEGEL ONLINE: ¿Pero no quiere?

Küng: No quiere. Lo creo firmemente puesto que tiene todo el poder. Debería emplearlo sólo en el espíritu del evangelio.

SPIEGEL ONLINE: No solo no acepta el poder el Papa, exige usted también la abolición del celibato, quiere que haya mujeres sacerdotes. Quiere abolir la prohibición de la píldora. Los fieles al Papa aseguran que todos estos elementos forman parte de la identidad de la iglesia católica. Si se prescindiera de todo ello, ¿qué quedaría a la iglesia?

Küng: Quedaría una iglesia católica como la que fue una vez y sería mejor. No digo que hay que abolir el papado. Pero necesitamos personas que estén al servicio de la comunidad, necesitamos un papado como lo practicó Juan XXIII. El no quería dominar sino que mostró que estaba al servicio de todos, también de las demás iglesias, que hizo posible el concilio y un nuevo amanecer del Ecumenismo. Hizo posible una nueva iglesia viva.

SPIEGEL ONLINE: Muchos en la iglesia dicen que si se adoptaran todas esas reformas que usted exige la iglesia sería más evangélica y menos católica.

Küng: La iglesia sería un poco más evangélica, sin duda. Pero conservaríamos siempre ese pensamiento global, universal que nos distingue en cierta manera de las Iglesias evangélicas estatales. Eso debería quedar, también el sacerdocio, la jerarquía. Pero cuando todo se concentra en la jerarquía, volvemos al señor párroco medieval, al príncipe obispo, incluso al Papa como poder absoluto, que encarna el ejecutivo, legislativo y judicial: todo esto está en contradicción con el espíritu del evangelio y con la democracia moderna.

Segunda parte. “Se quiere reforzar a toda costa el sistema de poder”.

SPIEGEL ONLINE: Usted y Benedicto están en camino de dos maneras diferentes. Los dos quieren reformar la iglesia. El Papa intenta aislar la iglesia del exterior, y estrecharla entorno a un núcleo conservador que probablemente sobreviva.

Küng: Efectivamente. Ya se ha comparado el sistema romano con el comunismo en el que sólo uno decía todo. Hoy me pregunto si no estamos en una fase de “Putinización” de la iglesia católica. Evidentemente no quiero comparar al santo padre con el no santo estadista ruso. Pero estructuralmente se ven ciertas similitudes. Putin recibió un legado de reformas democráticas. Sin embargo hizo todo para desactivarlas. En la iglesia tuvimos el concilio que inició una renovación y acuerdo ecuménico. Ni los más pesimistas podían imaginar que tales retrocesos eran posibles.

SPIEGEL ONLINE: Una comparación atrevida por su parte.

Küng: No se debe exagerar todo esto. Pero lamentablemente no se pueden pasar por alto entre las analogías positivas los desarrollos negativos. Tanto Ratzinger como Putin han colocado a sus antiguos colaboradores en los puestos clave y han eliminado a quienes no gozaban de sus simpatías. Todavía se pueden hacer más comparaciones: Derrocamiento del Parlamento/del sínodo de obispos; degradación de los gobernadores provinciales/ reducción de los obispos a meros receptores de órdenes, a conformista nomenclatura, a resistencia contra las reformas. Ratzinger ha promovido su asistente del tiempo en que era Jefe de la Congregación para la Doctrina de la fe a Cardenal Secretario y con ello a portavoz del Papa.

Antiguo miembro del KGB y dirigente de Rusia
¿comparable a Benedicto XVI?

SPIEGEL ONLINE: ¿Qué hay de malo en ello?

Küng: Que bajo el papa alemán se ha instalado en la palanca del poder principalmente a una camarilla de “yesmen” que no tienen ninguna apertura a las reformas. Sus representantes se encuentran también entre los miembros del jurado del Premio Ratzinger de Teología esponsorizado por los bancos italianos. Además del cardinal secretario Tarcisio Bertone el Cardenal Angelo Amato, con Ratzinger Secretario de la congregación para la doctrina de la fe y hoy prefecto de las Causas de los Santos. En la cima el reaccionario ex presidente de la Conferencia Episcopal italiana Camillo Ruini. Todos esos curiales son responsables del estancamiento, del bloqueo de cualquier modernización del sistema eclesiástico.

SPIEGEL ONLINE: ¿Qué tienen que ver las conductas en el Vaticano con el estado de la iglesia en Alemania?

Küng: Tras toda la cordialidad romana, despliegue de esplendor litúrgico y pseudoestatalidad se esconde un masivo poder político. El Vaticano controla el reparto de las sedes episcopales y de las cátedras de teología y sólo permite pasar a los que están conformes. Los nuncios vigilan a cada conferencia episcopal e informan continuamente a Roma. En este sistema los denunciantes gozan de una coyuntura favorable. Todo párroco reformista en Alemania, todo obispo debe temer de ser denunciado a Roma. Además está el fuerte influjo del Vaticano en los medios, ¡fíjese en las visitas papales!

SPIEGEL ONLINE: ¿Qué rol juega el cardinal de Colonia Meisner, reconocido miembro de la línea dura, en este forcejo intraeclesiástico?

Küng: Es un secreto a voces que la conferencia Episcopal alemana está cada vez más dirigida por el influjo de Meisner, lo que particularmente no me habría parecido posible.  Meisner tiene comunicación directa con el núcleo duro del poder romano. En su estela se cuentan jóvenes obispos como Tebartz-van Elst en Limburg. También el nuevo arzobispo de Berlín, Rainer Woelki, es un protegido de Meisner. Se intenta acaparar todos los puestos más importantes, también esto es sistemático. Se quiere por todos los medios reforzar el sistema de poder.

SPIEGEL ONLINE: Sus pronósticos son sombríos.

Küng: Me importa mucho que no nos hundamos en el pesimismo. Pero mi diagnóstico es que la iglesia está enferma, y la enfermedad es el sistema romano. No puedo hacer como el mal médico y decir que todo irá bien en el futuro.

SPIEGEL ONLINE: ¿Cuál sería el remedio a la enfermedad?

Küng: La base debería ser juntar las fuerzas y hacer valer que el sistema no puede seguir adelante. En mi libro (“Ist die Kirche noch zu retten?” = ¿Puede salvarse la Iglesia? 2011) presento todo un catálogo de medidas.

SPIEGEL ONLINE: A principios de 2011 hubo una iniciativa de destacados católicos alemanes por la abolición de la ley del celibato. El resultado fue nulo.

Küng: Sin embargo hay signos de que la Resistencia no es en vano. La prohibición romana de monaguillas se ha topado con la desobediencia de los curas y de las comunidades. En Austria alrededor de 400 curas católicos y diáconos se han unido en una iniciativa que llama a la desobediencia en relación con el rechazo de la urgente y necesaria reforma de la Iglesia. No atienden a la prohibición vaticana de predicadores laicos y permiten acercarse a la Comunión a los divorciados vueltos a casar, a los protestantes así como a los renegados. Han sido amenazados con sanciones por parte del cardenal de Viena Schönborn, pero ellos apelan a su conciencia y ya no se dejan intimidar.

SPIEGEL ONLINE: En 2010 escribió usted una carta a todos los obispos del mundo, en la que criticaba al Papa y al sistema romano, ¿qué respuesta ha recibido?

Küng:  Hay unos 5000 obispos en el mundo, y ninguno se ha atrevido a expresarse abiertamente. Esto muestra que algo no va bien. Cuando se habla con un obispo a solas,  a menudo dicen: “En el fondo es como usted dice, pero no se puede hacer nada.” Sería extraordinario que un Obispo manifestara: “¡Esto no puede seguir así! No podemos sacrificar toda la Iglesia para agradar a los burócratas romanos.” Pero hasta ahora ninguno ha tenido la valentía de hacerlo. El ideal sería una coalición de teólogos reformistas, laicos preparados para la reforma y sacerdotes con obispos reformistas. Naturalmente habría un conflicto con Roma, pero habría que resistir en lealtad crítica.

SPIEGEL ONLINE: Así  empezó la reforma hace 500 años. Tampoco entonces el sistema romano escuchó las críticas que venían de la base.

Küng: Nos asombra tras 500 años que los Papas y obispos no se dieran cuenta de que era urgente una reforma. Lutero no quería una división en la Iglesia pero el Papa y los obispos fueron ciegos a lo que pasaba. Hoy da la impresión de que pasa exactamente lo mismo.

SPIEGEL ONLINE: ¿Ayudaría un Concilio a la Iglesia?

Küng: Espero que haya un concilio o una asamblea representativa de la iglesia católica.

SPIEGEL ONLINE: ¿Cree usted que vivirá otro concilio?

Küng: No se deben poner límites a Dios.

SPIEGEL ONLINE:  Profesor Küng, le agradecemos esta entrevista.

Martin Doerry, Ulrich Schwarz y Peter Wensierski hicieron la entrevista. Aparece en el libro "Wie gut ist Ihre Allgemeinbildung? Der große SPIEGEL-Wissenstest - Religion" de los Redactores Martin Doerry y Markus Verbeet.