EXPERIENCIAS EXTRATERRESTRES

Artículo censurado de Gregorio Morán por señalar con nombre y apellidos a los Jiménez Losantos del Movimiento Nacional catalán y la Reviviscencia de guerras carlistas en todo este asunto, que sólo sirve para desestabilizar, organizar querellas sin fin, distraer y dar una muestra más de que hay que hablar de lo que ellos quieren, no de lo que hace falta hablar. Por ejemplo de la falta de libertad notoria a la que nos venimos refiriendo
Ha sufrido infarto, esperemos que no sea un massive heart attack.





Como dicen que los van a hacer Prelatura, veamos qué tipo de educación y colegio gastan los FSPX.
A mediados de los 90,  Christophe, 28 años fue matriculado en una escuela de la de la Fraternidad Saint-Pie-X. Oraciones en latín, humillaciones, integrismo, racismo. 
"Cuando leí el artículo  de "l’Obs" sobre Fraternidad-Saint-Pie-X, de junio, me reconocí en él. Hacía tiempo que tenía ganas de contar lo que viví allí.
En 1996 mis padres comenzaron a frecuentar las iglesias de la Fraternidad-Saint-Pie-X. Con 8 años mi padre nos matriculó a mí y a mi hermano en un colegio FSPX, primero estuvimos en la escuela primaria en Suiza y luego en un internado de solo chicos en el departamento de Ain.

Un autobús nos recogía a los alumnos de ese colegio y a las alumnas de un colegio de monjas para chicas.  Había una persona encargada del autobús de manera que procuraba que chicas y chicos no se mezclaran en los asientos, también controlaba que no se escuchara música techno ni rock, considerada peligrosa para la salvación del alma por los tradicionalistas, incluso herramienta del diablo.   
Un día uno de los chóferes de origen magrebí detuvo el vehículo como siempre en el parking de un cine. Una de las familias no quiso que su hijo subiera al auto debido a la raza del chófer. Uno de los chicos había hecho correr el falso rumor de que el tal chóferes había salido de la cárcel.  El incidente llegó a oídos del patrón de la empresa que sin más ni más lo despidió, para no perder clientes.
Recuerdo muy bien la primera noche en el colegio. Cada dormitorio tenía un nombre referente a una personalidad política estimada por los tradicionalistas. Me tocó el mariscal Pétain.

Nos levantábamos a las  7 nos acostábamos a las 10 de la noche. En medio el día seguía el ritmo de los rezos, por la mañana, antes y después de cada uno de las tres comidas diarias y una por la noche.
Por la mañana el vigilante se encargaba de despertarnos y sacarnos al pasillo, de rodillas rezábamos juntos en latín la oración de la mañana. Hacíamos la cama y bajábamos en silencio al comedor para el desayuno.
Por la noche y tras la oración se podía hablar hasta cierta hora, a partir de la cual sólo se podía susurrar. Si algún alumno no cumplía nos castigaban a todos obligándonos a rezar de rodillas en latín en el pasillo.
Nos duchábamos dos o tres veces por semana, cronometrados por el vigilante.

 

Recuerdo a la profesora de inglés y latín, muy autoritaria y colérica, amiga de dar bofetadas que nos hacían llorar. Había otra profesora que marginaba sistemáticamente a un compañero mestizo y de clase social modesta.

En la secundaria seguí en otro colegio bastante conocido de la Fraternidad que está en lugar aislado en la región de  Lorraine. En las paredes colgaban los retratos de los jefes de la Vendée y de los chouans — que nos recordaban nuestra estancia en un colegio de extrema derecha y contrarrevolucionario. El ambiente era muy tradicionalista, llevábamos uniforme, camisa azul, vaqueros y zapatillas de deporte estaban prohibidas. También aquí recuerdo al cura profesor de francés muy autoritario y racista. Le gustaba humillar a los compañeros africanos. El pero era el profesor de educación física, ex militar, 20 años en el ejécito, abiertamente negacionista que nos decía: “las cámaras de gas son mentira, no existieron son una invención de los judíos.”
Hacíamos carreras de 20 km por el bosque, los menos resistentes llegaban con varias horas de retraso lo que les costaba un castigo. Me tomó manía y durante un año me obligó a hacer diversos trabajos de bricolage, pintura, jardinería…además de dejarme sin recreo por sistema.

Volvía a casa dos veces al mes.
A final de curso no podía más. Pedí a mis padres que me sacaran del colegio. Quería ir a un colegio privado concertado. Mi padre se puso furioso pero mi madre me apoyó.




Cuando salí del colegio FSPX conocí el mundo real: ¡jamás me había conectado a internet ! No fue fácil, recuerdo la primera vez que tuve que hacer un trabajo con un compañero, había que buscar en Internet, fue la primera vez e mi vida que lo hacía. Mi colega creyó que yo era un extraterrestre.
Otra novedad, las chicas. No tenía hermanas y había estado toda mi infancia en colegio de chicos, cada vez que una chica me hablaba me ponía rojo como un tomate. Y cuando llegó la clase de historia y de filosofía fue cuando me dí cuenta de la comedura de tarro que había sufrido. En el colegio integrista la profesora de historia denigraba la revolución francesa y defendía el antiguo régimen. Lo mismo hacía con la Ilustración. En el nuevo colegio descubrí Voltaire, Candide, y al fin tomé distancia de la religión.

 

Pero mi padre seguía con la idea de que continuáramos en la Fraternidad. Mi hermano pequeño tuvo que pasar por el colegio el Lorraine que para mí había sido una pesadilla. Al ser hermano de un traidor se convirtió en chivo expiatorio. Sufrió una depresión nerviosa que le duró varios años.
Mi madre decidió sacarlo de allí y pronto mis padres se separaron.
Un año después de la salida de mi hermano del colegio FSPX, yo cursaba primer curso en la universidad, celebrábamos navidad con mi madrina. Tras la comida al comprobar que me distanciaba del movimiento tradicionalista me soltó : “Si algún día tienes novia que sepas que no será bienvenida en esta casa”.
Semejante consideración reveladora del espíritu «  tradi » me quitó definitivamente las ganas de conservar contacto alguno con ella y su familia.  
Pude salir con ayuda de algunos profesores y de una gran psicóloga de ese medio. La psicóloga me vió un avez pero lo que me dijo me fue de gran ayuda. Me llamó la atención hasta que punto mi « defección » rompió los lazos de amistad. Cuando hablé a mis amigos del acoso sufrido me dijeron: « No hables ni digas nada contra la Fraternidad, es lo que ellos están esperando » Ellos se refiere a los masones, la bestia negra de las teorías de la conspiración de los integristas.
A pesar de la soledad que sufrí al desligarme de ese movimiento sectario, conseguí liberarme y  que una parte de mi familia hiciera lo mismo. Con el tiempo he reconstruido mi vida, también mi hermano, y esta experiencia quedó atrás.

Quiero dirigir un mensaje a todos los alumnos prisioneros de esas escuelas destructivas, hay una vida fuera mucho mejor, que permite vivir según tus elecciones y decisiones, y así ser más feliz. El régimen democrático y republicano del que disfruta nuestro país gracias a la laicidad y a la libertad religiosa es una suerte inmensa para todos los ciudadanos.
Entrevista de Doan Bui

 

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