MAS SOBRE EL GOLPE



El Día 13 de febrero de 1981 fecha clave, cuenta Alfonso Armada: fui a ver al rey a las nueve y media.
Le hablé de la situación, del descontento, de mis conversaciones con Milans (éste me había dicho cuentáselo al Rey. Le insinué que había varias reuniones de oficiales y jefes que hablaban de dar un golpe. Pero no le dije lo del asalto al congreso porque entonces no sabía la fecha fijada. Pero sí que algo se preparaba: “Señor va a ocurrir algo”. El Rey me pidió que le informase de todo lo que supiera. Así lo hice. Le informé con todo detalle del malestar que había en las Fuerzas Armadas y de que se estaba preparando algo, un movimiento fuerte de generales y que tan pronto como se produjera se iban a sumar al mismo varias Capitanías Generales, como la III de Milans, la II de Merry Gordon, la IV de Pascual Galmes, la VII de Campano López y alguna más. La de González del Yerro, Canarias, que era el más decidido, fue el que  no quiso saber nada cuando el que estaba tirando del asunto era Milans, de quien no se fiaba.

Mi impresión es que me juzgó un alarmista. Pero me dijo que hablara con Gutiérrez Mellado. Fui a verlo al palacio de la Moncloa con mi ayudante, el comandante Bonel. El vicepresidente me recibió enseguida y empecé a narrarle lo que acababa de decirle al rey. Poco a poco, su cara se fue congestionando y crispando más. Me cortó. Estaba muy enfadado. Entre indignado y enfurecido, me preguntó por Lérida, le contesté que la división estaba muy tranquila; que si eran monárquicos, inquirió: le afirmé que creía que sí y que en todo caso a mí me obedecerían. Entonces me confesión “yo no soy monárquico, soy juancarlista”. Luego de forma seca y dura me dijo que cómo me atrevía a ir hasta el rey con esas patrañas; que con mis historias fantásticas no hacía más que preocupar al rey, perturbando su tranquilidad, sabiendo, además, que todo lo que le estaba contando no eran más que exageraciones mías, que yo veía visiones. Me echó una buena bronca y me dio un mandato tajante. “Te ordeno que no vuelvas a molestar al rey ni a hablar con él sobre estas cosas. Olvida la política y ocúpate de tu destino en el Estado Mayor. Ayuda a Gabeiras, que es tu obligación. No vuelvas a hablar con el rey hasta que él te llame” Me acompañó hasta el ascensor y al despedirnos volvió a reiterarme lo mismo de forma muy enérgica y molesta delante de mi ayudante. Al bajar me comentó Bonel: “Mi general ¿qué es lo que le ha dicho? ¡Vaya cabreo morrocotudo que tiene el Guti!” Gutiérrez Mellado tuvo información, supo que se iba a producir una acción, lo que después fue el 23F y no hizo nada para abortarlo. Fue uno de los responsables de que esto sucediera.”

En realidad todos estaban en el ajo. Ese día los principitos no fueron al cole, por si aca.

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