OTRO QUE NO SE CALLA

Es el cura que inició la petición pidiendo la dimisión del cardenal Barbarin, cardenal apoyado por OD, se le ha visto en la Santa Croce romana, hermana nume high class. Vignon es uno de los firmantes de la otra petición de los ex miembros de movimientos católicos variados cojeantes del mismo pie.

https://www.youtube.com/watch?v=qiX6gRsYqc8&t=146s
Más de 100.000 se han sumado a la petición de dimisión cardenalicia por el hecho de que hubo encubrimiento en un caso demostrado de abusos prolongados y se han tomado medidas tarde y mal.
Este mismo cura participa en el libro publicado en Bélgica donde por primera vez, un grupo de católicos, curas y laicos, teólogos y abogados, ex sectarios algunos, se preocupa del tema derivas sectarias en la iglesia católica. La noticia de la semana pasada es que lo han dimitido de sus funciones como juez eclesiástico, llevaba en ese cargo de 2002.

Vignon no es de los que se

calla, por lo cual da una explicación a los últimos acontecimientos que le conciernen.

La jerarquía se retrata en sus palabras tanto como en sus silencios, y en su señalar rápido a los que "pierden su confianza", que, cosa rara, no son los delincuentes abusadores de niños. Las prioridades son las prioridades.

¿Se imaginan un cura español pidiendo la dimisión del cardenal de Toledo por haber encubierto a un cura abusador? ni en sueños.



change.org

6 de nov. de 2018 — 
TEXTE INTEGRAL DU COMUNICADO DEL PADRE PIERRE VIGNON

Tras la publicación del artículo de 4 de noviembre de 2018 por Liberation en el que se habla de un comportamiento abusivo del cardenal Philippe Barbarin al proceder sancionarme quiero precisar: 


 Se habla de mi cese como juez eclesiástico según los nuevos estatutos del tribunal eclesiástico de las dos provincias de Clermont y de Lyon que entraron recientemente en vigor. El tribunal y los dichos estatutos están bajo responsabilidad de los 12 obispos de las diócesis de la región  Auvergne-Rhône-Alpes. Todos ellos han confiado la dirección y seguimiento de la oficialidad al cardenal arzobispo de Lyon dado que allí se halla el tribunal

 Aunque los obispos tienen el derecho legítimo de promulgar nuevos estatuto, las leyes en la Iglesia no son retroactivas. Por lo tanto, para que mi cese fuera legítimo, tendrían que habérmelo comunicado y motivado siguiendo los antiguos estatutos por las mismas instancias que procedieron a mi nominación en 2002. Esta decisión es por tanto arbitraria y no puede tener efecto canónico puesto que procede con grave defecto de forma.


En el mismo artículo de Liberación se dice que al menos los 4 obispos de la provincia de  Clermont, no estaban al corriente de la decisión y parece que tampoco sabían nada los de la provincia  de Lyon. En estas condiciones no puedo ni siquiera recurrir en los términos del derecho canónico puesto que se trata de un príncipe de la Iglesia que no ha respetado las reglas de derecho en vigor en la Iglesia.

Nada se me ha comunicado según las formas requeridas. Todo documento de una eventual decisión firmada por esos 12 obispos que apareciera a partir de ahora, sería contestada de oficio como falsa y fabricada para justificar al autor de la sanción. Me atrevo a esperar que los 11 obispos no sólo no cederán a la mentira sino que tendrán la valentía de preferir la verdad a salir en defensa del arzobispo de  Lyon.

Se me ha dicho que no se puede ser juez y parte. No me concierne. Puesto que no he intervenido en asunto ninguno que implicara al cardenal  Philippe Barbarin o a Bernard Preynat. Sin embargo concierne al cardenal puesto que él es moderador de la oficialidad. Era una posibilidad a su alcance, quitar de en medio a un cura que le molesta, aunque tanto el derecho de la república como el derecho canónico le reconozcan la libertad de palabra, privada y pública.

Los poderes de un obispo católico son ejecutivos, legislativos y judiciales al mismo tiempo. Hubiera sido prudente que el procedimiento canónico contra  Bernard Preynat hubiera tenido lugar en otro sitio para que no se diera pie a la acusación de arbitrariedad. AHora se ha hecho pero ha sido por la presión de la opinión pública. Además hay personas que comparan falsamente mi situación con el deber de reserva de un juez. Olvidan que un juez tiene derecho a expresarse, sino el sindicato de la magistratura sería ilegal. El deber de reserva se refiere  a los asuntos evocados en los dossieres de los que tiene que juzgar.

He leído también que mi retirada de oficio no sería una sanción. Es mentira ya que así se me ha presentado en dos ocasiones, es decir, se me dijo que era una eventualidad, esperaban que me impresionara y así me callara. El 31 de octubre se me dijo que había "dudas" en los 12 obispos de la región  Auvergne-Rhône-Alpes dada la « incoherencia » de mi situación  tras mi carta abierta al cardenal  Philippe Barbarin y que me arriesgaba a que no prolongaran mis funciones de juez. En ningún momento se me dijo que ya se había tomado la decisión.

Dada la incertidumbre al día siguiente por la mañana pregunté al responsable de la oficialidad.
Quisiera subrayar la falta de elegancia del procedimiento. Después de 25 años   trabajando en el servicio de la oficialidad, bello ministerio en el que se trata de liberar de sus compromisos religiosos a personas a las que la vida ha encerrado en situaciones a menudo intolerables, me hubiera gustado no haber sido maltratado por una decisión tan brutal. Puesto que parece que se ha tomado sin consultar a los obispos, y es evidente para todos que su objetivo era silenciarme. 

Es posible que si no llego a preguntar todavía no me habrían informado y que siguiera pronunciándome en diversos asuntos sin ser juez. Sin duda es el sentido de la explicación dada por el cardenal Philippe Barbarin al principio de la asamblea de Lourdes, cuando no lamentó su decisión personal y dijo que había habido un error de  « timing ». Esta infeliz expresión se añade a la otra cuando dijo a propósito de Preynat « Gracias a Dios, los hechos han prescrito. »

Y es del mismo tenor que la curiosa declaración del Presidente de la Conferencia Episcopal francesa,  Monseñor Georges Pontier, en La Provence el 3 de noviembre : « Una vez que se ha roto la confianza se comprende que se tome esa decisión. » ¿Hay que interpretar que un cura que cumple con su deber no merece la confianza y sin embargo no hay nada que decir de un cura delincuente?

Frente a lo desenvueltos que parecen estos responsables de la Iglesia que dan la impresión de estar fuera de la realidad y del sentido común, tenemos derecho a preguntarnos si no se ha producido un error de  casting  que les concierne.

Con las víctimas y el apoyo popular que se me ha manifestado, pido que las revelaciones hechas por las personas abusadas, (cf, citación para comparecer de los que denunciaron al padre del Foyer de Charité de Baye en la Marne) sean tenidos en cuenta por los responsables de la Iglesia de Francia.
                                          Saint-Martin-en-Vercors, 5 noviembre 2018              
                                                                                                                                                         Padre Pierre Vignon, cura de la diócesis de Valence

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