DILEMAS

Como las gastan los cómplices encubridores. Sabían de su doble vida, de que se iba a los Paradores y hoteles mejores en vez de dormir en las casas conventos, de sus adicciones, de su vida de lujo, al tiempo que obligaba a los mayores sacrificios a sus incautos adeptos, y que pasaba por santo fundador a los ojos de la jerarquía.

Una sola persona no basta para poner de pie una telaraña como esa y como tantas otras. Los que saben y callan viendo penar a los crédulos tienen la misma responsabilidad. Hinchan el lado místico, favores del cielo al seudofundador que se cuentan en voz baja. Todo eso hemos conocido en otro contexto, sabían que era falso. Seguramente el tal encubridor llevaba la vida padre en sus ratos libres.


DIFÍCILES REFORMAS



Jean-Miguel Garrigues dominico de 75 años analiza las dificultades para la reforma de la Iglesia que pretende Francisco:  son el síntoma de una crisis sistémica del gobierno de la Iglesia Católica.


¿Cuál es su interpretación del escándalo de la compra por parte del Vaticano de un edificio en Londres en 2012 ?

Asistimos a una crisis sistémica de la Iglesia católica no en su constitución divina como la conciben los católicos sino en su modalidad histórica que ya estamos viendo no funciona. Y el dinero es la medida de lo que pasa.

El papa Francisco se ve ante un doble dilema. Por un lado quiere sanear las finanzas, para ello necesita instituciones internacionales como  Moneyval [comité dependiente del Consejo de Europa, encargado de evitar blanqueo y financiación del terrorismo] o el grupo Egmont.Y al mismo tiempo se le ve reticente ante el capitalismo financiero, teme caer en manos de un sistema financiero internacional que le parece digno de toda crítica. Desconfía por tanto de esas instituciones y no quiere que el dinero del Vaticano caiga en su poder.

Luego quiere que la justicia vaticana actúe de manera independiente incluyendo registros de oficinas o domicilios. Pero se ve pillado en una estructura de poder vaticana arcaica en la que no hay separación de poderes. Con lo cual se llega a situaciones rocambolescas en las que por un lado da instrucciones para que actúen los jueces vaticanos que van en contra de su motu proprio creador de una institución independiente para el control de las finanzas, el AIF.


¿Es posible avanzar en las reformas sin modificar la estructura de poder en el Vaticano ?

Me planteo que a través de las dificultades presentes la Iglesia católica está viviendo el final de la monarquía pontificia, que no deja de ser más que una de las maneras posibles como enseña la historia de ejercer la primacía de Pedro. El actual sistema se forjó en el siglo XI en nombre de la libertad de la Iglesia, lo hicieron los papas que querían defenderse de la invasión de su esfera religiosa por parte del emperador germánico. Juan XXIII fue el primero que despojó del fasto a la corte papal, pero siguen quedando características arcaicas en el funcionamiento.

¿Posible solución ?

Francisco quiere fomentar la sinodalidad, pero eso significa ir en contra de la curia. De ahí unos modos a veces autoritarios. La adaptación de la monarquía pontificia al mundo moderno parece imposible. Es la cuadratura del círculo.

Las paradojas a las que se enfrenta el Papa indican que quizás es el final de la monarquía pontificia. No olvidemos que hubo un tiempo tras la pérdida de los Estados pontificios en 1870 y los pactos de Letrán con Mussolini en 1929 en el que el papa no tenía poder temporal. La Iglesia no desapareció a pesar de ello.

Por lo demás los problemas financieros vienen de lejos. Al principio  Mussolini compensó con fuerte suma las expropiaciones a la Iglesia de  1870. Para gestionar ese dinero se creó un banco que llevó tranquila vida hasta  1960 cuando hubo que financiar el concilio, primer gran agujero financiero. Además la República italiana comenzó a recaudar impuestos de la Iglesia en ese mismo momento. Luego Juan Pablo II financió el sindicato polaco Solidarnosc.

Hizo falta dinero de instancias internacionales, comenzó la opacidad y la corrupción.  Hoy disminuyen las donaciones procedentes de Estados Unidos y de Alemania por razones antitéticas conservadoras o liberales. Y el Papa tiene ante sí otro dilema difícil de dilucidar.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
El fin de la monarquía papal es el fin de la independencia de la IGlesia ante sus enemigos y ante el Nuevo Orden Mundial. Eso de la Sinodalidad es caminar al cisma, yo no digo que deba existir más apertura para el gobierno de la Iglesia, digo gobierno como un ejecutivo. Pero en asuntos de Fe,disciplina y demás no, porque en un mundo globalizado lo que se busca es la fuerza y unión, no la división de poder en territorios como aquí en España. Eso es pintar e influir menos. Eso de la Sinodalidad lleva sin duda a Iglesias nacionales que es el triunfo del protestantismo, miento no del protestantismo como religión, si no de los poderes que apoyaron el protestantismo que hoy no es nada sobre todo en Europa. Sin desarrollarse ese sinodalismo ya vemos como actúa parte de la Iglesia en Alemania que acabará en cisma interno. Igual que Alemania pero en un sentido muy contrario puede actuar otra y así el caos y la división sin límites.

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