INFLUENCIA DE LA IGLESIA

Las noticias sobre ese cura famoso me dejan anonadada. Como el Nobel a Obama nada más ser nombrado. Cuando al parecer los Demócratas son más guerreros en su política internacional que sus oponentes.
No sé cuál es el adjetivo que le va a dejarse fotografiar con el poder, quizás ¿imprudente?, ¿no conveniente?, ¿inapropiado?. El gobierno, los políticos tienen su lugar y todos los demás el nuestro. Nos puede gustar más o menos lo que hacen, pero a no ser que seas un suporter de base fan, no acabo de ver que a españoles ilustrados no les preocupe e incluso se fotografíen haciendo ostentación de ello con los poderosos o "aspirantes a".

Dado el monotema pasamos por encima de noticias de trascendencia.

Shoah: lo que la Iglesia sabía

Se han abierto los archivos secretos del Vaticano relativos a  Pío XII . Un historiador alemán tiene la prueba de que el Papa sabía del exterminio desde  septiembre de 1942.
En el barullo mediático planetario organizado no nos habíamos dado cuenta. Para los historiadores es una novedad de calado. A principios de marzo se abrieron los archivos vaticanos hasta ahora cerrados sobre este Papa. Al que los más críticos no dudan en llamar  « el papa de Hitler ». Se han vuelto a cerrar por la crisis sanitaria, y los especialistas podrán juzgar sobre las cuestiones debatidas desde hace 80 años: ¿Qué sabía el Papa sobre el exterminio? y sobre todo ¿desde cuándo lo sabía?

"Está en curso la liquidación de gheto de Varsovia. Sin  distinción, sin consideración ni de edad ni de sexo, todos los Judíos son llevados fuera del  gheto y fusilados. Sus cadáveres se usan para producir grasa, los huesos para fabricar abono. Las ejecuciones se producen en  campos especialmente preparados, uno de ellos en Belzec. Durante este último mes  50.000 judíos fueron asesinados en  Lemberg (actual Lviv, en Ucrania). Hay otro informe que dice que 100.000 fueron masacrados en Varsovia. En todo el este de Polonia, también en los territorios ocupados por los rusos, no queda un judío vivo".

Estas terribles noticias fueron transmitidas al gobierno de EEUU  a finales de agosto de , 1942 por la oficina de la Agencia judía para Palestina de Ginebra, Washington pidió confirmación al más alto nivel de la Iglesia católica: al papa Pío XII.

El 27 de septiembre de 1942, el embajador americano ante la Sta. Sede,  Myron Charles Taylor, fue al  Vaticano para entregar  un memorandum en el que se detallaban los hechos recogidos en Ginebra. El documento precisaba que los judíos de Alemania, de Bélgica, de  Holanda, de Francia y de Eslovaquia eran deportados al este para ser sacrificados como animales   ("butchered"). Y añadía que el colmo de la tragedia, los alemanes habían conseguido poner a los católicos polacos en contra de sus  compatriotas judíos. Es la prueba de  que Pío XII tuvo el informe en sus manos. En caso de que tanta barbarie fuera confirmada por fuentes eclesiásticas,   Washington quería saber si el papa tenía una idea de la manera cómo  "las fuerzas civilizadas del mundo" podían  oponerse.

De hecho, el Vaticano no se asoció a la protesta solemne emitida sobre el tema el  17 de diciembre de 1942, por Gran-Bretaña, la Unión soviética y los Estados-Unidos. El papa deploró solo algunos días más tarde en su alocudión de Navidad, que cientos de miles de personas fueran entregadas a  la muerte  "por su origen". Pero no pronució la palabra "judío". Y la actitud de Pío XII para aquellos deseosos de canonizarlo, simple  prudencia, para sus detractores escandalosa complicidad - es objeto de controversia desde la representación del drama  El Vicario escrito por Rolf Hochhuth: en 1963 suscitó una  viva polémica, haciendo del  "Papa de Hitler" un fácil chivo expiatorio para la opinión alemana que iniciaba a penas su examen  de conciencia.

Acusado entonces de haber escrito instigado por el  KGB, Hochhuth sin duda fue objeto en Roma de confidencias de altos vuelos que pensaban que la Iglesia tenía que haberse expuesto bastante más durante la guerra mundial, en opinión del historiador alemán  Hubert Wolf, profesor de historia eclesiástica en la Universidad  de Münster y sacerdote. A principios de marzo con media docena de colaboradores, pudo comenzar a explotar sus fondos inmensos - más de 200 cajas de documentos de los antiguos "archivos secretos del Vaticano", sin contar los procedentes de las congregaciones. Es muchísimo más material que las   "Actas y documentos de la Santa Sede relativos a la Segunda Guerra mundial" que están a disposición desde hace 20 años de una comisión de historiadores siguiendo instrucciones de  Juan-Pablo II : estos "textos escogidos" despertaron la desconfianza de los especialistas  de la Shoah, que reclamaban libre y total acceso.

La apertura tan esperada duró 8 días  a causa de la crisis actual. El trabajo de los investigadores será de años.

Hubert Wolf: Kirche muss zu dunklen Seiten ihrer Geschichte stehen ...

Pero esta semana en  Die Zeit de Hamburgo, el historiador Wolf da un primer esquema del gigantesco rompecabezas que será preciso armar y de los primeros descubrimientos que permitirán comprender los silencios del papa,  pusilánime si lo comparamos con su predecesor  Pío XI. En  1937 Pío XI declaró en audiencia a unos belgas: "En el plano espiritual, todos somos  semitas" y publicó una encíclica condenatoria del nacionalsocialismo.

Eugenio Pacelli (nombre civil de  Pie XII, papa de 1939 a 1958) había vivido en  Munich la Revolución de los Consejos de 1919, y para el  Vaticano el peligro comunista parecía más peligroso que  Hitler, a quien los eclesiásticos juzgaron en principio como la versión  germanica de Mussolini.

Hay que hacer notar que la declaración entusiasta de la conferencia episcopal austriaca ante el Anschluss de marzo de 1938 (el cardenal Innitzer añadió a mano "Heil Hitler !") no fue del gusto del  Vaticano : Innitzer  fue llamado a Roma para dar explicaciones. Pero tras el hundimiento del régimen nazi que en general tuvo más apoyos entre  protestantes que entre  católicos, algunos prelados como el obispo  austríaco Alois Hudal,  nazi convencido, se distinguieron ayudando a numerosos dignatarios hitlerianos a refugiarse en Sudamérica usando la "ruta de los  conventos".

La ignominia de un Hudal hizo olvidar otros actos de resistencia más modestos pero reales, como el movimiento  antinazi creado por una católica de Viena, Irene Harand, autora en 1935 de « Su Lucha . Respuesta a Hitler », un libro en el que denunciaba el « veneno del nacionalismo, inoculado a la juventud para desencadenar su odio a grupos humanos. Sin ese nacionalismo no habría habido guerra ».

En 2019,el cineasta americano Terrence Malick dedicó una película, A Hidden Life (Una vida oculta), al heroismo del campesino austríaco Franz Jägerstätter : el único de su pueblo que votó no de son al Anschluss, católico profundamente creyente no quiso incorporarse a la Wehrmacht y fue fusilado  por los nazis. En 1938 soñó que un tren se llenaba de gente y una voz decía:  « Este tren lleva al infierno» lo consideró una advertencia contra el nazismo.




Pero estos pocos  « justos » nada podían contra el antisemitismo que impregnaba la Iglesia católica desde la base a la jerarquía. Hubo que esperar a Vaticano II (1962-1965) para que fueran eliminadas frases de la liturgia que señalaban a los judíos como asesinos de  Cristo. La tesis central de uno de los primeros historiadores de la Shoah, el Americano de origen vienés  Raul Hilberg, es que el nazismo desplegó su  arsenal legislativo sobre las medidas antisemitas dictadas durante siglos en territorios católicos y  protestantes (son famosas las diatribas de Lutero contra los Judíos): de la discriminación a la aniquilación, había un paso que los  nazis pudieron dar porque su hostilidad contra ese cuerpo "extraño" al del pueblo alemán había sido legitimado por las autoridades cristianas desde tiempo atrás.

Así un colaborador cercano al secretario de estado - el primer ministro del Vaticano y jefe  de su diplomacia -,  Angelo Dell'Acqua, trata a la ligera las informaciones alarmantes sobre el destino de los judíos de Centroeuropa  "pues los judíos tienden a exagerar" . La propia carta enviada por el arzobispo  de Lemberg, Andreï Szeptyzkyi, que dice que 130.000 judíos fueron masacrados en Kiev, mujeres y niños incluidos, no halla gracia a sus ojos: "No hay que apoyarse en las informaciones aportadas por el metropolita católico ruteno de Lemberg, escribe, porque los Orientales tampoco son ejemplo de rectitud"¡ !

Pero lo que más ha llamado la atención de Wolf y colaboradores fue encontrar en ese montón de archivos, cartas en las que suplicaba la intervención del Vaticano. Por ejemplo el mensaje anónimo enviado a principios de  1944 procedente de Tulcin, en Transnitria, un territorio limítrofe con URSS conquistado por los Rumanos, que permitieron a los alemanes hacer lo que quisieron con los judíos deportados de Odessa, de Besarabia y Bucovina. "Sabemos exactamente cómo vamos a morir. Encerrados en medio de alambradas, en fosas que nosotros mismos hemos cavado con las manos, los niños arrojados vivos, los  adultos obligados a desnudarse a latigazos y caer en la fosa, mientras se oyen los disparos. Da igual si te alcanza el tiro o no, mueres asfixiado por el peso de los cuerpos.  No hay posibilidad de escapar. En silencio nos dejamos asesinar como animales en el matadero. La tierra se mueve hasta que todos se han asfixiado. Y ya es el fin. De lo más hondo llega nuestro grito hasta ustedes: no seáis cómplices de nuestra muerte".

No sabemos si el mensaje tuvo el menor eco.

La voluntad  de « transparencia » de la que hace gala el  Vaticano a propósito de un período tan oscuro hay que situarla en el contexto de los cambios iniciados a partir de 2013 por el papa Francisco. Que ha desplazado la atención antes dominante sobre la moral sexual a la acogida de los migrantes, la justicia social y la protección del planeta. En su segunda encíclica Laudato Si’, dedicada  a la « salavaguarda de la casa común» publicada en 2015, se mostraba como jefe espiritual de los movimientos ecologistas. También en su mensaje pascual reciente en plena crisis ha pedido un ingreso universal para todos.

 En 2020 como en 1942, la Iglesia es una fuerza y una influencia que los demás actores políticos no pueden despreciar.

Comentarios

Ricardo Pérez ha dicho que…
Excelente el video sobre Aristóteles. En cuanto a la polémica sobre Pio XII y el holocausto. Pienso que es un tema que en la Iglesia Católica, casi es tabú. Incluso he pensado muchas veces que durante aquel periodo de tiempo, en que fuera posible el desconocimiento de la Iglesia en torno a lo que ocurría con el problema judío, en Alemania. Pero estoy leyendo un libro que recomiendo leer, que me ha abierto los ojos en torno a este tema, el libro es: “Crónica del gueto de Varsovia” de Emanuel Ringelblum. En él se detalla pormenorizadamente la persecución de los judíos en esa ciudad. Como se gestó el gueto, como la población cristiana, no judía de Varsovia, eran conocedores del gueto. Pero también eran conocedores de las deportaciones y de los campos de trabajo. Como maltrataban a los judíos, eran perseguidos, asesinados, los apaleaban, ante la mirada indiferente de los no judíos. Es imposible que la Iglesia Católica de Varsovia no fuera sabedora de lo que ocurría en esa ciudad. Soy de los que piensan que la Iglesia Católica posee uno de los mejores servicios de información del mundo, en el sentido de que están informados casi en tiempo real de lo que verdaderamente ocurre por todo el mundo. Gracias a todos sus laicos y sacerdotes consagrados, además de los cristianos practicantes, que están dispersados por todo el mundo. Pienso que en aquella época tan crucial la Santa Sede estaría informada de todo lo que ocurría en torno al problema de la solución final en torno a los judíos. Otra cosa distinta es que no quisiera darse por enterada, como ha sucedido en muchas ocasiones a lo largo de la historia.
En cuanto al Opus Dei no me cansare de repetir que su santa intransigencia y su santa coacción, sobre cualquier ciudadanos que ellos crean que debe ser objeto de semejantes medidas, los invalida a mostrarse como cristianos, que practican la caridad, el consuelo y el perdón. Después pretenden ensalzar el perdón como una de las virtudes principales del cristianismo. Cuando ellos en la práctica, ni perdonan, ni se espera que perdonen. Más cínicos imposibles.

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