ARREBATOS
Una alegría, ayer no vinieron a dar el círculo. Triste testimonio y doloroso el que llega de Filipinas, cuántas familias españolas podrían contar historias parecidas de arrebato del patrimonio con la excusa de siempre: todo es para Dios y por Dios.
¿Se refiere a los Jarales el conductor del programa? ¿la Casería? ¿opus de arriba y opus de abajo?
Además de retomar el asunto que sugerí "baño de masas" añade "política eclesial", visitas a obispos y "lo mejor sería que no hubiera centros": ¿lo dirá por Pamplona, ciudad de 200,000 habitantes en tiempos?, si por aburrimiento hacías la geografía de la memoria opusina pamplonesa entre unos y otras salían más de 100 alojamientos numerariles. Quizás hoy se han visto obligados a cerrar, traspasar, fundir. Los había para todos los gustos e incluso en todos los pueblos o zonas suburbanas que empezaban a crecer alrededor de la metrópoli foral.
La uni por su parte sigue aumentando el parque inmobiliario, nuevos centros, edificios, facultades, Museo inaugurado por sus Majestades y financiado por herederos de gran empresario navarro, de aquellos que se forró con ayuda del Caudillo, en particular, con el Valle de los Caídos. , haciendo picar piedra casi gratis a los condenados por ser de izquierdas. Sutiles hilos que unen todas las historias.
En España en general y en Pamplona en particular, siempre se han salido con la suya en el terreno inmobiliario. Una voracidad ilimitada, y ahora nos viene con que "ojalá no hubiera centros". Muda nos deja vuesa merced.
Recuerdo a Gervasio que la comunidad en la que los hombres son dirigidos por mujeres ya existe y se llama "Familia monástica de Belén, de la Asunción de la Virgen y de san Bruno". Fabio Barbero, ex fraile damnificado que ocupó cargos y tuvo que someterse a las monjas mandatarias.
Hace un tiempo decía el difunto Alberto Moncada, R.I.P, ex nume y sociólogo, que ni la Iglesia española ni la sede romana han abordado el sectarismo intraeclesial. Que el centralismo vaticano no permite disidencias grupales, los fundamentalismos y grupos radicales de derecha son tolerados si son fieles a Roma, y los contestatarios como el de Lefèbvre son reconducidos o apartados de la comunión apostólica.
En todo ello juegan razones de política eclesiástica, que tanto se nos olvida porque el miembro de a pie y ex miembro no ve más que la "ética eclesiástica", pero esta va indefectiblemente unida a la otra. La política eclesiástica en los 2 anteriores pontificados fue notorio, tendió a proteger instituciones que como la que nos ocupa, presentan un carácter crecientemente sectario. Cuando algún cardenal como el londinense Hume quiso hacer oír su queja y directrices en ese sentido, se encontró con el eco del silencio en las paredes.
Y no es lo mismo enfrentarse a sectas de importación estadounidense de rubios misioneros que a fenómenos castizos, tan de aquí. Los analistas españoles del fenómeno sectario también en democracia mostraban y muestran timidez frente al hecho opusdeístico, por ej. Pepe Rodríguez o Pilar Salarrullana. No digamos si el observador y escritor de los grupos sectarios en España es un cura familiar del barbastrense o de sus hijos, le sale un libro bien gordo, pero le falta un apartado fundamental.
Pero lo cierto es que con la propia definición de la Iglesia española de secta "grupos sin voluntad de diálogo, que hacen proselitismo sin escrúpulo y se resguardan en la ambigüedad y el misterio", el od es perfectamente incorporable a esa lista de sectas peligrosas que figuran en los libros publicados y que, en algunos países, sirve de referencia para la actuación del poder civil en ayuda de sus víctimas. Bien es verdad que el carácter sectario de la institución, que estaba de forma germinal en el diseño fundacional se ha ido acentuando con el tiempo, especialmente en el proselitismo infantil, que en 2023 se ha vuelto casi imposible.
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