CONSEJOS Y CARISMAS

Hay que esperar cinco minutos para que empiece. El problema de como dar carácter asociativo a un lugar en el que no se entra ejerciendo el burgués derecho descubierto, inventado en el siglo XVIII de "libre asociación". Nadie entra libremente. Se tengan 15 años o 50 el candidato es "captado", admitido tras estudio detallado de circunstancias, pelos y señales que se han podido recoger de su vida a partir de las fuentes de info "miembros": directores del centro, cura confesor, super o numes que lo tratan... y todo el que tenga vela en el entierro de la "futura vocación".

No es "me encanta tocar la bandurria me asocio en esta agrupación musical para practicar mi instrumento favorito". 

Es un informe de las circunstancias, condiciones de vida, familiares, laborales, financieras, pinta y modo de vestir y expresarse, habilidades sociales, laborales u otras que dibujen futuro prometedor como fuente de atracción de "otros" o como fuente de aportación dineraria o fuente explotable de esas cualidades que "vienen bien" en determinado momento.

Tu integración la deciden personas a las que no has visto en la vida, pero que lo saben todo o casi todo lo que les interesa de tí. Me pregunto en qué momento me enteré de que por encima del club en el que pité estaban las directoras de la delegación supervisando, decidiendo, "impulsando la labor". 

Si ser prelatura no responde a su realidad, menos lo hará ser asociación, porque no lo es. Ellos deciden dar la pelmada para hacerte entrar, si eres niña con el cuento de que el asunto lo decidió Dios Creador y Salvador del mundo antes de la constitución del mismo, si eres mayor, con otro cuento, te atraen, supongo que para que te sientas integrada en algo elegante, con gente interesante con la que merece la pena relacionarse, en muchos casos por simple acompañamiento de otros, esperanzas de ascenso social o sepa Dios qué ventajas e ilusione soñadas.... 

Repiten tanto las mismas falacias que yo también tengo que repetir: la prelatura perso la introdujeron ellos en la Presbyterorum Ordinis, documento del concilio Vaticano II que trata sobre el clero. Con visión de futuro. No porque a Portillo y otros expertos opus allí presentes les importara un ardite la distribución del clero católico, sino porqué pensaban en calzarse ese "ropaje jurídico". 

Y si el calzamiento no pudo ser con Pablo VI, sí pudo ser con Juan Pablo II, que les dió el oro y el moro, todo lo que quisieron. Fundamentalmente una confianza irrestricta y la venia para campar a sus anchas, episcopados, comisiones pontificias, la portavocía papal y hasta mano en las finanzas. Eran los mejores, la guardia pretoriana casi.

Tiempos florecientes los de aquel pontificado (1978-2005)  que coincidió con mi etapa de falsa vocación. Y con la etapa de las falsas vocaciones que se expresan en OL o en los coloquios.

No me extraña que se resistan a las reformas, cualquier reforma va a ser una traición, es irreformable. Asociación tiene poco sentido, se entra por "captación", no es libre decisión del interesado, es agotamiento y rendición tras acoso y derribo, porque si los directores "ven que tienes vocación", es decir, "reúnes las condiciones", no tienes escapatoria.  A no ser que estés enseñada y sepas poner tierra por medio, cambiar de teléfono y de ciudad, si está en tu mano.

Ni vocación, ni asociación, su realidad corroborada por tantos es: captación. Pregunta ¿interesa mantener el chiringuito en estas condiciones? adelante, que luego no se quejen.

Sobre el carisma y la necesidad de una institución para salvaguardarlo, tema que nos entusiasma y se repite. Los carismas no necesitan, son los seres humanos quienes tienen necesidades, de sobrevivir primero y de darle un sentido a su vida. A ambas necesidades han subvenido las instituciones religiosas particularmente en España. Las abundantes vocaciones religiosas y sacerdotales que florecieron tras la guerra civil y la victoria de Franco eran vocaciones "nutricias", y también "estudiantiles". Al menos en el seminario fuera diocesano o de orden religiosa, había cama caliente, comida e incluso estudios sufragados por la Iglesia. El carisma era lo de menos.

Así hasta que España se desarrolló y además de la Iglesia empezaron a proliferar otras formas de ganarse la vida cuando no se tenía patrimonio que no fueran ni la Iglesia ni el ejército. Llegamos a los 60, 70 cuando al menos en mi "comunidad foral", los institutos de bachillerato y las  escuelas empezaron a llenarse de ex curas, ex monjas, ex seminaristas....que tras aprovechar la oportunidad que se les proporcionó, cogieron el portante: "había vida ahí fuera".

Los carismas en cualquier caso y hablando de modo figurado y con todas las precauciones "necesitan" que alguien los encarne. Si digo que mi carisma es dedicarme a cuidar de los enfermos, supongo que habré de demostrarlo estudiando enfermería o trabajando en sanidad. 

Lo que tiene poco o ningún sentido es que llevemos un siglo diciendo que el carisma es santificar el trabajo profesional y observemos, primero que el "carismático" lo primero que hizo en su vida fue huir del puesto donde le había colocado la autoridad competente o empleador, en este caso obispo de Zaragoza, para irse, como hacían muchos curas en la época, a probar suerte en la Villa y Corte, un puestecito de poco hacer y bien cobrar. Lo típico. Hoy parece que los partidos políticos han sustituido en este sentido a la Iglesia de antaño.

Y segundo que todos los que han estado más cerca de él, "gobernando" e incluso "sucediéndole" cojeen del mismo pie. En su vida han estado de empleados, ni de abogados, ingenieros, médicos, albañiles, profesores, dependientes o funcionarios....en otro sitio que no sea su "propia casa", donde disfrutan de un poder omnímodo sobre miles de personas en el mundo entero. ¿Perdón? eso no es vivir el carisma de la santificación del trabajo profesional.

No tienen ni idea de lo que es el mundo del trabajo en sus diversos niveles, no saben más que mandar, "mi palabra es la ley". Pero las empresas, oficinas, talleres, escuelas en las que eres uno más y es difícil progresar no funcionan así. Desconocen las relaciones laborales, con compañeros de trabajo, jefes, clientes que te miran sin ver en tí un ser divino tocado por la gracia.

No saben lo que es el paro o la amenaza del mismo, tienen el puesto asegurado, y no de barrendero. Ni idea de tener que hacer sacrificios para obtener tal o cual porque no llega con el sueldo, nunca supieron de lo duro que puede ser "llegar a fin de mes", ni de lo que cuesta ni la luz, ni el teléfono, ni el agua....no saben nada de las preocupaciones de los trabajadores normales y corrientes.

Curiosamente quienes más cerca están del trabajo profesional son los especímenes menos valorados como por ejemplo agregadas "nivel sencillo", que además de ser empleadas con sueldos discretos, entregan su entero sueldo para que estos burócratas de la teoría de la  "santificación del trabajo"  vivan bastante a gusto, protegidos de los vaivenes, y subes y bajas del destino de la mayoría de los mortales.

Entonces más que una institución lo que le hace falta al carisma  es "encarnación" en vidas concretas, de seres de carne y hueso que están en el mundo real y no en los de "yupi" o en la luna de Valencia. Si de algo damos testimonio todas las que nos hemos ido, es de que hubo que aterrizar en la realidad al salir. ¿Dónde habíamos estado? sin ser directora empingorotada sino  numeraria del montón, no estábamos en la vida ordinaria. Siendo las "modélicas numerarias" no sabíamos ni cambiar un pañal, yo sigo sin saber por lo demás, no me ha tocado ni creo que sea preciso mucho arte para eso. Y casi tampoco sabíamos hacer la compra ni la comida.



En cuanto a los consejos evangélicos, son otro constructo religioso fruto de la historia de la Iglesia. Jesús no fue un monje, ni vivió vida de castidad, pobreza y obediencia, nos han llegado frases en que se puede apoyar la vida monástica, pero él no "se retiró del mundo". Basta leerse el evangelio o cualquier Vida de Jesús que se inspire en lo que hoy sabemos de cómo vivían los judíos en la Palestina de hace 2000 años. La historia de los monjes, de los que se retiraban al desierto, de los cenobios, del monte Athos, de las vírgenes consagradas, de las Ordenes religiosas....es posterior. Nada de eso está en el evangelio.

Y por cierto no voy a mirar pero también las Ordenes religiosas que subsisten van evolucionando. Porque nuestros apreciados dominicos fundados por santo Domingo de Guzmán en plena edad media "para combatir la herejía cátara", su carisma entonces, no creo que hoy se presenten en 2023 con esa pretensión. En los dominicos se formó el Doctor Angélico, del que usamos y abusamos. 

La Suma Theologiae,  "catecismo teológico" de los seminarios después de Trento y hasta bien entrado el siglo XX, sin discusión, obra del insigne dominico Tomás de Aquino. 
Como era su formación teológica también fue la nuestra, ni siquiera se permitía una brizna de "escotismo" (de Duns Escoto, franciscano, Doctor Sutil).



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