DIVINAS INSPIRACIONES

¿QUÉ TIENEN EN COMÚN FOCOLARES, OPUS DEI, LEGIÓN DE CRISTO?

Si cada fundador supuestamente ha recibido una “inspiración divina” y si cada movimiento entiende que se diferencia  por su “carisma” propio e intransferible (unidad de los Focolares, la santidad en la vida ordinaria del Opus Dei, la evangelización del mundo de la Legión) es preciso constatar que comparten las mismas derivas sectarias que derivan de las características similares:

-conservadurismo teológico y moral (sobre el papel, la teoría y la práctica suelen diferir)

-anti-intelectualismo (en el caso OD es un hecho profundamente paradójico pero lo padecí en propia carne en mi vida cotidiana en los centros numerariles habitados por personas que quizás en un tiempo tuvieron inquietudes pero se habían agostado)

-aspiración al poder eclesiástico y temporal basado en su poder financiero.

-tendencia a funcionar como Iglesia dentro de la Iglesia

-estructura fuertemente jerarquizada

-control estrecho de la vida de los miembros de la organización

¿QUÉ DERECHOS TIENE LA VÍCTIMA DE DERIVAS SECTARIAS?

La víctima puede en ciertos casos dirigirse a la justicia civil o penal.

Entre el arsenal jurídico el legislador francés (ley About Picar del 12 de junio de 2001, art. 223-15 del código penal) y belga (ley de 26 de noviembre de 2011, art.442quater del código penal) quisieron insertar en el código un delito específico llamado “abuso de debilidad”.

Procedimientos penales podrán iniciarse contra la persona que conociendo la situación de debilidad (física o mental) de la víctima abusó fraudulentamente para llevarla a realizar un acto a abstenerse de otro que haya supuesto un daño para su integridad física, mental o a su patrimonio.

Esos actos u omisiones pueden atentar contra el patrimonio de las víctimas, su salud, su actividad profesional, también contra su vida familiar y afectiva.

No se trata sólo de incriminar penalmente los actos de desestabilización mental de los que son culpables ciertas sectas. Se trata de abusos de debilidad en general. Sobre todo los que se producen contra personas ancianas, enfermos o personas con algún tipo de disminución física o mental.

Al lado de estos abusos de debilidad sigue habiendo otras infracciones penales, por ejemplo, las que tienen que ver con los bienes de una persona, la estafa, la extorsión. Entre los que afectan a las personas tenemos:

-homicidio o heridas involuntarias, no asistencia a persona en peligro, privación de cuidados.

-ataques sexuales, corrupción de menores.

-violencias, amenazas.

Queda que a falta de una infracción penal comprobada es posible una acción civil para obtener reparación de daños y perjuicios morales y/o materiales por falta cometida por la institución eclesiástica o por cualquier persona que a ella pertenezca (art. 1382 del código civil belga y francés)

EN CONCLUSIÓN

La pedofilia en la Iglesia, y las derivas sectarias han demostrado el papel indispensable del denunciante, ya que es verdad que pocas veces se escucha a las víctimas ni en la Iglesia ni en las comunidades implicadas.

Como escribieron Maud Amandier y Alice Chablis en su libro justamente titulado “Denegación”: “La institución Iglesia ha construido una fachada, ritos, vestiduras litúrgicas, teatralización, grandes manifestaciones religiosas, con la plaza y basílica de san Pedro como emblemas. Si la fachada sigue siendo hermosa empieza a mostrar grietas, salvar las apariencias es lo primordial.”

Es un hecho incontestable, la Iglesia estructuralmente embebida de la cultura del secreto no ha tomado o querido tomar la medida de las derivas sectarias en su seno.

Al contario, mantuvo a Marcial Maciel, fundador de la Legión de Cristo antes de sancionarlo. Y a pesar de su negro pasado el papa Francisco concederá a la Legión una indulgencia plenaria, perdón de los pecados, dado que ha iniciado un proceso de purificación.

Juan Pablo II canonizó a Josemaría Escrivá, fundador del OD. A pesar o debido a un clericalismo asumido. Si el simple laico dudara, Camino, el libro del fundador en el que OD no deja de inspirarse le recordara que: “Cuando un laico se erige en maestro en materias de moral, se equivoca a menudo, los laicos no pueden ser más que discípulos.” El laico no es más que un cristiano de segunda fila.

Esperamos que la Iglesia lo tendrá más claro con ocasión de la causa de beatificación de Chiara Lubich fundadora de Focolares iniciada el 27 de enero de 2015 (un reconocimiento oficial de la iglesia significa garantía de ortodoxia y culto) Pero visto el pasado reciente tenemos nuestras dudas. El cuadro del Escamoteador del Bosco que ilustra el libro ilustra perfectamente lo que venimos diciendo: el prestidigitador no dice lo que hace y no hace lo que dice. La realidad a veces está más alejada de la verdad proclamada. Una verdad más trivial y mortífera.

El dominio avanza enmascarado al contrario que la libertad. Y es justo y bueno que el “cristiano de base” sepa en fin que se trama a menudo a sus espaldas en lo más alto de la jerarquía católica. A fin de cuentas ¿no es él también Rey, sacerdote y profeta? Por tanto es cuestión y no solamente del derecho a saber de todo bautizado.

Ciertamente la verdad que hace libre no es forzosamente la que se creía. Pero la verdad tiene un precio. No es más que un camino interior que se descubre poco a poco…nunca un pensamiento único o una respuesta prefabricada. “La verdad es un país sin camino” dijo Krishnamurti, poeta de la verdadera vida.

Y puesto que empezamos con las palabras de Jesús, “la verdad os hará libres”, sería bueno recordar a los movimientos y comunidades, estas palabras del papa Francisco: la verdad de Dios es inagotable, es un océano del que apenas vemos la orilla. Es algo que empezamos a descubrir ahora: no nos hagamos esclavos de una defensa cuasi paranoica de nuestra verdad ( si yo la tengo él no la tiene, si él puede tenerla, eso quiere decir que yo no puedo tenerla). La verdad es un don demasiado amplio para nosotros y por eso nos hace más grandes, nos eleva. Nos pone al servicio de ese don”  (La iglesia que espero, conversación con el P. Spadaro, 2013) Amigos creyentes, ¡seamos libres!