PRELAS

Respaldado por los ultras cardenales, JPII consideraba esencial la renovación de la Iglesia y pretendía que OD y otras organizaciones similares de “laicos” podían y debían ser el vehículo adecuado para la renovación. Se pretendía reforzar los tentáculos ad extra del Vaticano, y que la burocracia continuara como siempre, en pie y gozando de ineficacia.

En los despachos vaticanos vegetan o vegetaban centenares de prelados ultraconservadores que ayudaron al advenimiento del Papa y seguirían siendo su apoyo. Si al OD se le reconocía su estatuto anhelado de prelatura personal había la leyenda de que se ayudaría a la internacionalización del Vaticano.

El proces para convertirse en prelatura culminó el 19 de marzo de 1983 cuando el cardenal Sebastiano Baggio dio lectura a la Bula Ut sit en la iglesia romana de San Eugenio encomendada a ellos. Increíble pero vimos el vídeo del discurso cardenalicio en primicia y la dicha Bula y su texto íntegro se podía admirar incluso en facsímil me parece en las publicaciones internas. Nada más llegar el Papa al trono de Pedro, le faltó tiempo al cardenal Villot para redactar carta con fecha 15 de noviembre y dirigida al heredero de Escrivá haciéndole saber que Su Santidad consideraba improrrogable necesidad resolver la cuestión jurídica del OD que el propio OD se había planteado a sí mismo. Es lo mismo que Cataluña pero en eclesiástico. O lo de Cataluña es lo mismo que lo de la prela pero en catalán. El caso es dar la lata creando problemas para que otros los resuelvan a nuestro gusto “por tal” de callarnos la boca. Cuando nos ponemos a molestar y meter miedo nadie nos supera.

Poteriormente hubo conflictos desencadenados en el Vaticano por la actitud soberbia de los dirigentes OD que estaban seguros de alcanzar la tan deseada prela. El 23 de abril de 1979 Portillo escribía al cardenal Baggio, prefecto de la congregación de Obispos, confirmándole la opinión positiva del Santo Padre sobre la transformación del OD en prelatura. Esta opinión del Papa enviada por carta rompía las costumbres a veces retorcidas de la burocracia vaticana. El texto de la misiva iba a ser publicado en España por Vida Nueva pero desapareció y salió en el País el 11 de noviembre de 1979.

Echaron leña al fuego pidiendo al Papa que erigiera prelatura cum proprio populo, poco menos que formarse una iglesia particular con el aval de la iglesia. Igual que Cataluña, un estado aparte con el aval del Estado o sin el aval, pero aparte. No se conformaban con prelatura nullius como habían pedido en los tiempos de Juan XXIII con resultado negativo sino una prela más autónoma. El servicio del OD a la Iglesia sería más completo y mejor. Un cuerpo móvil disponible para ir donde se necesitase, como decían los SJ en sus tiempos. Ni que fuera el Papa quien decidiera de nuestros movimientos por el mundo, a veces intercontinentales, a veces internacionales, a veces interregionales, siempre en beneficio y por motivos prelaticios que poco tienen que ver con las “grandes líneas” del apostolado mundial. La razón de los cambios de centro suele ser más mezquina y cotidiana. A ras de tierra, inconfesable.

OD disponía de prelado, clero y pueblo, sólo necesitaban el estatuto de prelatura perso cum proprio populo para funcionar totalmente al margen de otras jurisdicciones eclesiásticas. La maniobra fue abortada a finales de 1980 cuando fueron suprimidos del nuevo código de derecho canónico los cánones que se referían a la expresión cum propio populo. OD se quedó en prelatura personal. Esta primavera pasada corría el rumor de que los Lefebvres iban a ser asesorados por OD para convertirse también en PP. Que ustedes se desgajen bien.

La sagrada congregación de Obispos reunió un comité técnico que entre 1980 y 81 celebró 25 sesiones de trabajo. Qué maratón. Hubo comisión especial de cardenales nombrada por el Papa para examinar el caso. Se solicitó la opinión de todas las diócesis donde trabaja el OD para evitar reacciones hostiles. Se repetía el proceso que había tenido lugar entre 1947 y 1950 cuando OD logró ser el primer instituto secular y logró también ser el primero en salir de tan incómoda vestimenta jurídica que tan mal les sentaba. Esta vez también recolectaron hostilidades variadas por su afán de estatuto peculiar. Nadie nos entiende. Pero el concilio Vaticano II había tenido lugar y en él se habían reconocido las prelaturas personales, que si no me equivoco fue la única contribución que se sepa real y efectiva de personas del “Opus Dei” a dicho concilio. Nada que ver con asuntos más espirituales ni de puesta al día, ellos fueron a conseguir su “traje jurídico” adecuado y conveniente. Iban a ser los primeros en ser pp, no en vano la criatura era de su invención.

Hubo protestas por el modo de manipular po parte de OD los mecanismos vaticanos, hubo quien pensó que el asunto afectaba a la misma configuración dogmática de la iglesia católica. Los reproches provenían de los sectores más conservadores que son los que se ocupan de derecho canónico, para que nos vamos a engañar. El OD corría peligro de convertirse en una entidad autónoma y cerrada, un búnker, lo que ya es de facto. Pero ahora lo sería de iure. Una especie de hermano gemelo de la iglesia católica, un à côté, un adosado, que además se considera mejor, más selecto y formado