ENCUBRIMIENTO

 Cuando se tiene la sartén por el mango, el reconocimiento de toda la sociedad, la autoridad sobre las conciencias, se encubre a auténticos criminales, delincuentes que merecerían la cárcel. Y que sin embargo como muchos testigos dicen, fallecieron como "santos curas" , cubiertos de cargos y parabienes.

 Esta comisión independiente o CIASE disimula los nombres de los criminales y los obispos encubridores, aunque todos hayan fallecido, tampoco ponen el nombre de la diócesis ni la ciudad. No es justo, cada palo aguante su vela. Harta de irresponsables que se santifican a sí mismos y lanzan el oprobio y la maldición a los simples ciudadanos ovejas de todo rebaño, mientras que en su patio trasero no se puede respirar de la basura acumulada

Y con un canto en los dientes, puesto que al sur de Pirineos estamos a años luz de que  delitos episcopalmente encubiertos salgan a la luz. Es poco creíble que estas cosas "solo pasaban al norte" y no en la península, con una iglesia omnipotente como la española, que aquí nadie criticaba al cura, pobre de tí. 

Además este testimonio, menos el abuso sex, en mi experiencia, faltan toneladas de basura por sacar, tiene mucho en común con lo que hacían en los buenos tiempos con la juventud en las actividades de san ra, semillero de la o. Tocaban las mismas teclas eficaces en adolescentes deseosas de ser mayores, responsables, tenidas en cuenta.

Arcángel Rafael - Wikipedia, la enciclopedia libreArcángel de la juventud

 Historia sintetizable: el típico guarro que se dedica a culpabilizar inocentes, un  delincuente que hubiera necesitado ser echado del sacerdocio y quizás terapia sino cárcel. Se me saltan las lágrimas leyendo este relato de aberraciones, el tipo era culto y crisólogo. El tío se procuró un háren de adolescentes monas de buena familia.

 

Martes, 15 de octubre de 2019
Ilustre colegio de abogados, 2 rue de Harlay (París 1er distrito)

Presentes del CIASE: Jean-Marc SAUVÉ, presidente, Carole DAMIANI y Antoine GARAPON.
 
La audiencia comienza a las 2 p.m. 

Presidente Jean-Marc SAUVÉ. Gracias, señora, por aceptar esta audiencia. Leí su
testimonio, el largo relato que ha extraído de su experiencia. Previamente había podido tomar
conocimiento del caso el 6 de febrero de 2019, por el artículo en Le Monde firmado por Cécile CHAMBRAUD (1). los hechos son impresionantes y la actitud de la diócesis de / Y / es cuestionable.


Michelle. Instamos a Mons. / A /, obispo de / Y / a abrir una investigación. Mintió
sobre lo que realmente se sabía en la diócesis: le pusimos frente a sus contradicciones. Y
no sé qué acontecimiento lo decidió a ordenar lo que denominó un "peritaje". Yo no lo llamo así, porque  debería haber sido realizado por alguien autónomo y no por un colaborador de la diócesis. Por otro lado, ese "peritaje" se hizo precipitadamente, de manera superficial. Pero es una muestra de que la jerarquía de la diócesis sabía cuando yo era estudiante en la escuela secundaria pública
de / Z /, por tanto, en el momento de los hechos. También supe que la diócesis de / X / de la que dependía la ciudad / Z / antes de 1966, tuvo conocimiento de la conducta de la que era culpable el capellán, ya que una mujer había alertado antes de que yo comenzara a relacionarme con él.  Si Mons. / B / hubiera hecho lo correcto, no me hubiera pasado nada ni a mí ni a mis amigas.


Sr. Presidente Jean-Marc SAUVÉ. No sé si saco esto de tu historia o de otro testimonio,
pero en 1964-1965, los hechos son inequívocos. No sé cómo, una mujer le habla al obispo de eso,
Mons. / B /, obispo de / X /, que en 1967 se convirtió en cardenal arzobispo de / W /. El sacerdote que fue el autor de los abusos le dijo a esta mujer, entonces menor de edad, que guardara silencio, porque la gente no lo entendería.
Mons. / B / respondió de modo bastante sabio: lo que está de acuerdo con las reglas de la Iglesia puede ser hecho público sin ningún problema; lo que debe ocultarse es necesariamente sospechoso.
Entiendo que el obispo fue prudente, ¡pero estaba avisado! En 48 horas
como máximo, él o su vicario general deberían haber citado al padre / HG / para pedirle
explicaciones. Sin embargo no lo hizo.

Michelle. No, lo dejaron hacer, nadie lo vigilaba.

Sr. Antoine GARAPON, miembro de la comisión. Escuchemos su testimonio.


Michelle. Llegué a la escuela secundaria en quinto curso, procedente de Lyon, donde había completado mi cuarto año. Había dos capellanes. Pero cuando llegué se marcharon,  nadie quedó para vigilar al Padre / HG /. Ni en el colegio ni fuera.


No se ocupaba de los niños pequeños, solo los preparaba para la comunión solemne. Yo había hecho la comunión un año antes porque iba adelantada en la escuela, y ese fue mi  contacto inicial con el capellán. Tenía tanta autoridad natural que la primera vez que lo ví me dio  miedo. Con los otros dos vicarios me sentía a gusto, normal, pero él me dió miedo desde el primer día.


Unos meses más tarde mientras me preparaba para la comunión, me molestó
enterarme de que solo podía confesarme con él. Estaba preocupada ... y resultó lo peor posible.
En mi parroquia no tenía miedo y me confesaba en un confesonario normal. Pero en la escuela era en una habitación enorme, donde solo había una sola silla. Tuve que arrodillarme a sus pies, cogió mis manos entre las suyas y estaba tan tensa que sentía el miedo físicamente, en mi carne. No es normal asustar a los niños de ese modo.

Pero el capellán estaba más interesado en las adolescentes púberes. Todo su curso, destinado a jóvenes
del 3er grado (14 años), se centró en sus libros de los que se había hablado en televisión:
Psicología comparada chico-chica y De la coeducación al amor temprano. Nos llenaba de asombro que un sacerdote tratara estas cosas.  Al mismo tiempo, despertaba enormemente nuestra curiosidad porque no teníamos ni idea, nos atraía la idea de que un adulto nos lo contara.  Estábamos
por lo tanto sorprendidas pero en definitiva, abordar estos temas era normal, ya que todo esto era público. 

Sra. Carole DAMIANI.  ¿Los padres lo sabían?


Michelle. Sí, pero sabía manipularlos muy bien. Tenía una personalidad que hechizaba a todos.Todo el mundo siempre estuvo de acuerdo con él, hasta el punto de que siempre me dije a mí misma que incluso ante un tribunal ganaría siempre sin importar el tema. Cuando eres joven, eres una página en blanco.
Todo parecía perfectamente normal. La capellanía estaba justo al lado de la escuela y el director mantenía buenas relaciones con él. Por ejemplo, cuando participé, como "mayor", en un retiro
para los más pequeños con el fin de prepararlos para su comunión, no son mis padres sino el Padre / HG/
¡Quién le pidió al director de esta escuela secundaria pública que me dejara tres días para el retiro!Toda la sociedad lo aceptaba. 


Vuelvo al curso de 3º. El capellán anunció que estaba organizando un fin de semana de retiro. Estaba emocionada, aproveché la oportunidad. Por temperamento, me apuntaba a todo ya fuera un evento deportivo como un retiro.
El padre nos dijo que fuéramos a su oficina para obtener el formulario para apuntarnos. Lo hice y fue
 muy rápido y menos mal porque seguía teniendo  miedo. No tenía miedo de los demás profesores, tampoco  le tenía miedo a él durante la clase, me sentía protegida por el grupo.


El fin de semana en cuestión tuvo lugar en el campo, en Saint-Prix en Val-d'Oise. El parque era precioso,
el entorno agradable. Me gustaron mucho las conferencias: sentí que estaba aprendiendo más
que en la escuela secundaria. Las llamó "charlas", pero en realidad eran conferencias. Todo
el mundo estaba pendiente de sus labios. Era un excelente orador, sabía captar la atención del público.

Hubo otros retiros. Participé en todos. Mis padres estaban contentos pensaban que no había nada mejor para ocuparme, que era una actividad saludable.  Pensaban que nada me podía pasar. Mientras mi padre temía que cualquier chico de 15 años me violara , una vez había estado en una fiesta hasta muy tarde y regresé a casa y mi padre tuvo miedo, pero nuca sospecharon de un sacerdote. De hecho, el padre / HG / hacía muy bien su papel de sacerdote durante los retiros. Yo misma no tenía dudas en ese momento a propósito del clero. Los curas estaban, por definición, incluso por encima de los padres, justo por debajo de Dios, las personas que daban más confianza, intercesoras entre Dios y nosotros. Dábamos
más importancia a lo que decía al sacerdote que a lo que pudieran decir los padres, porque el sacerdote es también el que asesora a los padres. En los retiros como durante las misas, era el centro de
atención y a menudo lo veía en lo más sagrado en el papel del sacerdote, por lo que aumentó su carácter de persona fuera de toda duda.

De manera que si pasara cualquier cosa y hubiera que culpar a alguien, a la fuerza el culpable sería otra persona. Un hombre que quiere nuestro bien siempre tendrá la última palabra, incluso por encima de  los padres.

Sra. Carole DAMIANI. Podemos decir que en ese momento se encontraba en una primera fase de seducción intelectual.


Michelle. Era incluso peor porque como sacerdote tocaba lo sagrado. No solo era
un buen orador y dotado de un saber hacer manipulador con respecto a sus oyentes, sino que sobre todo era un sacerdote, lo que le daba más oportunidades para manipular a los demás. Con la confesión se metía en la privacidad de su interlocutor; era otro nivel que la relación con un
profesor.


Sra. Carole DAMIANI. Hay una dimensión de director de conciencia.


Michelle. Sí, se nos mete directamente en la cabeza, porque la Iglesia le da esta tarjeta, gratis.
Lo vi mucho con sus ropas sacerdotales. Él nos decía  la Verdad. No teníamos espíritu
crítico, ni escuchábamos otra campana. Y fue lo  que me pasó poco a poco, se adueñó de mi cerebro con todas las actividades que proponía la capellanía: era él quien ocupaba todo el espacio .
Por lo tanto, ese año se organizaron muchos retiros. / HG / seleccionó un grupo de entre los que se contentaron con asistir al curso sobre diversidad y amor temprano. Mi madre era muy religiosa, por eso yo mismo seguí diligentemente todos los cursos.
 

Por supuesto, mientras que los que solo asistieron al curso no eran muy católicos. En retrospectiva,no es muy complicado detectar su método, elegía a sus presas: ¡ todo lo tenía en sus manos!
Nos propuso crear lo que llamó una "comunidad". Un grupo privilegiado. Lo presentó como un grupo de élite. No todo el mundo podía pertenecer, pona condiciones para pertenecer. Me preocupaba no ser elegida. Yo estaba en tercero, por lo tanto, era uno de las más jóvenes porque recuerdo que había también estudiantes, que también querían formar parte de este famoso grupo. Escribí una carta de motivación. Mi madre me ayudó agregando una frase al final, diciendo que estaba buscando
fortalecer mi fe, o algo así.


Me aceptaron en la comunidad, estaba encantada. Allí estaban sucediendo muchas cosas interesantes.
Tenía muchas amigas mucho más cercanas que en la escuela secundaria, donde no había un verdadero espíritu de amistad fuera de clase. El sacerdote organizó talleres de reflexión para seis o siete en torno a una mayor que dirigía el grupo. Teníamos la esperanza  de que luego adquiriríamos
responsabilidades, para convertirnos en personas mayores. Así es como funcionaba "la comunidad": estábamos llamados a ser adultos responsables y realizados. Fue genial ver que un adulto nos ayudaba a crecer: ¡Estaba en el lugar perfecto! Nos involucrábamos en muchas actividades: íbamos a la romería de Chartres. ¡Me encantaba el aroma de aventura! Caminamos kilómetros y por la noche, dormiamos en graneros ... El 1 de mayo, vendimos el muguet  para hacer dinero para la caja de
capellanía. 

En vacaciones íbamos de campamento. Hasta entonces, solía irme de vacaciones con mis padres, o a las colonias organizadas por el comité de empresa de Gaz de France donde
mi padre trabajaba. Era una habitual de los campamentos de verano. Pero a partir de los 14 años dejé de ir porque prefería ir a esquiar con la capellanía, nunca había ido a un campamento de esquí.

El primero de estos campamentos al que asistí fue en  Pascua de 1966. Disfruté esquiando
y el campamento ... pero al final no tanto, debido a la presencia del padre / HG /, que me resultaba
embarazosa. Porque era el único adulto en el lugar, en su papel de director, gerente, de un modo autoritario y no muy divertido. A diferencia de los campamentos de verano en los que había estado, no teníamos un  animador de 18 años. Y eso creó malestar. También nos había dicho cosas extrañas: él se
presentaba como sacerdote, por supuesto, pero supuestamente también había completado tres años de medicina y era psicólogo. Por lo tanto, en caso de un accidente de esquí no demasiado grave, podría proporcionar primeros auxilios en su habitación donde tenía todo el material. Recuerdo que entonces pensé: "que no me pase nada ". Solo me sentía bien cuando estaba rodeada de mucha gente, no quería verlo a solas.


Al regresar de este campamento de esquí de Semana Santa, la “comunidad” se había formado. Su oficina estaba arriba. Teníamos unas instalaciones muy bonitas, una gran capellanía. Ese día estaba en el piso de abajo. Vino a buscarme. No estaba haciendo nada que pudiera obligarme a estar cara a cara con él, pero esta vez tuve que seguirlo. En su oficina me explicó que tenía que darme una lección de sexualidad un poco más en profundidad que el curso de 3er año sobre Psicología Comparada y Amor Temprano, que estaba destinado a todo el el mundo y en el que no había entrado en demasiados detalles; formaba parte de mi desarrollo personal saber más. Tenía miedo. Me sentó en una silla junto a él, me mostró
en un folio los genitales femeninos y masculinos, especialmente un sexo erecto.
No sabía que existía. Tampoco los genitales femeninos, y para ser sincera no me interesaba mucho. No sabía exactamente cómo iba el sexo. Me explicó al final lo que era el placer femenino, la mujer que se siente protegida en los brazos de un hombre, la sensación de bienestar que esto le procura. Luego me habló de las zonas erógenas y también de preliminares. 

Entonces, me dijo, que los hombres en general se lanzan sobre las mujeres, pero
que un hombre tenía que empezar con los juegos previos y que se trataba de las zonas erógenas.Yo estaba un poco perdida en todo aquello. Era totalmente nuevo para mí. Entonces me quiso
mostrar, en la práctica, qué son las zonas erógenas. Creo que en ese momento pude haberle dicho  que no, pero no quise lastimarlo. Así que le permití que me mostrara de qué se trataba.
Fue el primer toque: deslizó su mano debajo de mi suéter, me desabrochó el sostén y me abrazó
acarició los senos. Dejé que lo hiciera: estaba paralizada. No sentía lo correcto.Me dijo que yo no era normal. Creí que algo en mí no estaba funcionando. En lo que pasó ese día y  las siguientes sesiones, hay que entender que para mí este señor era asexual: era sacerdote y médico. Me explicó que hacía lo mismo con todo el mundo, pero no que no podía contárselo a nadie, ya que el curso se adaptaba a cada estudiante, por lo que no nos hubiéramos entendido. De cualquier manera, no vamos a contar  a otras personas lo que se hace con el confesor. No le dije nada a nadie, ni a mis padres, ni a mis amigas. Si hubiera hablado,  sin duda  las cosas habrían quedado allí; pero el contexto que acabo de describir significaba que no tenía que hablar de ello.

Un mes más tarde, me sentía rebelde. Estaba en la capellanía de abajo con los demás. El local estaba lleno porque estábamos esperando su anhelada conferencia. Vino a buscarme. Subiendo las escaleras
tuvo tiempo de decirme: "Te mostré en papel lo duro que es un pene. Sería bueno
que vieras uno en la vida real". Pero no me podía pasar nada, ya era un sacerdote, médico,
un cuasi-Dios ... En su habitación, se sentó frente a mí, abrió su bragueta, de inmediato
su pene estaba erecto, se masturbó y eyaculó. Me dijo que me lo merecía.


Esta vez la situación me resultó tan incomprensible que no pude analizar lo que estaba pasando. Algo en mí se interpuso en el camino. No podía decirme a mí misma que estaba ante
un delincuente sexual. Esta secuencia, no la he olvidado, pero la oculté en mi interior. Volvió a mi mente
después de varios años. Sucedió cuando tenía 14 años y medio.

A partir de aquel día, estaba mal, ya no era la niña de antes. Durante los campamentos, mis relaciones
con los participantes ya no eran tan fuertes, porque no sabía si yo era como los demás.
Entonces ocurrieron dos eventos. El primero fue durante el retiro de pre comunión
de los "pequeños". Al principio fue muy bien porque él no estaba y me encantó ocuparme de los
pequeños y repetirles lo que nos dijo. Me gustaba que me quisieran. Pero al final
del  retiro, me llamó a su oficina, supuestamente por trámites administrativos.
Cuando entré a su habitación, me invadió un ataque de nervios, entre risas y lágrimas ...
Me puso de rodillas, el efecto fue inmediato, no me atreví a moverme, mi ataque se detuvo en seco.
Me sentó en sus rodillas como una niña de 6 años, sentí que no tenía nada que hacer allí, a mi edad, ya no me sentaba en el regazo de mi madre.

El otro evento fue una excursión  a Dieppe al final del año con toda la "comunidad". Estaba en
muy mal estado. Desde la escuela y los campamentos de verano, estaba acostumbrada a los juegos de playa, pero esta vez no pude jugar: tenía miedo de ser su objetivo, de exponerme. Tenia la impresión
que sus ojos,  me miraban desde donde estuviera. No lo vi, pero sentí que me estaban mirando.
Estaba como pegada al suelo. Entonces me di cuenta de que yo había cambiado.


Empezó el año escolar. Durante la primera quincena de septiembre se realizó un seminario de pre-reingreso para volver a soldar el grupo, porque nuestra "comunidad" se había formado en el transcurso del año escolar anterior. Se trataba de volver a tenernos controlados antes de que empezara el curso.Me llamó en el pasillo. Entré en una habitación que él había dispuesto como enfermería. Había una caja en el suelo con algo de material, algodón, etc. me dijo  que me había llamado para hablarme de las compresas. No era un tema de conversación que me hubiera esperado. Pero, de hecho, nos daba lecciones de higiene. Él era doctor, era enfermero! Durante mi primera "lección privada" me aconsejó que me pusiera en cuclillas en casa para limpiarme la vulva, con un algodón y agua Dakin. Era demasiado fuerte para que yo pudiera contradecirlo. Luego descubrió que las compresas no eran
tan higiénicas, tenía una opinión favorable sobre los tampones, que eran una invención
bastante reciente. De todos modos, no pensé que fuera para mí, sino para mujeres jóvenes
que tenían relaciones sexuales. Así que lo hizo por mí: me puso mi primer Tampax. Sangré, así que decidió que usara una compresa antes de dejarme marchar. Tenía 15 años y un día.


Salí de la enfermería, estaba paralizada,  no quería ver a nadie. Pero no tuve tiempo de estar
 sola. Cuando pasé por el comedor al salir, había organizado una fiesta... ¡por mi 15 cumpleaños! No se lo había dicho a nadie, mi familia no estaba. Y como la fiesta se dio en mi honor, se sentó a la mesa junto a mí, cuando me hubiera gustado distanciarme de él. Tuve que aguantar el evento con una gran sonrisa, todo el mundo parecía feliz por mí, especialmente en el momento de la tarta con las velas. En la foto que tengo luzco con una resplandeciente  sonrisa junto a él, pero en mi corazón sentía todo lo contrario.
 

Detrás de la foto escribí "15 años y un día". Ahora me digo a mí misma que legalmente, el hecho de
quizás cruzar la frontera de los 15 años marcó una diferencia para él. Y por esa razon había
eligido esta fecha para cometer este delito.
A pesar del curso de los acontecimientos, no pensé en dejar la comunidad. Sí
algo andaba mal, me estaba cuestionando a mí misma, nunca a él. Es como si él
no tuviera nada que ver con lo que me estaba pasando.


Llegué al segundo campamento de esquí en la Navidad de 1966. Sugirió a mis padres que fuéramos los
dos por delante para preparar el campamento. Todo el mundo lo encontró plausible, yo la primera.
Estaba muy feliz por haber sido la  elegida, por aprender a preparar un campamento, por tener responsabilidades,
etc. Cogimos el tren nocturno. Pensé que nos sentaríamos en uno de estos vagones
con literas que conocía de las colonias. De hecho, en ese momento todavía había coches cama con cabinas privadas. Había reservado uno. El viaje duró toda la noche hasta llegar a la estación de esquí. No quería estar a solas con él en
una cabina, pero no tuve elección. Era una bonita cabina con lavabo, debió de haberle costado caro Se puso el pijama, yo en camisón. Él abajo, yo arriba. A la mañana siguiente tuve que bañarme, realicé mi higiene personal delante de él lo más discretamente posible, pero no había cortina. En una colonia
con amigas, obviamente no lo hubiera hecho, ni siquiera lo hubiera pensado, pero con él,
era obligatorio. Luego llegamos a Bourg-Saint-Maurice y subimos a La Rosière.
¿Está siendo demasiado largo?


Sr. Presidente Jean-Marc SAUVÉ. Siga


Sr. Antoine GARAPON. Es su testimonio.


Michelle. Ya me había dicho que habiendo hecho un análisis, le daba derecho a ser
psicoanalista. La primera noche, fingió que para entrenar tenía que practicar conmigo
 el psicoanálisis. Yo no sabía nada al respecto. Empezamos, él enseguida
hizo su "veredicto": yo era homosexual, diagnóstico grave. Por mi parte no lo había pensado,
pero tampoco había tenido una relación con un chico, así que no podría haber hecho nada
para comprobarlo. E insistió en la gravedad de mi condición; Ahora, dijo, a mi corta edad todavía era posible corregirme. Era sacerdote, médico: no me podía pasar nada. Antes de que los demás llegaran al campamento, tuve que pasar dos noches con él en su cama donde estábamos
ambos desnudos. Si sus caricias me daban placer, significaría que no era
homosexual. Pero yo era un trozo de madera, no sentí nada excepto los efectos de la tortura
psicológica de tener que pasar por esto. En la mañana de la primera noche me miró como si estuviera
cubierta de basura; él era perfecto y yo, la última de los últimos, porque no reaccionaba como tenía que hacerlo a sus caricias. Me hizo creer que tenía un gran, gran problema en general, y que yo era la única en la "comunidad" que la tenía. Luego llegaron los demás, pude verlos a todos mejor
que yo y seguí convencida de que siguiendo en la "comunidad"  mejoraría.


Al año siguiente, en Semana Santa y en verano, en un campamento de verano, su comportamiento conmigo cambió: o me ignoraba, lo que me convenía, o me hacía sentir culpable, logró culpabilizarme mantenerme en el estado de inferioridad en el que me había colocado. El clímax llegó en el campamento organizado en Juan-les-Pins. El argumento utilizado para llevarnos allí fue que era un lugar de depravación, y por lo tanto teníamos que conocerlo para poder resistirlo, porque no puedes resistir algo que no conoces. Nos llevó de discoteca en discoteca, con la complicidad del comisario.
responsable de monitorear estos establecimientos ya que éramos menores de la edad requerida. Pero él
nos seguía de cerca para asegurarse de que no estábamos "contaminados". Tuve una entrevista
cara a cara con él,  me hizo preguntas que implicaban que yo había cometido
algo serio, seguramente de naturaleza sexual, pero como él no pronunciaba la palabra, no sabía qué responder. Estaba petrificada: no sabía lo que había hecho mal pero él me había
convencido de que algo había, sin entender lo que tenía que confesar, guardé silencio. No era la primera vez que me "hacía puré" con sus preguntas y de todos modos, ya me había convertido en muda. Me dije a mi misma que no estaba a la altura, que no era capaz de encontrar las frases que debería haberle dicho. Esta forma de verme "inferiorizada" por los adultos no me pasaba ni en la escuela secundaria ni con otras personas; solo en la capellanía.


Sr. Antoine GARAPON. Era feliz en los demás sitios.


Michelle. Creo que sí, pero en la capellanía había cambiado. Veía a todos como seres
normales, que yo no era. Me gustaba estar en compañía de otros, pero me sentía
peor que ellos. No tenía amigos. Mientras que en otros lugares, y a partir de entonces, siempre he sido sociable, en la capellanía no podía hablar con nadie.

Juan-les-Pins, verano de 1967. El gran drama ocurrió en la Navidad de ese año. Tuve la
posibilidad de ir a esquiar en Semana Santa y Navidad, 15 días cada vez. No quería  perdérmelo. Como ya dije me seguía menospreciando, empezó a cambiar su comportamiento con respecto a mí.
Nos dividieron en varios grupos según nuestro nivel de esquí y los mejores se fueron con él. Yo, que solo tenía mi segunda estrella, no tenía la intención de integrar este
este grupo, formado en su mayoría por chicos, más otra chica. Pero me propuso que fuera con ellos. En las pistas  me tenían que esperar todo el rato, me cuidó mucho. Me dije a mi misma que eran
católicos muy buenos y caritativos para tener tanta paciencia. Nosotros dos
íbamos fuera de pista, lo que en principio no me estaba permitido. Y de vuelta al chalet, me mantenía alejada de él: siempre el miedo.

Fue entonces cuando una noche me llamó a su despacho. Esto se lo conté a Cécile
CHAMBRAUD periodista de Le Monde. Me dijo: "Somos amigos ...". Sabía muy bien que no era verdad, habíamos pasado un año difícil. "... y cuando somos amigos, dormimos juntos". En esta segunda parte de su oración, me vine abajo, no podía ver una salida. Tuve mi primer sexo completo con él.
A partir de ahí, mi vida cambió. No sé si había empezado antes o si fue a partir de ese momento, de todos modos puedo decir que mi cerebro estaba
desconectado. Pero es como un punto ciego, una incapacidad para reflexionar, que quizás ya estaba antes. Me convertí en su amante oficial, aunque era clandestina. Era mi
nueva condición, obligatoria, decidida por él, no tenía voz. Ya no era un
adolescente normal. Me había elegido como su concubina. Su amante en la época de mi
adolescencia. Mucho después, cinco años, supe que no era la única. Si hubiera hablado entonces habría reaccionado enseguida, pero no lo hice. Solo me dí cuenta de que era un desastre, de
que me había estropeado la adolescencia. Había cambiado mi condición. Una adolescencia normal ya no era posible para mí, nunca tendría derecho a ello.


No logré romper mi relación con él hasta 1972, a mis 20 años después de una
serie de pasos. Sentí mucho dolor moral en la primera mitad de ese tiempo, antes de aceptar mi condición, de la que no podía salir. Al principio me halagó mucho mientras continuaba haciéndome sentir culpable: era frígida, nunca reaccionaba como debería, etc. Me llevaba  cada vez más con él
a menudo de vacaciones: una semana antes que las demás en verano, unas vacaciones de febrero en el hotel ...
Tuve compensaciones. Y luego sus reproches se hicieron más raros, se volvió amable, cada vez más
más protector, me ayudó a adaptarme a mi condición, casi me olvido de la desgracia que me estaba pasando.
Durante el curso, la semana estaba programada, todos los días a las 5 p.m., cuando salía de la escuela secundaria, en en lugar de regresar a casa tenía que ir a verlo. Comenzábamos con una conversación, tenía que hablarle de mí, de mis problemas. Sabía todo sobre mí, así que le resultó muy fácil presionar el botón correcto para continuar su manipulación. Hacía preguntas, escuchaba,
parecía disponible. Hablaba fácilmente con él. Así es también como llegó un momento en que
ya no le tenía miedo; por la fuerza de las circunstancias, se convirtió en mi confidente, mi único amigo.

 Con mi madre antes, solía hablar de mi vida cotidiana pero como ya le había contado todo a / HG /,no  tenía mucho que decirles a mis padres. El sexo completo estaba programado, jueves y sábados por la tarde. Los demás días cuándo él lo decidía así, lo masturbaba en el lavabo del baño que estaba al lado de su despacho. Enseguida supe que había otras que hacían lo mismo.

Cuando terminé la secundaria, no continué mis estudios. Había pasado de curso, repetí una vez
repitiendo un año, pero durante las lecciones no me estaba concentrando. Sin embargo, en mi último año, estaba muy motivada con el bachiller (bac D, matemáticas y ciencias naturales). Pero dejé mis proyectos, dejé de  pensar en mí. Se dice que la adolescencia te permite descubrir tu identidad; si yo
era alguien a los 14, al final de la adolescencia había perdido mi ser. Mi único objetivo era conseguir mi bachillerato y lo conseguí en 1970. Todos los que conocía estaban en educación superior. Todos estaban
"Programados" para ello. En / Z / había muchos "CSP +" y no fuimos a la escuela secundaria para quedarnos en el bachillerato, no en mi comunidad de todos modos. 

 

Pero cambié mi entorno social, para estar con personas que en su mayor parte no tenían educación formal. Mi padre era ingeniero; tuve compañeros de padres farmacéuticos, de la Politécnica ... La perspectiva de la educación superior era, por tanto, un hecho. En 1er año, me interesé por la economía, la política, la historia. Pero cuando terminé la secundaria, hice un rechazo de mi único objetivo. Estaba
sufriendo sin saber porqué. No me imaginaba que la causa pudiera ser / HG / que hacía de
 mi protector, casi mi pigmalión. Tenía que rebelarme, tenía que mandar algo a paseo. ¡Debería haber mandado al cura / HG /! pero mandé a paseo mis estudios. Todos estudiaban y yo  iba a destacar haciendo lo contrario de mis compañeros. En otras palabras, hice un intento de suicidio social y lo logré.


Después de haber decidido  no ir a la universidad aún cuando mis padres me daban todas las facilidades, seguí el consejo de / HG / que me reprochaba no conocer la vida, es decir la vida activa. A
al principio me negué. Encontré una escuela para trabajar con jóvenes, no era estudios de posgrado. Después de año y medio, estaba muy triste, no estaba haciendo nada
que me gustara. Renunciar a mis estudios fue un sacrificio para mí, pero cedí a la presión
de / HG / que me dijo que trabajara. Gracias a su red de contactos, me encontró un
empleo en una compañía de seguros.


Era 1972. Todavía dormía con él. Desde el bachillerato, ya no tenía un proyecto al que agarrarme. Mi vida era la suya, mi cabeza estaba vacía, no sabía con qué llenarla.
Tenía amigas que ya vivían con sus novios. Sentí que todos se estaban beneficiando de
lleno del post-1968, menos yo. Esperaba enamorarme para disfrutarlo. Me enamoré de un chico que trabajaba en la misma empresa que yo, me llevaba dos años.

Mientras dormía con / HG / durante más de 4 años, sentía que estaba muy atrasada en la cuestión sexual. Aunque sabía cómo hacer todo lo que me había enseñado / HG /, sentía
sque no tenía experiencia en el tema. Con él todo era mecánico, nunca había sentido emoción porque me cerré para protegerme mejor. Fui feliz el dia que un chico me hizo vivir esos sentimientos.

Esto provocó la ruptura con / HG / pero se hizo en 2 pasos. El hecho de ver a mi amigo como un posible marido,  me permitió poner fin a las relaciones sexuales con / HG /.
Le informé que parte de nuestra relación había terminado. Sin embargo, por lo demás nada había cambiado en el resto porque seguía ciega y lo seguía viendo  como un "amigo".
Por su parte, mantuvo más que nunca esta nueva relación de amistad entre nosotros. Necesité ayuda
exterior para ver con claridad. En el otoño de 1972, acababa de cumplir 21 años, la edad de
la mayoría en ese momento, me enteré de sus mentiras por otra de sus "amantes".
Entendí la impostura y que no tenía nada que ver con la figura sublimada del "cura" que seguía viendo en él y que obturaba mi mente desde mis 14 años.

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