VISITAS CANÓNICAS

 Interesante la última contribución de un ex nume que debe de andar por los 70 camino de los 80. Puesto que lo que cuenta tiene poco que ver con lo que yo conocí en una fase más avanzada y en la ciudad od por excelencia. Sabíamos desde el primer momento donde poníamos los pies, y la primera vez que veíamos un cura predicar la meditación no había duda de su adscripción escrivariana. 

Entró de estudiante. Entré de niña, y no fue un lugar donde encontré compañerismo, solidaridad, amistad. No lo viví así. Las relaciones con las otras adolescentes estaban mediadas por la "autoridad constituida", a ella te referías.

 No podías formarte tu propia opinión sobre tus compañeras. No escuchaba mis sentimientos. No contaba la propia afectividad ni las propias tripas y nunca contó a partir de ahí.

No había verdadera confianza, recuerdo ya de "adscri" una corrección que me hizo otra pequeña nume con la que tenía confianza, nuestros domicilios familiares estaban cerca, y cuando volvíamos del club nos solíamos quedar hablando y helándonos en el invierno pamplonica hasta altas horas.

 Había cierta camaradería, no mucha, porque ya entonces los pensamientos, sentimientos, emociones más profundas eran confiadas a la "charlista". Y el día en el que me corrigió una de esas absurdeces que no tienen que ver con la moral ni el derecho, sólo con el dominio y control de la intimidad de la persona, me llegó al alma. Primera de una larga lista de absurdeces correctoras. 

Entre hienas andaba el juego. No tuvimos verdadera amistad en una época de la vida en la que las amistades son esenciales para madurar y despegarse de las faldas maternas. Hoy no creo en esa palabra tan mal usada por usada a destajo en España.  Bien pocos merecen el título "amigo". Fuente de confusión llamar amigo a tutti quanti.

Todo esto por lo de la pandilla, no sentí pandilla, éramos niñas que coincidíamos en el club, en diversas actividades, mientras, por independiente, intentaban que una a una nos fuéramos haciendo numerarias. Una cacería en toda regla en un coto privado de caza bien organizado, practicando la "secesión" de nuestras personitas con respecto a nuestro medio natural: colegio, insti, plaza de la Cruz....lo "viejo", o San Juan....los lugares de diversión de los adolescentes en aquella época. Aprendiendo a mirar a nuestros camaradas de estudios desde una posición de "superioridad moral" de lo más inapropiada. Repipilandia.

Por supuesto que niñas  de familia más opus que la mía no sufrieron estrés pos traumático ninguno, con pitaje, permanencia y despitaje. Sus madres y ellas mismas sabían poner freno a la "caza". 

 Estaban instruidas en salir por piernas y buscarse un novio si hacía falta para evitar males mayores. Pero sin afanes ligones, de cabeza al celibato apostólico modo od

Todo esto a cuento de esa intervención, un poquillo más sueltecilla de pelo que otras veces, que muestra como ha ido evolucionando el invento, y que demuestra que aquello de que "lo fundacional y estaba esculpido en piedra desde el 2 O" es otra gran falacia. 

Hemos cambiado, y en mis tiempos adolescentes  no había secreto y se pronunciaba el nombre de la institución abiertamente.

 De visitas canónicas nunca se habló, de ir al centro opus a recoger quejas menos todavía. Aquello es extraterritorial total. Nadie supervisa a los supervisores. Un aparte del mundo. Los religiosos tradicionales por lo visto conocen esa modalidad de "visita canónica". El planeta od está en su propia órbita y nadie de fuera pide cuentas. La total impunidad civil y canónica.

 Me dí cuenta en el camino de salida: el día en que me encerraron entre 4 en una habitación en la que había un teléfono y pensé, por primera vez en 20 a, en que se podía llamar a la policía. ¿Qué les iba a decir? "me han detenido", "señora, aquí no hay violencia ninguna, es un asunto entre ustedes". En efecto de momento nadie me había hinchado un ojo, pero la violencia tiene muchos caminos y manifestaciones. No solo de ojos morados vive el abusador/a. Por eso sentí la "ausencia de constitución y ley" que ampare a la nume en apuros, nada ni nadie te ampara. No hay un estatuto de referencia: como si te quieren encerrar en el cuarto de los ratones. Será que te lo mereces. O pincharte lo que no has pedido que te pinchen. Y conviví con una enfermera que probablemente ha pinchado a más de una/o. Alta probabilidad por ser la supervisora de la cuarta planta.

6. Más ampliamente, ¿Cuál es su análisis del clericalismo señalado por el Papa Francisco?
¿Podría verse como uno de los factores explicativos del abuso sexual? ¿Tienen los obispos un papel particular en este sentido?

 
El clericalismo me parece la caja de Pandora que permite encontrar chivos expiatorios, una palabra en la que integrar todo y cualquier cosa ya que no se pueden nombrar las cosas. Una forma de evitar que todos se cuestionen a sí mismos de manera reflexiva y personal. Por mi parte odio esa palabra, porque es la puerta abierta a toda confusión y a toda humillación.
No es fácil ser sacerdote o religioso en la actualidad; algunos de mis pacientes cuando
se suben al metro para acudir a una entrevista han sido repetidamente humillados, se les escupe e insulta como "pedófilos inmundos". Este fenómeno es, sin embargo, menos frecuente desde el incendio de Notre Dame; el día después del incendio, a algunas monjas incluso se les ofreció un asiento
en el metro.


Uno de mis buenos amigos sacerdotes, un buen sacerdote, al enterarse del asunto Jean Vanier, me dijo: "Que llegue el fin del mundo, esto es insoportable".


Algunos obispos querían proteger la institución escondiendo y moviendo a los criminales de sitio
y al hacerlo, entregaron a sus sacerdotes a la venganza popular y permitieron que los abusos de niños siguieran sucediendo.


¿Es necesario tachar de clericalismo indiscriminadamente a toda la Iglesia?


Nociones mucho más simples de comprensión y enfoque me parecerían más útiles, como
respeto inquebrantable por los demás en su cuerpo, alma y espíritu, en su libertad, pero también
competencia, competencia extrema, el ejercicio de sus justas responsabilidades; podemos abusar de dos
modos, por exceso, es decir por maltrato: abuso de poder, manipulación mental,
abuso físico, abuso sexual, etc., pero también podemos abusar por defecto, al hacer dejación de  responsabilidades.

7. En su conferencia de 9 de diciembre de 2019, se refirió a sus descubrimientos en cuanto a los
estatutos de las comunidades religiosas.¿ Identifica ciertos tipos de estructura en la Iglesia que son
más riesgosos que otros? y ¿hay determinadas buenas prácticas que sería conveniente se generalizaran?


Hay más riesgos cuando las comunidades no se basan en una tradición antigua,
en unos principios probados a lo largo de los siglos, cuando los estatutos son creados desde cero por un misma persona a la vez fundadora, superior, mal formada y enraizada en la nada
; también hay más riesgo cuando, en los estatutos, no hay frenos y contrapesos.
Los riesgos también son mayores cuando se trata de espiritualidades que favorecen las manifestaciones y
arrebatos emocionales.
Hay demasiadas situaciones en las que las personas son juez y parte en la Iglesia: Están las visitas canónicas realizadas por el obispo referente de la comunidad, en esas visita no se quiere escuchar a la gente denunciando abusos, y el visitador o el Comisario Pontificio también tiene responsabilidades en las comisiones creadas para la lucha contra abusos sectarios o abusos sexuales. Me explico: si una persona quiere quejarse de su superior
jerárquico N + 1, lo hará a su superior N + 2, pero si N + 2 también es N + 1 el lazo se cierra
y la persona no podrá hablar.


Además, las visitas canónicas extraordinarias deberían hacerse con mucha más
más frecuencia que en la actualidad,  que las conclusiones no se diluyan, "para no herir a los
abusadores " y que siempre se comuniquen a los interesados ​​y a cada miembro, si se trata
de una comunidad.

Comentarios

Ricardo Pérez ha dicho que…
El clericalismo es un refugio, se vive muy bien dentro del clericalismo mas radical, sobre todo si eres un retorcido de siete suelas.

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