MANIFESTACIONES DE CURAS

Interesante la primera de estas cuatro horas sobre el uso de las Fundaciones. Nos pensamos que las fundaciones en sí se crearon con buena intención, y quizás se inventaron precisamente para lo que se usan: desviar dinero del fisco y que como en el caso que comentan la pasta vuelva a tus bolsillos. 
Un lugar en el que nadie mira ni fiscaliza.
Si te descuidas, puede que la  ley española tan laxa con las fundaciones la pusiera en forma algún leguleyo de los suyos. Legislando pro domo sua.

Detallado escrito que no se queda corto, le falta la firma, a estas alturas, miedo ¿de qué? aprendo gracias a él el fallecimiento de Alejandro Llano, precisamente el dos de octubre pasado en Pamplona, mi profe favorito de la facultad, un gran lavador de cara como tantos otros, inteligente a más no poder, culto, chispeante, buen humor, gran conversador, capacidad de hacer sentir cómodo a todo el mundo, con su anillo de la fidelidad enorme, como llevaban los numerarios de su época, el sello quizás de su apellido, no sé. Daba el pego que te mueres, con gente como él era imposible pensar que ser nume consistía en pertenecer y servir a una mafia - secta. Incluso en sus planteamientos filosóficos clásicos tenía arte para leer otras cosas que las numes de base desconocíamos...encantador de serpientes, en una palabra.Gracias a Moya me entero de que al ser rector también dirigía el centro de la Delegación de Pamplona.  ¿La actual rectora tendrá el mismo cargo? 


Quien lo conoció en chanclas fue Choza. Los demás y sobre todo las demás que fuimos alumnas solo conocíamos superficialidades. Que demuestran y enseñan lo difícil que es conocer al otro, la capacidad que tenemos para tapar lo que verdaderamente estamos haciendo a sabiendas. Si Jacinto quisiera podría ilustrarnos más, pero es tan respetuoso que no lo hará.


Como este otro que  está applying para  proceso de canonización, leí su libro sobre sus experiencias en el límite de la vida, otro que no ha roto un plato, que nada tiene que ver con esclavitudes modernas ni con mentiras institucionales, ni con desvíos de fondos, ni con biografías inventadas, ni por supuesto con que se hayan apañado, como los sodalicios, para construir un Estado dentro del Estado.

 Las personas que hacen el mal pueden ser tan buenas como está, aparentemente. La realidad de las apariencias, la verdad de las mentiras, las bien construidas mentiras, imposibles  de deconstruir si no es llevándote los castañazos de tu existencia.

Otro fallecido, Gustavo Gutiérrez, bien y eficazmente combatido tanto por Sodalicio como por Opus Escrivae. Acusado de comunista,  rehabilitado por parte del arzobispo de Lima, ¡cómo cambian los tiempos! 40 años han bastado para que gire el viento en la Iglesia....ellos, que se las prometían muy felices instalando sus dictaduras espirituales.

El nuevo cardenal in pectore relata su experiencia personal juvenil con los fascistas amantes de José Antonio Primo de Rivera peruanos. En la narración se ven enfrentadas las dos Iglesias, la batalla  para la que fuimos reclutadas sin tener conciencia del magno proyecto tan restaurador como efímero en el que nos habían metido. Fue difícil, pero Gutiérrez se salvó de la condena explícita, lo que no frenó a Opus en su conquista del poder eclesial en esa parte del mundo, sin ir más lejos, su predecesor Cipriani, el nume al frente de la Archidiócesis de Lima durante 20 años (1999-2019), gran apoyador y sostén de los fascistas sodálites.

Un arzobispo contando la verdad de la historia: Figari, en cambio, se travistió de religión: había estudiado derecho en la Pontificia Universidad Catolica del Perú y teología en la Universidad Católica Santo Toribio de Mogrovejo, sin terminar ninguna de las dos carreras. Usaba lo religioso a modo de gorro, pues su proyecto era sobre todo político y, luego, recolector de dinero.

(...)


"Estando en Cerro de Pasco, desde 1974 observé la reacción, sobre todo en Lima, contra la “Teología de la liberación” de Gustavo Gutiérrez. Especialmente en 1978 con la publicación del libro “Como lobos rapaces: Perú ¿una iglesia infiltrada?” de Alfredo Garland. Detrás estaba Figari. Allí empezó todo el drama de la persecución injusta contra el padre Gustavo Gutiérrez. Desde el inicio, aquella respuesta demencial era, en el fondo, un ataque contra el cardenal Juan Landázuri, considerado demasiado abierto para ellos. Atacaron a Helder Camara o Hans Kung, pero sobre todo a Gustavo Gutiérrez, considerado izquierdista. En cambio, se trataba solamente de un hombre abierto al Evangelio y a los signos de los tiempos, que actualizaba la fe para nuestro continente pobre y profundamente creyente. Se cuestionaba que, tras la Conferencia de Medellín, la Iglesia del continente se hubiera insertado en la vida y sufrimiento de los pobres, especialmente de los campesinos, llamados por Pablo VI “sacramento de Cristo”.

(....)

"Mi hipótesis es que el Sodalicio obedece a un proyecto político. Es la resurrección del fascismo en América Latina, usando arteramente la Iglesia, mediante métodos sectarios, experimentando cuan fuerte eres o forzándote a dormir boca abajo en unas escaleras para forjar el carácter. Es decir, puro ascetismo pelagiano. Todo ello deriva hacia un control mental de personas que terminan convertidas en ejércitos de robots que conquistan y dominan. Mi idea es que, si América Latina es una reserva católica sometida a mil y un intereses ajenos, entes como el Sodalicio impiden que se desarrolle un cambio en ella. Llegaríamos a este cambio si anunciáramos el amor gratuito de Cristo y, en libertad, donde cada uno tiene “todo el tiempo de la vida para convertirse”, como gustaba decir Las Casas. Jesuitas y dominicos eran ejército y sus reducciones buscaban un cambio social con el aporte de la fe. Pero estos movimientos son reducción total y el cambio político que pretenden, su lucha contra el marxismo en este caso, pasa por someter a las personas.
El uso de la religión para fines ajenos a la extensión de la buena noticia de Jesús es lo más destructivo para la Iglesia Católica. Por ello, he llegado a la conclusión que en el Sodalicio no hay carisma. Solo hay carisma cuando la persona recibe un don del espíritu para toda la Iglesia y sus obras son buenas."

No hay mucho más que añadir a las cardenalicias palabras, mutatis mutandis... son aplicables por doquier. Proyectos políticos y económicos que se hacen pasar por la voz de Dios para nuestros tiempos.

Ya que hablamos de la Doctrina Social de la Iglesia y de las aplicaciones que a ella se dan, obsérvese otro relato:

PABLO VI Y OD

Curas viejos y curas nuevos tras el concilio. Casimiro Morcillo, sostén de Escrivá desde antes de la guerra, duró hasta 1971.

p. 338 de Ramón Garriga, La España de Franco:

"En marzo de 1967 apareció la encíclica Populorum Progressio, considerada como la más radical de las dadas por Pablo VI. Se pedía emprender sin esperar más, reformas urgentes y se aconsejaba a los cristianos que lejos de oponerse a las reformas indispensables que consideran cuestionables, por ejemplo, el derecho de propiedad o determinadas formas  de libertad económica, deben aceptar generosamente su participación en las transformaciones sociales que hay que realizar; Pablo VI pedía a los privilegiados que, dando ejemplo, empiecen con sus propios haberes, señalando la conducta seguida por muchos hermanos nuestros en el Episcopado.

Diremos que el obispo de Talca (Chile), M. Larrain Errazuriz, había distribuido las tierras de su diócesis entre los campesinos que las cultivaban; en noviembre de 1967 repercutió en todo el mundo la decisión del cardenal Leger, arzobispo de Montreal, de convertirse en misionero en una colonia de leprosos, luego de expresar: “Me he dado cuenta de que Dios me ha pedido hechos así como palabras”, aclaró que si la Cristiandad significaba algo para el hombre de hoy, debía consistir en suprimir la distancia que separaba a los que sufren en silencio, en las tierras subdesarrolladas, y el bienestar material de que gozan las civilizaciones tecnocráticas y sofisticadas.

 Cuando leí el texto de Populorum Progressio llegué a la fácil conclusión de que jamás lograría adaptarse a la línea política y social que señalaba la Santa Sede y que  más pronto o más tarde Madrid entraría en conflicto con el Vaticano; sin embargo pensé que las circunstancias ofrecían al Opus Dei, que continuaba manteniendo en secreto sus verdaderos designios, la magnífica oportunidad de llevar a término las reformas que se necesitaban para pasar de un régimen prácticamente autocrático a un sistema moderno a base de justicia y libertad como venían predicando Juan 23 y Pablo VI.

Mis ilusiones duraron poco tiempo, porque vi claramente que los tecnócratas opusdeístas dejaban en manos de los nuevos curas la revolución social y religiosa, para dedicarse ellos a una labor más rentable. En agosto de 1968 anoté que monseñor Escrivá de Balaguer, fundador del Opus Dei, había rehabilitado en su persona el título de marqués de Peralta que en 1718 concedió el archiduque Carlos de Austria a un lejano antepasado suyo (ni siquiera esto es cierto) y que hacía un siglo que no había sido reclamado por nadie; para usar el título tenía que abonar al Estado la suma de 150.000 pts.; solo con este hecho se hizo evidente que Escrivá seguía una conducta opuesta a las mencionadas del obispo chileno y del arzobispo canadiense.

Pero si los opusdeístas permanecían con los oídos tapados a las voces que llegaban de Roma, los nuevos curas prosiguieron con extraordinario coraje y fe su labor de oposición al régimen. Franco, que no entendió las repercusiones que los acuerdos conciliares tendrían en España, se encontró un día con la sorpresa de que se había formado un frente que incluía al clero, estudiantes y obreros.

Contra los dos últimos elementos aún resultaba eficaz el empleo de los duros métodos del aparato policial montado por Alonso Vega, pero contra los curas se hacía dificilísimo enfrentar los tricoronios de la guardia civil con las sotanas sacerdotales. Y si la historia ilustrada de la República hizo famosa la foto del cardenal Segura, que era custodiado por la Guardia Civil, enel franquismo se registraron las de los curas huyendo de los garrotes que manejaban las fuerzas del orden.

Esto sucedió el 11 de mayo de 1966 cuando 130 sacerdotes, con su sotana negra, participaron en una marcha pacífica y silenciosa que desfiló por la Vïa Layetana con la intención de entregar un escrito de protesta al jefe de policía por malos tratos a un estudiante universitario; la manifestación fue disuelta en forma expeditiva y nada católica por los agentes policiales, lo que dio origen a unas escenas nunca vistas en el país: sacerdotes perseguidos por policías.

Algunos diarios comentaron el inusitado hecho sosteniendo que estas cosas ocurren cuando los curas abandonan las sacristías y se meten en política; no faltó la réplica verbal, en sermones, porque la censura no dejaba pasar una palabra escrita, ya que se recordó que Jesús fue el primero en ir contra la ley, entendido que era la impuesta por los césares, los judíos y las fuerzas de ocupación. Centenares son los casos de nuevos curas rebeldes que conocieron el proceso, la cárcel o el destierro por oponerse al franquismo; aquí, y como caso típico, diremos que en marzo de 1967 ante el tribunal de Orden Público compareció el sacerdote navarro Vïctor Manuel Arbeloa, de 32 años, acusado de injurias al Movimiento Nacional; en un artículo suyo aparecido en la revista Signo, órgano de las juventudes de Acción Católica, había escrito:

“Yo no soy partidario de ningún asesino; tampoco de los que asesinaron en Badajoz, de los que bombardearon Guernica, de los que mataron en las cunetas de Navarra.”

Por estas afirmaciones le pedía el fiscal, acusándole de calumnias al glorioso Movimiento, cuatro años, dos meses y un día de cárcel, y 10.000 pts de multa. El nuevo cura acusado no contaba con el apoyo del obispado de Madrid, pero se dio el caso que de Madrid y procdentes de varias partes del país se presentaron dos centenares de sacerdotes y dos docenas de monjas jóvenes para asistir al juicio de quien pensaba igual que ellos.

Arbeloa fue defendido brillantemente y el tribunal lo absolvió por estimar que: “condenar las matanzas de Badajoz, en agosto de 1936, el bombardeo de Guernica o los asesinatos cometidos en las cunetas de las carreteras de Navarra durante la guerra civil española, no constituye delito.”

Y en un intento de frenar la agitación de los nuevos curas, se decidió aplicarles la ley llamada del terrorismo y bandidaje; los primeros condenados fueron 5 sacerdotes que, acusados de propaganda ilegal relacionada con el separatismo vasco, buscaron refugio en el obispado de Bilbao y fueron detenidos a pesar de la protesta del obispo Cirarda; en consejo de Guerra celebrado el 11 de junio de 1969, en Burgos, se aplicaron las siguientes penas:

A Jesús  Naverán y Alberto Gabicorscoa, a 12 años de cárcel y a Julián Calzada, Nicolás Tellería y Joaquín Amuriza, diez años. Sin embargo, uno de los sucesos más sonados, tuvo por escenario la capital española con motivo de la vista de la causa que se seguía al padre Mariano Gamo, cura párroco del barrio obrero de Vallecas. El juicio se celebró a puerta cerrada el 18 de diciembre de 1969 y el primer incidente se dio cuanto 15 abogados con sus togas pretendieron  asistir al proceso y se les prohibió la entrada; en la puerta del tribunal se habían concentrado medio centenar de sacerdotes y 500 personas simpatizantes del padre Gamo, cuando un grupo de jóvenes provistos de palos y cadenas agredieron, al grito de curas rojos a Moscú, a los clérigos, entre los que se hallaba el obispo auxiliar de Madrid, Ramón Echarren; la policía uniformada que se hallaba en el lugar se  limitó a presenciar cómo los agresores, que se autodenominaban Guerrilleros de Cristo Rey, atacaban a los curas y simpatizantes del padre Gamo.

El arzobispado dio una nota en la que se consignaba que la jerarquía eclesiástica “no aprueba ninguna organización denominada Guerrilleros de Cristo Rey”. Para combatir a los religiosos oponentes, además de los comandos que actuaban bajo tolerancia de las autoridades, como los Guerrilleros de Cristo Rey,  se habilitó en la cárcel de Zamora un departamento especial para los curas condenados; así se dio el hecho inusitado de que España, famosa por el  número de sus conventos de frailes y monjas, dispuso de una prisión sacerdotal, donde fueron a parar muchos de los que formaron la generación que siguió a la que había predicado la Cruzada contra el bolchevismo.

 

La Santa Sede procedió a nombrar obispos modernos en las diócesis con revolucionarios. La bomba fue el nombramiento de Tarancón para la Sede primada de Toledo, dejando en la estacada al candidato de Franco, Casimiro Morcillo, arzobispo de Madrid, procurador en Cortes, miembro del Consejo del Reino, amigo de Escrivá y Albareda ¡desde los tiempos de Burgos! Y antes, puesto que él fue quien firmó los papeles para que pudieran reservar al Santísimo en la residencia primera que abrieron en Madrid antes de la guerra.

Pablo VI tomó la defensa del clero joven y los estudiantes españoles con motivo del sexto aniversario de su llegada al pontificado, era el 23 de junio de 1969. Franco calló pero López Rodó aseguró que el Papa estaba mal informado.

 

 







Comentarios

Anónimo ha dicho que…
https://www.pamiela.com/index.php/colecciones/castellano/ensayo/upaingoa/universidad-del-opus-historia-de-un-expolio-detail

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