PRINCIPIO DEL FIN

la caída sino en picado, caída en descrédito. Los Sodalovers como los llama Salinas, han sido capaz de denunciar a Jordi Bertomeu, el enviado del Papa para investigar los abusos de este miniopus andino.  Se quejan  de que el Papa Francisco trata mejor al Opus Escrivae que al Opus Figari.  ¿Habrá que dar la razón a los Sodalovers? Salinas se hace eco de que es la tercera vez que Francisco paraliza el borrador de Estatutos y de la desbandada de curas anunciada por Moya. 
Sodálites y opusinos unidos en la espera de una pronta ida al Padre del actual Pontífice...

Esta semana los Coherentes retoman el tema de la historicidad, imposible historia con archivos contaminados como los suyos. La historia se hace con documentos y archivos, ellos controlan el relato, cortan, pegan, queman, adornan, inventan. Siguen los pasos del founder. Sobre 1928 y años 30 no se puede creer nada de lo que dicen. Ya se nos informó de en los años 60 el padre y sus dos hijos preferidos por él elegidos, hacían convivencias de a 3,  retirados del mundo para reescribir aquellos años al alimón. 

Si no fuera por los testigos (Fisac, Tapia) que contaron otra historia diferente a la edulcorada y fabricada nos habríamos quedado in albis sobre la personalidad y actos del que se nos ha querdo mostrar como ejemplar. Su archivo es inaccesible y carece de importancia, mentira tras mentira, maquillaje tras maquillaje, de ahí no se saca nada en claro. La foto de un grupo tan manipulador tiene que ser hecha desde fuera.

En cuanto a los que siguen con la fallida antropología, rescato lo que dice Guillermo a propósito del "obviamente cuando dejé de ser numeraria me echaron del trabajo (colegio)", fatal el "obviamente", pero una ex numeraria es un mal ejemplo en un colegio escrivariano. Guillermo añade que el consiliario de México cuyo nombre ya me es indiferente enredaba para que el ex nume fuera echado de su empresa, aunque está no fuera opusina. El mal ejemplo de un célibre saliendo con mujeres hubiera sido insoportable para los prelaturos. Y además se añade que a pesar de que uno haya dejado la numerariez cuando pide trabajo los posibles empleadores que no lo saben y ya te tienen identificado, te temen y no te contratan. 

En resumen, salir de la escrivanía te complica la vida profesional. Coincidimos totalmente, es la realidad de lo que sucede en tu país y en el mío, más allá de los fallos de orden antropológico que toda estafa presenta.

Salvo este Guillermo que conoció de cerca a los patanegra de su país y vió la inanidad de su santidad y sus contradicciones, me parece que el resto de los ex de ese país siguen enredados en la ilusión de lo "rescatable" de lo irrescatable. Y Rubén dió un testimonio en su primera aparición que valoramos mucho, pero hoy ha contado otra serie de cosas y en un tono que parece sigue embobado con ellos. Aquilino no es una referencia, y decirle al último que murió Prelado que tienen que atender la educación emocional de los numes es difícil de creer. Pienso que Aquilino no es un ingenuo, sabe donde está.

Sigo con mis historias sacadas de libros de historia, no de la imaginación calenturienta y exaltada de some people. En este párrafo del libro de R. Carr,  los anglos nos socorren para salir del lodazal y pantano, obsérvese como la rama italiana opusina juega el rol de anti pena de muerte frente a las libres actuaciones de los ministros opus en el gobierno franquista que a punto estuvieron de aplicar garrote vil a un puñado de etarras:

EL ESCÁNDALO MATESA Y EL PROCESO DE BURGOS

 

Una doble y grave crisis puso en peligro el sistema franquista, basado en la inmovilidad; hubo que aguardar hasta julio de 1969, o sea más de tres décadas del nombramiento de Franco como jefe de Estado para que se supiera quién le sucedería en caso de muerte o incapacidad física.

El escándalo MATESA estalló el 7 de agosto de 1969 cuando los españoles leyeron la referencia del consejo de ministros, celebrado en el Pazo de Meirás bajo la presidencia de Franco, que redactó y dio a la prensa el ministro Fraga; el lector se enteró de que el Estado había sido estafado miles de millones por el industrial catalán Juan Vilá Reyes, gerente de una empresa de maquinaria textil que había obtenido el título de empresa modelo y gozaba de trato preferencial para la obtención de créditos oficiales destinados a la exportación.

Por primera vez en muchas décadas pudo la empresa informar ampliamente sobre un asunto de corrupción administrativa; consultado Fraga de cómo se debía tratar el tema, replicó: “Hay libertad completa para tratar el asunto MATESA.” Pronto se observó que el escándalo MATESA iba a ser aprovechado por los ministros Fraga y José Solís Ruiz, que controlaban la propaganda y los sindicatos nacionales, para acabar con los ministros tecnócratas. La gente no podía explicarse cómo pudo pasar inadvertido durante tanto tiempo un fraude de una categoría tal, que necesitaba la presentación de facturas falsificadas que debían ser examinadas  y aprobadas por oficinas, organismos e instituciones oficiales; y la operación de presentar los documentos de operaciones de exportación que no se realizaban, tuvo lugar centenares de veces.

Vilá Reyes era un personaje bien conocido, pues alrededor de él se había creado la leyenda de que era el prototipo del empresario emprendedor que surgía gracias al Plan de Desarrollo que los tecnócratas aplicaban a la economía española; había sido recibido por el propio Franco, ante quien proyectó algunas películas de propaganda de sus empresas; sus hazañas comerciales habían merecido una emisión extraordinaria de la televisión nacional; como presidente de un club deportivo barcelonés, hizo una donación de 100 millones de pts.; el ministro de Industria Gregorio López Bravo, en el discurso de inauguración de la Feria de Muestras de Barcelona pidió a los industriales catalanes que siguieran el ejemplo de Juan Vilá Reyes; finalmente, contribuyó monetariamente a los gastos de campaña presidencial de Richard Nixon, gesto que le valió ser citado entre los multimillonarios del mundo.

La opinión general fue que se trataba de un hombre habilísimo, pero que su privilegiada mente para el fraude no hubiera alcanzado los favores que buscó de no haber contado con una serie de cómplices.

¿Quiénes eran los verdaderos culpables del desfalco MATESA? A todas luces se trataba de un caso de gran corrupción administrativa, pero en el asunto no habían participado los que acostumbraban nadar por las aguas turbias, sino que el dedo justiciero señalaba la responsabilidad de los opusdeístas; Vilá Reyes resultó amigo de López Rodó y José Luis Villar Palasí, miembros del Opus Dei y colaboradores del almirante Carrero, además pertenecían a la Obra los principales funcionarios que no se dieron cuenta del fraude que se cometía al Estado, desde los ministros Faustino García Moncó y Juan José Espinosa San Martín, al director del Banco de Crédito Industrial. En la investigación oficial abierta intervinieron hasta 10 organismos y entidades, o sea el clásico procedimiento para que no se haga toda la luz sobre un asunto sucio.

Para apaciguar los ánimos se vieron obligados a dimitir los ministros de Hacienda, García Moncó, y de Comercio, Espinosa San Martín, y el 29 de octubre de 1969 efectuó Franco el cambio más radical de su gobierno: de 18 ministros 13 perdieron sus carteras.

A la atención de la gente no pasó inadvertido que entre los que salieron figuraban los cuatro ministros que buscaron servirse del escándalo MATESA para desbancar del gobierno a todos los socios y simpatizantes del Opus Dei; los nombres de los derrotados fueron Fraga, Solís, Castiella y el almirante Nieto Antúnez. Quienes participaron en la maniobra se olvidaron de un detalle importante: siempre que en el mundo occidental ocurre un hecho económicos escandaloso tipo MATESA, el delito o el descuido lo paga también, además de los ministros responsables, el jefe del gobierno.

Cuando se dio el caso MATESA desempeñaba las funciones de presidente de gobierno el general Franco, que era al mismo tiempo jefe del Estado. ¿Cómo esperar que se le pudiera hacer responsable de lo sucedido? Lo que ocurrió era lógico en un régimen autocrático: se castigó al bando de los que denunciaron la corrupción y los ministros directamente responsables debieron dimitir y fueron amnistiados pocos días después de haberse decretado su procesamiento.

Por otra parte, creció el número de opusdeístas que regentaron ministerios,  y la Obra  dispuso de mayores medios para llevar a cabo la misión mundial que había fijado su fundador: la opinión pública se quedó sin saber si los funcionarios responsables fueron culpables en la famosa estafa por negligencia en el ejercicio de su cargo, o bien por entendimiento con el defraudador.

La reacción, que alcanzó un tono sumamente dramático, provocada por el proceso seguido en Burgos contra 6 vascos acusados de terrorismo, señaló claramente que las cosas habían cambiado en el país, pues aquella opinión pública que durante décadas parecía desinteresarse de las sentencias pronunciadas por los consejos militares, intervino apasionadamente en el asunto, unos a favor y otros en contra. La reacción contra las penas de muerte fue obra principal de los católicos progresistas; el 4 de noviembre de 1970 un centenar de personas ocuparon la iglesia de jesuitas situada frente a la embajada norteamericana en Madrid y anunciaron que no la abandonarían hasta que el arzobispo Morcillo, de Madrid-Alcalá, accediera a la intervención de la Iglesia en el anunciado proceso de Burgos.

Eran 16 los procesados, miembros de ETA, acusados de haber participado en el asesinato en agosto de 1968, de Melitón Manzanas, jefe de la policía en Irún, de asociación ilícita, posesión y uso de armas y explosivos, además de propaganda clandestina contra el régimen franquista. El 3 de diciembre se inició el proceso…el 9 cuando finalizó el país se dividía entre los que pedían ejecución de las penas y los que solicitaban el indulto. 6 sentencias de muerte y un total de 772 años de cárcel para los 10 restantes. Comenzaron las manifestaciones antifranquistas en Francia, Alemania, Italia,  y otros países de Europa y América. El 17 hubo una gran manifestación en la Plaza de Oriente a favor de Franco de los enojados por el ataque mundial a España.

Curiosamente el 23 de diciembre la rama italiana del “Opus Dei”, hizo una declaración en la que mostraba su preocupación por no confundir la organización con el aparato represivo franquista. Durante el proceso de Burgos y la tensa situación creada en España, con frecuencia se citó al “Opus Dei”, porque algunos de sus miembros eran ministros de Franco.

En la declaración citada se insistió en su conocida tesis de que la organización en todas partes tiene un exclusivo y apostólico carácter, y se añadía que los miembros de la Obra que ocupan altos cargos en España actuaban libremente asumiendo su propia responsabilidad; concluía: “Es un mal entendido mencionar el nombre del Opus Dei cuando se juzgan los actos temporales de cualquiera de sus miembros.”

En círculos opusdeístas romanos se señalaba que los dos miembros principales de la Obra que figuraban en el gobierno de Franco, es decir Gregorio López Bravo, en Asuntos Exteriores, y Laureano López Rodó, en Planificación, estaban en desacuerdo con los defensores de la línea dura en el gabinete franquista, que deseaban un castigo ejemplar para los vascos juzgados en Burgos.

Esta declaración que respiraba prudencia y se dio en vísperas de dictarse las sentencias militares en Burgos, se interpretó en el sentido de que Escrivá de Balaguer, que residía en Roma,  buscaba deprenderse del régimen de Franco, sometido bajo fuerte presión interna y externa, además de darse la paradoja de que los altos funcionarios opusdeístas colaboraban en primera línea en una política que disgustaba a la Santa Sede.

Si el día 30 el general García Rebull estampó su firma sin otro recurso que la gracia privativa de Franco, por no pasar a la h historia como un viejo de 77 años sanguinario, Franco firmó el indulto. Pablo VI en su discurso de Año Nuevo puso de ejemplo  lo ocurrido en Buros de cómo trabaja la paz en el mundo.

Más hechos curiosos, el general Fernando Rodrigo Cifuentes, capitán General de Granada expuso en un discurso: “Peleamos contra una masonería que nos llevó a una guerra civil y no debemos aceptar estos intentos de infiltración por otra masonería insoportable, ésta blanca, que se escuda tras nobles consignas tratando de fomentar problemas dentro de la nación”.

 

Los años 1969 y 1970 pusieron a prueba la astucia y energía de un anciano dictador: todo señalaba que merecía el reposo con que debe finalizar una vida de extraordinaria actividad. Además, se puso en claro que el régimen trataba con benevolencia los asuntos de corrupción, mientras aplicaba el rigor máximo a los elementos de oposición que recurrían a métodos violentos. Fue toda una lección de política franquista.

Comentarios

Entradas populares de este blog

SEXO EN EL OPUS DEI, TEORÍA Y PRÁCTICA

Otra consulta memorable de Enrique Rojas, supernumerario del Opus Dei y psiquiatra de postín

LISTAS ATRASADAS DE MIEMBROS Y SIMPATIZANTES DEL OPUS Dei