Con la perspectiva que dan los 5 meses que llevamos de rollo, menos creíble resulta. Nos quitaron nuestra libertad de entrar, salir, trabajar, llevar una vida normal sin haber visto una sola persona contagiada ni enferma ni mucho menos muerta. Hemos visto y seguimos viendo lo importante, lo palpable de esta situación: las medidas represivas de la población, tratándonos a todos a golpe de decreto y multa como perfectos ignorantes y otras palabras malsonantes que la pluma, la tecla, no puede ni debe dejar escapar. La mascarilla la llevan los asiáticos por la alta contaminación de sus ciudades, al parecer sirve frente a las partículas lanzadas por fábricas y tubos de escape. Contra virus es inútil, absurda y es una medida represiva obligar a la población a su uso en pleno verano en los comercios cuando si virus ha habido, es estacional, y no está en nosotros tipo arma de destrucción masiva, dispuesta a dispararse. Y sí hay virus en nuestros cuerpos, ese y mil más, con ellos convivimos...