FÍSICA DE PARTÍCULAS

A veces es muy difícil no darle a la tecla de la palabra soez. Había
olvidado el testimonio del ex que  da consejos sobre huir como la
anguila.

 Cuando he llegado a los invitados a su mesa.... después de los improperios que les dedica....¡los invita a su casa!

Hoy ha venido un profesional cualquiera a realizar una reparación, con su mascarilla.

Me
presentaba en Moncloa, le daba la caja de herramientas a Pedro  y lo
tenía una semana por Jaén en pleno julio subiendo y bajando  pisos
haciendo obra con la mascarilla de marras. Ni miaja de conocimiento, como decía Blasa.

Le
he dicho que no me creía el virus y que en mi casa tenía permiso para
dejar de respirar su CO2. El hombre muy consciente de cumplir lo que
creía su deber ciudadano y profesional. Así que  sin tiempo de
sermonear,  como dicen aquí ¡qué coraje me ha entrado! como se puede
obligar a la gente trabajadora a realizar acciones en nombre de la salud
que son contrarias a la salud.

Que tenga
que ser yo, que salí de una facultad de filosofía opusina, la única que
haga estas reflexiones en voz alta....todos los "profesionales" callados
como gheisas....no tengo palabras, no me cabe más indignación y
tristeza, por ver cómo nos están llevando por donde no es, sin abrir  la
boca.

El hombre me ha dicho que murió su tío de 60, deportista y que no pudieron ni ir al funeral.

Me he seguido indignando.

"Encerrar a la gente en su casa  y no dejarla ir a trabajar también mata."

Si
hoy toca la ruina a otros, mañana podremos ser cualquiera, es gordo lo
que están haciendo y lo que tienen preparado. No se puede seguir como si
tal cosa, renunciando a derechos.

Un acto
médico necesita el consentimiento del paciente. ¿No nos hacen firmar
antes de entrar en quirófano? El gobierno no tiene derecho a imponernos
vacunaciones como condición para entrar y salir de los sitios. Mucho
menos a condicionar nuestra vida corriente y moliente de ciudadanos que
solo quieren trabajar y mantener una familia.

No
tienen derecho  a seguir nuestro estado sanitario por el móvil, me
importa una m si el obrero que ha venido hoy a mi casa está contagiado,
no quiero saberlo, no me interesa, y tengo derecho a no saber el estado
vírico de todos los que me rodean, así como tengo derecho a que los
demás no sepan el mío. Eso no es progreso, es afán de control y mangoneo
de la humanidad, no ayuda en nada a la salud.

Estamos
rodeados de bichos por todas partes, dentro y fuera,  llevamos
miles de años de convivencia con todo tipo de patógenos. Y estamos
actuando como si se hubieran descubierto ayer¿Es preciso parar el país,
arruinarnos, prohibir fiestas, imponer reglas inútiles por un virus?  No
es creíble.

Conformismo e insensibilidad
de quienes solo piensan en vacaciones y no se dan cuenta de la que se
nos viene encima, de que hay que salir a la calle y reaccionar.

Nos quieren ahogar. A vivir del préstamo y de la limosna de los que le dan a la máquina de billetes.

Han hecho estudios sobre la eficacia de llevar mascarilla frente al posible contagio,

 es de cajón que un virus no es una mosca pequeña.

Pero
aquí os presento al investigador canadiense que se ha molestado en
comparar investigaciones realizadas en hospitales y comunidades sobre la
comparativa ir con o sin mascarilla a la hora de contagiarse de un
virus respiratorio, no hay ventaja en llevar mascarilla, el bicho pasa
porque los poros son lo suficientemente grandes, porque las gotas gordas
que estornudamos van al suelo, y lo que lleva virus está flotando
"partículas aerosol" y eso es supermini de manera que van tapando la
calle los virus y pasan por donde les da la gana, también, por las
arrugas de la cara, de la propia mascarilla, no existe el portador
perfecto de este instrumento, ni siquiera el personal sanitario
entrenado lo hace cien por cien como debería.

Por no hablar de la estupidez de pretender crear una ciudad estéril desinfectando  a brazo partido...Ya es difícil esterilizar un laboratorio para experimentos, es inútil esterilizar la calle.

Y
la panadera, cajera, carnicera, pescatera, frutera...lo que va a
conseguir con la mascarilla de Agata Ruiz de la Prada es un buen dolor
de cabeza.