La tercera España
Se agradecen las precisiones históricas, ¿puedo preguntar de dónde las has sacado? Soy aficionada no historiadora y es molesto estar haciendo un trabajo de excavación que deberían de hacer otras personas cualificadas. Sobre aquella guerra se puede decir que las personas más cultas, las élites económicas no estuvieron al quite. Los que tenían que haber hecho por poner paz no lo hicieron, los que tenían posibilidades de razonar, ver lo que pasaba y decidir en función del bien común de los españoles estuvieron a lo suyo. Es más, azuzaron los problemas.
Me llama mucho la atención que habiendo la miseria, la injusticia, las desigualdades, el analfabetismo, incluso el hambre los católicos españoles o algunos de sus líderes estuvieran preocupados por "formar élites de selectos", cristianos para los "cuadros" del país, en lugar de arremangarse y entender que no se podía seguir siendo un país con reparto de la propiedad tercermundista. Así Ayala el fundador de los propagandistas y Escrivá que lo copió. Véanse los archivos
Hay que interpretar esa necesidad "recristianizadora", que tiene actualmente un revival inesperado, es como si ciertos clérigos no se resistieran a que su influencia y papel social disminuya.
Por otra parte leyendo a Raguer me da la impresión de que el avance económico de Cataluña sobre el resto de España también afectaba al avance en las mentalidades, incluso entre las gentes de iglesia. Da nombres de individuos catalanes que trabajaron por la paz desde una visión de la guerra civil que no era la de la cruzada, con la "cruzada" en la cabeza, la paz era imposible. La guerra santa lleva al exterminio del infiel.
levantamiento de Casas Viejas 1933 |
Dice Hilari Raguer que en una sesión parlamentaria de 1934
José Antonio Primo de Rivera exclamó mientras el presidente quería poner orden:
“¡Lo que tiene que hacer el señor presidente es dejar que nos peguemos alguna
vez!”. Por culpa de muchos como él los españoles se pegaron y mataron durante
mil días, encarnizadamente, en el frente y en las retaguardias y él fue una de
las víctimas.
También señala Raguer que la iglesia española echó leña al
fuego sumándose de lleno a ese clima antipacifista. El capítulo final de su
libro "La pólvora y el inicienso" es el más demostrativo de ello. Cabría esperar que la iglesia hubiera
ejercido un papel pacificador. Además de la responsabilidad previa al
alzamiento la casi totalidad de la jerarquía española y de los laicos más significados
no sólo no intentó calmar los ánimos sino que azuzó el conflicto, uniéndose a
uno de los dos bandos, demonizando al otro y neutralizando los intentos
pacificadores de algunos de sus miembros.
De aquella tercera España que trabajó por una paz negociada
o una mediación internacional hay que destacar estos nombres: Joan Vilar Costa,
Leocadio Lobo, José Manuel Gallegos Rocafull, García Bacca, José María Semprún
Gurrea, José Bergamín, Angel Osorio y Gallardo…Pero fueron individuos
desconectados de la institución eclesial. Fracasaron no por ellos mismos sino
por culpa de otros. Relata el caso de Sugranyes de Franch que luego llegaría a
ser auditor laico en el concilio Vaticano II. Su padre había ayudado a Gaudí en
las obras del templo de la sagrada Familia. Fue perseguido en la Barcelona de la guerra
por los anarquistas y vió con dolor como éstos destruían los planos de dicho
templo. Logró escapar a Francia. Se confesó con un cura español que le negó la
absolución si no le aseguraba que entraría en España para luchar por Cristo
Rey.
Consultó con otros curas no españoles a propósito de
semejante propuesta y nunca entró en España para luchar “en el bando de Cristo
Rey”. El cura italiano Luigi Sturzo le dirigía una carta, en ella explicaba las
razones de una tercera España frente a la guerra civil Los romanos ya sabían que las guerras civiles
nunca se ganan ni son gloriosas para nadie:
“Yo no creo que la victoria de una u otra parte pueda traer
la paz y superar la crisis actual. Demasiadas miserias, demasiados desórdenes,
demasiadas divisiones, demasiados odios.
El fondo de la guerra civil es social y no religioso; el
español es a su modo católico, incluso cuando quema iglesias a modo de
protesta, como lo hace el carretero blasfemo, atacando a Dios porque su caballo
es recalcitrante.
Cuando al final de la guerra habrá cientos de miles de
muertos de una y otra parte, ¿el vencedor se creerá quizás que puede dominar al
vencido sin un compromiso espiritual más que económico social?"
Comentarios
En cuanto a las fuentes, hay cuantiosa bibliografía acerca del terrorismo patronal y el papel que jugó la iglesia catalana en él:
Pere Foix: "Los archivos del terrorismo blanco. El fichero Lasarte 1910 - 1930". Las ediciones de La Piqueta. Madrid, 1978.
Xavier Díez: "Venjança de classe".
Albert Balcells: El sindicalisme a Barcelona (1916 - 1923). Editorial Nova Terra. Barcelona, 1965.
Heleno Saña: La Revolución Libertaria (Laetoli).
Albert Balcells: Violència social i poder polític. Pòrtic - ECSA. Barcelona, 2001.
Manuel Buenacasa: El Movimiento Obrero Español. Historia y Crítica. 1886- 1926. Editado por Familia y amigos del autor. París, 1966.
Joan Manent: Records d'un sindicalista llibertari - 1916 -1943- Edicions Catalanes de París. París, 1977.
Josep Peirats: La CNT en la revolución española. Editorial Ruedo Ibérico. París, 1971.
Amàlia Pradas Baena: L'anarquisme i les lluites socials a Barcelona 1918 - 1923: la repressió obrera i la violència. Publicacions de l'Abadia de Montserrat. Barcelona, 2003.
Es una gran falacia el dividir a la ciudadanía del momento en 3 Españas, había muchas más, no había cuerpo monolítico, era una sociedad tremendamente plural, compleja y rica. Por eso es tan fascinante la guerra civil. Había desde quien defendía un sistema nazifascista, pasando por una monarquía absolutista nostálgica (carlistas), un sistema liberalcapitalista (Izquierda Republicana), un sistema totalitario soviético (PCE), un sistema federalista y autogestionario con plena libertad (movimiento libertario), etc.
Es falso que la gente más culta fueran los que cita Raguer. La burguesía española, también la
catalana, tenía un nivel cultural muy bajo, especialmente si lo comparamos con otras burguesías europeas. Y un escaso liderazgo empresarial, que todavía se arrastra hoy. Desde la creación poética hasta los avances científicos, pasando por la creación de una industria potente, la burguesía española ha parasitado los avances que se produjeron en Inglaterra, Francia, Alemania, incluso Italia... El escaso interés de la burguesía peninsular por las cuestiones culturales y su sempiterna limitada capacidad emprendedora son problemas que se arrastran hasta la actual crisis.
Si en Cataluña en general las posiciones políticas estaban mucho más a la izquierda y eran mucho más frecuentes los espacios de libertad es un hecho que se debe a numerosos factores complejos forjados a lo largo de siglos y que poco tiene que ver con el desarrollo económico de la burguesía durante la primera guerra mundial, cuando gente como Joan March ("el último pirata del mediteráneo") o Cambó se forraron con el contrabando.
Hilari Raguer presenta los hechos deformados, hace ahínco en los datos que le interesan y no abarca muchos aspectos esenciales en la vida española del momento. Su simplista y falaz discurso de la "3a España" es muy cómodo para alguna gente y muy útil para periódicos como "La Vanguardia".
José Bergamín fue un oportunista que se prestó a ser muñeco del estalinismo, y vivió tan ricamente en el exilio, cuando cientos de miles de personas habían sufrido los 188 campos de concentración franquistas abiertos en el interior -algunos permanecieron abiertos hasta 1947-, las cárceles, los asesinatos, las torturas, la incautación de bienes, la represión brutal durante años y un sinfín de arbitrariedades.
A diferencia de otros personajes más honestos (Jesús Hernández: "Yo fui ministro de Stalin", El Campesino: "Yo escogí la esclavitud", el propio Miguel Hernández, etc etc) Bergamín no reconoció sus errores y vivió del cuento. Fue en lo esencial un demagogo.
Tan totalitario, criminal y peligroso como el fascismo de Franco fue el estalinismo, las checas del SIM, la censura que dirigía Constancia de la Mora Maura (amiga de Stalin) impuestas en la España republicana a partir del verano del 37 no sólo por el PCE sino por el negrinismo del PSOE y de parte de Izquierda Republicana, con el apoyo de buena parte de la burguesía urbana.
Semprún Gorrea, padre de los oportunistas hermanos Semprún Maura, emparentado con Miguel Maura, "el de los 108 muertos", con Constancia de la Mora Maura (aristócrata estalinista responsable de la censura republicana en 1937 por presiones del PCE), con Antonio Maura, presidente del gobierno cuando la policía y el ejército español torturaba y asesinaba a los líderes más prestigiosos del movimiento libertario, como Salvador Seguí.
Jorge Semprún, en su etapa estalinista fue kappo en un campo de concentración nazi, luego calló antes los crímenes de Carrillo y Pasionaria contra sus propios "camaradas", se colocó como ministro de Felipe González -siempre oportuno, donde hay que estar- y finalmente se inventó su biografía, tal y como cuenta su propio hermano Carlos. Este último, tras dar unas cuantas vueltas, acabó en la extrema derecha-sección "liberal".
Hilari Raguer hace historia-ficción, mezclando nombres de personas dignas con figuras de lo más siniestro, totum revolutum, en un vano intento de reescribir la historia. Debería documentarse mejor.
Aquí dicen que Alberto Ruiz Gallardon iba para ministro de defensa y Zarzuela tocó a Rajoy para que fuera de justicia y ahora hubo toque para que no se imputase a la infanta Cristina.
http://www.vanitatis.com/casas-reales/2012/07/13/manos-limpias-sobre-la-infanta-cristina-tenemos-documentos-suficientes-para-asegurar-su-imputacion-19690/