ILUSION CIVICA II

Recuerdo la petición de Antonio Esquivias.

No me extraña que se quejen. Ha salido ya un largo historial de este jerarca y de lo que dijo Arregui sobre él, al que por cierto, consiguieron dar de baja en su Orden Franciscana. No pienso mirar si está más o menos relacionado que el de Bilbao con el Opus Dei. Por ahí lo pone, enviar todos los seminaristas a Pamplona no me dice nada y ser preconciliar tampoco.

El que tiene pinta de haber caído en desgracia es el de Valencia. Dan la noticia puntualizando su pertenencia y su otrora exhibición de catolicismo. ¡Qué feo efecto hacen frases como éstas!

Cotino, miembro del Opus Dei, siempre presumía de su fe públicamente y de sus convicciones católicas. Por ejemplo, el presidente de las Cortes Valencianas, que llevó uncrucifijo a la tribuna del hemiciclo para jurar su cargo.

 Pegadas a esta otra

La Policía sostiene que el presidente de las Corts Valencianes, Juan Cotino, era el "elemento nuclear" en la organización de la visita del Papa a Valencia dentro del V Encuentro Mundial de las Familias. Considera que era el "responsable último" en la toma de decisiones.

Me llama la atención que no haya comentario ninguno a la noticia, ¿estarán los habituales comentaristas inquisidores sumidos en profundas cavilaciones?
Los opositores a los Torquemadas no van a hacer sangre.
Veremos donde para. Si Pujol ya no es honorable, ¿pudiera ser que este dejara de presidir las Cors?

Otra pregunta ¿cómo harán de puertas para adentro para calmar a los que se inquieten por la falta de honradez? ¿servirá para que alguien se plantee la vocación? ¿o todos están convencidos de que por Dios están bien las estafas? Lo cual me lleva a plantearme otros asuntos peligrosísimos ¿se sabe dónde acabó todo el dinero de los sobrecostes? no habrá ido a nada de la family, espero... ¿robaba por cuenta ajena o para sí? estoy hecha un lío y casi ni me importan las respuestas.

He necesitado 10 años de desintoxicación para que semejante bomba no me cruce los cables, un agregado del Opus Dei, vocación al celibato, pobreza, etc... en el nudo de una trama corrupta.

Pregunta tonta ¿afectará todo esto en alguna medida al actual y a futuros procesos de santificación? tonta porque la respuesta me la sé con respecto al actual. ¿Veremos como van desfilando más aspirantes a santos por los juzgados? sería un bonito broche para esta historia de estafas al por mayor de todo tipo.

"Más cerca del final que del principio, me arrepiento después de haberos dado morcilla a todos. Que me quiten lo bailao", no sé como se dice en catalá, es mi impresión del último "destape corruptela" en el estado que se va a desagregar de motu proprio si nadie lo remedia.

Juicio, sentencia, condena, cumplimiento de las misma y devolución de lo estafado.



Y después de tanta inmoralidad y pornografía, unas palabras bonitas, bellas, hermosas y más que edificantes, remoralizantes.

Primero Tony JUDT demuestra que el auge de la cultura empresarial ha destruido la responsabilidad pública y los valores cívicos que se apoyan en lo que es de todos, y merece defenderse aunque no sea rentable. Por ejemplo, una línea de autobús al último pueblo perdido. No es rentable pero hace comunidad. El resultado es una sociedad eviscerada.

Cuando se reduce al mínimo la trama de interacciones sociales y servicios públicos, como hoy se quiere hacer en España so capa de "rentabilidad", lo único que acaba vinculando al ciudadano con el Estado es la obediencia.

"La reducción de la sociedad a una tenue membrana de interacciones entre individuos privados se presenta hoy como la ambición de los liberales y de los partidarios del mercado libre. Pero nunca deberíamos olvidar que primero,  y sobre todo, fue el sueño de los jacobinos, los bolcheviques y los nazis: si no hay nada que nos una como comunidad o como sociedad, entonces dependemos enteramente del Estado. Los gobiernos que son demasiado débiles como para actuar a través de sus ciudadanos es más probable que traten de alcanzar sus fines por otros medios: exhortando, persuadiendo, amenazando y en última instancia forzando a las personas a obedecerlos....La pérdida de un propósito social articulado en realidad aumenta los poderes de un Estado poderoso."

Burke lo describió a propósito de la Revolución Francesa.
Nosotros podríamos describirlo a propósito de nuestra experiencia: la desagregación con los demás miembros de la organización, la falta de vivencias y experiencias realmente compartidas nos ponía a merced de las consignas de los superiores.

Consecuencia de la desintegración de lo público es la dificultad creciente para comprender que tenemos en común con los demás. Ya sabemos sobre el efecto atomizador de Internet, contacto con Australia, USA, China en comunidades con los mismos intereses. Pero eso no es una comunidad, porque el ESPACIO es importante. La política es una función del espacio, votamos donde vivimos. El acceso a personas que piensan igual en las antípodas no es un sustituto de la comunidad política.

Acciones tan tontas como usar un transporte público, ir a sellar una cartilla de la pensión o similares que se hacían en los primeros tiempos del estado del bienestar, eran una relación entre el Estado y los ciudadanos en determinados sitios, las oficinas de Correos por ejemplo. Esa experiencia y otras mil reforzaban el sentido de la ciudadanía, de pertenecer a algo. Y fue crucial en la formación de los Estados modernos. Poco a poco el Estado fue haciéndose cargo en el siglo XX de infinidad de tareas que hasta el momento estaban en manos de instituciones privadas:

 Los mercenarios sustituidos por ejércitos de reclutas, la seguridad privada por la policía, el patronazgo del arte por las subvenciones públicas, las ligas nacionales de fútbol despertaban sentido del espacio compartido.
Representaciones visuales de la identidad colectiva, también en los colores del equipo. Han sido sustituidos por publicidad....superligas millonarias para un reducido grupo de clubes, mientras los demás atascados en la miseria e irrelevancia.

Por no hablar de las comunidades cerradas con su servicio de vigilancia y sus propias normas, tipo La Finca en Pozuelo. Amplia crítica a lo destructivo que es esa forma de vida:

"Las comunidades cerradas contribuyen al menoscabo y la degradación del espacio público...

Si los bienes públicos -servicios, bienes, recursos- se degradan y son sustituidos por servicios privados pagados al contado perdemos el sentido de que los intereses y las necesidades comunes deben predominar sobre las preferencias particulares. Y una vez que dejamos de valorar más lo público que lo privado, seguramente estamos abocados a no entender por qué hemos de valorar más la ley (el bien público por excelencia que la fuerza).

(...)

En una era en la que se anima a los jóvenes a maximizar el interés y el provecho propios, se han oscurecido las razones para el altruismo o incluso el buen comportamiento. A falta de una autoridad religiosa, ¿qué puede aportar a una generación joven una meta más alta que el beneficio a corto plazo? 
Albert Hirschman hablaba de una experiencia liberadora de una vida dirigida a la acción en beneficio público:

La mayor ventaja de la acción pública es su capacidad para satisfacer esa vaga necesidad de una meta y un significado más altos en las vidas de los hombres y mujeres, especialmente en una época en la que el fervor religioso está en declive en muchos países.

Si no respetamos los bienes públicos, si permitimos o fomentamos la privatización del espacio, los recursos y los servicios públicos, si apoyamos la tendencia de la gente joven a ocuparse únicamente de sus propias necesidades, no debería sorprendernos una disminución constante de la participación cívica en la toma de decisiones públicas. Se ha hablado del "déficit democrático". Los sondeos de opinión reflejan un desinterés cada vez mayor por las elecciones locales y nacionales y un cínico desprecio hacia los políticos y las instituciones políticas, especialmente entre los jóvenes. Se ha generalizado la sensación de que como "ellos" harán lo que quieran en cualquier caso, porqué habríamos de perder tiempo nosotros en influir en sus actos."

A corto plazo, las democracias pueden sobrevivir a la indiferencia de sus ciudadanos, De hecho se pensaba que cuando los electores estaban demasiado agitados era una señal de problemas inminentes en una república estable...Pero el péndulo ha oscilado al extremo opuesto.

La participación baja.
¿Por qué eso es importante? porque como sabían los griegos, la participación en la forma en que se nos gobierna no sólo aumenta el sentido colectivo de responsabilidad por los actos del gobierno, sino que también contribuye a que los líderes se comporten honestamente y constituye una salvaguarda ante los excesos autoritarios. La desmovilización política, constituye una peligrosa pendiente resbaladiza.        Además es acumulativa, si nos sentimos excluidos de la gestión de nuestros asuntos colectivos, no nos molestaremos en expresar nuestra opinión sobre ellos. En ese caso, no debería sorprendernos descubrir que nadie nos escucha.

El peligro del déficit democrático siempre está presente en los sistemas de representación indirecta. La democracia directa tiene sus propios peligros...pero no es el caso.

A no ser que sólo autoricemos a los representantes a decir aquello que hemos aprobado previamente, estamos obligados a permitirles que sigan su propio juicio.

Los hombres y mujeres que dominan la política occidental son cada vez más producto o subproducto de los años 60 (Clinton, Tony Blair, Gordon Brown, FOgh Ramussen, Segolene Royal, van Rompuy...)

Esta cohorte de políticos tienen en común el entusiasmo que no son capaces de inspirar al electorado. No transmiten convicción y autoridad. Son muy diferentes de los estadistas de la Segunda guerra mundial....Si hay una generación de hombres y mujeres públicos que comparten la responsabilidad por la desconfianza colectiva que nos inspira la política, sin duda ellos son sus representantes. Convencidos de que hay poco que puedan hacer, hacen poco. Son políticos light...

Al dejar de confiar en ellos, perdemos la fe no sólo en los parlamentarios y congresistas, sino en el Parlamento y el Congreso. en una situación así, el instinto popular es echar a esos sinvergüenzas o dejarles que sigan haciendo suyas. Ninguna de esas respuestas presagia nada bueno. Una tercera respuesta, ¡derroquemos el sistema! está desacreditada por su insensatez intrínseca...

Nos faltan movimientos políticos. Cualquier esfuerzo por convertir los intereses en metas colectivas suele chocar con el individualismo fragmentado de nuestras preocupaciones. Objetivos muy loables, lucha contra el cambio climático, la oposición a la guerra, la defensa de la sanidad pública...sólo están ligados a la expresión de una emoción.
Nose hemos convertido en consumidores en nuestra vida económica, también en la política, al escoger entre una amplia gama de objetivos rivales nos resulta difícil imaginar formas o razones para combinarlos en un conjunto coherente. Tendremos que conseguirlo."

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