TEOLOGIA DEL TRABAJO
http://pendientedemigracion.ucm.es/info/per3/nueva_web_eva/weil.pdf
Cuando se leen textos como el que me acaba de enviar Mailer Mattie, seguidora y conocedora de Simone Weil, nos damos cuenta de la patraña en la que nadábamos.
Lo que hacíamos nada tenía que ver con el trabajo y su santificación. Mucho menos tenía que ver con ello lo que predicábamos. Muchas otras numes de base y la que esto escribe trabajábamos duramente. Multitud de actividades necesarias para el OD sin recibir remuneración a cambio. Unas entretenían y preparaban adolescentes, otras tenían el duro y repetitivo trabajo de la administración de las casas, otras "dirigían", transmitían consignas, otras "cuidaban enfermas", otras pedían dinero...
Pero en cuanto nos metemos en los cargos directivos, quitando las que llevaban cuentas, pèsada tarea, y alguna entusiasta despistada que creía "ayudar" escuchando charlas y dándolas, yendo y viniendo a los pueblos y haciendo todo tipo de balances para la dele, me parece que cuanto más ascendemos en la escala de responsabilidades menos sellos se pegan.
Ya no sé si sólo ahí o se puede hacer extensible a la sociedad en su conjunto.
Simone Weil se preocupa en este escrito por los que trabajan de verdad. Lo que se dice de sol a sol, y cuya vida es una rutina, del trabajo a casa, de casa al trabajo sin demasiadas esperanzas de un cambio o una mejora. Sin ilusión porque aquello lo único que sirve es para dar de comer y gracias.
En especial se centra en obreros y campesinos.
De esos en mis años OD ví pocos/as. Alguno habría, pero yo no me los crucé. Más bien amas de casa bien situadas, entre las supers. Entre las agregadas sí que había lo que podríamos llamar "obreras" y las numerarias auxiliares ya son caso aparte. Se merecerían ellas solas un tratado por la explotación a la que las sometió Escrivá. Sobre todo en los primeros años del invento. Desgraciadamente tenemos algunos testimonios pero faltan. Ya se ve que nuestros parámetros son diferentes, porque a mí con una sola historia de esclavitud como esa me basta y me sobra para descanonizar a alguno y desde luego cerrar la vía a nuevas canonizaciones. Pero el éxito del OD es el éxito del que se agarra al poder de este mundo. Y ya sabemos de quién es este bajo mundo.
"toda condición en la que uno se encuentra necesariamente en la misma
situación el primer día que el último de un período de un mes, de un año, de veinte años
de esfuerzos, tiene un parecido con la esclavitud. El parecido está en la imposibilidad de de orientar el esfuerzo hacia la adquisición de un bien. Uno hace los esfuerzos únicamente para seguir
viviendo."
No se puede vivir sin esperanza, no se puede trabajar un día y otro sin alguna ilusión por mejorar la propia existencia y la de los demás. Así entiendo el párrafo de la Weil.
¿Os acordáis del borrico de noria? imagen socorrida del founder para los demás. Dar vueltas a la noria que esa es toda tu historia. Cantábamos desde la infancia.
No hay finalidad en una vida de sólo trabajo para comer. Esa es la causa de la desmoralización del pueblo.
Esto a nosotras no nos importaba ya que no trabajábamos mayormente con el pueblo, sino con muchos y muchas que no trabajaban. El ideal era ser aristócrata y vivir de administrar la riqueza.
Algunas compensaciones para los trabajadores:
"la ambición de una condición social distinta, placeres fáciles y violentos, el domingo es el día en que se quiere olvidar que existe la necesidad de trabajar, vestirse
como si no se trabajara, obtener satisfacciones de la vanidad, el exceso tiene exactamente la
función de un estupefaciente, la revolución es también una compensación de esta
misma naturaleza."
Sobre el sentimiento revolucionario no diré nada, nada más lejos de nuestras ilusiones numerariles.
La rebelión contra la injusticia social es necesaria y buena, pero contra la condición de los trabajadores como tal es una mentira. Dice Simone Weil.
La familia, hijos que educar, proporciona una finalidad al trabajador. Pero si no se ven perspectivas de que los hijos progresen, es otra fuente de insatisfacción.
Vacío y peso de la existencia. ¿Cómo remediarlo? una sola cosa puede lograr hacer soportable la monotonía y es una luz de eternidad, la belleza.
"Hay una sola circunstancia en la que la naturaleza humana soporta que el deseo
del alma se dirija no hacia lo que podría ser o a lo que será, sino hacia aquello que es.
Ese caso es la belleza. Todo lo que es bello es objeto de deseo, pero no deseamos que cambie, no deseamos que nada cambie, deseamos aquello tal como es. Miramos con
deseo el cielo estrellado de una noche clara, y cuando lo hacemos lo que deseamos es
únicamente el espectáculo que ya poseemos"
Cuando se leen textos como el que me acaba de enviar Mailer Mattie, seguidora y conocedora de Simone Weil, nos damos cuenta de la patraña en la que nadábamos.
Lo que hacíamos nada tenía que ver con el trabajo y su santificación. Mucho menos tenía que ver con ello lo que predicábamos. Muchas otras numes de base y la que esto escribe trabajábamos duramente. Multitud de actividades necesarias para el OD sin recibir remuneración a cambio. Unas entretenían y preparaban adolescentes, otras tenían el duro y repetitivo trabajo de la administración de las casas, otras "dirigían", transmitían consignas, otras "cuidaban enfermas", otras pedían dinero...
Pero en cuanto nos metemos en los cargos directivos, quitando las que llevaban cuentas, pèsada tarea, y alguna entusiasta despistada que creía "ayudar" escuchando charlas y dándolas, yendo y viniendo a los pueblos y haciendo todo tipo de balances para la dele, me parece que cuanto más ascendemos en la escala de responsabilidades menos sellos se pegan.
Ya no sé si sólo ahí o se puede hacer extensible a la sociedad en su conjunto.
Simone Weil se preocupa en este escrito por los que trabajan de verdad. Lo que se dice de sol a sol, y cuya vida es una rutina, del trabajo a casa, de casa al trabajo sin demasiadas esperanzas de un cambio o una mejora. Sin ilusión porque aquello lo único que sirve es para dar de comer y gracias.
En especial se centra en obreros y campesinos.
De esos en mis años OD ví pocos/as. Alguno habría, pero yo no me los crucé. Más bien amas de casa bien situadas, entre las supers. Entre las agregadas sí que había lo que podríamos llamar "obreras" y las numerarias auxiliares ya son caso aparte. Se merecerían ellas solas un tratado por la explotación a la que las sometió Escrivá. Sobre todo en los primeros años del invento. Desgraciadamente tenemos algunos testimonios pero faltan. Ya se ve que nuestros parámetros son diferentes, porque a mí con una sola historia de esclavitud como esa me basta y me sobra para descanonizar a alguno y desde luego cerrar la vía a nuevas canonizaciones. Pero el éxito del OD es el éxito del que se agarra al poder de este mundo. Y ya sabemos de quién es este bajo mundo.
"toda condición en la que uno se encuentra necesariamente en la misma
situación el primer día que el último de un período de un mes, de un año, de veinte años
de esfuerzos, tiene un parecido con la esclavitud. El parecido está en la imposibilidad de de orientar el esfuerzo hacia la adquisición de un bien. Uno hace los esfuerzos únicamente para seguir
viviendo."
No se puede vivir sin esperanza, no se puede trabajar un día y otro sin alguna ilusión por mejorar la propia existencia y la de los demás. Así entiendo el párrafo de la Weil.
¿Os acordáis del borrico de noria? imagen socorrida del founder para los demás. Dar vueltas a la noria que esa es toda tu historia. Cantábamos desde la infancia.
No hay finalidad en una vida de sólo trabajo para comer. Esa es la causa de la desmoralización del pueblo.
Esto a nosotras no nos importaba ya que no trabajábamos mayormente con el pueblo, sino con muchos y muchas que no trabajaban. El ideal era ser aristócrata y vivir de administrar la riqueza.
Algunas compensaciones para los trabajadores:
"la ambición de una condición social distinta, placeres fáciles y violentos, el domingo es el día en que se quiere olvidar que existe la necesidad de trabajar, vestirse
como si no se trabajara, obtener satisfacciones de la vanidad, el exceso tiene exactamente la
función de un estupefaciente, la revolución es también una compensación de esta
misma naturaleza."
Sobre el sentimiento revolucionario no diré nada, nada más lejos de nuestras ilusiones numerariles.
La rebelión contra la injusticia social es necesaria y buena, pero contra la condición de los trabajadores como tal es una mentira. Dice Simone Weil.
La familia, hijos que educar, proporciona una finalidad al trabajador. Pero si no se ven perspectivas de que los hijos progresen, es otra fuente de insatisfacción.
Vacío y peso de la existencia. ¿Cómo remediarlo? una sola cosa puede lograr hacer soportable la monotonía y es una luz de eternidad, la belleza.
"Hay una sola circunstancia en la que la naturaleza humana soporta que el deseo
del alma se dirija no hacia lo que podría ser o a lo que será, sino hacia aquello que es.
Ese caso es la belleza. Todo lo que es bello es objeto de deseo, pero no deseamos que cambie, no deseamos que nada cambie, deseamos aquello tal como es. Miramos con
deseo el cielo estrellado de una noche clara, y cuando lo hacemos lo que deseamos es
únicamente el espectáculo que ya poseemos"
Sólo la belleza del mundo salva.
"Ya que el pueblo está obligado a dirigir todo su deseo sobre lo que ya posee, la
belleza fue hecha para él y él para la belleza. La poesía es un lujo para las otras
condiciones sociales. Pero el pueblo tiene necesidad de poesía como de pan. No de la
poesía encerrada en palabras; ésta, por sí misma, no puede serle de utilidad alguna.
Necesita que la substancia cotidiana de su vida sea ella misma poesía.
Una poesía así sólo puede tener una fuente. Esta fuente es Dios. Esta poesía no
puede ser más que religión. Ninguna falsedad, ningún procedimiento, ni reforma, ni
convulsión puede hacer penetrar la finalidad en el universo donde los trabajadores están
situados por su condición misma. Pero ese universo puede ser todo entero supeditado al
único fin que sea verdadero. Puede suspenderse de Dios. La condición de los
trabajadores es aquella en la que el hambre de finalidad que constituye el ser mismo de
todo hombre no puede ser satisfecha si no es por Dios."
Simone dice que el trabajador es el que más cerca está de Dios, le basta levantar la cabeza para saber que Dios está con él.
Nada de títulos nobiliarios ni de cuentas bancarias repletas...ni de activos disimulados, ni de trapicheos en islas paraísos con el obispo de compinche...Y mucho menos de inmuebles puestos a nombres "de paja" pa despistar.
En la materia está ya la belleza. Empañada por nuestro aliento."La materia es un espejo empañado por nuestro aliento. Basta limpiar el cristal y leer los símbolos que están escritos en él por toda la eternidad.
El que siembra lo tiene fácil, a través de su propio movimiento, ve que sólo la muerte hace la tierra fecunda. No tiene que razonar, sólo poner atención. La plenitud de la atención no es otra cosa que la oración.
Simone Weil nos enseña que si una iglesia construida por el hombre está llena de símbolos, sería muy chocante que no estuviera el mundo también lleno de ellos. Lo que pasa es que no sabemos mirar. De ahí el trabajo necesario de la atención.
El sol y la savia vegetal hablan continuamente, en el campo, de lo más grande
que hay en el mundo. Nosotros no vivimos gracias a otra cosa que a la energía solar; la
comemos, y es ella la que nos mantiene en pie, la que mueve nuestros músculos, la que
corporalmente opera en nosotros todos nuestros actos. Es quizás, bajo formas diversas, la única cosa en el universo que constituye una fuerza antagónica a la gravedad; es ella
la que sube a los árboles, la que por nuestros brazos levanta los pesos, la que mueve
nuestros motores. Procede de una fuente inaccesible y a la que no podemos
aproximarnos ni siquiera un paso. Desciende continuamente sobre nosotros. Pero
aunque nos baña perpetuamente nosotros no podemos captarla. Sólo el principio vegetal
de la clorofila puede captarla para nosotros y hacerla nuestro alimento. Sólo hace falta
que la tierra esté convenientemente preparada por nuestros esfuerzos; así, por la
clorofila la energía solar se convierte en sólida y entra en nosotros como pan, como
vino, como aceite, como fruta. Todo el trabajo del agricultor consiste en cuidar y en
servir a esta virtud vegetal que es una perfecta imagen de Cristo."
Hay muchos otros trucos que da Simone Weil para diferentes trabajos físicos en los que descubrir el significado profundo, la belleza del mundo y nuestra participación en ella.
No dice nada de banqueros ni financieros. Lo siento. Y me paro a pensar un poco en ello y me resulta difícil encontrar la mística en ello. Ya pensaré más.
Simone propone solemnidad para el joven agricultor que va el primer día al trabajo solo. Como una iniciación. Para evitar el sentimiento de inferioridad tan frecuente, doloroso e injusto. También los intelectuales tienen que reeducar el desdén hacia esos trabajos. No menos que la demagogia.
¿Dónde se reúnen todos los trabajos? en la plenitud de la atención, en la oración.
"Unos y otros se reunirían, sin desigualdad alguna, en el punto
más alto, el de la plenitud de la atención, que es la plenitud de oración. Al menos
aquellos que pudieran hacerlo. Los demás sabrían al menos que ese punto existe, y se
representarían la diversidad de caminos ascendentes, la cual a la vez que produce una
separación de los niveles inferiores no impide la igualdad, como hace la falda de una
montaña."
Los ejercicios de la escuela no tienen otro objetivo que fomentar la atención.
La arbitrariedad humana obliga al alma, sin que pueda defenderse, a temer y a
esperar. Por ello es preciso que esa arbitrariedad sea excluída del trabajo en cuanto sea
posible. En él la autoridad no debe estar presente más que allá donde sea completamente
imposible que esté ausente. Así la pequeña propiedad campesina es más válida que la
grande. Luego en todas partes donde la pequeña sea posible, la grande constituye un
mal. Igualmente la fabricación de piezas en un pequeño taller artesano es más válida que
la que se lleva a cabo a las órdenes del capataz. Job alaba la muerte porque en ella el
esclavo no oye ya más la voz de su amo. Siempre que la voz que manda se hace oír
cuando sería posible sustituírla por el silencio de un acuerdo practicable, eso constituye
un mal.
Pero el peor atentado, que merecería quizás ser equiparado al crímen contra el
Espíritu, y que no tiene perdón si no fuera cometido probablemente por inconscientes,
es el atentado contra la atención de los trabajadores. Mata en el alma la facultad que
constituye en ella la raíz misma de toda vocación sobrenatural. La baja especie de
atención exigida por el trabajo taylorizado no es compatible con ninguna otra, porque
vacía el alma de todo cuanto no sea la preocupación por la rapidez. Este género de
trabajo no puede ser transfigurado, es necesario suprimirlo.
Todos los problemas de la técnica y de la economía deben ser formulados en
función de una concepción de la mejor condición posible del trabajo. Una concepción
así es la primera de las normas; toda la sociedad debe estar constituida desde el
principio de tal manera que el trabajo no rebaje a aquellos que lo desempeñan.
No basta con querer evitarles sufrimientos, es necesario querer su alegría. No
placeres que se paguen, sino alegrías gratuítas que no contengan daño para el espíritu de
pobreza. La poesía sobrenatural que debería bañar toda su vida debería también
concentrarse en su estado puro, de vez en cuando, en fiestas exhuberantes. Las fiestas
son tan indispensables a esa existencia como lo son los mojones kilométricos al ánimo
del caminante. Viajes gratuítos y laboriosos, parecidos al Tour de Francia de antaño,
deberían calmar en su juventud el hambre de ver y aprender. Todo debería disponerse
para que nada esencial les faltara. Los mejores de entre ellos deben poder poseer en su
vida misma la plenitud que los artistas buscan indirectamente por intermediación de su
arte. Si la vocación del hombre es alcanzar la pura alegría a través del sufrimiento, ellos
están mejor colocados que todos los demás para satisfacerla de la manera más real."
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