ILUSION CIVICA
Recuerdo la petición de Antonio Esquivias.
Gracias por las sugerencias
Entre los españoles es mi favorito. Muy bien explicado, escrito y descrito, plas, plas, plas. Sólo nos falta señalar con el dedo.
Como nadie lo hace, pues nada. Que sí, que los ricos se forran a nuestra costa, son pocos pero poderosos. Y a esa religión del dinero pertenece el poder, pero yo me pregunto
¿qué hay de los que en las palabras sólo hablan de Dios y de su voluntad mientras en los hechos sólo se fijan en la pasta y la beldad? lo dejo ahí. Me parecen los peores. Al menos cuando uno va a un banco ya se sabe que están ahí para hacer dinero. No son ONGs.
El dinero da seguridad, garantiza el futuro, es todopoderoso porque nadie se le resiste, está llamado a crear más dinero y hoy es invisible a pesar de su omnipresencia. Todas las divinas propiedades reunidas. Que bien lo comprendieron Escriva y los Escrivarianos. Es la verdad de este mundo.
El asunto Pujol viene al pelo. Estando dentro oí que Marta Ferrusola se distinguía por su compromiso antiabortista. Estando fuera leí que al menos el hijo mayor acudió al distinguido colegio del Opus Dei en Barcelona cuyo nombre he olvidado. Ex numerarios hablaban largo y tendido de él, fue más que una excursión por tanto. Es imposible que esta familia barcelonesa de poder y dinero, dinero y poder, llevando billetes de 500 a Andorra no haya tenido más contactos. ¡Cuantos como ellos, a los que se nos ha enseñado a admirar deberían de caer en manos de la justicia!, y devolver, que hace falta. Lo saqueado puede equivaler al presupuesto de una comunidad autónoma en educación. De esas partidas recortables, el dinero para los que no lo tienen es recortable.
Como nos dejamos tomar el pelo por toda la panda de mangantes, saqueadores y vivalavida de España... No deberíamos de tener vacaciones sino echarlos. Urge.
Ayuda inestimable del papel couché y los programas atontantes en hacer de España el paraíso del listo.
¿Harán la tradicional foto los nuevos reyes en Marivent?
Me he terminado "Algo va mal" de Tony JUDT, donde replica y explica como lo mejor para todos es equidad, justicia. En este país de pasado y presente fascista y de alma individualista se oye hablar de compartir y de repartir y ya hay escándalo y acusación de comunismo.
Está demostrado que una sociedad donde las diferencias entre ricos y pobres no son abismales como lo están siendo, o donde se trabaja para que la distancia entre los de arriba y los de abajo sea moderada, es una sociedad más feliz, más segura y más libre.
Vivimos de slogans y hay que profundizar.
Nos falta un relato moral que nos movilice. Ante la caída de la religión como vertebrador del discusro público en Occidente, no sólo es que cada vez la gente crea menos, es que no hay más que ver los "cristianos" destacados a qué se dedican. No daré nombres ni señalaré, está todo muy señalado por el blog. Y por otra parte los representantes eclesiales, porque ha llegado el argentino que sino ya sabemos que tienen su propio discurso que no coincide con lo necesario para ilusionar en un proyecto cívico. Así que el discurso religioso él solo y sin ayuda se ha hecho a un lado.
Dice JUDT que el éxito de Juan Pablo II con la juventud nos debería hacer reflexionar. JUDT ya se fue de este mundo, pero yo le hubiera explicado gustosa y brevemente el secreto del éxito. En parte sí, la ilusión de hacer algo grande y cambiar el mundo, aunque fuera para volver a modelos periclitados, es propio de la juventud, y hubo chispa entre el papa polaco y los jóvenes. Pero no de las que hacen arden el bosque como le gustaban al fundador, sino de las pasajeras.
"De todos los fines conflictivos y sólo en parte conciliables que podamos seguir, el prioritario es sin duda reducir la desigualdad. En condiciones de una desigualdad endémica resulta difícil alcanzar todas las demás metas deseables. Sea en Delhi, sea en Detroit, los pobres y desvalidos no pueden esperar justicia. No disponen de atención médica y sus vidas se ven limitadas en potencial duración. Tampoco tienen acceso a una buena educación y sin ella, no pueden esperar conseguir un empleo mínimamente seguro, y mucho menos participar en la cultura y civilización de la sociedad.
"El acceso desigual a todo tipo de recursos, desde los derechos hasta el agua, es el punto de partida de una crítica progresista del mundo. Pero la desigualdad no es sólo un problema técnico. Ilustra y exacerba la pérdida de cohesión social, la sensación de vivr en comunidades cerradas cuya principal función es mantener fuera a las demás personas (a los menos afortunados que nosotros) y confinar nuestras ventajas a nosotros mismos y nuestras familias: la patología de la época y la mayor amenaza para la salud de la democracia.
Si seguimos siendo grotescamente desiguales, perderemos todo sentido de la fraternidad y la fraternidad, pese a su fatuidad como objetivo político es una condición necesaria de la propia política. Desde hace mucho tiempo se considera que inculcar el sentido de un propósito común es la piedra angular de una sociedad. Actuar juntos para alcanzar una meta compartida es fuente de una gran satisfacción en cualquier actividad, desde los deportes no profesiones hasta los ejércitos profesionales. En este sentido siempre hemos sabido que la desigualdad no es sólo preocupante desde el punto de vista moral: también es ineficaz.
Las corrosivas consecuencias de la envidia y el resentimiento que se producen en las sociedades marcadamente desiguales se mitigarían mucho en condiciones de mayor igualdad: así lo demuestra la población penal en los países más igualitarios. Una población menos estraficada también está mejor educada: aumentar las oportunidades para los que están abajo en nada empeora las perspectivas de los que están arriba. Y las poblaciones educadas no sólo disfrutan de vidas mejores, sino que también se adaptan más rápido y con menos coste a los dilemas del cambio tecnológico.
Hay indicios que demuestran que incluso quienes están bien situados en las sociedades desiguales serían más felices si la brecha que los separa de la mayoría de sus conciudadanos se redujera de forma significativa. Desde luego se sentirían más seguros. Pero no sólo es una cuestión de egoísmo: vivir cerca de personas cuya condición representa un reproche ético permanente es una fuente de incomodidad para los ricos.
El egoísmo resulta incómodo aún para los egoístas. De ahí el auge de las comunidades cerradas: los privilegiados no quieren que se les recuerden sus privilegios. Desde luego, cabría sostener que después de 3 décadas de inculcar egoísmo, los jóvenes en USA y en otros países ya no son tan sensibles. Pero no lo creo. El perenne deseo de la juventud de hacer algo ¨útil" o "bueno" está arraigado en un instinto que no hemos logrado eliminar. Y no es que no lo hayamos intentando...¿por qué si no se han creado "escuelas de negocio" para estudiantes de grado?"
Vaya precisamente en lo que hoy son destacables....ya es mala pata.
"Ha llegado el momento de revertir esa tendencia. En las sociedades posreligiosas como la nuestra, sólo alimentando lo que Adam Smith denominó nuestras inclinaciones benevolentes y contrarrestando nuestros deseos egoístas podemos producir en la humanidad esa armonía de sentimientos y pasiones en que consiste su naturaleza y propiedad."
Gracias por las sugerencias
Entre los españoles es mi favorito. Muy bien explicado, escrito y descrito, plas, plas, plas. Sólo nos falta señalar con el dedo.
Como nadie lo hace, pues nada. Que sí, que los ricos se forran a nuestra costa, son pocos pero poderosos. Y a esa religión del dinero pertenece el poder, pero yo me pregunto
¿qué hay de los que en las palabras sólo hablan de Dios y de su voluntad mientras en los hechos sólo se fijan en la pasta y la beldad? lo dejo ahí. Me parecen los peores. Al menos cuando uno va a un banco ya se sabe que están ahí para hacer dinero. No son ONGs.
El dinero da seguridad, garantiza el futuro, es todopoderoso porque nadie se le resiste, está llamado a crear más dinero y hoy es invisible a pesar de su omnipresencia. Todas las divinas propiedades reunidas. Que bien lo comprendieron Escriva y los Escrivarianos. Es la verdad de este mundo.
El asunto Pujol viene al pelo. Estando dentro oí que Marta Ferrusola se distinguía por su compromiso antiabortista. Estando fuera leí que al menos el hijo mayor acudió al distinguido colegio del Opus Dei en Barcelona cuyo nombre he olvidado. Ex numerarios hablaban largo y tendido de él, fue más que una excursión por tanto. Es imposible que esta familia barcelonesa de poder y dinero, dinero y poder, llevando billetes de 500 a Andorra no haya tenido más contactos. ¡Cuantos como ellos, a los que se nos ha enseñado a admirar deberían de caer en manos de la justicia!, y devolver, que hace falta. Lo saqueado puede equivaler al presupuesto de una comunidad autónoma en educación. De esas partidas recortables, el dinero para los que no lo tienen es recortable.
Como nos dejamos tomar el pelo por toda la panda de mangantes, saqueadores y vivalavida de España... No deberíamos de tener vacaciones sino echarlos. Urge.
Ayuda inestimable del papel couché y los programas atontantes en hacer de España el paraíso del listo.
¿Harán la tradicional foto los nuevos reyes en Marivent?
Me he terminado "Algo va mal" de Tony JUDT, donde replica y explica como lo mejor para todos es equidad, justicia. En este país de pasado y presente fascista y de alma individualista se oye hablar de compartir y de repartir y ya hay escándalo y acusación de comunismo.
Está demostrado que una sociedad donde las diferencias entre ricos y pobres no son abismales como lo están siendo, o donde se trabaja para que la distancia entre los de arriba y los de abajo sea moderada, es una sociedad más feliz, más segura y más libre.
Vivimos de slogans y hay que profundizar.
Nos falta un relato moral que nos movilice. Ante la caída de la religión como vertebrador del discusro público en Occidente, no sólo es que cada vez la gente crea menos, es que no hay más que ver los "cristianos" destacados a qué se dedican. No daré nombres ni señalaré, está todo muy señalado por el blog. Y por otra parte los representantes eclesiales, porque ha llegado el argentino que sino ya sabemos que tienen su propio discurso que no coincide con lo necesario para ilusionar en un proyecto cívico. Así que el discurso religioso él solo y sin ayuda se ha hecho a un lado.
Dice JUDT que el éxito de Juan Pablo II con la juventud nos debería hacer reflexionar. JUDT ya se fue de este mundo, pero yo le hubiera explicado gustosa y brevemente el secreto del éxito. En parte sí, la ilusión de hacer algo grande y cambiar el mundo, aunque fuera para volver a modelos periclitados, es propio de la juventud, y hubo chispa entre el papa polaco y los jóvenes. Pero no de las que hacen arden el bosque como le gustaban al fundador, sino de las pasajeras.
"De todos los fines conflictivos y sólo en parte conciliables que podamos seguir, el prioritario es sin duda reducir la desigualdad. En condiciones de una desigualdad endémica resulta difícil alcanzar todas las demás metas deseables. Sea en Delhi, sea en Detroit, los pobres y desvalidos no pueden esperar justicia. No disponen de atención médica y sus vidas se ven limitadas en potencial duración. Tampoco tienen acceso a una buena educación y sin ella, no pueden esperar conseguir un empleo mínimamente seguro, y mucho menos participar en la cultura y civilización de la sociedad.
"El acceso desigual a todo tipo de recursos, desde los derechos hasta el agua, es el punto de partida de una crítica progresista del mundo. Pero la desigualdad no es sólo un problema técnico. Ilustra y exacerba la pérdida de cohesión social, la sensación de vivr en comunidades cerradas cuya principal función es mantener fuera a las demás personas (a los menos afortunados que nosotros) y confinar nuestras ventajas a nosotros mismos y nuestras familias: la patología de la época y la mayor amenaza para la salud de la democracia.
Si seguimos siendo grotescamente desiguales, perderemos todo sentido de la fraternidad y la fraternidad, pese a su fatuidad como objetivo político es una condición necesaria de la propia política. Desde hace mucho tiempo se considera que inculcar el sentido de un propósito común es la piedra angular de una sociedad. Actuar juntos para alcanzar una meta compartida es fuente de una gran satisfacción en cualquier actividad, desde los deportes no profesiones hasta los ejércitos profesionales. En este sentido siempre hemos sabido que la desigualdad no es sólo preocupante desde el punto de vista moral: también es ineficaz.
Las corrosivas consecuencias de la envidia y el resentimiento que se producen en las sociedades marcadamente desiguales se mitigarían mucho en condiciones de mayor igualdad: así lo demuestra la población penal en los países más igualitarios. Una población menos estraficada también está mejor educada: aumentar las oportunidades para los que están abajo en nada empeora las perspectivas de los que están arriba. Y las poblaciones educadas no sólo disfrutan de vidas mejores, sino que también se adaptan más rápido y con menos coste a los dilemas del cambio tecnológico.
Hay indicios que demuestran que incluso quienes están bien situados en las sociedades desiguales serían más felices si la brecha que los separa de la mayoría de sus conciudadanos se redujera de forma significativa. Desde luego se sentirían más seguros. Pero no sólo es una cuestión de egoísmo: vivir cerca de personas cuya condición representa un reproche ético permanente es una fuente de incomodidad para los ricos.
El egoísmo resulta incómodo aún para los egoístas. De ahí el auge de las comunidades cerradas: los privilegiados no quieren que se les recuerden sus privilegios. Desde luego, cabría sostener que después de 3 décadas de inculcar egoísmo, los jóvenes en USA y en otros países ya no son tan sensibles. Pero no lo creo. El perenne deseo de la juventud de hacer algo ¨útil" o "bueno" está arraigado en un instinto que no hemos logrado eliminar. Y no es que no lo hayamos intentando...¿por qué si no se han creado "escuelas de negocio" para estudiantes de grado?"
Vaya precisamente en lo que hoy son destacables....ya es mala pata.
"Ha llegado el momento de revertir esa tendencia. En las sociedades posreligiosas como la nuestra, sólo alimentando lo que Adam Smith denominó nuestras inclinaciones benevolentes y contrarrestando nuestros deseos egoístas podemos producir en la humanidad esa armonía de sentimientos y pasiones en que consiste su naturaleza y propiedad."
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