20 AÑOS DE SILENCIO

 El 22 de marzo de 2001 a uno de los lectores que le pide información sobre od, el jesuita Albert Longchamp, director de l'Echo Magazine de Ginebra, responde: "Non possum (no puedo). Desde 1981 a petición del Superior General de la Compañía de Jesús que actuaba por orden de su Eminencia el cardenal Casaroli, secretario de Estado del Vaticano, se me dió orden formal de cesar todo debate a propósito del od, con el fin de no herir la caridad en la Iglesia. Se me prohibió bajo pena de sanción, investigar y difundir informaciones aunque fueran exactas referentes a "este Instituto", su organización, sus objetivos y sus estructuras. Esta medida jamás fue abolida por el Vaticano. Albert Longchamp".

 

Juan Pablo II (1920-2005) y card. Casaroli (1914-1998) dos protectores de peso

De paso por París, el padre Longchamp nos cuenta su historia en un café.

"No soy especialista del "Opus Dei" y por otra parte si hubiera querido serlo me habría resultado bien complicado puesto que desde hace 20 años me han obligado a guardar silencio sobre el tema: prohibición absoluta de hablar sobre la obra".

El caso Longchamp empieza en efecto en febrero de 1981 en Suiza. La revista Choisir por él dirigida trae un reportaje sobre "Opus Dei", firmado por un periodista jesuita, el padre Pierre Emonet. Se titula "El OD, ¿una Iglesia en la Iglesia?", el artículo es crítico pero sólidamente argumentado, nada calumnioso. La idea del tema les vino a petición de las familias de Fribourg cuyos niños acudían al club Alpha dirigido por el od.

"Era verdad, recuerda Emonet, que los chicos iban mejor en la escuela, acudían a campamentos vacacionales pero, poco a poco, los padres iban viendo como sus hijos se volvían más intolerantes y estrechos de miras. Algo les preocupaba sobre todo: el hecho de que animaban a sus hijos a compromisos de pobreza, castidad y obediencia desde los 16 años. Por eso me interesé en el mecanismo del opus dei. Descubrí su gusto por el secreto, el control estricto por parte de los superiores, el gusto por el poder y una cierta colusión con el mundo del dinero".


El artículo apareció poco después y el padre Longchamp, director de la publicación, recibió la visita del superior del opus en Suiza, abbé Peter Rutz.

"Me dijo que el artículo era muy malo, le respondí que me comprometía a corregir los errores. Entonces me dijo que no es que hubiera errores sino que el artículo hería la caridad y la solidaridad en la Iglesia. Le dije que era solo información".


Aparentemente el superior del opus recogió velas. "Aparentemente" porque poco después, "me llamaron de Roma. Era el asistente del Padre Arrupe, superior General de los SJ que tenía un mensaje importante para el padre Longchamp. Pensé que me iban a nombrar para un puesto o que me iban a echar de la Compañía".

El mensajero llegó por avión, trae una carta del cardenal Casaroli. El padre Longchamp, el padre Emonet y otro jesuita la leyeron horrorizados.

"En esa carta el cardenal pide al P. Arrupe que le diga al P. Longchamp, a mí,  que "no hiera la caridad en la Iglesia" y que no difunda ninguna información incluso si se trata de hechos verdaderos. Esto último fue lo más llamativo".

Leído el mensaje, el mensajero se lleva la carta de vuelta a Roma sin permitir que el P. Longchamp haga una copia.

La carta en cuestión desapareció. No quedan huellas ni en los Archivos de la Compañía ni en los de la Secretaría de Estado ni por supuesto en los cajones del "opus Dei".

"¿Cómo es posible que el cardenal Casaroli estuviera al corriente? en realidad, los términos empleados que los que había usado el superior del opus cuando fue a visitar a Longchamp. La obra se había dirigido directamente al Papa".

El Padre Longchamp obedece y olvida el asunto hasta 1982. Escribe entonces un artículo sobre América Latina en el que cita a Alain Woodrow, especialista de religiones en Le Monde, que habla del cardenal Sebastiano Baggio, prefecto de la Congregación de Obispos como de una persona próxima al "opus dei". Ni más ni menos. El padre Lngchamp no añade una coma sobre opus. Se da cuenta de que la historia que él creía olvidada no lo está.  "Tembló Roma: ¡que sea la última vez! sino me podrían incluso cerrar la revista".

Hoy el padre Longchamp explica esa dureza por el contexto de la época: los años 80 fueron los más tensos en las relaciones SJ - Vaticano, por otro lado od hacía lo posible por ser erigido en prelatura personal, estatuto que le iba a permitir no tener que dar cuentas más que al Papa".

En 2002 el p. Longchamp se dirigió al superior General de los jesuitas, padre Peter Hans Kolvenbach y preguntó qué había del silencio que le habían impuesto en 1981. Pero como el Padre General no puede levantar una prohibición que no ha puesto, Albert Longchamp tiene que dirigirse al od en Suiza, que no tiene ni recuerdo ni huella de la carta en sus archivos. "¿No fue más que una simple advertencia (monitum)?" dicen los jefes opus. Consultado por su parte el obispo de Friburgo monseñor Bernard Genoud, responde que él no puede hacer nada.

"A pesar de la ayuda de mis hermanos jesuitas y periodistas, todo el mundo se sacude las pulgas, incluido el Vaticano que por su parte me contesta que no tiene huella de esa carta".

Albert Longchamp pide entonces una audiencia al Padre General en Roma....Respuesta evasiva: "no se dignaron recibirme, pero me dieron la consigna de no escribir contra la canonización del founder Escrivá de Balaguer...."

Pasa el año 2002 y con él la canonización. "Como ya no represento una amenaza, en septiembre de 2003, durante una asamblea de delegados de jesuitas del mundo entero en Loyola, puede plantear de nuevo la misma pregunta al padre Kolvenbach. Esa vez el superior me relevó verbalmente de toda prohibición sobre opusd o sobre cualquier otro tema que pudiera interesar al público. El general me dijo que me podía confirmar la decisión por escrito. En este clima de confianza le dije al general que le relevaba de su obligación de escribir. Asunto cerrado".


Esta historia es ilustradora de cómo suele actuar el opus y también de su poder con Juan Pablo II. Erigida en prelatura personal en 1982, con un fundador beatficado en 2002, opus Dei suscita bien pocos comentarios en el seno de la Iglesia católica.

Interrogado sobre este tema monseñor Herriot nos contesta entre otras cosas que él no es un experto en la Obra. "Infórmense de personas más competentes por ejemplo el padre Trouslard". En efecto el p. Trouslard es la única voz que se oído en Francia sobre el tema opus. La voz de un cura, de un hombre que por haber estado en contacto con las familias afectadas, conoce de memoria las historias de Héléne, Véronique, Sylvie y muchas más.


Bénédicte y Patrick des Mazéry

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Hay mucho mucho oculto sobre los jesuitas y no es solo un relato de Nicolás MORAS

Es largo de contar. Mira.

https://twitter.com/Private_JKR/status/1775531704859361303?t=MgCMqCNHi1wdbXT3jebKaA&s=19

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