"ARIOS ESPIRITUALES"

 La represión se conjuga a menudo con el machismo, cuentra Brolezzi que en su libro describe a un tal Fernando, "nume lleno de testosterona y acostumbrado a los modos violentos, al culto de la fuerza y de la virilidad. Se le toleraba porque encarnaba la tendencia nazi del que está embebida la prela. A los numerarios útiles al opus pero estéticamente desagradables o que tienen cualquier defecto físico no se les permite vivir en los centros. Los numes están acostumbrados a verse  a sí mismos como una especie de raza aria espiritual".

Este fenómeno de racismo larvado lo han comentado todas las que han pasado por lugares crisol de "colores de piel", como  Brasil o Méjico. En Pamplona y en las entrañas de su distinguidísima uni se respiraba un tufillo de desprecio no muy explícito pero real hacia supers, numes, agres, gentes varias que llegaban de allende los mares y eran de color y no de familia pudiente. Este último extremo lo cambia todo. Podría dar nombres de alguna peruana con rasgos indígenas que se notaba "chocaba" allí. Mientras que otra también con rasgos pero de familia bien conquistó la plaza y llegó lejos en la nomenclatura. 

No recordaré el chistecito de las telefonistas de la uni que hacía referencia, me da auténtica vergüenza. Y es cierto que una nume española y sevillana por más señas que había pasado muchos años en Roma y llegó a Pamplona me hizo notar este extremo del racismo con quienes procedían de ultramar.

Me hace gracia Armesilla cuando dice que frente al protestantismo un católico no puede ser racista,  si yo te contara... no tan a lo bruto como en las películas de Scarlata O'Hara y similares pero sí puede serlo.

En ciudades donde no había personas de diferentes tonos de piel estos fenómenos no estaban ni implícitos ni explícitos. Por ejemplo en la ciudad de las 3 morillas.

Con los años el recorrido de Brolezzi en od se vuelve más difícil. Nacho, el director del centro intenta cansar al nume en crisis con el objetivo de que no tenga tiempo para pensar: le pone a organizar colectas de juguetes usados para los niños de las favelas, fiestas musicales en residencias de ancianos, salidas al campo con los más pequeños del club. El resultado es un progresivo y continuo alejamiento por parte de Brolezzi de la vocación y de sí mismo.

En 3 años y medio Antonio realiza el doctorado, se prolongó más de lo debido por la lentitud en obtener los permisos para leer los libros que necesitaba. Lo celebra con la familia pero es humillado por el director por manifestar tanta alegría. Necesitó un año para recuperarse de la humillación, disminuye la importancia del resultado conseguido y se reprendido por su obsesión por el otro sexo.

Para Brolezzi como para todos los que cuentan sus vidas en opus los años pasan volando. En 1985 llevaba 5 de nume. En 1991 le permiten hacer la fidelidad y compra el anillo que significa su estrecho vínculo con la organización. Sigue teniendo dudas, siente la necesidad de madurar, de ser adulto, pero no le dejan. 

Otro evento operístico le distrae de sus pensamientos antivocacionales: la beatificación de Escrivá prevista para el 17 de mayo de 1992. Para viajar a Roma Brolezzi como todos tiene que buscar el dinero, opus no da dinero para acudir a la ceremonia. En el avión observa a los otros pasajeros y se da cuenta de que el "uniforme" de la numeraria consiste en falda y pañuelo al cuello. Realiza turismo en la ciudad eterna y asiste a la beatificación en la Plaza de San Pedro. Por vez primera lee comentarios críticos en los periódicos contra la figura del beato.

"me quedé impactado, jamás había oído hablar mal del founder. En un momento en el que pude separarme del grupo hojeé una revista y a pesar de que no comprendía bien el italiano, capté que se trataba de un reportaje en el que se hablaba del poder extraordinario que "opus dei" estaba conquistando en la Iglesia y se protestaba por la escandalosa velocidad con la que se había llegado a beatificar a su founder".

Mientras asiste a la ceremonia en la abarrotada plaza de san Pedro llena de simpatizantes, Antonio vive una vez más su propia disociación personal:

"Senti que entre tanta gente me tocaban por todas partes, espalda, brazos, todo el cuerpo. Me sentí como en un cuento las mil y una noches, en un harén de numerarias... Bajo un sol abrasador la ceremonia duró lo suyo. Delante de mí había un grupo de chicas, probablemente numerarias españolas que estaban sentadas en el suelo. Una acercó a mis piernas. No podía ser posible. No, no podía ser una numeraria. ¿Quién sería? dada la postura que adoptó su cabeza tocaba mis partes. En aquellos tiempos me bastaba con que una mosca se me acercara ahí para tener una erección. 

Mientras estábamos en aquel idilio improbable llegamos al momento culminante de la ceremonia, cuando se levantó la cortina y apareció colgada de la fachada de San Pedro la enorme imagen del founder. Los ojos de Escrivá nos miraban a todos desde la sede misma de la Iglesia y se me ocurrió pensar que era como si el founder metafóricamente hubiera abierto las piernas de la esposa de Cristo, la Iglesia, y frenéticamente introducía en ella decenas de miles de hijos suyos, una nueva especie de católicos híbridos, una mezcla de ávidos especuladores, ejecutores y tenaces pescadores de almas. 

La Iglesia yacía inerte bajo el peso del founder del "opus dei". Este era el sexo dominante en el "opus dei". Y por eso el founder daba tantas vueltas a la pronuciación en masculina del término latino neutro "opus". Opus había sido creado para poseer a la Iglesia, Un sentimiento de extasis recorrió la plaza a rebosar de miembros fanáticos que aplaudían eufóricos por la victoria. La Iglesia era nuestra, el Papa era nuestro, Roma era nuestro. El mundo era nuestro".

Antonio Carlos tuvo que estar en las primeras filas, en la zona que nos correspondió no estábamos como sardinas en lata, había claros, al lado de una de las fuentes, recuerdo mi indumentaria poco apropiada para la temperatura veraniega  ...