LAS ULTIMAS HORAS

LAS ULTIMAS HORAS

Las últimas horas de Calvi fueron convulsas. Pasó toda la tarde del 17 de junio en Chelsea Cloister llamando por teléfono. De vez en cuando salía a tomar el aire,

iba al pub y preguntaba a las dos austríacas por Carboni y sus intentos de apalabrar un apartamento. De las declaraciones de Vittor se desprende que Carboni llamó a las 7 de la tarde para decir que había encontrado un piso y en que 40 minutos estaba en el Chelsea Cloister. Tras esa llamada Calvi se puso a ordenar y hacer las maletas. Pero el financiero sardo llegó mucho más tarde, en la primera versión de Vittor a las 9, en la segunda a las 11 de la noche y no quiso estar con Calvi. No fue a su apartamento, habló con Vittor que lo esperaba en el vestíbulo del hotel.

Las 2 únicas personas que vieron a Calvi vivo en aquellas horas fue una de las dos austríacas, que habló con él en el bar hacia las 9. A partir de ese momento las versiones de los hechos difieren.

Silvano Vittor dijo en su testimonio: “Carboni llamó desde abajo para decirnos que bajáramos, Calvi no quiso y me dijo que saliese yo. Baje y encontré a Carboni con un taxi. Le expliqué que Calvi no quería salir y después de haber despedido al taxi fue a pie en busca de las chicas.”

Por escrito  Carboni declaró al juez Sica: “El taxi necesitó otra media hora para llegar a la residencia. Vittor no me estaba esperando fuera, en el vestíbulo ví a Vittor que salía a mi encuentro. En cuanto me alcanzó me dijo: “vamos al Bar con esas dos pobres chicas”. Llegamos al bar que estaba a 2 ó 3 minutos y encontramos a las dos sentadas en un ángulo. No tuve tiempo de sentarme porque estaban cerrando. Me parece que estuvimos los cuatro unos 15 ó 20 minutos. Después tomamos la decisión de que a la mañana siguiente le daría más noticias sobre el piso y le dije a Carboni que lo tranquilizase.”

Según los magistrados ambas versiones esconden una verdad más simple: Carboni y Vittor se alejaron del Chelsea Cloister para dejar solo a Calvi en la habitación y que a determinada hora vinieran a buscarlo. Cuando se fueron del bar en vez de ir a por Calvi, Carboni y las dos chicas tomaron un taxi para cambiarse al hotel Sheraton. No está claro por qué tuvieron que cambiar del Hilton al Sheraton, lo más probable es que se tratara de dejar evidencia de sus movimientos y tener así un alibi. Es probable que ya para entonces Carboni hubiese dicho a Vittor u otros lo que había pasado en Milán aquella tarde.Calvi se había tranformado en una mina errante que podía explotar en cualquier momento y mostrar todo lo que se escondía tras el crack del Ambrosiano. Pocos días más tarde Calvi tenía un procedimiento judicial por la evasión de capitales.

Hubiese sido la ocasión como ya había prometido a sus familiares y a las altas esferas el Vaticano de largar todo lo que sabía. Se hubiera producido un escándalo mediático al tiempo que hubiesen salido a la luz los delicados asuntos de la financiación de Solidarnosc y de los movimientos anticomunistas en América Latina.

Calvi ya no era alguien débil a quien exprimir, era el peligroso detentor de inmensos secretos que iban desde las luchas por el poder en el Vaticano a la financiación de partidos políticos y de empresarios de historia turbia, desde el renacimiento de la P2 hasta las enormes ambiciones del “Opus Dei”.

Se había convertido en un asunto de Estado, un hombre cuyas palabras hubieran podido provocar la crisis tanto en el extranjero como en Italia. Aquel hombre hundido y terminado estaba decidido a hablar. No pensaba aceptar convertirse en chivo expiatorio de las ambiciones ajenas.

Roberto Calvi según los jueces tenía que ser abandonado a su destino, había que desprenderse de él para que cayera en manos de quienes ya habían decidido su suerte. Manuela Kleinzsig declaró por su parte que Carboni y Vittor llegaron al bar a las 11.30 de la noche, cuando quedaba poco para el cierre. Comieron un sándwich y charlaron 30 ó 40 minutos. Luego ellas con Carboni se fueron en taxi al Sheraton mientras Vittor regresó al Chelsea Cloister. Según sus declaraciones Vittor llegó alrededor de las 12.30 de la noche. Llegó al apartamento que compartía con Calvi, estaba cerrado y cuando hizo la señal convenida para que Calvi le abriera nadie le abrió. Pidió al personal que le abriera la puerta de la habitación 881. Y eso ocurrió a la 1.30. una hora más tarde.

La última vez que se vió a Calvi en público eran las 9 de la noche en el pub Suchet, desde ese momento hasta las 1.30 de la madrugada cuando se abrió la habitación hay un agujero negro, un amplio arco temporal en el que los movimientos de Carboni y de Vittor son misteriosos. A la 1.30 de la madrugada Antony Fernando, el portero del Chelsea abrió la puerta de la habitación 881 y levantó acta de la desaparición del “banquero de Dios”.