VACIAMIENTO DE OCCIDENTE

Para terminar el asunto Ambrosiano, la familia Calvi está convencida de que la trágica muerte del padre y marido hay que enmarcarla en el contexto de "un choque de trenes" en el interior del Vaticano.
Una tesis sugestiva de la que se ha hecho eco el periodista italiano de investigación, Ferrucio Pinoti. 

Italia está de moda y aprovecho para poner aquí mi canción favorita, el surfero español no podía competir:






Vaya crítica bien hecha y mejor cantada y bailada. Letra con numerosas referencias filosóficas y literarias.

En el curso de las indagaciones Pinotti buscó confirmar esa clave del choque de poderes en el interior del Vaticano. Hace no mucho tuve una pequeña muestra de que dentro del Vaticano los cardenales son capaces de reñir por asuntos bastante más insignificantes que las cantidades millonarias de las que se trató en el caso Ambrosiano y su quiebra.


Fue una búsqueda difícil para el investigador italiano, tuvo que introducirse en los meandros de la finanza italiana y en los recovecos  de una realidad, el "Opus Dei", que hace bandera de la discreción y reserva.

Para ver los lazos entre la quiebra del banco milanés y la actualidad (años 2005-06) hubo que ver las conexiones con acontecimientos sorprendentemente similares a los que condujeron a la muerte del banquero. Pero sobre todo fue preciso comprender cómo una fuerza milenaria como es la iglesia católica se ha visto mezclada en una esfera aparentemente extraña a los fieles y curas en su inmensa mayoría: la finanza internacional, y viceversa.

El avance del "Opus Dei", un grupo que se distingue por su presencia en el mundo de la economía no podía quedar sin efectos: se trata de uno de los elementos que ha provocado un giro en la historia. Y ello se comprobó en el mismo año de la muerte por "ahorcamiento" Calvi 1982, cuando OD obtuvo la ansiada Prelatura Personal. Se ha podido comprobar que hubo un pacto según el cual los bancos OD pusieron a disposición del IOR el dinero que hacía falta para solucionar sus problemas.

También está claro que la iglesia que surge tras la muerte de Calvi es una iglesia de orientación conservadora dominada por el "Opus Dei", organización que tiene en sus filas a personajes ilustres y decisivos en la política y la finanza, tanto en Italia como en el extranjero y que se muestra determinada a hacerse con el poder e la economía, la finanza y la comunicación.

Una iglesia que a pesar de las actuaciones correctoras de las finanzas vaticanas emprendidas por el sucesor de Marcinkus al frente del IOR, el profesor Angelo Caloia, ha visto como el banco se implicaba en situaciones delicadas, signo de que el enfrentamiento entre las diferentes almas de la finanza católica está lejos de resolverse.

Pero lo más significativo que resulta es la idea de que la iglesia tendría que ser más que una fuerza moral un elemento central en la creación y liquidación de alianzas financieras, bancarias e industriales, ayer basada en ambigüas contigüidades, hoy en la doble lealtad de los banqueros y gobernadores centrales al "Opus Dei" y a la empresa o Estado.



Tras el affaire Calvi-Ambrosiano la alianza entre la iglesia y el gran capital es un hecho históricamente establecido y comporta consecuencias preocupantes. El vaticanista ya  fallecido Giancarlo Zizola lo observó con lucidez en una carta dirigida a Giuseppe Ferrara director de la película I banchieri di Dio: "En Marcinkus y Calvi nos encontramos el símbolo del vaciamiento interno operado por la secularización capitalista en la civlización occidental, la ilustración de la verdad prevista  por Pasolini que habló de la liquidación de la iglesia por parte "de un poder que se ríe del evangelio y que ha proyectado sin más historia reducirlo a puro folklore" (Carta del 12 de enero de 1988)

El análisis del caso no puede prescindir de las pistas que llevan a las personas que determinaron la eliminación del banquero. Pero hay todavía otra preocupante clave interpretativa y es ver cómo se afirma en la sociedad formas de capitalismo criminal y fuerzas "emprendedoras" o empresariales que no desdeñan las relaciones con los ambientes de la mafia.


Este "salto de calidad" para mal se observa en los años en los que se consumó el crimen de Blackfriars en ciertos ambientes políticos y financieros peligrosamente cercanos al "banquero de Dios". Se trata de un capítulo todavía sin explorar, aunque los magistrados italianos han comenzado a dedicarse a ello y supongo que en diez años algo habrán hecho. Sin embargo en los años 2006-07 quedaba la impresión de que el procedimiento iniciado en la primavera de 2004 por el homicidio de Calvi no se hacía cargo del reto que hubiera supuesto atacar al "segundo nivel" interesado en el eterno silencio del difunto, poderes estatales o eclesiales aún operativos.
Y uno de los mafiosi detenidos por el crimen así lo confesaba en 2012, "nunca se aclarará porque concierne al poder"

Carlo Calvi, hijo del finado, abogaba por ver en la mafia un garante del sistema político italiano, con su papel de brazo secular, militar y ejecutivo o incluso con un protagonismo directamente político. El rol de la mafia, una de las claves de la degradación política italiana en aquellos tiempos según Calvi hijo.

Los ejecutantes materiales de la asfixia de Calvi fueron dos miembros de la camorra napolitana: Casillo y Vaccari ambos murieron de muerte violenta pocos meses después, uno en una explosión de un coche en Roma, y el otro apuñalado. Pippo Calò el jefe mafioso ordenante.