IGLESIA Y DERECHOS HUMANOS
POR QUÉ LA IGLESIA ESTUVO EN CONTRA DE LOS DERECHOS HUMANOS (y sigue sin firmar la Declaración de la ONU de 1948)
El 10 de diciembre pasado se celebraron los 70 años de la firma de dicho documento de Naciones Unidas. Fue una reacción a los crímenes nazis: nunca más debería de volver a ocurrir algo parecido. La dignidad humana no podía volver a ser pisoteada de ese modo.
Derechos humanos es una expresión que suena abstracta y volátil. A menudo olvidados y sin embargo no se refiere a un vago ideal sino al bien de los seres humanos individuales. 70 años después de la Declaración en muchos lugares del planeta los derechos siguen siendo pisoteados.
Algo tenía que cambiar en el mundo tras el final de la segunda guerra mundial y el descubrimiento de los crímenes nazis. En todos los países gobiernos y diplomáticos se cuestionaban sobre cómo evitar tamaña catástrofe en el futuro. Las negociaciones fueron duras, los países occidentales insistían en el reconocimiento de las libertades burguesas, los países socialistas en los derechos sociales. El 10 de diciembre de 1948 se firmaba una Declaración Universal de Derechos jurídicamente no vinculante con la que los Estados ponían en primera línea sus buenas intenciones (no firmaba el Vaticano, no firmaba España). La Unión Soviética y sus aliados junto con Arabia Saudí y Sudáfrica se abstuvieron en la votación final.
Sin embargo y desde entonces los Derechos Humanos han tenido un papel importante en la política. Los gobiernos poderosos utilizan la Declaración para presionar a los Estados que incumplen los Derechos. Pero un abismo se abre entre lo que se dice y lo que se hace en la realidad. Hay tortura en Arabia Saudí, procedimientos judiciales irregulares en Turquía, limitaciones varias a la libertad en China, y nuestros países occidentales, Alemania, Francia, España son regularmente acusados de venta de armas a países y dictadores que asientan su poder infringiendo la Declaración de 1948.
Además hay diferentes interpretaciones de los derechos, por ejemplo en el caso del derecho de asilo o que se debe entender por una vida digna. En 2004 se dió el caso de que el policía Wolfgang Daschner obtuvo la confesión del secuestrador Magnus Gäfgner mediante tortura. Aunque el secuestrado fue liberado gracias a dicha confesión el tribunal condenó al policía por haber inflingido la Declaración de Derechos. No se justificaba el uso de la tortura.
En muchos Estados sólo se respetan si están en la constitución. Y actualmente la lucha "contra el Terror" ha servido para que haya un retroceso de estos derechos también en Occidente. Así lo reconocía la presidente del tribunal constitucional alemán Jutta Limbach: "El principio de indivisibilidad y universalidad de los Derechos Humanos por el que Occidente quiere distinguirse se ha visto oscurecido por una negra sombra desde que se inició la lucha contra el terror."
En la Iglesia católica los derechos han tenido una difícil situación. El historiador de la Iglesia Bernhard Schneider lo explica acudiendo a 1789 cuando la Francia revolucionaria proclamó la Declaración de Derechos del Hombre y del Ciudadano, dicha Declaración suponía abierto enfrentamiento con la Iglesia católica y una parte importante del clero. (La otra parte estaba en la revolución). El Terror de Robespierre aumentó el abismo que separaba a la iglesia y Derechos. A ojos de la Iglesia los derechos del hombre y del ciudadano eran antieclesiales y revolucionarios. (Y la Iglesia era parte fundamental del Antiguo Régimen contra el que se levantó la revolución.)
Schneider explica que las libertades civiles proclamadas en 1789 como libertad de prensa, de religión, de conciencia eran contrarias a la pretensión eclesiástica de ser defensora de la única verdad divina. Dios había revelado la verdad a su Iglesia y en esas condiciones no hacía falta ninguna libertad religiosa ni ideológica.
La perspectiva cambió durante el Concilio Vaticano II (1962-1965). El Papa Juan XXIII fue el primer papa que en 1963 elogió la Declaración de Derechos como un gran progreso de la humanidad. Desde entonces todos los Papas que le han sucedido han alabado los Derechos (aunque no hayan dejado de manifestar connivencias con regímenes que los persiguen, como Juan Pablo II yendo al Chile de Pinochet en 1987, o beatificando "non stop" víctimas supuestas del bando franquista, aunque muchos no sabían ni que hubiera ese bando, mientras se olvida al resto de mártires de la guerra civil española). Sin embargo y hasta hoy la Santa Sede no ha firmado la Declaración de 1948. Existen varias razones para ello: el Vaticano no es un Estado como los demás y no forma parte de la ONU. Además se refiere a una ley basada en el derecho divino. Por lo tanto en el escaso kilómetro cuadrado ocupado por el Estado papal no rige ni la igualdad entre hombres y mujeres ni la libertad religiosa.
El 10 de diciembre pasado se celebraron los 70 años de la firma de dicho documento de Naciones Unidas. Fue una reacción a los crímenes nazis: nunca más debería de volver a ocurrir algo parecido. La dignidad humana no podía volver a ser pisoteada de ese modo.
Derechos humanos es una expresión que suena abstracta y volátil. A menudo olvidados y sin embargo no se refiere a un vago ideal sino al bien de los seres humanos individuales. 70 años después de la Declaración en muchos lugares del planeta los derechos siguen siendo pisoteados.
Algo tenía que cambiar en el mundo tras el final de la segunda guerra mundial y el descubrimiento de los crímenes nazis. En todos los países gobiernos y diplomáticos se cuestionaban sobre cómo evitar tamaña catástrofe en el futuro. Las negociaciones fueron duras, los países occidentales insistían en el reconocimiento de las libertades burguesas, los países socialistas en los derechos sociales. El 10 de diciembre de 1948 se firmaba una Declaración Universal de Derechos jurídicamente no vinculante con la que los Estados ponían en primera línea sus buenas intenciones (no firmaba el Vaticano, no firmaba España). La Unión Soviética y sus aliados junto con Arabia Saudí y Sudáfrica se abstuvieron en la votación final.
Sin embargo y desde entonces los Derechos Humanos han tenido un papel importante en la política. Los gobiernos poderosos utilizan la Declaración para presionar a los Estados que incumplen los Derechos. Pero un abismo se abre entre lo que se dice y lo que se hace en la realidad. Hay tortura en Arabia Saudí, procedimientos judiciales irregulares en Turquía, limitaciones varias a la libertad en China, y nuestros países occidentales, Alemania, Francia, España son regularmente acusados de venta de armas a países y dictadores que asientan su poder infringiendo la Declaración de 1948.
Además hay diferentes interpretaciones de los derechos, por ejemplo en el caso del derecho de asilo o que se debe entender por una vida digna. En 2004 se dió el caso de que el policía Wolfgang Daschner obtuvo la confesión del secuestrador Magnus Gäfgner mediante tortura. Aunque el secuestrado fue liberado gracias a dicha confesión el tribunal condenó al policía por haber inflingido la Declaración de Derechos. No se justificaba el uso de la tortura.
En muchos Estados sólo se respetan si están en la constitución. Y actualmente la lucha "contra el Terror" ha servido para que haya un retroceso de estos derechos también en Occidente. Así lo reconocía la presidente del tribunal constitucional alemán Jutta Limbach: "El principio de indivisibilidad y universalidad de los Derechos Humanos por el que Occidente quiere distinguirse se ha visto oscurecido por una negra sombra desde que se inició la lucha contra el terror."
En la Iglesia católica los derechos han tenido una difícil situación. El historiador de la Iglesia Bernhard Schneider lo explica acudiendo a 1789 cuando la Francia revolucionaria proclamó la Declaración de Derechos del Hombre y del Ciudadano, dicha Declaración suponía abierto enfrentamiento con la Iglesia católica y una parte importante del clero. (La otra parte estaba en la revolución). El Terror de Robespierre aumentó el abismo que separaba a la iglesia y Derechos. A ojos de la Iglesia los derechos del hombre y del ciudadano eran antieclesiales y revolucionarios. (Y la Iglesia era parte fundamental del Antiguo Régimen contra el que se levantó la revolución.)
Schneider explica que las libertades civiles proclamadas en 1789 como libertad de prensa, de religión, de conciencia eran contrarias a la pretensión eclesiástica de ser defensora de la única verdad divina. Dios había revelado la verdad a su Iglesia y en esas condiciones no hacía falta ninguna libertad religiosa ni ideológica.
La perspectiva cambió durante el Concilio Vaticano II (1962-1965). El Papa Juan XXIII fue el primer papa que en 1963 elogió la Declaración de Derechos como un gran progreso de la humanidad. Desde entonces todos los Papas que le han sucedido han alabado los Derechos (aunque no hayan dejado de manifestar connivencias con regímenes que los persiguen, como Juan Pablo II yendo al Chile de Pinochet en 1987, o beatificando "non stop" víctimas supuestas del bando franquista, aunque muchos no sabían ni que hubiera ese bando, mientras se olvida al resto de mártires de la guerra civil española). Sin embargo y hasta hoy la Santa Sede no ha firmado la Declaración de 1948. Existen varias razones para ello: el Vaticano no es un Estado como los demás y no forma parte de la ONU. Además se refiere a una ley basada en el derecho divino. Por lo tanto en el escaso kilómetro cuadrado ocupado por el Estado papal no rige ni la igualdad entre hombres y mujeres ni la libertad religiosa.
Comentarios
Roma, el papado y los instrumentos de dominio universal ( Onu por ejemplo) aun no lo han hecho. Ninguno de estos judas se ha arrepentido nunca de los crímenes que su ambición de dominio universal han desencadenado contra el Hombre; Al revés , se han santificado “divinizado” por ello… Tanto los vaticanos ( JP II o Pablo IV) como los de la ONU (esos santos laicos universales premiados con el Nóbel de la Paz, que suponemos obtendrá el santo laico Otegui como un Mandela cualquiera)
Ademas Occidente jamás puede ser ejemplo y valedor de los Derechos Humanos, que es el lugar donde más han sido perseguidos a lo largo de la historia, particularmente a partir de esa hipócrita declaración. Occidente creó el monstruo imperial de Roma, cuyo romano supremacismo infame es el origen de todo conflicto guerra y persecución a lo largo de la historia, solo para imponer el orden romano al mundo.
https://www.libremercado.com/2018-10-08/brufau-advierte-que-las-reservas-de-petroleo-estaran-agotadas-en-dos-anos-1276626153/
que nadie compra ahí por los precios elevados
que quizás sea un "lavadero" de dinero negro
el poder es el poder y hace falta si queremos vivir juntos
también hay que no parar de criticar al poder y señalar sus fallos
pero sin decir sandeces.
Hoy quien quiera saber si la santidad proclamada por unos o por otros
corresponde con la realidad
se puede informar, y eso es lo que cuenta.
Sabemos que lo de Juan Pablo en absoluto lo fue
los demás nombrados no he investigado como éste
Los derechos humanos se han inventado en Occidente
¿que también los pisoteamos?, también
pero es un avance de esta parte del mundo
Y eso no tiene más vuelta de hoja.