JOSÉ ANTONIO

 Hay tantos paralelismos y parecidas funciones sociales desempeñada por FE con nuestra eterna vocación que no deja de fascinarme la historia de estos Primo de Rivera. Primero el dictador gaditano salvando la cara al rey Alfonso XIII, luego el fundador de Falange y finalmente la hermana del fundador, Pilar, al frente de la Sección Femenina de FE.

JOSÉ ANTONIO
Ya podíamos sacar alguna que otra lección para el presente del cruel pasado de España.

Resumo lo que he leído en Paul PRESTON:

Señorito andaluz, hijo del dictador Primo de Rivera (1923-1930), fundador de Falange, instrumento político con el que Franco, regalando cargos y carguitos en su estructura, mantuvo al país bajo la bota durante cuatro décadas.

Vivo no se llevaba bien con Franco, su asesinato frente al pelotón de fusilamiento en la cárcel de Alicante (noviembre de 1936) forjó un mártir de la cruzada. Muerto fue todo un símbolo electrizante de las masas usado con profusión todavía hoy. Le hicieron un Via Crucis, a semejanza del Mesías, con sus 14 estaciones. El régimen cultivó su imagen de mártir para ocultar tras la máscara populista el compromiso de todos, Falange y franquismo, con los tradicionales intereses de la oligarquía española de toda la vida.

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Los que lo conocieron en vida como Unamuno o Ramiro Ledesma Ramos dejaron constancia de que su temperamento y su formación de jurista eran más acordes con el escaño parlamentario que con el liderazgo de un partido fascista.
Pero JA no fue ni tan romántico ni tan progresista como tanto amigos como enemigos han querido hacer creer. El papel desestabilizador de Falange en la segunda República fue capital, así como la tarea represiva que libró a los militares de purgar políticamente los territorios ocupados en 1936 en su avance hacia Madrid. En definitiva, que los falangistas en Andalucía y Extremadura se pusieron las botas de ir por los pueblos matando jornaleros.
Elegante, culto, divertido periodista, hacía vibrar los corazones de las doncellas de la alta sociedad. Su muerte a los 33 facilitó el culto a su memoria. Pero tras la apariencia amable había violencia. Ya de estudiante fue un alborotador que no dudó en defender a puñetazos la memoria de su padre, pues se tomaba personalmente las críticas a la dictablanda de su progenitor. En una ocasión en las Cortes saltó por los escaños para emprenderla contra Indalecio Prieto, el diputado socialista, porque consideraba que había ultrajado a don Miguel Primo de Rivera.

El culto a la violencia de su Falange se hizo famoso en la República a través del saludo romano y los cantos así como los gritos ¡Arriba España!, ¡España, una, España, libre, España, grande!, simple traslación a nuestro país de modelos nazis y fascistas. Entre 1933 y 36 fue instrumento de la alta burguesía, provocando peleas callejeras y ayudando a generar desorden que sería convenientemente utilizado para justificar el Alzamiento militar posterior.
De izquierdista nada. Nació en 1903 en una distinguida familia de militares, su tío abuelo marqués de Estella por destacar en el sitio de esta ciudad durante la segunda guerra carlista. También por parte de su madre eran aristócratas. Frecuentaba los mejores bares y restaurantes, exquisito en el vestir, experto en vinos, coche deportivo, aficionado a la caza. José Antonio no iba a encabezar las hambrientas masas desarrapadas.
No concebía que una persona que no supiera montar a caballo pudiera ser jefe de algo grande, mostrando desdén hacia los no versados en equitación.
Su primer compromiso político fue en un partido monárquico en el que se juntaron antiguos colaboradores de su padre.
El señorito gaditano poco tenía que ver con otros intentos más cochambrosos de organizar un fascismo a la española. Estaba Ernesto Giménez Caballero un excéntrico poeta surrealista que se convertiría en la guerra civil en servil adulador del Caudillo. Fundó una revista en 1927 que le sirvió para importar ideas del fascismo italiano. Otro intento fascista español fue el del neurólogo Albiñana autor y fundador del partido nacionalista español. Defensor de la unidad de la patria, la monarquía, el ejército. Un conservador autoritario, en definitiva.




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En febrero de 1931 Ledesma Ramos y diez más firmaron un manifiesto “La conquista del Estado”, Giménez Caballero se unió por teléfono y en octubre se fusionaron en las Juntas de Ofensiva nacional sindicalista con el grupo vallisoletano de Onésimo Redondo, miembro del sindicato de la remolacha. Aparecen el yugo y las flechas, pero todavía no daban para pelearse en la calle con socialistas y comunistas.

El primer encuentro entre Franco y José Antonio fue en la boda de Zita, cuñada de Franco, con Serrano Súñer en Zaragoza. También febrero del 31. Dos tipos muy dispares: jovial mundano periodista salido de la aristocracia frente a militar bajito y gris cuya fama y poder le vendrían de los riesgos en el campo de batalla y su ausencia de sentimientos humanitarios, dispuesto a cargarse a media España si fuera menester.
En 1933 deslumbrado por los éxitos del canciller Hitler, José Antonio inicia la opción fascista más seria. Para ello buscó el apoyo de la derecha tradicional, el respaldo de la Italita mussoliniana y la unificación de los grupos fascistas existentes.
La alternativa joseantoniana a la lucha de clases era el imperio, en eso estaba de acuerdo con Franco. Simpatizaban con Italia y Alemania para formar un imperio que derrotara a Inglaterra y Francia. Como Franco José Antonio aborrecía de la Sociedad de Naciones. A un amigo que fue a Ginebra y que le preguntó si podía hacer algo por él allí respondió: “Si tienes tiempo la quemas”.

Se juntó con un discípulo de Ortega y Gasset, García Valdecasas, que había fundado Frente Español. FE. Guardaron las siglas, que significarían a partir de la fusión Falange Española. Tomó algunas ideas de Ortega, la nación comunidad de destino, necesidad de vertebrar España, relación de la aristocracia con el pueblo, pero nunca perdonó al filósofo que no abrazara por completo la causa del fascismo español. Lo cual honra a Ortega.

Tuvo éxito en su acuerdo con los monárquicos de Comunión Tradicionalista y Renovación española en el pacto del Escorial. Sus representantes Sainz Rodríguez y Sangróniz se comprometieron a financiar la Falange a cambio de que no se opusieran a la restauración de la monarquía.

El 19 de octubre el fundador de Falange fue recibido por Mussolini, era un discípulo que iba a ver al maestro, el cual además de facilitarle material informativo sobre el fascismo le regaló un retrato firmado que José Antonio colgaría al lado del de su padre. 



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Mussolini, padre espiritual del fascismo
 

Retratos firmados de padres espirituales, yo tuve alguno, heredado por cierto.


Los afiliados a FE tenían que rellenar un formulario en el que se preguntaba si tenían bicicleta, eufemismo de pistola, y se les regalaba una porra. El acto inaugural fue el 29 de octubre en el Teatro de la Comedia. En su discurso florido y poético habló de que la única dialéctica válida es la de puños y pistolas cuando se ofende a la justicia y a la patria.
García Valdecasas desapareció de escena en viaje de novios con su rica esposa y José Antonio se presentó a las elecciones de noviembre del 33 en una lista monárquica por Cádiz. Sin esa alianza no hubiera podido ser diputado. No tenía disposición ninguna a romper con el conservadurismo del que procedía.

Los ricos no estaban dispuestos a financiar las JONS de Ledesma Ramos, el del sindicato remolachero. En una entrevista Francesc Cambó lo mandó a regar. Sin embargo los monárquicos eran más favorables a financiar Falange como instrumento desestabilizador. José Antonio hijo de terrateniente andaluz ofrecía garantías de que su partido no iba a escapar al control de las clases altas como había pasado en Alemania o Italia.
En febrero del 34 vino la fusión con las JONS, José Antonio aceptó los símbolos, la bandera, pero el mando iba a recaer en un triunvirato de dos falangistas y un jonsista. Poco después JA rechazó la afiliación del monárquico Calvo Sotelo por considerarlo un cobarde que había huido en vez de defender los logros de la dictadura. Ledesma Ramos creyó cándidamente que había sido excluido por estar demasiado ligado a la alta burguesía.

La fusión con las JONS agravó las dificultades económicas, por desconfianza de los ricos, y en parte por ello JA viajó a la Alemania nazi en busca de apoyo. Hitler no le hizo gran caso, además de que los alemanes se informaron de las torpezas de los falangistas en sus actos de represalia contra izquierdistas. Demasiado discurso florido y al final dejaban las esperanzas de la derecha en manos de la católica CEDA.

A finales del verano de 1934 JA escribió una carta a Franco intentando persuadirle de que diera un golpe contra la izquierda. Franco ni se dignó responder, no tenía el menor interés en asumir los riesgos de apoyar a insignificantes organizaciones fascistas. Sólo el Ejército tenía el derecho y la fuerza para determinar el destino político de España. Fue una señal para Ledesma Ramos de que JA jamás de desharía de sus instintos aristocráticos. En enero del 35 se consumó la expulsión-dimisión de Ledesma Ramos que aunque amenazó con acciones legales por recuperar el nombre de su partido regresó a su puesto de trabajo y sería fusilado por fascista en la guerra.

Seguía faltando dinero, Franco se apañó para que desalojaran el piso de Falange en Gijón propiedad de dña Carmen Polo. Y Primo tuvo que acudir a Mussolini que le daría una fuerte suma proveniente de fondos de reptiles en cómodos plazos mensuales.

José Antonio estaba ansioso por entrar en acción antes de que la izquierda volviera al poder. En el verano del 35 ideó un loco plan de sublevación en la frontera portuguesa en Fuentes de Oñoro, provincia de Salamanca. De allí se iniciaría una marcha sobre Madrid. Pero faltó el apoyo de los militares y el plan no se llevó a cabo para alivio generalizado de todos.




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Franco y José Antonio se encontraron en casa de Serrano Súñer antes de las elecciones de febrero del 36. El falangista se mostró apasionadamente favorable a un gobierno nacional contrarrevolucionario establecido por un golpe militar. El general Franco estimaba que JA era un aficionado y no tenía ganas de conspirar con él, pero no lo dijo claramente. JA se sintió profundamente defraudado y se quejó amargamente de su falta de decisión y nobleza en comparación con su padre don Miguel.

Para las elecciones de febrero hizo campaña sin descanso, pretendía dar a entender que no pertenecía ni a la izquierda ni a la derecha pero Dionisio Ridruejo describió la furia de JA al presenciar una manifestación obrera: “Con un par de buenos tiradores una manifestación como ésa se disuelve en 10 minutos”. Estaba dispuesto a dejar que Falange fuera instrumento de las clases altas. Dijo a Ridruejo: “Esperemos que se enteren de una vez. Nosotros estamos dispuestos a poner las narices ¿no?, pues que ellos pongan, por lo menos el dinero.”

Que el supuesto izquierdista buscase dinero de banqueros e industriales es tan vergonzoso como que aceptase a pesar de su nacionalismo dinero de Mussolini. Ambos hechos se quisieron olvidar en el franquismo junto con la realidad de que en 1936 por medios legales Falange no podían obtener representación política en el Parlamento. Mientras que en 1935 Azaña atraía a cientos de miles en sus mítines, José Antonio nunca tuvo audiencias masivas. Se le daban mejor los salones, las tertulias y las cortes. Y así lo demuestran sus resultados electorales cuando se presentó en solitario por Cádiz en 1936, sólo sacó 7.499 frente a los 64.326 de Renovación española, el partido monárquico.

A pesar del fracaso electoral, los vientos le eran favorables. Puede que unos 15.000 afiliados de las juventudes de la CEDA se pasaran en esa primavera a FE. Mientras JA se entrevistó con Mola y Yagüe, conspiradores del verano del 36. El papel falangista en esta ocasión consistiría en realizar actos de terrorismo para provocar represalias de la izquierda, y así justificar las lamentaciones de la derecha por los desórdenes. “Que alguien ponga orden”. Ya sabemos quien sería ese alguien.


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Mola, el general sublevado en Pamplona

Y empezó la danza: el 11 de marzo murió un falangista a tiros. Al día siguiente 3 falangistas atentaron contra Jiménez de Asúa catedrático de derecho y diputado del PSOE. Murió su guardaespaldas. Durante su entierro hubo disturbios, ardieron iglesias y los locales de un periódico cuyo propietario era amigo de los Primo de Rivera. El 14 de marzo y dado que no tenía inmunidad parlamentaria, JA fue arrestado junto con otros compañeros de partido. En la cárcel protagonizaron un intento fracasado de fuga.
La Audiencia de Madrid condenó a 25 años de cárcel al asesino del guardaespaldas. En la dirección de Falange toda encarcelada acordaron la muerte del magistado Manuel Pedregal en represalia, hecho que se llevó a cabo a tiros en la noche del 13 de abril.

En abril y mayo JA compareció varias veces ante los jueces. Lo acusaban de tenencia ilícita de armas. En la última comparecencia cuando el tribunal se pronunció en su contra JA se arrancó la toga y al grito de ¡Arriba España! organizó un tumulto en la sala.

En la cárcel podían comunicarse con familiares y amigos, y hacer el horario que querían. Desde la Modelo dirigió Primo de Rivera la “estrategia de la tensión” además de permanecer en contacto con Mola, el “director” del Alzamiento. Envió emisarios a armar gresca por toda España: Arrese a Granada, Sainz Nothnagel a Castilla la Nueva, Zaragoza, Murcia, Albacete, Alicante, Garcerán a Pamplona.

El 4 de mayo de 1936 firmó una carta a los militares de España que era todo menos una declaración de paz y amor: “Cuando lo permanente mismo peligra ya no tenéis derecho a ser neutrales. Entonces ha sonado la hora en que vuestras armas tienen que entrar en juego para poner a salvo los valores fundamentales” Siempre pensó que era necesaria la ayuda militar, sin embargo le preocupaba la falta de determinación de los oficiales. Decía: “es inútil contar con generales en activo. Son unos “gallinas”; y Franco el gallina mayor”.

Como había riesgo de fuga el gobierno trasladó al ilustre preso a la cárcel de Alicante. El director de la prisión se mostró irresponsablemente tolerante con la plana mayor falangista encarcelada. Recibía prensa y hasta 1800 cartas diarias. Recibía tantas visitas que pidió que se organizaran en grupos de 20 y que cada grupo estuviera máximo 5 minutos. Su tía, su hermana y una cuñada se establecieron en Alicante para cuidar de los dos hermanos presos.

Desde la cárcel envió instrucciones a su hermano Fernando para que los falangistas se lanzasen a la calle en unión con los militares rebeldes del 18 de julio. Introdujeron pistolas en la celda para intentar la fuga, pero estaban tan seguros de que el Alzamiento los liberaría que fueron retrasando el momento. Cuando fue asesinado Calvo Sotelo el 13 de julio JA envió a Mayalde a Pamplona con “instrucciones” para Emilio Mola: “Tiene el carácter de apelación suprema. Estoy convencido de que cada minuto de inacción se traduce en una apreciable ventaja para el gobierno” también le dijo a Mayalde, suprema vanidad: “además le dices que si él no se decide e inicia el Movimiento lo iniciaré yo desde aquí”.

Pasó la víspera del 18 ordenando papeles y celebrando con vino la pronta liberación por golpe militar. Sin embargo el gobernador militar de Alicante permaneció fiel a la República y el golpe le vino al Fundador de FE que pensó en la posibilidad de una turba izquierdista asaltando la cárcel.

JA desesperado escribió al presidente de las cortes, Martínez Barrio, implorando que lo mandara a la zona ocupada por Franco en misión de paz. Pero los republicanos estaban convencidos y con razón de que bien poco se podía hacer frente a los militares rebeldes usando mediaciones.
Hay serias dudas de que JA liberado hubiera limitado el comportamiento sangriento de Falange de no haber estado preso en los primeros meses de la guerra. Es difícil que quien hablaba como lo hizo en sus discursos floridos pero violentos hubiera objetado a una Falange usada como instrumento de terror estatal que aniquilaba sin piedad a los izquierdistas en las ciudades y pueblos ocupados por los rebeldes.

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el ilustre preso, JA PdR en la cárcel 1936

Seguramente le habría disgustado ver su Falange convertida en claque burocrática de Franco y aún menos la fusión con los Tradicionalistas de abril del 37, dando lugar al engendro, Falange Española Tradicionalista de las JONS, organización parásita cuya función era buscar puestos y prebendas para sus afiliados en el estado franquista.

Hicieron poco o nada en Salamanca, estado mayor de Franco, liberarlo de la muerte. El propio Indalecio Prieto en el campo republicano intentó sembrar cizaña en el campo franquista aludiendo a su “amistad” con José Antonio.
JA muerto era mejor que JA vivo para Franco. El dictador no tuvo escrúpulos en permitir que su fin fuera considerado martirio, lo que servía como anzuelo de pescador de las masas. Encarcelado desde mediados de marzo, cuatro meses antes del Alzamiento, se le juzgaba tanto por lo que hizo para preparar la rebelión como por lo que hubiese podido hacer de estar en libertad.
Hubo intentos fracasados de canjearlo, de facilitarle la fuga, de liberarlo mediante sobornos con mediación alemana.

El 3 de octubre del 36 los hermanos Primo de Rivera comparecieron ante un Tribunal popular acusados de rebelión contra el poder constituido. En tales casos se aplicaba el código de Justicia Militar, es decir, que si se probaba la culpabilidad, les esperaba el pelotón de fusilamiento. Mintió JA cuando se le preguntó sobre sus contactos con los monárquicos conspiradores, alegó que FE era una organización legalmente constituida y negó cualquier responsabilidad en actos de violencia.
A las 3 de la madrugada del 18 de noviembre se leyó el veredicto de pena de muerte para JAPdR. Antes de que se pudiera pedir un indulto o conmutación de la pena al gobierno el comité de Orden Público ordenó que se aplicara la sentencia el 20N por la mañana. Tras pasar dos días escribiendo cartas y su testamento político, la ejecución se llevó a cabo a las 6.30 a. m de dicho día.

La noticia llegó al cuartel general de Franco poco después y empezó su ensalzamiento y beatificacion, una vez librado de su incómoda presencia. Durante 2 años el astuto general se negó a creer que estaba muerto, así Falange no creaba un liderazgo alternativo. Southworth explicó que los descorados, la escenografía y la puesta en escena de la FE y de las JONS fueron robados para enmascarar la pobreza doctrinaria del franquismo. Algunos escritos del Ausente fueron suprimidos y su sucesor Hedilla encarcelado bajo pena de muerte. Aceptada oficialmente su muerte, Franco usó el culto al Ausente para dominar Falange.

La ejecución de Primo de Rivera le vino bien a Franco. La temporada en la cárcel esperando su propia ejecución habían suavizado sus propósitos y estaba abierto en su testamento a una reconciliación nacional, causa con la que Franco nunca pudo estar de acuerdo. Aunque no condena en ese escrito a los militares alzados si veía en su victoria el triunfo de unos mediocres políticos, de los puros tópicos elementales, orden y pacificación de los espíritus, el viejo carlismo intransigente, clases conservadoras interesadas y perezosas...imposible una España moderna.

JA no puede ser juzgado por lo que se hizo de su memoria ni por lo que hicieron sus seguidores tras su muerte, como dijo Southworth vendieron sus acciones en los ideales de Falange Española a cambio de pensiones vitalicias de Franquismo S.A. La política franquista entre 1937 y 1942 da evidencias de que considerar a JA como la gran oportunidad perdida es subestimar la astucia y crueldad de Franco. La Falange tal y como evolucionó en los 8 meses de cárcel de su fundador tenía ya poco que ver con él.

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Y ello se echa de ver en la obra de su hermana Pilar Primo de Rivera y la Sección Femenina de Falange, elemento indispensable para la educación y formación de las mujeres españolas durante la dictadura.


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