NO SE DEJÓ PESCAR

 

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 Memphis Tennessee

 En este debate "yo diría" que el oponente de Gisbert "pertenece", la pinta y el porte es. Y las tontunas que dice como si estuviera dando clase en vez de hablar de la realidad política de España en 2022, también lo identifica. Debate pasadísimo de moda. Estáis atrás chicos, hace 10 años este debate tenía sentido, hoy han pasado muchas cosas en nuestras vidas como para salir con esta teórica. Oligarquía es lo que tenemos, que pagan y manejan a las marionetas. 
Para nuestra desgracia  los oligarcas  que subvencioan no son solo  ni principalmente españoles.  
Por supuesto no cuentan con el pueblo más que para ordeñarnos y meter papelitos en urnas cada 4 años, cuando ellos son los que parten y se reparten lo que hay. Representantes de sí mismos, ni de mí ni de mis vecinos.


Anna Morales, Cómo puede cambiar una madre. Memphis (EEUU) 

Un testimonio de notable interés, que ofrece un punto de vista diverso es el de Anna Morales, que vió como su madre entró en el peculiarísimo mundo del od. Esta es su historia:
"Una amiga de nuestra familia, una señora que no era feliz en su matrimonio, presentó mi madre al od. Mi madre era un católica devota, iba a misa diariamente y tenía formación teológica. Todo lo que necesitaba en el plano espiritual lo tenía en la parroquia. ¿Por qué se metió en opusd? Mi madre encajaba perfectamente en el ideal del od, era bella, carismática, buena posición financiera. Y lo más importante: estaba ansiosa por gustar. Buscaba desesperadamente su autoafirmación. Mi madre se sintió honorada por el hecho de que una organización prestigiosa como od la aceptase y la quisiese.
 
Yo, nacida en 1967,  era una chica que daba sus primeros pasos cuando mi madre entró en la obra. Mis primeros recuerdos del opus son agradables: festejos navideños con venga de niños bien vestidos, comidas elaboradas servidas por sirvientes de punta y blanco. Trenes lujosos para jugar, mientras los adultos entonaban villancicos acompañados por el piano. Todo esto llenaba de alegría mi corazón de niña.
Las frecuentes visitas a mi casa, de parte de bellas y muy bien arregladas señoras, fascinaban mi mente infantil. Asimilé que los miembros de la obra son cariñosos unos con otros, repeinados y de buen humor."

Anna Morales a pesar de ser pequeña de las notas disonantes en el cuadro idílico:
"Recuerdo que una vez subiendo las escaleras de mi casa para llegar al cuarto de estar ví a mi madre que besaba a alguien. Con espontaneidad dijo a esta persona: ¿es usted del opus dei? Siempre besan ustedes a mi madre. ¿Pero por qué no besan también a los demás? ¿por qué solo se besan entre ustedes?
Tenía 5 años y ya me daba cuenta de que esos besos eran extraños, poco naturales. Mi madre necesitaba amor, llenaba como podía las lagunas que una infancia sin padre y que un matrimonio sin amor habían creado en ella. Pero su inmersión en od abrió más agujeros de los que colmó, carencias que hubiera sido mejor dejar intactas, para evitar los daños que hoy todavía llevo dentro". 
 
El "opus dei" con su dimensión totalitaria había empezado a interponerse entre la madre y la hija.
 
"Con el tiempo opus dei se convirtió en un enorme obstáculo a la relación madre-hija. Comprendo solo ahora que od estaba luchando para hacerme suya, su hija. Mi madre estaba dividida entre su amor por mí y el amor a Dios, en la forma que el opus dei lo presenta: un Dios que espera la perfección. De los miembros de la obra se espera que sigan unas normas cotidianas que ninguna criatura humana sana puede cumplir. Tengo la sensación de que  nadie había dicho al opusd que la perfección no existe. Existe solo una persona perfecta, vino a la tierra y se marchó, resucitando del sepulcro y volviendo al cielo. Era Cristo. Dios ha creado un solo redentor."

La rigidez doctrinal del opusd dejó heridas profundas en la formación espiritual de Anna Morales.

"Crecí oyendo decir que los miembros del opusd son mejores que los católicos normales y mucho mejores que los protestantes. Nosotros tenemos la mejor teología, los mejores sacerdotes, somos intelectuales, no gente emotiva como los Carismáticos. Cuando debatía una cuestión religiosa con el od, la respuesta más frecuente era: estás hablando como una protestante. Yo respondía: El Papa dijo que podíamos aprender muchas cosas de los protestantes y que debemos respetar.
 
Gracias a Dios mi madre no hablaba de otras religiones y de los católicos "no opus" como lo hacían los otros miembros opus. Mi abuela por ejemplo, era una católica devota pero no tenía ningún interés en od. MI madre la adoraba, así que no podía decir que opus dei fabricaba católicos mejores que los demás.Otra persona muy querida en mi familia, una tía de mi abuela, era una devota protestante".
 
 
El verdadero desencuentro ocurrió cuando Anna alcanzó el estatuto de la "pitabilidad".

"La batalla entre mi madre y opus se intensificó en mi primera adolescencia. Las opiniones de mi madre cambiaban continuamente. Una semana me decía: Solo quiero que seas una buena católica, no me importa que seas o no del opus dei.  A la semana siguiente, si me encerraba en mi habitación para evitar a las chicas del club del "opus dei" que mi madre tenía que invitar a la fuerza a mi casa, le entraba la furia y  me gritaba: ¡Tienes que ir al club! ¿qué van a pensar de mí? pensarán que soy una mala madre. Les dije que ibas a ir. Por favor baja. Yo le respondía: No, no quiero. Solo me importa lo que piensa Dios. Dios no se enfada conmigo si no voy. No estoy cometiendo un pecado. Respondo a Dios no al "Opus Dei". Estaba suficientemente espabilada para darme cuenta de que el "opus dei" usaba el club como medio para seleccionar las numes del futuro. Sabía de chicas que habían entrado en opus con 13 años y que se habían comprometido al celibato para toda la vida. No estaba dispuesta a un compromiso con la organización a los 13 años. ¿No se es demasiado joven con 13 años para tomar semejante decisión? Ninguna amenaza, regañiña ni regalo de mi madre podía convencerme de seguir ese camino".

Las presiones sobre Anna Morales siguió en la escuela superior:

"mi rechazo a frecuentar el club de la obra no acabó con el interés de las numes por mí. Durante mi primer año de instituto, mes tras mes, recibía llamadas telefónicas de las jóvenes numes que me invitaban a romerías, jornadas de reflexión, retiros para chicas. La invitación solía terminar con una promesa infantil del estilo "Después iremos a tomar un helado".

Aunque le había dicho mil veces a mi madre que me dejara en paz, no me hacía caso. Me decía: solo habla  con ellas, se amable. Son personas tan estupendas...Les caes bien...Como si el hecho de caerles bien fuera un honor. 
Una tarde sonó el teléfono. Mi madre me llamó y me dijo que hablara con una nume que me llamaba. Cogí el auricular y dije: ¡No me llaméis más! y colgué. Mi madre se sintió mortificada. Le dije: todo está bien mamá, no te preocupes, estoy segura de que rezará por mi alma. ¿Por qué una buena chica de 14 años tenía que ser salvada por el opus dei? Todo esto me dejaba perpleja. Las numes que me trataban se sorprendían de que la manzana que era yo no hubiera caído todavía del árbol. Pero a diferencia de mi madre, la manzana tenía su propia cabeza. NO necesitaba confirmación, de personas que me dijeran como amar a Dios. La manzana estaba segura del amor de Dios. De donde saqué esa certeza a una edad tan precoz sigue siendo un misterio también para mí. Hoy todavía sigo dando gracias a Dios por haber captado la realidad del opus dei".

 

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