ESPAÑA GLOBALIZA. BANCA SJ
De cara al 12 de octubre, las palabras de Gullo son energéticas. Frente a la sumisión actual del gobierno y la oposición a lo "anglo" que ni respirar deja.
Antonio Miguel Bernal en "España, proyecto inacabado" de 2005 hace el balance de la historía económica del imperio español y le dedica a la labor de los Jesuitas. Imagino que Gullo, Armesilla, los de Oviedo y Maria Elvira considerarán el libro de Bernal "negrolegendario". Me ha aclarado sobre el tema dineros, el atraso político y económico de España, no fue brillante. Nos quedamos atrás, aunque la religión católica como dice Gullo salvara a los americanos del infierno antropófago. Lo del mejor indio es el indio muerto es "anglo" no "hispano".
Pero los errores del pasado, entre otros, exportar opus y esclavitud para las auxiliares, que también hubo y más españolas que argentinas, no justifican la autoflagelación e invisibilización de lo hispano.
La ex auxiliares españolas hoy desaparecidas, por miedo, enfermedad, fallecidas quizás, en esta parte del ex imperio en el que ellos siguen mandando. Tanto como para que ni piensen la ex españolas en unirse y demandar ni al Vaticano ni al Estado español favorecedores y financiadores de esta esclavitud del siglo XX.
Alude Gullo a las Navas de Tolosa, 1212, batalla que tuvo lugar en esta tierra. Y Patricio Lons al día de Lepanto, 7 de octubre, Virgen del Rosario o de la Victoria. Además de al vasco Hipólito Irigoyen presidente en Argentina que decidió que el 12 de octubre fuera día de la Hispanidad.
El aspecto bancario de los Sj, precursor, imitado por los santificadores me era desconocido. Lo trata Bernal (p. 452):
Los jesuitas aparte de su actividad en las reducciones indígenas por intermediación del oficio de Indias consiguen establecer desde el s. XVI un sistema formalizado para participar en la Carrera de Indias como cargadores y financieros, por cuenta propia y a comisión a la par que arraigan como grandes hacendados. La vocación mercantil de la Compañía puede que ahonde sus raíces en la figura misma de su fundador, Ignacio García, quien, antes de metamorfosearse en Ignacio de Loyola, tras la quiebra de su fugaz vida militar, pudo haber conocido de cerca, y aun practicado, la mercatura al servicio de familiares vascos relacionados desde la plaza sevillana con las Indias.
En verdad poco se conoce del futuro santo durante los primeros 30 años de su vida hasta que en 1521 es herido en el sitio de Pamplona -el primer acontecimiento público con el que arrancan sus biografías oficiales como las de Rivadeneyra; años de juventud en los que parece que se produjeron esos contactos con el mundo de los negocios. Hasta que las investigaciones no arrojen resultados más precisos, se ha subrayado, como prueba de las reminiscencias de aquella práctica mercantil, y que ha desaparecido de la biografía oficial del santo, el hecho de llamar "compañía" a la nueva orden (la elección del vocablo quiere justificarse por relación a la milicia, aunque también pudiera entenderse bajo el significado mercantil) y por el constatado paralelismo existente en la manera en que están concebidos los Ejercicios Espirituales ignacianos y el sistema de contabilidad mercantil por partida doble, donde el balance espiritual y cuenta de resultados se llega por compensaciones de debe y haber, de cargue y descargue de las partidas anotadas en cuenta.
El expediente de la sonada quiebra del colegio de san Hermenegildo en Sevilla, que arrastró consigo la de numerosos mercaderes y negociantes de la ciudad, puso al descubierto la complejidad y elevado volumen de las actividades económicas ejercidas por la Compañía en la Carrera de Indias; en las alegaciones de Andrés del Villar, con motivo de la quiebra se dice que "los Padres desta Religión y colegio, trataban y contrataban, recibiendo dinero a lucro, y que contrayeron las deudas contenidas en las escrituras, y tenían negociación en Indias de las cargazones que remitían y retorno de plata de sus procedidos" sin que en las Indias tuviesen rentas de ninguna calidad. Puros especuladores.
Los estudios de López Martínez han demostrado, a su vez, el papel de intermediarios financieros que ejercieron, utilizando como instrumentos la Procuraduría de Indias y la red de colegios jesuitas en América, España y Europa. Especializados en las actividades de transferencia y giro desde las colonias, los jesuitas fueron, hasta su expulsión a mediados del s. XVIII, lo más cercano a una institución financiera internacional.
Ninguna otra orden religiosa tuvo un arraigo con la población indígena como los jesuitas y no sólo por la cuestión de las "reducciones del Paraguay". La familia de Ignacio de Loyola, por entronques matrimoniales, se convirtió en heredera y continuadora de la familia real de los Incas. Martín García de Loyola, gobernador de Chile, era sobrino segundo de san Ignacio, casó con la princesa y heredera incaica Beatriz Ñusta, hija de Sayri Tupac hermano de Tupac Amaru I. Un matrimonio que, a su vez, sirvió para fusionar, hasta cohesionarla en una sola, a las dos familias estelares de la Orden, los Loyola y los Borja, pues la hija del anterior matrimonio, Ana María Coya Loyola (aunque en algunas relaciones figura como Lorenza Ñusta de Loyola), por orden del rey, se trasladó a España, donde casó con Juan Borja, nieto de San Francisco de Borja. La iconografía popular cuzqueña ha dejado múltiples muestras de esa unión de los descendientes de los fundadores jesuitas y la familia real de los Incas, tal como se representa en la célebre tabla de 1718.
Monumento a San Ignacio, herido en Pamplona
el 6 de mayo de 1521, un icono para quien esto escribe, un meme, un fundamento, una imagen básica, fundacional. Un paradigma vital
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