EL OTRO 23F
En la mañana de otro 23F, el de 1983, Ruiz M se reunió con Cortés y
Navalón y salió confiando en que las cosas se iban a arreglar. Dice que era
miércoles, y doy fe, el martes de la semana anterior yo había escrito
la carta
dichosa. Tras celebrarlo en la cafetería Biarritz de Pamplona con la dire, ya
no es nume, y la pesada de turno, sigue de nume y en altas posiciones
universitarias españolas, me fui a clase y le regalé un chocolate a una compi
con la que entonces hacía apostolado y “prose”. Ingenua de mí. Nada más lejos
de la mente de aquella compañera que hacerse numeraria.
Cuánta infelicidad y tiempo perdido.
Sigamos. Aquella misma tarde Cortés se entrevistó con Petra
Mateos secretaria de Boyer, el ministro de economía y hacienda, que se había
formado en los últimos tiempos del franquismo en gabinete opusino. Y Petra le
dijo a Boyer que Rumasa no mostraría las cuentas. Entonces Boyer, el que luego
se casaría con Isabel, ordenó la ocupación paramilitar o militar de los
edificios rumasinos en Madrid. Era el segundo aniversario del tejerazo, o el
“armadazo”, o el “borbonazo”,… Ruiz Mateos en cualquier caso sospechaba que el
financiador del primer 23F
había sido Luis Valls. Ruiz Mateos estaba tranquilamente en su casa y no se
enteró de que le ocupaban los edificios hasta que lo vio en el avance
informativo.
Así se lo escribió en carta filial a Portillo, el prelado,
en una carta que por su peso, por el peso de los millones que Ruiz Mateos había
entregado, imagino que sería de las pocas que el prelado leería en su vida.
Aunque capaz es de tampoco haberla leído ¿para qué? Nada sustancial iba a
cambiar del destino del empresario y supernumerario, su suerte ya la habían
decidido. Dijo Ruiz Mateos en la carta:
“Me enteré de la expropiación de Rumasa a la vez que todos
los españoles, en casa, viendo la televisión. Hacía días que no sabía nada de
Valls. Unas semanas antes me había dicho que los socialistas estaban
considerando la alternativa de la expropiación, pero que no tenía que
preocuparme que Roma todavía no estaba perdida. Por eso confié en él.”
Los caramelos a Navalón no habían servido para nada. Miguel
Boyer explicó a la nación que Rumasa se había negado a ser auditada por el
gobierno. Y añadió que temía que el imperio de Ruiz Mateos pudiera colapsar en
cualquier momento dado su crecimento descomunal. Era un holding privado que
controlaba muchos bancos comerciales y empresas y si se venía abajo podía ser
fatal para la economía nacional. El peligro real o inventado justificaba la
intervención.
Me gustaría oír la opinión de algún economista del momento
al respecto. Por ejemplo la del asesor de Trump con apellido de cereal y
experto en hidrocarburos. El debe saber qué había de cierto en esto, otra cosa
es que lo quiera contar.
Ruiz Mateos estaba por los suelos y en medio de la depre
preguntó a Luis Valls qué hacer. Valls le aconsejó: “cierra la boca y vete del
país. Te ayudaremos pero has de hacer lo que te diga Matías Cortés”. El gato
estaba en el saco. Como entiendo a RM. El otro haciéndose el consejero espiritual-financiero
o financiero-espiritual y era un Judas Iscariote de mucho cuidado.
En un remedo del viaje de Calvi a London, tambíén Ruiz Ma
desapareció en otro vuelo a la capital británica. Le acompañaban su secretario
privado Pepe Díaz, el jefe de la sección de bancos Carlos Quintas y algunos
guardaespaldas. Agotado y deprimido. Se le instó a que no mencionara su
“pertenencia” al Opus Dei. Era un ángel déchu
en toda regla. Le cambiaron de director espiritual, el numerario, Kiko Mitjans,
el ayo, catalán por el que el jerezano nunca sintió mucha simpatía. Calvi no
mereció director espiritual. Otro vigilante impuesto fue Benedict Whyte, el
típico esbirro para control de movimientos.
A otro nivel pero lo he padecido igual. Sin limusinas ni
guardaespaldas ni vuelos a Londres.
El destino de Ruiz M era un misterio para toda la prensa
española que alimentaba los rumores sobre su falta de honradez y su
responsabilidad criminal que habían dado lugar a la crisis rumasina. Se sentía
aislado pero su fe seguía incólume. Iba a misa todos los días en Saint Mary’s
Church, Codogan Street, también por Chelsea, como Calvi. Llegaba en limusina
negra tras el vehículo en el que iban sus guardaespaldas. Se sentaba en los
últimos bancos. Un día pidió al cura la iglesia para celebrar la boda de su
hija mayor.
El tiempo pasaba y Ruiz M se iba convenciendo de que Luis le
había traicionado, iba cayendo poco a poco del guindo. Doloroso proceso. Se dio
cuenta de que era Rumasa por Popular, el Popular se salvó de la
nacionalización. Las autoridades y la prensa lo pintaban como un tipo sin
escrúpulos. Boyer dijo que el agujero era miles de millones y Ruiz M insistía
en que el valor del holding era mucho mayor. Dio instrucciones a uno de sus
abogados, Crispín de Vicente, también supernume, para que demandara al gobierno
español y que le devolvieran sus acciones. El gobierno contestó acusando a Ruiz
M de fraude, fraude contable y exportación ilegal de capital. Se ordenó su
busca y captura.
Los investigadores encontraron copias de cartas promisorias
de Rumasa por valor de 18mil millones de pts a favor del IEI. López Bravo
confirmó que el IEI, que se dedicaba a dar becas a estudiantes e investigadores
¿financiación de numes pobres o semi pobres?, había recibido 870 millones pero
negó que ese dinero se hubiera transferido al Opus Dei y que lo hubiera
destinado al IOR. Opus Dei negó haber recibido dinero de Ruiz Mateos.
A un periodista de Sunday
Times declaró el 24 de abril siguiendo las instrucciones: “no soy miembro
del OD aunque simpatizo con sus objetivos.” Una semana más tarde confesó al
corresponsal del Financial Times: “No
conocí a Calvi pero me dicen que acabaré como él”. Fue excesivo.
Esta declaración le costó al Opus Dei dos billetes de avión
de dos supernumerarios para recordarle que se tenía que callar. Que humillante.
El Opus Dei usaba a todas sus tropas para repetir las consignas. Uno de los dos
era Luis Coronel de Palma, gobernador del Banco de España (1970-76) que
sospechaba como RM que la expropiación de Rumasa fue un trato para salvar al
Popular de la nacionalización. López Bravo, el que pocos años después la palmaría
en accidente aéreo en el monte Oiz, también llegó a Londres enfadado o
contrariado al menos. Era “amigo” de RM y le había aconsejado de forma no muy
clara que no se fiara de Luis Valls. Los miembros del OD no pueden hablar mal
unos de otros, sino es para hacer correcciones fraternas. López Bravo le dijo a
RM que Luis Valls le debía una explicación. LB empezaba él mismo a dudar de la
santidad y ética de ciertos OD.
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