A LA ALTURA DE LOS TIEMPOS

Las iglesias no logran dirigirse a una audiencia intelectualmente exigente.
Muchos intelectuales  sienten que no son entendidos en la iglesia y le dan la espalda. Y los que asisten a la iglesia de vez en cuando no son tomados en serio.  Sus elaboraciones intelectuales nada tienen que ver con la interpretación del evangelio.




El director de orquesta Ton Koopman, especialista en Bach, respondió a la pregunta ¿cómo se explica que  los conciertos de Semana Santa en los que se interpreta la Pasión según san Mateo estén llenos a rebosar y por el contrario los oficios religiosos en los que también es cuestión de la Pasión de Cristo permanecen casi vacíos? contestó: "un motivo esencial es que las expectativas intelectuales que te llevan a escuchar una predicación a menudo quedan insatisfechas y las palabras del predicador no llegan ni a la cabeza ni al corazón".





Koopman echa en falta en la mayor parte de sermones que den cuenta intelectualmente de la fe cristiana. Algo que también había señalado el filósofo recientemente fallecido R. Spaemann. Spaemann que apareció en escena como un intelectual católico muy crítico con la actualidad, tuvo tiempo de constatar la creciente pérdida de sustancia intelectual en la Iglesia.


El teólogo evangélico Friedrich Wilhelm Graf, considerado un intelectual religioso, lamenta  que los religosos se conviertan en "eventos" y observa la tendencia a la trivialización e infantilización del mensaje cristiano de la libertad. Según Graf,  las iglesias pierden  en gran medida  no sólo porque no se escucha a los teólogos, sino porque en los sermones a menudo se abusa de la jerga piscológica, se exagera la dramatización de la consternación y, sobre todo, moralizan: "La moralización es un recurso intelectualmente modesto".

Incluso sin estar de acuerdo con todas las criticas, no puede pasarse por alto que las Iglesias triunfan cada vez menos en convencer a una audiencia intelectualmente exigente. Muchos piensan que en los sermones se abusa de la anécdota, resultan espiritualmente  nebulosos y las tensiones y contradicciones elementales de la vida apenas juegan un papel, no hay espacio para las "últimas preguntas". Los oyentes se tropiezan con que se habla del escándalo de la Cruz de Cristo pero a renglón seguido se les habla de un Dios cariñoso y acogedor que no nos cuestiona y ofrece poco potencial iluminador para las situaciones de la vida.

No es de extrañar en estas condiciones que las gentes prefieran buscar respuestas a sus preguntas elementales sobre la vida y la muerte en otros "lugares de sentido" que no sean las iglesias, como puede ser un concierto, un teatro, una ópera. Son lugares en los que según Ulrcih Khuon teólogo y director del Deutsches Theater de Berlín, siempre está presente la pregunta sobre Dios y se ponen en escena las cuestiones esenciales de la vida como el amor, la culpa, la confianza y la muerte. A menudo uno puede escuchar las preguntas más punzantes y los pensamientos más inspiradores de simples directores de escena sobre la fe y la duda o la cuestión de Dios. Ideas que el teólogo suele tomar prestadas para sus prédicas cuando le vienen bien.

Precisamente porque en la Biblia se argumenta y discute sutilmente, porque el cristianismo como dijo Hegel es una religión pensante,  las iglesias deberían de tener en cuenta las expectativas intelectuales de los fieles, y si una persona ha estudiado teología está obligado a atreverse a pensar a altura de los tiempos. Sinceridad y exigencia intelectual del sermón.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
El problema radica en que actualmente en la Liturgia sagrada el importante ha dejado de ser Dios y se da más importancia a lo que la sociedad piense y parece que según sea el cura se luzca más o menos. La predicación en la homilía debe ser breve y sobre el Evangelio del día no sobre lo que uno quiera. En peticiones lo mismo, a veces se sacan peticiones de la manga porque no están ni en el libro de la Sede em incluso se llegan a afirmaciones si no contrarias a la Fe si a veces a la lógica o se meten en charcos que no saben salir.
A veces uno no sabe si está en Misa y se pierde porque se ha perdido la esencia de sacralidad lo que vacía muchas iglesias y de ahí que tenga más éxito un concierto o una procesión de la pasión donde la gente puede tener de repente un sentimiento religioso.

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